Comayagua, Honduras
CUANDO VUELVAN LOS UNICORNIOS
A Roque Dalton.
Cuando vuelvan los unicornios yo estaré ahí. Es por lo único que pediría la prolongación de esta vida; estaré en primera fila cuando aparezcan tan azules como la primer luz del alba, como la primera gota de sereno que inicia un amor infinito con una hoja de guayaba o de izote o con una flor rebelde como la presencia de ellos, o como la parte cómplice del campo que se les pega a la ropa o a los cuerpos de los amantes, (que se convierten en uno solo). Imagínense que memorioso será ese día en que los seres más lindos de todos los tiempos se dejen ver y que conversen con nosotros en su lenguaje silente y sigiloso como luz desperdigada, habrán mortales que sentirán miedo y se sentirán presos de la desesperanza y no tendrán sosiego. Los unicornios –nuestros unicornios- nos mirarán a los ojos y nos enseñarán la manera en que el amor y el abrazo son palabras totales.
Las Fuerzas Armadas
Son
Profesionales, apolíticas
Y no
Deliberantes.
La ley prohíbe reírse de esto.
Cúmplase.
Mi padre
Mi padre se acordó de mi
A los 23 años
cuando lo conocí
me conmovió su falta de visión
…en su ojo derecho
su abrazo fue lejano
como la ruta en el camino
a pie
ese día se terminó de marchar
para siempre
pues lo busco en mi álbum
y en el sobrecito
de pastillas McCoy
y no lo encuentro.
Lupe
Sacó a los mercaderes del templo
Con solo su estampa
Se río de la propiedad privada
Sin máscara posible
Por eso a San Lupe
Es al único
A quien le confieso
Mis terrores nocturnos.
Dolor de patria -Juan Carlos Zelaya
Juan Carlos es una grúa que demuele el edificio de cualquier timidez. No puedo describirlo de otra forma. Así lo conocí hace un par de semanas y lo que dice lo hace. "Quiero verte para que platiquemos, Fabricio, estoy aquí en Tegucigalpa y me siento perdido en este desorden"- me dijo. Y en menos de tres horas ya estábamos platicando, y con claridad, la poesía armó la mesa y tiro las barajas, limpias las barajas, nada de solitarios ni de conquián: puro treinta y uno de tres cartas y de ganar o perder rápido. Así se habla con él y así es su poesía.
Me dijo: "Acompañame, que Gloria Oquelí me dio una entrevista en su "Espacio Progresista" de la Globo. Me subió a su carro y como intentando reconocerlo o hacerse la finlandesa, Gloria Oquelí le dio sólamente 5 minutos. "El espacio para la cultura es otro" -le dijo Oquelí, "voy a ver qué espacio le doy" (...) Y Juan Carlos, reconociendo en el tono a la típica filantropía derechizante, agarró sus 5 minutos exactos y le pegó al mango de una sola pedrada. "Soy poeta y estoy en Resistencia. Para mí resistir es publicar un libro y de eso vengo a hablarles..."
Juez de Letras en Comayagua, investigador acérrimo de Cardona Bulnes, bochinchero que no toma una pachita de guaro pero que le encanta la fiesta de los estancos (lo testifican Délmer Membreño y René Novoa, quienes cubrieron su presentación en Comayagua para El Libertador), Juan Carlos Zelaya ha escrito su poemario y ha sido interpretado por el dibujo interior de Allan McDonald, su gran amigo. Imagino a los dos muertos de la risa, tan uno para el otro, y a la poesía, por supuesto, barajando y barajándola toda la noche... ¡treinta y uno, gano!
[Texto: Fabricio Estrada]
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