Ramón Valdez, cuyo Nom de Plume es Ramón de Almagro, debido al barrio en que ha vivido durante más de 60 años, nació el 10 de Abril de 1934 en Arrecifes, ARGENTINA, ciudad al noroeste de la provincia de Buenos Aires.
El poeta dedicó la mayor parte de su vida a un negocio de almacén. Sus actividades diarias lo mantenían suficientemente ocupado para brindar atención adecuada a cierta inquietud que estuvo latente durante toda su vida, muy al fondo de su corazón... ¡la Poesía! En 1996 la economía del país envió a pique gran cantidad de negocios y el almacén de este gran poeta no fue una excepción. Al verse sin trabajo, Ramón decide continuar su educación atendiendo un plantel secundario del cual se gradúa en diciembre de 1998. Fue durante ese tiempo que volvió a reencontrarse con la poesía. Esta vez, su pasión venía acompañada de la necesidad, la cual obliga al poeta a publicar para comer. Empieza a escribir y a publicar folletos que vende él, personalmente, en el “Subte” (Tren subterráneo) “D” El poeta lleva ahora una vida al igual que los antiguos juglares que iban de pueblo en pueblo recitando sus épicas y romances para obtener el sustento de cada día. El poeta dedica tiempo completo a la escritura, publicación y venta de sus obras.
Amigos
Si te sientas conmigo,
Si tú estás a mi lado,
Que seamos amigos,
Ya está casi arreglado.
Te diré dos palabras,
Cualquier cosa que sea,
Buscaré de tus labios
La respuesta cualquiera.
Abriré tu sonrisa
Con palabras graciosas,
Te diré con malicia
Una frase ingeniosa.
Buscaré en tu mirada
Si me has comprendido,
Sólo ofrezco palabras,
Sólo ofrezco mi oído.
El tener quién escuche
Cuando quieres hablar,
Quién te brinde silencio
Cuando quieras pensar.
El tener quién te hable
Si querés escuchar,
Es tan bueno, ¿y qué cuesta?
Casi nada, al final.
Si te sientas conmigo,
Si tú estás a mi lado,
Que seamos amigos,
Ya está casi arreglado.
Como pájaros
Como un pájaro
Ella
Atraviesa las nubes
Por llegar hasta el cuarto.
Como un pájaro
Ella
En sus plumas de noche
Hay un brillo de estrellas.
Como un pájaro
Ella
Extendiendo las alas
Pone el cielo en la cama.
Como un pájaro
Ella
Hace nido en mi pecho
Picotea mi cuello.
Como un pájaro
Ella
Con graznidos eternos,
Se la escucha
Volar.
Mirada haiku
El primer beso
No lo dan los labios
Es con los ojos.
Don Ramón
Aprende un buen poema
Y lo disfrutarás toda tu vida,
Enséñaselo a tus hijos
Y nunca se sentirán solos,
Enséñaselo a tus nietos
Y siempre te recordarán.
El abuelo (jugando)
El niño mira al abuelo
Y lo invita a su jugar,
Dolorido está el abuelo,
Pero acepta, sin chistar.
Cuando pasan los minutos,
El viejo siente al jugar,
Que ya no le duele tanto,
Lo que lo hacía penar.
Y entonces
Entonces son carcajadas
Las que se escuchan de a par,
De ese nieto y de ese abuelo,
Que disfrutan por igual.
El velero blanco
Desde que era niño siempre tuvo el sueño,
Que le dio un barquito hecho de papel,
Y fue desde entonces que quiso ser dueño
Del velero blanco y bogar en él,
No por los paisajes de cielos lejanos
Tampoco por islas de hermoso coral
Él solo soñaba sentarse en su barco
Y por una brisa dejarse llevar.
Al pasar el tiempo se quedó en un sueño
Como tantos sueños, su sueño de mar
Nunca dijo nada, pues siempre temía
Que si alguien sabía se fuera a burlar.
Hoy que ya está viejo, y nadie le ofrece
Por sus pocas fuerzas un trozo de pan,
Agarra la silla, esa que se mece,
Y se va hasta el patio, buscando soñar,
En la vieja silla se siente en el barco,
Cerrando los ojos escucha la mar
Y hasta hay una brisa
Que baja a sus labios
Olas muy pequeñas
Con sabor
A sal.
Flores silvestres
Si al pasar frente a una tumba
Descubres flores silvestres
Flores que ninguna mano
Ha plantado.
No lo dudes
Ahí debajo
Yace un poeta.
La niña del lago
La niña sentada a orillas del lago,
Leyendo poesía de su libro Azul,
Te muestra que todo no está tan cambiado,
Están los que sueñan lo mismo que tú.
Son los que leyendo de un mundo de ensueño,
Mundo de romance, reino del amor,
Sienten que ellos pueden también ser los dueños
De esos sentimientos que brinda el autor.
Sueñan ser amados como en la poesía,
Por seres perfectos de muy suave voz,
Que al hablar envuelven con la melodía
Que sólo se escucha cuando habla el amor.
La niña del lago levanta los ojos,
Viendo que la tarde ya casi pasó,
Leyendo poesía se le hizo tan corta,
Que dubitativa mira su reloj.
Con pena, suspiros, recoge sus sueños,
Los guarda entre hojas de su libro Azul,
Y por un sendero se nos va corriendo,
Ha vuelto este mundo, de tanta inquietud.
La pregunta (fragmento)
Porque odio la soledad, que ya mucho he sufrido,
Porque te quiero y no quiero ser causa de otro fracaso,
Por eso cuando te miro, por eso cuando te abrazo
Nada quiero yo saber de la vida que has tenido,
Y si murmuro a tu oído, la pregunta que tendré,
Será la misma de siempre
Decime amor, ¿me querés?
Me han tirado un beso esta mañana
Me han tirado un beso esta mañana,
Me lo enviaron los labios de un niño,
Y tú sabes cuánta sed hay en el alma,
De una simple muestra de cariño.
Me han tirado un beso esta mañana,
Y mira cómo influyen estas cosas,
Que mi aburrido día de semana,
De golpe se pobló de mariposas.
Me pregunto
Soneto II
Qué se dirán, amor, esas veredas
Que nos vieron pasar juntos del brazo
Qué se dirán, amor, hoy que nos queda
Llevar entre los dos nuestro fracaso.
Qué se dirán, amor, aquellos árboles
Que marcamos con tantos juramentos
Qué se dirán si oyen nuestras voces
Discutiendo llevadas por el viento.
Qué se dirán, amor, esas estrellas
Qué se dirán al ver nuestras querellas
Qué se dirán, ya sé, no dirán nada.
Amores tan deshechos como el nuestro
Se ven tantos, amor, que por supuesto,
Las estrellas ya están acostumbradas.
Mi poema
Mi poema está ahí
Uno más
Entre millones
Que andan dispersos por el mundo
Son tantos los poemas
Como son tantas
Las doradas hojas del otoño
Pero un día
De pronto
Por algún motivo o sin ningún motivo
Tu mirada se detiene en él
Y mi poema se ilumina
Tus ojos lo observan
Y mi poema se siente hermoso
Tus ojos lo leen
Y ese poema brilla
Como una estrella
Luego mientras tú prosigues el camino,
Mientras te alejas
Llevando sobre ti
Algo de ese brillo
Que se va apagando
Mi corazón agradecido
Te grita "gracias".
Mi poema de abril
Picoteando la cáscara
De algún viejo recuerdo
Con la lluvia de abril
Nacerá mi poema
Le pondré mil colores
Los más puros y claros
Una música tenue
Y un perfume de nardos.
Como una luciérnaga
Brillará titilando
Y subirá por los aires
Escapando de mi alma
Se estirarán mis manos
Sin poder alcanzarlo,
Se quedarán mis labios
Como siempre rogando:
Que una estrella lo guíe
Que lo lleve a tu lado,
Pues si tú lo encontraras,
Si llegas a escucharlo
Mi poema de abril
Quizá viva hasta mayo.
Niña de la arena
Niña que en la arena te encontré llorando,
Con un llanto blando, tu primer amor,
Orgullo de niña que se hallaba herido,
Tal vez un motivo que nunca existió.
Por algo que él dijo o no sé que cosa
Tu boca de rosa se te marchitó.
Y aquellos pucheros, los que se habían ido,
Vuelven del olvido a llorar tu amor.
De un mundo de mimos salís a la vida,
Y aquí,
No hay quien cuida de algún moretón,
Ya viene la noche niña de la arena
Recoge tu pena, mañana
Mañana habrá sol.
No me digas que no
No me digas que no, te pones fea
Se te arruga la frente y en la boca,
Ese gesto de enojo que provoca
Amargura que duele y que golpea.
No me digas que no, no es la manera
Que debieras usar al castigarme,
Porque cuida no vayas a matarme,
Hay castigos que un hombre no tolera.
Y por eso y aunque sea por un rato
En el bien de este amor es que lo digo.
Deja ya tu rencor y tu mal trato.
Hazme caso, mujer, y si te pido,
Si mi alma está sedienta de tu abrazo
¡Deja todo, por Dios, y ven conmigo!
Olvido
Tú puedes olvidar y los recuerdos
Se pegan a mi piel como un castigo.
Tú puedes olvidar, yo sólo vivo
Añorando el querer que se ha perdido.
Tú puedes olvidar y a cada noche
Mil vueltas yo le doy buscando olvido.
Tú puedes olvidar, cómo quisiera
Olvidar como tú, sin un suspiro.
Página en blanco
Y me vuelco a una página en blanco,
A llenar los renglones vacíos
A tratar de formar con palabras,
Un poema que venza tu hastío
El que arranque por fin de tus labios
Un susurro que suene a suspiro
El que logre llevar a tus ojos
Unas gotas de suave rocío
El que pueda poner en tu pecho
Algo de esto que hoy late en el mío.
Que yo hablo solo
¿Que yo hablo solo?
No me digan eso.
Es que soy poeta
Yo vivo buscando
Que rimen mis versos.
¿Que yo hablo solo?
Es que soy un viejo
Y los que escuchaban
Se me han ido lejos
Y los que vinieron
A ocupar sus puestos
Casi ni me hablan,
Hasta me tropiezan,
Andan apurados
Con todas sus cosas
Y yo de tan lerdo,
Siento que molesto.
¿Que yo hablo solo?
No me digan eso,
Yo nunca hablo solo.
Hablo con mis viejos
Con todos los míos,
Con tantos amigos
Que ya se me han ido.
Y ellos me escuchan.
Porque ellos no corren,
Porque ellos me esperan,
Porque están conmigo
Aunque no los vean.
¿Que yo hablo solo?
Será porque rezo,
Debe ser por eso,
Será porque rezo
Y al mover mis labios
Pensarán que hablo,
Debe ser por eso
Será por mis rezos
Y que soy poeta,
Yo vivo buscando
Que rimen mis versos.
Ronda para Malva
Esa niña, aquella, de los ojos claros,
La que llaman Malva,
La de pies desnudos, y a veces sangrando,
No tiene apellido.
Entre los cartones donde ella ha nacido
Nunca sobra nada,
Y menos monedas para un colectivo,
Y no la anotaron.
Su madre
Su madre ha buscado,
Entre los recuerdos,
Unos ojos claros,
Unos ojos claros o algo parecido.
Pero tan oscuro siempre fue el amor.
Sólo por las noches se le han acercado
Siempre atropellados
Pidiendo el favor,
Y luego se fueron
Como habían llegado,
Siempre apresurados,
Sin decir adiós.
Y esa niña, aquella,
La que llaman Malva,
La de pies desnudos y sin apellido,
A todos nos mira, como preguntando:
¿Estos ojos claros,
Estos ojos claros
De dónde
Han venido?
Se asomó tu rostro
Se asomó tu rostro
Entre la neblina
Que abrazaba entonces
A mi deambular.
Se asomó tu rostro
Se apartó enseguida
Pero mientras viva
No lo he de olvidar.
Todavía
Todavía
Soy un poeta humilde
Todavía soy un poeta
Desconocido
Todavía
No he escrito
Nada maravilloso
Nada extraordinario
Nada que se parezca
A una obra de arte
Pero tengo un buen
Justificativo
Todavía
Todavía
No te he visto pasar.
Tu espalda
A mi esposa Doña Elsa.
Tu espalda es mi descanso, mi sosiego,
Es la calma después de haber amado,
Tu espalda es un refugio donde llego
A lamer mis heridas angustiado.
Tu espalda es taller de mi poesía
En las noches que paso desvelado,
Tu espalda tiene el fin de cada día,
Es el sueño y un beso ya cansado.
Y si todo se me hace cuesta arriba,
Si la vida se ensaña con mi vida,
Más que nunca, tu espalda es necesaria.
Pues si es dura la mano del destino,
Tu espalda es el altar donde me inclino
Para llegar a Dios con mi plegaria.
Y era el amor
Y era el amor al fin se había posado
Era una mariposa sobre el seno dorado.
Y era el amor
Ese amor que por siempre la había perturbado
En mil noches de sueños ardientes, descarados.
Y era el amor
El amor del suspiro, del beso apasionado
El amor tan sublime, el amor esperado,
Y sí, era el amor
Y ya lo ha comprobado,
Por eso se ve triste,
Por eso ya no canta,
Por eso es que ha llorado.
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