Karla Sánchez
Poeta, abogada. Nació en León, Nicaragua en 1958. Graduada de Ciencias Jurídicas y Sociales en la Universidad Centroamericana de Managua, con postgrados en Relaciones Políticas Internacionales y Desarrollo Local y maestría en Derecho Empresarial. Hizo estudios de Lengua Inglesa en los Estados Unidos.
Coordinadora del VII Congreso Centroamericano de Literatura (CILCA 1998 en Managua)auspiciado por la Univ. de Perdue. Fue Coordinadora del I Congreso de Escritoras Centroamericanas convocado por ANIDE en Managua, Marzo 2002. Fue Secretaria General del Centro Nicaragüense de Escritores (1999),de la Directiva de ANIDE y luego electa su Presidenta cargo que brevemente desempeñó en 2005. Participó como Jefe de Delegación de la reunión bi-anual que sostiene la Asociación de Escritores Noruegos y el Centro Nicaragüense de Escritores (Tromso, Noruega). Actualmente es asesora legal de una importante empresa agrícola del país.
Publicó su primer libro de poemas, El Árbol que crece en el centro de la sala, en 1995 aunque desde 1978 había comenzado a publicar esporádicamente su poesía en revistas y suplementos literarios del país.
Publica su segundo poemario A luz más cierta (1999),con el cual ratifica el itinerario que arranca con su primer libro: “El ímpetu de su empresa literaria la dirige hacia la subjetividad, rumbo a la interioridad y de allí al yo, en donde encuentra la luz que muestra la fuente de su poesía, su último poemario recoge y organiza su más reciente creación y la configura en una de las vocaciones poéticas más firmes que podemos reconocer en la actual poesía joven nicaragüense” .
Aquellos días de ahora (2002), es su primer incursión en la narrativa, con un relato poético que rompe la tradicional narrativa nicaragüense.
Su obra ha sido publicada mediante la participación en convocatorias de:
• Ministerio de Cultura de Nicaragua en un proyecto financiado por la Asociación Sueca para el Desarrollo cuyo lectorado estuvo integrado, entre otros por el reconocido crítico literario, Julio Valle Castillo. El árbol que crece en el centro de la sala (1996).
• Centro Nicaragüense de Escritores en el programa editorial financiado por la Agencia Noruega para el Desarrollo y la Asociación de Escritores Noruegos, cuyo lectorado estuvo integrado por reconocidos críticos literarios (Vidaluz Meneses, Fanor Téllez, Edwin Illescas). A luz más cierta (1998) y, Aquellos días de ahora (2002).
Su obra ha sido comentada por importantes escritores nicaragüenses:
Fanor Téllez (poeta, crítico literario, abogado).
Julio Valle Castillo (poeta, narrador, crítico literario, miembro de la Academia Nicaragüense de la Lengua).
Álvaro Urtecho (poeta, crítico literario, filósofo)
Fernando Silva (poeta, narrador, filólogo, crítico literario, médico pediatra, miembro de la Academia Nicaragüense de la Lengua)
Nicasio Urbina (poeta, crítico literario, actual catedrático de la Universidad de Cincinnati.
Bibliografía
1. El Árbol que crece en el centro de la sala (Poesía) (Managua: 1995)
2. A luz más cierta (Poesía) (Managua: CNE/ANE/NORAD, 1999)
3. Aquellos días de ahora (Novela) (Managua: CNE/ANE/NORAD, 2001)
4. Estancia habitual (Poesía) (Managua: CNE/ANE/Noruega, 2008).
DÍA HABITUAL
Desde esta habitación asombrada por la tarde
matices naranja
denotan una estación ajena.
Salpicada de ocres, derivo del verde luminoso
y en esa sola imagen de un tiempo que no vivo
me detengo.
Vuelvo a la destreza de la lluvia
en la mañana sencilla de mi casa
sé que los semáforos se pueblan de miradas
y estacionada frente el rojo siento la fuerza del vacío.
Soy otro amanecer.
La noche ronda sin prejuicios
a su encuentro
atenta
permanezco.
BAJO EL ALERO DE LA NOCHE
Un cuarto sin ventanas
una jardinera transformada en sofá
un escritorio al centro de la sala
un pequeño televisor
tres sillones raídos
un zaguán convertido en pulpería
una vitrina guarda recuerdos del Perú
las fotos, un traje de etiqueta
la mesa de comer
un guiso sin papas que también es vida
vuelven.
Vuelve la sirena de un tren lejano, jamás visto
yo espero sentada bajo el alero de la noche.
NO ESTOY ESCONDIENDO MANUSCRITOS
No estoy escondiendo manuscritos
bajo leve oscuridad de tarde
o guardándome en noches
para asombro de luz postrera.
Sólo estoy observando los huecos en la capa de ozono.
Y con intensidad de hambre mido el espacio que media
entre cada uno de nosotros.
Algunas veces la mirada adquiere el modo de una película
en cámara lenta
y todo lo que transcurre es remoto.
Entonces la ciudad se agita bajo el sol
Y crecen edificios breves (aparentemente vacíos)
Y casas jóvenes
pintadas bajo un sol
ardiente de pobreza
Quizás lleguen
- ajenos al suceso -
los inversionistas
pero yo no sé si las piedras peladas de los ríos
esperen por mi.
No.
Yo no guardo manuscritos para la posteridad,
y cuando permanezco en túneles,
hay desasosiego.
Sin embargo,
qué me espera en el vértice de la mañana
si ya no hay alondras,
y desconozco el canto de los güises
para discernir el momento de la llegada.
LOCURA CONGENITA
(..Tendí cuerdas de campanario a campanario; guirnaldas de
ventana a ventana; cadenas de oro de estrella a estrella, y
bailo)
J.A. Rimbaud
Puedo decir con precisión que esos versos tienen
un significado:
Motel en Soledad
Mezcla de lluvia soplando memorias
locura ancestral brotando rojas semillas
estimulando en suave caricia la noche que pasa
Las suaves manos de mi padre alisan
Sus dedos sella canto de rey sin súbditos
y una llama sólida
baile de continuo pensamiento-
eleva altisonantes monólogos
de lobo solitario
que aúlla tendido sobre el pavimento
Interminables volutas de nubes grises
brotan de su boca
depositando en cada uno
su carga de congénita locura
así
grises volátiles entrelazan mi alma
para ser arlequín o pensador
o simplemente
ploma tornasol.
CAMINATA FLORIDA
Bajo el calientísimo sol cenital del sur del coloso, la Florida en toda su dimensión comercial y una sola, escaza, rala, diluida caminata. Qué haría allí, sino versos claros como ingrávida es la tarde. Transparente multitud del vacío, las grandes ciudades, gorjeo de pájaros prisioneros, tras-barrotados entre rascacielos, desperezándose en la cúpula de los edificios. Sueño de árboles que brotan del cuerpo, para posarse sobre las ramas, como si las ventanas fueran nidos y no vidrio.
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