miércoles, 1 de diciembre de 2010

BRAULIO ARENAS [2.207]


Braulio Arenas 

(La Serena, Chile 4 de abril de 1913 - † Santiago 12 de mayo de 1988). Poeta, dramaturgo y novelista chileno de la vanguardia del siglo XX, fundador del grupo surrealista Mandrágora.


Vive gran parte de su infancia en el norte de Chile, trasladándose en su adolescencia a Talca a realizar estudios secundarios. Allí entra en contacto con Teófilo Cid, Enrique Gómez Correa, entre otros, participando en fluidas actividades literarias junto a estos. Años más tarde, arriba a la capital de su país, Santiago, para cursar estudios de derecho los cuales abandona en favor de su reciente carrera de escritor. Es así que comienza a destacar entre los círculos literarios nacionales de la época, en ese entonces, algo opacados por figuras como Pablo Neruda o Gabriela Mistral.

Quizá inquieto por esta situación - y a través de Eduardo Anguita- conoce al innovador chileno Vicente Huidobro, padre del creacionismo, que por entonces disputaba el centro de la innovación literaria junto a movimientos como el Dadá y el Surrealismo. Arenas se vería influenciado por todas estas nuevas corrientes europeas, y junto a otros escritores de la misma estirpe, y sus viejos amigos, crea el grupo Mandrágora en 1938.

Obra

Con el correr de los años Arenas encuentra una identidad artística, una línea literaria, que le permite ser apreciado por sus padres, amigos y colegas, alejándose del surrealismo. Su obra se mantiene al margen de los convencionalismos políticos -aunque cabe mencionar que aportó con un poema en un libro de autores chilenos dedicado a España durante la guerra - y comienza a experimentar tanto en el género poético, como novelesco e incluso en el drama con la obra "Samuel".

Dada su extensa creación y obra, recibe el Premio Nacional de Literatura de Chile en 1984, el cual le permite cierto reconocimiento a pocos años de morir.
Él mismo declaró durante la década del 70 que su obra no gozaría nunca de una fama mundial, ni siquiera de un reconocimiento local, debido a que sus trabajos no se concentraban en los temas de interés popular, como el erotismo o la violencia.

Algunos consideran, que se colige de la obra de Braulio Arenas, que es "un escritor para escritores".

En la novela "Adiós a la familia" que fuera rebautizada después con el título de Sólo un día en el tiempo - con prólogo del mismísimo autor- se muestra toda la maestría de Arenas para generar un verdadero espectáculo literario de un hecho nimio y pueril como la muerte de un muchacho de provincia. En ella se muestran los encantos de Leopoldo sobre un grupo de mujeres jóvenes que lo siguen por extraños deseos. Leopoldo es temeroso frente a la tecnología de las primeras décadas del siglo XX y teme develar su ignorancia. No entiende como "la radio es capaz de transmitir voces en fila india sin que se desordenen en los oídos del oyente".

Una parte de la crítica ha querido enmarcar la obra de Arenas en torno al realismo mágico, pero él no es de los autores que extralimita la realidad o tiende hacia la incoherencia, o lo sobrenatural, es más bien un re interpretador de la realidad a partir de sucesos comunes, a los cuales nos hemos acostumbrado. Cronológicamente, evoca el pasado, quizá por la mayor posibilidad de interpretación y subjetivismo que hay en torno al recuerdo.

Falleció en Santiago de Chile el año de 1988.

Durante el 2009, se inicia una revaloración de la extensa obra del escritor, comandada por el Licenciado en Literatura, Ernesto Pfeiffer (1985), quien ha realizado un intenso redescubrimiento de la obra de Braulio Arenas. Publicó una cuidada antología llamada "Realidad Desalojada" (2009) que reune poemas, cuentos, artículos, ensayos, fragmentos de sus novelas y material inédito, también incluye dos textos sobre el poeta, escritos por Rafael Rubio y Pedro Lastra. Ernesto Pfeiffer obtuvo un financiamiento del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes para realizar una exposición llamada "Braulio Arenas, el laberinto en el espejo" (Biblioteca de Santiago, Junio y julio de 2009), concebida en forma de instalación, la muestra tenía 80 metros de longitud y más de 120 espejos que hacían dialogar los principales versos del Premio Nacional de Literatura. Junto con la exposición realizó un video de 25 minutos que entrega un recorrido por la vida y obra del escritor.



El mundo y su doble (1940)



A MERCED DEL SUEÑO

El mar quemante
Todas sus costas son de hielo.

Ahí se apaga
El fuego con delirio
El nombre con memoria
Y se sueña
Con tormentos del día.

El mar quemante
En una representación misma
De piraguas
Detrás de su pecho
Su cabeza es un corazón terrible.

Su amor está en el día
Como el tigre en la calle
Con sus ojos de grisú.

Todas las costas son de hielo
Su cabeza misma es de hielo
Su amor es lúcido es fascinante
Un paso más y el amor se cambia
En memoria terrible
Aún en orgullo en olvido
La que se ve lo que se escucha.

En pleno fuego
Es un ser humano
Es una gaviota humana
Con su frente intacta
En pleno aire
Es un ser humano.





A WOMAN KILLED WITH KINDNESS

Si mereces tomar
la casa de la asesinaste
la frivolidad de absorber
ese ídolo de entrar y salir
de agua fechada
tristeza usar pero por favor
del poder hasta la inmensidad del águila
del amor de la poesía del principio del terror
hasta fuese a silbar
o rapidez agónica
desconfía del trigo que habla
desconfía del amor de bolsillo
espera aún
lo que usted sabe y yo
estuve a punto de confesar el otro.

La posibilidad de un girar repentino
de vivir en el hielo
donde la aurora es sexual.

II

Tú venías a golpe de sueño hirviente
Tú venías en una red sin tu nombre
Las flores crecían a lo largo de la calle
Donde una lámina de reloj la filtra.

Veredas barras ahí ojos de miedo
Ojos cubiertos con una banda de ojos
Apenas entrevistos y ya prohibidos
Un café de calor hacía el bosque
La costa de toda suerte el bosque frugal.

A cambio de prisiones tú eres pensativa
Cuando tú vienes cuando quieres huir
A través del amor donde no hay umbrales
Tú correrás yo te lo permito.




DESTELLO SÓLIDO

Estar perdido
Mirar con fijeza
Soñar cruelmente
Recuerdos que veo pasar
En ojos de otros seres.

Nunca me des
Esos emblemas cotidianos
Un resplandor los hace vivir
Un resplandor los hace girar
Un resplandor los hace perecer
En torno a los pozos
Lejos de las ciudades.

Los recuerdos pasan conmigo
Los recuerdos pasan purificantes
Las mujeres pasan rayanas en el sueño
La niñez el terror pasan fijamente
Obsesionantes como un espejo.

De luz a paraíso
De agua a secreto
Permanecer y amor no es real.

Viva de boca en boca
Para llegar a ti
Para llegar ciegamente
A su isla saturada.


BRAULIO ARENAS


ELLA SE DESVISTE

Ella se desviste. Dócil el espejo va hacia ella.
Ahora ella duerme. Como un perro echado junto a
ella, el espejo se apresta a comenzar su noche.

LA PALABRA DEL ENIGMA

I

En la muralla en el espejo
En la cabellera que anuda la noche
En el espejo
En el tránsito torturante de aceite a pájaro
En la muralla
Y en este palco de toda luz
De toda sombra de toda soledad de toda compañía
Hecho a la medida de los dos

Tú andas de nube en nube como si fueras lluvia
De enigma a enigma como única respuesta
Andas entre miradas como si fueras lágrima

No hallas las horas de verte en alma sobre la tierra
De ver una nación de aves bajo el océano la nube a la intemperie
No hallas las horas que perdiste por tu éxtasis
Cuando frotabas la sortija para saber la hora
Del amor

II

De acuerdo con tus labios yo he definido la palabra alma
Yo esperaba la noche porque solamente entonces aparecías
Y otras un rato al alba y otras otras
A veces por contados segundos
Y era una fiesta cuando podías permanecer toda la tarde
Yo atisbaba tu recuerdo a través de ti misma
Y atisbaba tus ojos a través de tu recuerdo

Por contados segundos
Cómo es posible
Que contados segundos
Puedan contar la vida

Pero esos instantes
Me han corregido en siglos la existencia
Me han perfeccionado cuando no hallaba las horas de besarte
Las horas no pasaban cuando te recordaba
Poniéndose a latir cuando venías

Tan distintas las unas de las otras
Horas del corazón de los labios del alma
Horas del pájaro
Como una mancha de aceite en el océano

III

Madrugada feliz de la cual el yeso trataba de sacar todo el partido posible
Ciertas estalactitas en una jaula con barrotes negros cantaban el eterno grito de las chimeneas.
Pasaron tres muchachas, las tres apretando un ramo de flores contra sus senos.
Yo iba a partir, faltaban sólo algunos minutos para la partida.
Era imposible ser más extremadamente dichoso.
Incluso la mañana se presentía que sería luminosa y clara.
¿Esas tres muchachas tendrían alguna significación en mi vida?
- Bah, dije, como cuando uno no piensa en nada.
Pero después de haberlas perdido de vista, pensé por qué razón había afirmado con tanta seguridad que todas apretaban un ramo de flores contra sus senos.
- Bah, repetí, y entonces pensé en aquellos misterios a los cuales no conseguimos acertadamente darles un nombre, y que parecen flotar como abejas en torno de esos ramos de flores que, en las madrugadas, jóvenes mujeres estrechan contra sus senos.

IV

Acantilado como un insecto áptero
La bruma te transporta sin perder una ola
La bruma aprovecha las últimas hebras de la luz
Para acabar con ellas su tapiz radiante

En ese tapiz tu ensayas aun tu desafío
Persistes en atraer a la armadía
Te obstinas en ser acantilado y náufrago
La vida unta de olas tus labios

Vuelve al verano a tu último verano
Las mujeres con sus ojos hervidos (1) cruzan la terraza
De tanto ir por la vida sólo el amor les traza
Su camino de tanto ir por el sueño este poema es tuyo

Sus ojos fueron hervidos por el sol y la luna
Y sus miradas hacen el resto
Sus miradas completan el dibujo
De este tapiz conmovedor donde la vida se representa
Un barco atravesaba el horizonte
Lentamente
Lentamente tal como se va formando el dolor dentro de la lágrima
(1) Pensando lo que fueron los ojos de la dama de Elche

V

Para un mejor destino
Con ese olor a café que despierta en las mañanas al viajero
Al punto que el torito negro cruza la pradera
Y todo lo que supe esa mañana
Era un tirar proyectos como quien pasa el hilo por el fuego
La pradera se doblaba en punta y venía de golpe contra el tren
Con estrellas y tazas de café con toritos y todo
Tarareando una vieja canción
"Cuantas veces el ayer"
Si ese ayer que ya ha dejado de ser proyecto
Ese ayer torturante "se hizo grillo hasta la aurora"
Si hasta la aurora y durante toda la noche sin saltarse una hora
Sí hasta la aurora el grillo repitió inexorable
El tiempo como la nata sobre esa taza de café ya frío

Y otra será la hora que ya ha devorado todos sus segundos
Esa hora en que no hallo las horas de besarte
La hora de rostro puro al cual el tiempo no pudo poner ninguna arruga
El rostro de esa hora libre en el espacio
Espejo de tu amor en el cual no hallo las horas de mirarme

VI

La boca sobre el tiempo
Las palabras lamidas por el fuego
Y la noche sirviendo de pasto al sueño
Como un mar innecesario
Para un náufrago imprescindible

Cielo sin parapetos
Sin abismos sin ojos
Llevado por la mano
Del amor

Llueve a torrentes
El vidrio se hace noche para engañar a la ventana
La selva se hace pájaro para engañar al cielo
El amor se hace miga de pan para atraer a los gorriones (2)
El hombre se hace sueño la mujer se hace párpado

¿Y a qué seguir?
Sigamos
Sigamos hasta el punto que este poema devore todas sus palabras
Y llegue a quedar como una hoja en blanco
La cual cambiaremos gustosamente
En una cuaderna vía
Por un trago de aguardiente
(2) El amor se hace nación de olas se hace faro perenne hoja de verano machacada se hace vidrio roto en mil pedazos se hace noche y simultáneamente día se hace ausencia se hace bienvenida se hace todo se hace nada se hace resueltamente todo o nada para atraer a las mujeres.

VII

De aquel ojo llorado por veinte generaciones de cíclopes ya no quedaba una mirada. Los ojos azules de la joven bicíclope decían siempre veinte años a los sueños. Almohada de la realidad, al otro lado una avenida de eucaliptus mimetizaba sus pájaros en corpiños blancos, y las jóvenes tricíclopes se los ponían alborozadamente, corpiños todavía palpitantes, corpiños todavía tibios, y que aún tenían la ansiedad de plumas aptas para el vuelo.

Estos corpiños y estas cabelleras era todo lo que la noche permitía ver al joven cíclope, a este ser ya ciego para siempre. Porque actualmente los cíclopes son ciegos, así como ya las rosa no cantan como antes. Hubo un tiempo en que las rosas cantaron y los niños lloraban, y no como ahora que se quedan con sus ojos abiertos cuando tienen hambre. Hubo un tiempo en que los peces mascaban tabaco y escupían, un tiempo en que las casas de la ciudad tenían tejados de oro para que se posaran en ellos las gárrulas golondrinas.

El cíclope ciego podía entonces guiarse por el oído y reconocer entre todas, la isla natal. Ahoa sólo distingue algunos corpiños fosforescentes que se deslizan por la noche agria. Algunos corpiños y las cabelleras de algunas mujeres que se congregan en la avenida, bellas mujeres, volantes y felices. A ellas se aproxima, pero las oye borrarse súbitamente. Entonces vuelve a tender su almohada en el suelo para soñar con ellas, mas su sueño ahora es otro. Un diamante ardiente se ha clavado en el ojo de su frente, y él grita y se despierta, pues hubo un tiempo en el cual el amor lo era todo, un tiempo en el cual el sol era un espejismo, ya que se veía de lejos pero no de cerca.

VIII

Adiós adiós palabra del enigma que has llegado
Por ti todas las palabras han cumplido la palabra
Todos los labios han cumplido sus besos
Todos los párpados han cumplido sus sueños

En la muralla en el espejo
En la cabellera
En el rumor del árbol para calmar el vuelo de los pájaros
En el espejo que refleja este palco donde el amor anuda la vecindad de la pareja
Para meter en claro todos los enigmas

Enigma del amor que se mantiene enigma para dar su claridad
Y que hace su cielo a costa de su tierra
Oh día innecesario
Para una noche imprescindible

Un lúcido carbón
Cuando no hallaba yo las horas
De diamante


DIA A DIA

El vidrio de la ventana se ha quebrado anticipadamente. Unos decían: "Han sido los colores del prisma al atravesar la noche para fijarse en el techo". Otros culpaban al pez lápiz; otros, al pez carta; otros, al pez buzón.

Sólo que ha la mañana siguiente el vidrio de la ventana se veía intacto. Nada, ni la menor trizadura, ni el menor color, ni el menor sello de correo.

Las olas del mar, como de costumbre.


JUEGOS DE DORMITORIO

La lámpara reía a los ángeles
Sangrando por las narices
La lámpara semejaba un cerezo
(Un cerezo no sé porqué)

Yo abrí los brazos como quien
Cierra con prisa una ventana
En un abrazo aprendí a nadar
En un beso aprendí a vivir

Yo dormía una bandada
De palomas voló de súbito
Estas palomas provenían
De un internado de hechiceras

Las jovencitas en corpiño
Frente al espejo alucinante
Se habían clavado la cabeza
Con un pernicioso alfiler negro

Pronto en palomas convertidas
Por este infantil acto mágico
Salieron volando por el cielo
Rumbo a mi abierto dormitorio

Yo dormía como quien
Vive una noche para siempre
La noche semejaba un alfiler
(Un alfiler no sé porqué)


EL ENCANTO

Ella miró al mar durante un largo rato. Después le volvió la espalda y echó a caminar hacia su casa.
Desdeñosa, aparentemente.

Pero, desde la misma orilla, su mano abierta había dejado un reguero de sal, como quien siembra, como quien trabaja. Este hilo de sal iba desde la orilla hasta el dintel mismo de su mansión.
Ni una vez tan solo ella volvió el rostro para ver si el mar la seguía.
Sin embargo, bien sabía ella que el mar, como un pigmeo africano, había lamido la sal y había caído en sus redes.




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