Fabián Dobles
Fabián Dobles Rodríguez (San Antonio de Belén, Heredia, Costa Rica 17 de enero de 1918 - San José, 22 de marzo de 1997) fue un escritor costarricense, Premio Nacional de Cultura Magón 1968.
Uno de los siete hermanos del matrimonio de Miguel Dobles Sáenz con Carmen Rodríguez Solera, estudió primaria en la escuela de Atenas, poblado de Alajuela) adonde su familia se había mudado; después pasó al Colegio Seminario y terminó la secundaria en el Liceo de Costa Rica, en el que años después enseñaría inglés (1958-1960).
Cursó derecho en la Universidad de Costa Rica, pero ejerció muy poco su profesión. Trabajó en la sección legal del Patronato Nacional de la Infancia (1936) y, posteriormente, en la sección de ahorros y subsidios de la Caja Costarricense de Seguro Social. Como profesor, además de enseñar en el liceo donde terminó la secundaria, dictó clase en la Escuela de Servicio Social de su alma máter.
Se le suele asociar con otros escritores de la llamada la generación del 40 —intelectuales comprometidos como Carlos Luis Fallas o Joaquín Gutiérrez—, que denunciaron las injusticias de su país y surgieron en medio de los movimientos populares que exigían la reforma agraria cuando la industria cafetera cedía ante la bananera, lo que produjo migraciones desde el campo a las ciudades portuarias.
En 1943 ingresó en el Partido Comunista Costarricense, el mismo año en que este se convirtió en Vanguardia Popular. Su militancia lo llevó a prisión y le costó la pérdida de su empleo. Después consiguió trabajo como asistente en la soviética Agencia de Prensa Nóvosti y, más tarde, de corresponsal de la agencia cubana Prensa Latina. Fue corrector de pruebas y editor en diversas publicaciones y editoriales, entre ellas de la de Costa Rica, casa esta última de la que llegó a formar parte del consejo directivo y donde se desempeñó como jefe de producción. Fue presidente del Instituto Cultural Costarricense-Soviético.
Pasó sus últimos años en su pequeña finca en San Isidro de Herida, con su esposa Cecilia Trejos, con quien se casó en 1942. El matrimonio tuvo cinco hijas: Natalia, Catalina, Aurelia, Paula y Cecilia.
Dobles escritor
Comenzó su carrera literaria publicando poemas en un periódico estudiantil y más tarde aparecieron otros en la famosa revista Repertorio Americano de Joaquín García Monge.
Pero donde destacó fue en la narración: es especialmente conocido por sus cuentos de Historias de Tata Mundo, que se incluyeron en la colección universal de la Unesco y han sido traducido a varios idiomas.
Ese que llaman pueblo (1942) está considerada como la primera novela que aborda la temática urbana en la literatura costarricense. Una burbuja en el limbo (1946) es su obra más valorada y en El sitio de las abras (1950) trata «su tema más recurrente: el despojo de las tierras a los campesinos».
Premios y reconocimientos
Primer premio en el cuarto Concurso Centroamérica, Guatemala, 1942
Premio 15 de Septiembre, categoría novela, Guatemala, 1947 por El sitio de las abras
Premio 15 de Septiembre, categoría poesía, Guatemala, 1948 por Verdad del agua y del viento
Premio Nacional Aquileo J. Echeverría de Literarura 1967, categoría novela por En el San Juan hay tiburón
Premio Nacional de Cultura Magón 1968
La Editorial Costa Rica le rindió un homenaje en 1984
Premio Áncora 1992, categoría novela, por Los años pequeños días (otorgado por La Nación)
Obras
Ese que llaman pueblo, novela, Talleres Gráficos Trejos Hermanos, San José, 1942
Aguas turbias, novela, Editorial Letras Nacionales, San José, 1943
Tú, voz de sombra, poesía, Editorial Letras Nacionales, San José, 1945
Una burbuja en el limbo, novela, Editorial L'Atélier, San José, 1946
La rescoldera, cuento, Editorial L'Atélier, San José, 1947
Verdad del agua y del viento, poesía, Editorial del Ministerio de Educación Pública, Guatemala, 1949
El sitio de las abras, novela, Editorial del Ministerio de Educación Pública, Guatemala, 1950
Antes que nada, cuento, 1952
Historias de Tata Mundo, 25 cuentos, Talleres Gráficos Trejos Hermanos, San José, 1955
El jaspe, cuento, Editorial Aurora Social, San José, 1956
El maijú y otras historias, Talleres Gráficos Trejos Hermanos, San José, 1957
El targuá, cuentos, 1960
Los leños vivientes, novela, Editorial Costa Rica, 1962
Yerbamar, sonetos, con Mario Picado, Tormo, San José, 1965
La Barrilete, teatro, 1965
El violín y la chatarra, cuentos, Presbere, San Jos 1966
En el San Juan hay tiburón, novela, Editorial L'Atélier, San José, 1967
Cuentos de Fabián Dobles, Editorial Universitaria Centroamericana, San José, 1971
Cuentos escogidos, Editorial Educativa Costarricense, 1982
La pesadilla y otros cuentos, Editorial Costa Rica, 1984
El abuelo cuentacuentos, 1987
Los años pequeños días, novela, Editorial Costa Rica, 1989
Obras completas, tomos 1-5, Editorial de la Universidad de Costa Rica, 1993
"¡Alerta Ustedes!", 1993
Si de pétalos suaves estuviera
la mañana esculpida – en rosa pálido,
porque todo lo rosa es hondo y cálido –,
te llamarías rosa jardinera.
Si de azul el camino hacia el abrazo
del perfume en el campo florecido,
tendrías por nombre el cielo y habría sido
del color de tu sangre en su regazo.
Y si la pluma, el ala, el vuelo, el viaje
del pájaro que se hunde en el celaje
fueran la calidez de tu presencia,
¡ave, plumaje, y vuelo! – gritaría
para llamarte a ti – llamar al día –
para mi soledad, hacia tu ausencia.
Temo haberme olvidado del olvido
y no hallar el camino de olvidarte,
pues ¿cómo darte olvido sin hallarte
primero en tu universo presentido?
¿O es que olvida el olvido y recordarte
tenga por olvidado de él que he sido,
condenado ya siempre a tu latido
por mi gemido, que me mueve a amarte?
Y temo no saberme, no saberte,
ni quién a quién recuerda, a quién olvida,
ni de dónde me llamas, muerte o vida,
o te llamo a mi vez, yo vida o muerte,
¡Si a imaginarte todo me convida,
mas este darte vida es no tenerte!
1951
La liralada
Sonetina
Sol tú lo sed, contina, larilada,
gulfa de sol seroco, balpalura,
en munos olcipiedos altagura,
muerde si vid, y vid si tu en tu fada.
Muerco e lo vil, meramo, casi nada,
de li y de lamprisuza ferazura,
loralunca silpada ni emprecura,
porque almohasida de neser timada.
Nora cotún te encuentre, que encolodre
el nun al munde en sa se si se suto,
y enconsidre tu alquífero panodre,
como la soz que muece a soz y acuto
tu sinfúlfica hiel ya xin poluto,
en tu poluto azul yo me acimodre.
(sin fecha precisa,
manuscrito adolescencia)
La carola
Del melón colorán capacerola
con la lonja ferón ferín desliza
la tetrafulca que descocoliza
mastarán masatrando la pirola.
¡No hay más tren que lalí laló y lalola!
porque aprieta la pata de tu tiza
y te amarilda el continenteriza
por orden de la pérfida carola.
Entonces ¿para qué larinlarinca
sin plumas ni oriflama en la espelunca
cuando se pierde el catapín tapinca?
Que desde allí vendrá quien deje el nunca
la carcajada que por más tretrunca
¡para siempre será vinca pervinca¡
(sin fecha precisa)
Me verbo a ti
Tu primor, Primorosa, se primora
en un calor que el alma me dulzura.
Tu fulgor en mis ojos se fulgura
y tu primor me funde y me enamora.
Fíbrate a mí; yo soy madera dura.
Aroma mi resina, que se aurora
cuando crezca te siente. Es ya la hora
en que amor entrerrama tu cintura.
Mi corazón se nace y se engalana
para que tú, mi amanecida cierva,
pastes cielos y amores en su yerva.
Tu gracia me devora y me devana
y yo me verbo a ti porque tú, Verba,
conjugas en mis sueños la mañana.
Con el dulce metal
Porque en tus dulces brazos me colmenas,
porque en tu risa me atas y docilas,
porque a tu tierno fuego me pabilas,
cuán dulce es el metal de tus cadenas.
Porque a tu mar de amor así me arenas,
y en tu pecho de abeja así me asilas,
y el corazón me hieres y febrilas,
cuán dulce es el metal de tus cadenas.
Cuán suave el viento mece tus avenas,
cómo de estrella y cielo te rutilas
cuando por mí tus manos yerbabuenas
y con tus ojos me ardes y lucilas,
que la vida me das y me la llenas
con el dulce metal de tus cadenas.
(1965)
LA ESPERA
Te hemos estado esperando.
Yo, y el agua y el reloj.
Yo, la fruta y el silencio.
El agua para que encuentres tu forma pura de arpegio.
El reloj para que mires tu corazón hecho tiempo.
La fruta, madura ya, porque vayas al encuentro de tu sabor,
que esta de su corazón pendiendo.
Y el silencio te ha esperado, porque yo soy el silencio.
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