miércoles, 22 de octubre de 2014

ÓSCAR GALINDO [13.801]


ÓSCAR GALINDO

Óscar Galindo nació en Achao, Chiloé, en el año 1961. En Castro participó en el Taller Literario Aumen donde dio a conocer sus primeros trabajos. En Valdivia estudió Pedagogía en Castellano y, posteriormente, realizó estudios de postgrado en literatura en laUniversidad Austral de Chile. En esta ciudad fue uno de los fundadores delGrupo Literario Indice

Su trabajo poético ha obtenido diversos premios y ha sido publicado parcialmente en diversas revistas y muestras poéticas. Actualmente es profesor de literatura de la Universidad Austral de Chile y codirige la revista Paginadura y la editorial del mismo nombre, la que ha publicado diversos títulos de poesía. Además ha escrito trabajos de crítica y estudios de literatura. La poesía de Óscar Galindo se encuentra signada por la tensión de diversos lenguajes que se enlazan en un permanente contraste de sus significados. En su libro Papeles de una inauguración puede advertirse que la estructuración de sus textos busca provocar múltiples correspondencias con lo real, en sus zonas de plena referencialidad, lo imaginario y lo intertextual. La tentativa explícita en su trabajo poético, parece ser, la descripción del espacio de la interdicción, del entrecruzamiento de las raídas señales de una época difícil, de una historia trizada y su vacío. Lo real circula, pues, por este lenguaje que se autointerpela, confluyendo a la página en que se levantan, se organizan e inauguran los datos de un espacio urbano y de unos seres alojados en el entramado textual.


De:
 Papeles de una inauguración



Papeles

Se quedan estos papeles a medio camino
en el intermedio de un par de calles.
Se quedan a media luz al caer la noche,
fragmentos de una biografía
sin personajes individuales,
nombres que todos olvidaremos un día.
Estos papeles, malas copias de la realidad,
que recién acabamos de encontrar 
en callejones de un barrio alejado,
en el límite con lo irreal,
al igual que estas palabras,
un lamentable disfraz
que arrancamos a esta perdida





Inauguración

 Inauguro una ciudad:
                               corto la cinta tricolor 
                               he aquí un pueblo cualquiera de Chile

Vean tras esto
un rostro
desde ya sentado en la puerta de una mediagua.
Papeles en blanco, domésticos utensilios 
para tomar el té, ceniceros, algunos cuerpos
o palabras arrancadas de raíz comienzan a avanzar  
junto a hojas secas y cáscaras de papas.
Todos los que quedan, 
rodando los vieron
cuesta abajo sobre las calles, rodando
sobre las acequias
como un eterno beso en el centro de la pantalla.

                             entretanto alguien sale de un cine
                             su rostro se apaga tras las luces
                             afuera aparecen descoloridas imágenes
                             de una película en blanco y negro
                             repetidas hasta el cansancio
                             rebotando de una vitrina a otra
                             del lado a lado de la calle



Restos

Restos de un pueblo sin banderas nos recibe al despertar 

Entre calle transversales
algunos ojos quebrados miran correr el agua de las lluvias
donde ya lavaron sus manos esos vendedores que ahora
gritan como cuervos lejanos su mercadería

En las ventanas empañadas aparecen
algunos rostros de niños
mientras bajo el dintel de una puerta trasera
una mujer embarazada acaricia su vientre al levantarse
como el escolar sus libros el primer día de clases.




Cenicero

En este hueco de cristal
se amontonan en un final de fiesta
los sabatinos desperdicios de la felicidad.

Cachibache, hazmerreír de la muerte,
sustantivo del abandono, 
por ti pasan por ti salen
y ya no se encuentra
tu estrujado corazón sobre la mesa.



Texto

Un par de palabras
que alguien lanza al azar 
como algunos restos
que se arrojan al centro
de la calle.
Un par de palabras
hijas de la improvisación
dejando caer su dictadura
sobre el fondo blanco de la libertad:





Róbinson en la inauguración

En la noche abierta
soñó que estaba solo
desnudo en medio de la población
y que nadie lo quería


a) Al volver estaba solo
b) y a nadie conquistó en esa playa
c) cuando vio la mancha de un pie sobre la arena
d) pero no era una señal
e) se significaba a sí misma
f) y no conducía a parte alguna
g)
h) En el adentro de ese afuera otros antes que él
i) ya habían cruzado el camino.
j)
Estás al medio
moviéndote entre aguas
desconocidas entre aguas
turbias de turbios designios
Te desarmas entre aristas
Por hoy no se te ha vedado el 
presente no se te ha vedado la vida
no se te ha vedado la muerte
Sueños de liberación pero sobre arenas
movedizas
en las cuales puedes encontrar de pronto un pie
escrito y levantarle un monumento ciñéndote
al culto a la oración al mito:





Desgaste
                                Desgastaba ese cuerpo
                                la tradición.


Sale a la luz todo aquello que ahuyentan a los tordos de las ramas
más altas 
bajo la niebla parda de un mediodía de invierno (Eliot)
sólo que en una ciudad real
que no está en este cuadro
con ruidos de bocinas y gritos
-la comprobación de estar vivos-
Esa expresión de los hombres
donde el sentido tiene poco precio (H. Bremond)
y se desgasta
mientras el crudo invierno se disuelve (Horacio)
en este hablar roto donde sólo la muerte es la encantadora
de serpientes
En el lugar 
donde preparó un té la madrugada especulando sobre
un cambio de giro de las cosas
sin seguridad pero pensando
cualquier cosa es posible
que aún estamos con vida (H. Magnus Ensenberger)
Lo que sobra son huellas, son marcas, son gestos:

Los chicos siempre quieren tirar cosas al mar (Joyce)
lo que nos sobra:




En la calle de ninguna parte

 En la calle de ninguna parte no había nadie,
sólo una sombra quedaba en los escombros
como una palabra en la página = mancha sangrienta
que nadie borra como un pueblo a su pesar abandonado.
Queda sólo una imagen en todas los sos ojos
tan fuertemientre y llorando:
la imagen desgastada de la tradición.





Retrato de mujer en la calle

Bolso de piel marrón cargado de ilusiones,
zapatos, una sombra de largas piernas,
imaginarios sueños desvistiendo la mirada,
ahora que hasta los pasos han subido
de precio en esta esquina.
La mirada que te despoja del vestido 
puede ser el rostro del amado
o de la amada en amado transformada.
Mientras recuerdas a ese padre que ya no se olvida
se escucha la cueca de tus pies sobre el cemento:
la canción de moda del que sale a la calle,
tal vez palabras que ya no te destruyen.




El puente
“La ciudad está unida a la orilla
opuesta por un puente”
(Tomás Moro: Utopía)



Se declaró tránsito al iniciar estos fragmentos 
palabras sueltas lanzadas al azar 
en el despliegue de una resurrección.
Se declaran en tránsito estas palabras 
por su propia trizadura, algo menos importante
que un puente en una lejana ciudad
en el punto en que confluye lo real
de una manera tal vez aparatosa.
En manos de la noche este espacio recupera
una especie de dignidad que en el día es mero objetivo
postal de pésimos fotógrafos y ojos olvidadizos
Un lugar en el que cada cierto tiempo
uno o más cuerpos van a dar al fondo del río
sin la necesidad desnudez. Demasiado doloroso 
para ciertas miradas lejanas.
Sólo palabras aisladas se inician aquí,
ningún puente de ninguna cosa,
donde lo único imperecedero son estos rostros
que de un lado a otro atraviesan como nosotros

la misma trizadura






Alguien despeja la calle

Alguien despeja la calle
de tantos sueños y basura despejamos la calle.
En las paredes queda propaganda pegada 
pero en nosotros nada queda.
Estando solos en el extremo de ningún amor 
miramos la ciudad que inauguramos un día
cuando Chile sólo era
un punto en la distancia
una enorme lágrima colgando del ojo sudamericano.












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