Javier Etchevarren
(Montevideo, 1979). Publicó el libro: “Desidia” (2009), objeto de patética belleza con ilustraciones de Andrés Manta. Algunos de sus textos han sido publicados en diversas revistas. Tiene dos libros de poesía en permanente elaboración, mientras explora todos los géneros literarios.
Residuo
anoche nadie vio
al trémulo derrame de sombra
que abandonó al niño
desechado de su envoltorio de carne
bulto que durante meses
hospedó el desdén de las miradas
almorzando agravios
y cenando evasivas
nadie encontrará
al niño híbrido de incesto y estupro
inconcluso prefacio de vida
que ahora respira su propio miasma
y se niega a jugar con botellas y latas
en su cuna
una bolsa plástica
en un continente de residuos
Hombre vil peinando su calvicie
pujan por su miseria
un auditorio de fabulaciones desconcertadas
derrama su frustración
por las goteras de esperanzas inasibles
y esa humillación es premonitoria
apenas un entrenamiento
porque su certeza es un peine enorme
para las cejas de un rostro acostumbrado
al desamparo de su calvicie
descansará en su trabajo
enunciará lo insignificante
riéndose de su amargura
la luz acaba de volver
las horas otra vez tienen sentido
el hombre vil peina su calvicie
frente al espejo
realidad más auténtica
fragmentaria
repetición
invertebrada
Tránsito II
el ómnibus nos regresa a los dormitorios
en el ojo de su ruido
apegados de acuoso cansancio
ya soñamos el próximo sueño
trozos enormes de pasajeros
quiebran las tinieblas que suscitó la modorra
compiten por el aire insuficiente
ruegan al chofer y al tiempo
que aceleren el descenso
hacia nosotros mismos
pero el tedio se parte como el mar rojo
solo el ruido del motor
empuja su itinerario
porque una niña acaba de subir al ómnibus
una niña con su túnica y su moña
y un bebé de pocos meses en los brazos
Publicado en el libro Desidia ( Editorial Vil).
piel hipotética
tu nombre me atraviesa el cuerpo
por eso no podría sino abrazarte
piel hipotética
transfiguración del pulso
soy la acentuación
del esmero /de cada verso / de tu paso
hay un callejón de impulsos ciegos
cuando no estás cerca
y se desbocan los poros
y tiemblan las circunstancias...
pero vienes y me tiras dudas en los ojos
como en las pesadillas
empiezas a correr sin avanzar
entonces dices: “no hay refugio”
o cosas como: “gracias”
y yo no sé si golpearte con mi amor
o envasarme al vacío
el mundo recupera su tamaño
en la infraternidad del aire
vos y yo me abandonan...
se me horizontan los siniestros
ademanes de la melancolía
habrá ruido de vos
en mi espacio silenciado...
(publicado en revista LETRA NUEVA, 2004)
Pozo iluminado I
Tenaz capricho que ahora es fósil inflamable.
Ansiedad agazapada por esa distracción llamada pulso.
Ansiedad desatada por ese pozo iluminado llamado noche.
Quisiera que me escuches y te sonrías.
Rincón imaginado con ojos abiertos y preguntas cerradas.
Tu desnudez es un patíbulo en la plaza de la soledad.
Mis manos no alcanzan más que mis manos.
Porque te sobran respuestas concretas cuando permaneces abstracta.
Quisiera compartir mi vaso y mi abrigo contigo.
Sarcástico viento invernal, polizón del frío y el deseo.
En mi hogar sin familia, en mis motivos descalzos.
Siempre es nunca cuando me detengo a mirar mis desatinos.
Cordial asepsia en la penumbra del significado.
Quisiera tocarte y mojarte los labios.
Interrumpir esa seguridad perfectamente simulada.
Romperte la ropa con estos versos embriagados de tu nombre.
Desmantelar el silencio desgarrando tu carne con ternura.
Puta de mi amor, terror de mi rutina.
Mi orgullo es una canción escupida de piedad.
Una herramienta oscura como un fuego minúsculo.
Tenaz capricho, ansiedad agazapada y pozo iluminado.
(poema inédito perteneciente a la saga: “Pozo iluminado”)
I
Vence a la noche.
Se subleva a los sueños.
Con la luz huye.
II
Entre el bien y el mal
tuvimos que elegir.
Elegimos mal.
III
La playa llena
de hormiguitas que un niño
arroja al fuego.
IV
Las olas rompen
la noche en ruido y yo soy
arena tuya.
V
Quiero decirte
qué causa mi silencio.
Digo quererte.
VI
Si escribo adquiere
cuerpo tu nombre y toma
nombre tu cuerpo.
VII
Una mujer
con forma de canción
canto en voz baja.
VIII
A estas alturas
logra ver el futuro
con claridad.
IX
Sueñas conmigo.
Amanezco feliz
y fatigado.
X
Sueño contigo.
Despierto y por fortuna,
perdura el sueño.
XI
Sueltas mi mano.
En algún sitio nace
muerta una cría.
XII
Fuimos el uno
para el otro. Ya somos
otro para uno.
XIII
Niña que juegas
tan sola, en tu orilla
nace el océano.
XIV
Juega a que tiene
en la mano a su padre:
aprieta el puño.
XV
Quiero creer
que el amor dura y a ti
creo querer.
XVI
Amor amargo.
Amable amo que amarra.
Amar amarga.
XVII
Tu boca dice
'risa' pero mi boca
escucha 'beso'.
XVIII
No es tan extraño:
al tocarte las manos
cesa el dolor.
XIX
Mi madre, hace años,
se lastimó. Me sangra
aún esa herida.
XX
No sé vivir.
Ahora que lo advierto,
no sé morir.
XXI
Ella deshizo
todo lo dicho. Ella
es mi desdicha.
XXII
Con lluvia escriben
las nubes, la trama gris
de mis palabras.
XXIII
El viento es un pez
enorme y oscuro que
huele a tormenta.
XXIV
Tu voz fecunda
al presente. Estruendo
de hechos futuros.
XXV
Luz triste azotas
con tres versos la espalda
de cada haikú.
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