Teresa Alzate Sanders
Medellín (Antioquia, Colombia) 1944.
Periodista y educadora. Poeta de gran ascendencia espiritual y de exquisita concepción verbal.
Su labor la ha desarrollado sobre todo en la ciudad de Cali. Pero ha dado a conocer su obra en Medellín y otras ciudades del país a través de variados eventos y actividades culturales. Igualmente ha escrito cuentos infantiles. 2º. Puesto en el Premio Nacional de Poesía Casa Porfirio Barba Jacob en 2002. Ha recibido además, numerosas distinciones y otros reconocimientos.
Realizó estudios en Humanidades en la Universidad de Columbia de Nueva York, Sociología en la Universidad de Köln de Alemania e Idiomas y Religión en la Universidad de Wien en Austria. También realizó cursos de escultura en Bellas Artes de Cali. Participó como poeta invitada en el XIV Simposio Internacional de Literatura de la Universidad de Antioquia y la Biblioteca Piloto de Medellín. Recibió el Gran Premio Ediciones Embalaje del Museo Rayo 2001, con el poemario Para decir vuelve. Ha escrito varios cuentos y libros para niños. Su obra poética se encuentra en los libros La escondida Voz (1977) con prólogo de Eduardo Carranza e ilustraciones de Augusto Rivera, Huellas en el viento (1978), Reflejos (1986), obra facsímil con ilustraciones de su autoría y Seres imantados (2001).
III
Correr
el verde anclado
de ungida geometría
es ir tras el envés del tiempo
navegantes
al encuentro
predilecto
donde el rubio
es más dorado
y el uno
del perfecto desorden
cuando
el hielo es humo
como el fuego
la oruga
polvo
como la mariposa
la voz
néctar
en lengua de azahar.
correr
al ya!
de la serena orilla
es renovación
desde el primero
al quinto elemento
...ambulante
a r c o r a z ó n...
daga de amor
frente
al pájaro en vuelo
de sangre
redentora!.
VI
solitario resplandor de lagos
eclipses
y un reguero de sales
abatido.
solitario reloj de piedra
aceite
la mesa sin flores
solitaria luz llena de frío
a pleno cenit
y en la ausencia del ángel
humanado
¡naturalmente !.
IX
Eco primigenio
reconquistable encarnación
de viento - luz
comulgada en cada respirar
pródiga claridad
de acendrado amanecer
una y otra vez expuesto
al crepúsculo
en su reino de ajedrez y agua
va y viene
como árbol y niño
a cunas
parques
circos.
témpano de hoguera
consumiendo la lumbre
de nocturna ilusión
inhalada presencia
del entero regazo
aura estelar
esperándonos
en la vendimia
de cosmi-telúricos vientres.
Para decir vuelve
Mirarte
y no poder acunar
ni oír
tu solfeo anaranjado
capullo airado
de silencio
tan lejos
de mi ropero
remendado
de llantos
que tampoco oyes
mientras
se desmoronan
las paredes de un castillo
de sueños
mirarte
sin poder vernos
náufragos
en barcas de cristal
(Un poema tomado del libro Comarca sin fronteras II)
To say return
Looking at you
and not tasting
or hearing
your orange melody
a bud in anger
silenced
so far
from my clothes
mended
with weeping
that you do not hear
while
the walls
of a castle of dreams
crumble
looking at you
without seeing each other
shipwrecked
in boats of glass
Translated by Aurora Arciniegas
POZO DEL JAGUAR
Comentarios Rodrigo Valencia
Teresa Alzate Sanders es poeta antioqueña, pero vive en Cali oteando vientos en la pura melodía del verbo. Su último poemario, Pozo del Jaguar (2012), recoge su vasta experiencia de años por la latitud de la palabra. Comentarla no es fácil; es como asir lo inasible, dar cuerpo a la etérea sensación de las definiciones, quizá de cierto aforismo desglosado en versos huidizos. Pocas líneas para cada poema, cinco, cuatro, tres o dos, encierran el pensamiento que sortea el precipicio del discurso. Caer por allí es correr el riesgo de hallar el fondo que divaga y trata de tocar algo. Pocas palabras bastan para desgajar lo sutil, o la totalidad de un vasto giro de significados, imprecisión que precisa lo intangible:
“A través del continuo
poderoso instante, se revelan
excesos que desangran el
piano, de la hora vertical”.
Liba un momento, describe la cortedad sonora.
“¿Quién se alza del naufragio
oropel, hechizos, a salvar
la base en cunas
a umbrales de un rojo aire?”
Uno quiere captar la línea conductora del pensamiento, pero la libertad, virtud poética, hace que la ambigüedad significante se fugue en varias direcciones.
“Pasiones
sin freno, querían
confundir el ritual
de tiernos verdes,
seducción extinta
por caricias de
lluvia al azahar
que lunas
encendían.”
Los versos son líneas para sugerir, nunca para precisar el rostro de la imagen o los sentimientos. En fin, en estos tres poemas tomados al azar, se oye el eco de toda esta escritura que, por lo íntimo que se oculta en ella, yo la llamaría “hermética”, no sólo por su atmósfera críptica, sino porque dirige al alma hacia su propio terreno laberíntico, en busca de ahondamientos y luces anímicas escondidas entre líneas. Leer a Teresa Alzate Sanders (entre otras cosas Premio Nacional 2001, Imprenta Departamental, Cali; incluida en la Primera Antología de Poemas por la Paz “Granos de Arena, auspiciado por la Consejería Presidencial, 1999; invitada al XIV Simposio de Literatura Internacional de la Universidad de Antioquia; invitada al IX Encuentro Internacional de Mujeres Poetas, Méjico, 2001) es llamar al sortilegio; un minimalismo del texto se compenetra maravillosamente con las veintidós preciosas ilustraciones de nuestro ya ausente artista caucano Augusto Rivera Garcés, que en feliz hora regalara a la poeta como flor de amistad; líneas y textos aprisionan el aire, la aparición evanescente de las cosas, el amor, la fragmentación nubosa del instante, la fugacidad de las formas que procuran quedarse en nosotros con su huella. Tiempo espiritual que nuestras culturas arcaicas idealizaron con la figura mítica del jaguar.
Rondar al jaguar es sondear, transitar el mapa perdido en procura de nuestra identidad secreta.
“La selva parece dormir de noche, pero
está enamorando arcanos, cuya sonora
excelsitud, despunta su aro ardiente”.
La lira de Teresa Alzate Sanders comienza y termina en ese escrutinio verboso, brújula encantada.
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