Ángel Maldonado Acevedo
Ángel Maldonado Acevedo (Puerto Rico, 1948). Poeta, narrador, crítico literario, periodista. Fue co-fundador y co-director de la Revista Literaria En el País de los Tuertos. Es co-autor del libro de biografías Soldados Utuadeños caídos en Guerra (1993) y Memorial de Otro Tiempo (1998) libro de poesía publicado por la Revista EG de la Universidad de Puerto Rico. Ganó mención de Honor en Certamen Ateneo de Ponce (1997) y Mención Especial en el Certamen de Revista Adriana y Poeta de Cabra (2000). Su poesía aparece en revistas y diversas antologías de poesía puertorriqueña: Poetas del Viví (1990), Antología del Ateneo de Ponce (1998), Antología Plaza (1980, Cambridge, EUA), Las caras del Amor (1998). Próximamente aparecerán su libros de relatos Matar el Cabro y Poemas de Viaje. Se ha desempeñado como periodista radial y en prensa escrita, funcionario público, y publica actualmente la revista cibernética Arcadiana: Revista de Cultura (www.cydev.arcadiana) donde contribuye a divulgar la literatura puertorriqueña contemporánea. Contacto: angelma@coqui.net.
CONTRACANTO AL HOMBRE INVISIBLE
El poeta bebió los horizontes
de una tarde soleada en la sabana
y dijo: no hay más mundo
que esta tierra bañada de soles y neblinas.
Como el hombre invisible
se hizo estatua a la orilla
y vio pasar las muertes de muchas realidades.
Hizo perplejo mutis
mientras en sus silencios
de irredento señor
tropicales quebradas le bañaban
de viejas alegrías el poema.
"Eran días de júbilo
de heterodoxia y noches insondables".
Ahora la realidad
de la sabana
era ese cielo blanco
que le dieron de herencia
los caminos de adentro.
Parado allí
invisible y procaz,
labrado dios sin reino,
se sintió compensado por todo lo vivido:
por la vida y la muerte
que pasaban de frente,
por el mito y los libros
que poblaron
sus más viejas escenas.
Entonces de lo alto
de su invisibilidad
paróse y dijo:
el silencio no basta
ni el humor traicionado de la
carne.
Ebrio profeta
se fue quedando solo
marginal y enigmático
como el hombre invisible
que siempre se forjó.
ALGUN DÍA
Felices los retratos de la infancia.
Todos bien juntos, buscando cada cual
ser el primero
detrás de las sonrisas que anunciaban
los años más felices.
Nada queda de la casa ni del balcón
que sirvieron de marco a la fotografía.
Sólo en el fondo de las miradas
podemos reconocer que alguna vez
no todo estuvo perdido.
Hoy, cuesta decirlo, somos ruina.
Queda muy poco de aquellas miradas optimistas.
Mirarnos desde ahora es como maldecirnos
por haber derrochado tanta vida.
EL MILAGRO
La nada me juega asombrosas bromas cada día
me hace invisible y de momento
me traslada a la vida más oblicua.
Juega incesantemente al ser y al renacer.
Hace de toda realidad una historia.
para que mis manos rindan su destino.
Me madura como a un fruto listo
para el desafío de los labios más aptos.
Me pide que sonría y que perdone
los llantos y las rotas esperas que los días
hacen prender del desencanto fiero.
Me hace el residuo existencial de un largo insomnio
donde la flor que no conozco
abre sus pétalos y cuenta su leyenda.
Así voy sometido al renacer de cada mañana
ebrio de ocasos y satisfecho de esperanzas.
Recto y sutil, capaz de ser un hombre
en plena ebullición de Dios
NADIE
Nadie te busca ya para unas notas,
nadie te llama para un cuento de antaño
sólo estás doblando ante la fría tarde
rebuscando quién sabe qué secretos
para apoyar la sombra de tu frente.
Ya no importa ese día que prolongas
como oscuro residuo de la tarde
tanteando misteriosos pentagramas
al filo de sabores antiquísimos.
La noche fría cae por tus ojos
doblando para siempre
donde ciegos violines precipitan
su frágil soledad.
La tristeza dobla mudas campanas que te dicen
que ya soto el recuerdo te concede
el espacio vital. Tu espacio indiferente
a donde nadie llega a donde nadie
llama para un cantar para una nota.
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