domingo, 3 de agosto de 2014

ZELENE BUENO [12.627]



Zelene Bueno 

Originaria de Guadalajara, Jalisco, México (25 de marzo de 1961). Tiene estudios de Danza académica y Jazz y participaciones teatrales. Hizo la Diplomatura en creación literaria en la Escuela de Escritores de la –sociedad General de Escritores de México. Ha asistido a los talleres de Francisco Cervantes y Patricia Medina y al antitaller “César Vallejo” que dirige Raúl Bañuelos. Cursó la licenciatura en Filosofía en la Universidad de Guadalajara. Ha participado en los encuentros nacionales de talleres literarios. Participó en los libros colectivos Poesía Peregrina y De tanto contar, de la editorial La Luciérnaga. Ha colaborado en algunos suplementos de periódicos y en revistas, como El Occidental, El Financiero, Trashumancia, Luvina, Juglares y Alarifes y Tierra Baldía. Es autora también de los poemarios Esta casa que soy  (Literalia Ed., 2002), Raíces de la ciudad (libros del Arrayan, 2004) y Niña que Piedra (Premio de publicación del CECA Jalisco, 2010).




CASI UNA CASA


TU MIRADA TIENE ALGO DE CASA
de lámpara encendida en la ventana
que restaura los espacios de la noche

yo miro desde afuera tu casa
como un poema límpido
de verdor de palabra
que nace de algún río cercano

si pudiera quedarme
si tuviera el valor de pedirte posada
desataría rompería mis cadenas con esta llave
plantaría un naranjo en tu pecho
y qué pronto
los colibríes vendrían
a abrevar de nuestra agua.




INTEMPERIE


I

LA CASA SE ACOSTÓ A BEBER SUS PALABRAS
dijo tantas casas
que de un solo trago
se empinó la noche


II

YO SOY LA CASA QUE TU BUSCAS
la casa noche
para tu intemperie




NIDO VERDE

A CADA VUELO DE RAMA EL ÁRBOL GESTA UN NIDO VERDE una vértebra de casa que se deshoja en sombras un alimento que danza cuando el viento crece como el ojo que le invento a tu refugio un relámpago de pájaro musgo un aveluz que incendie esta página sonora yedra escrita desde el bosque de tus ojos porque eres el árbol que construye el marco de un paisaje el tallo de la puerta y ventana la mesa la silla y la cama que nos espera desde su balcón para los primeros cantos en una infancia que trepa al mirador de polvo para barrer fronteras orillas sepias que en la raíz galopan su ondulado instante y en el averío de semillas son racimos de polen y savia del árbol casa que me parpadea.





TRES

NO HACE FALTA REPETIR QUE SON TRES LAS TRISTÍSIMAS que no paran de entristecer sus casas a canilla suelta y en el trajín se quedan tronchadas de salitre en la trilogía de ojos que se hinchan uno por uno en el párpado que gotean los techos una más una en el piso inundan sus trenzadas narices y una más para la trizadura que el corazón tridente y amargo de las tres transita en sus tríos y no cesan todas de trinar burbujas que afloran sus piedras en ríos que no repiten la misma treta en la garganta pues gorgorean triángulos nuevos tragedias que escupen sus antiguos tartamudeos jugando a los tresillos con el llanto de tres tiples desafinadas en el lado húmedo de las casas y al cabo de muchas tropelías nadan sus trilces góndolas en casas que se agolondrinan porque al trisar la atarde de tres en tres las tristes nubes lagrimean su melancolía arriba de sus casas.



I

PIERNA QUE ATRAVIESA LA CALLE
uña que surca levantado polvo del pantalón
de la falda de los resumideros de la siguiente cuadra
donde los árboles brotan de las banquetas
como si les mutilaran la tierra de sus dedos por cemento
y se fueran haciendo la idea de andar así
con sus sombreros a esféricas rutas cardinales
Respiran el humo del tráfico que no cesa
de camiones que parecen pájaros carpinteros
hacen de sus nidos públicos hoteles a vapor
sus ventanas tragan hollín
tejen rutas de macetas: jacarandas inundadas de viejas casas
con rejas que se abren para improvisar sus colores chillantes
se meten en la puerta de un ojo
que se hunde en el vértigo de otro
en los cristalinos de los demás
a medias mutilados en el tacto.
¿Acaso para mirarlos se necesita un poco de magia?
Girar en el punto medio de su esfera
abrir vértices
hacia todos los ojos posibles.





TÚ, ENCENDIDO CORCEL

Tú, encendido corcel
abreva

trenza en relámpago
de efímeras cerezas
con este ámbar que rozas

No des mi nombre a solas
sé un poco el fingidor de lejanías, por el amar de mi boca, ama
líquido trino amargo.

Y arena en el silencio
palabras que nos líen
a un solo cuerpo recobrado.






FRAGMENTO DEL POEMARIO QUÉ CUENTAS DARLE AL MAR


1

Aquí los murmullos
son otras transparencias
de agua verde
oros diminutos
y palmeras despeinadas.
El mar va
y vuelve
como un recuerdo de palabras
en su capricho de aumentar
y disminuir
grandes yates de vela
barcos cargados de horizonte.


2

Si uno mira de frente
puede ver el sonrojo
pintar la brisa en historias naranjas
fragmentos de aguamiel
isla de vidrio soplada bajo el fuego
de una botella errante.
Vientecillo acorralado
percutiendo en mi oreja un danzón marino
su cárcel prematura
es cadencia perpetua
en el vacío de estos pies solitarios
que ahora
mientras el mar va y vuelve
se diluyen.


3

El tiempo
no pasa aquí
su húmedo eco
es caracol de ondina
se adentra
en la sal de mis cristales.
Un aire tibio
se desprende del mar
juega a quedarse
entre las olas y tus dedos.
Emergen grises
en tu cabello
hundo mis manos
saltan lunas
nace un brillo nuevo
sobre la arena.


4

Qué cuentas darle al mar
si tu ausencia
o la mía
hacen que el aire
se impregne de añoranza
de palabras.…




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