domingo, 17 de agosto de 2014

ÓSCAR ARANCIBIA VILLALBA [12.890]


ÓSCAR ARANCIBIA VILLALBA

Escritor y poeta. Nacido en Arica, donde realizó sus estudios básicos y medios. Egresado de la Universidad de Chile en 1978. Profesor de Castellano y Filosofía. Magíster en Estudios Sociales y Políticos Latinoamericanos Ilades.

Director y libretista de grupos culturales, como Chuccuruma, en los 80, y del TAC, en los 90, coordinador de Talleres Literarios y de Encuentros Artísticos-Culturales. Dirigente gremial del Magisterio, en la Agech y Colegio de Profesores (en el actual Consejo Regional), tareas que desarrolla simultánea y permanentemente con la defensa, promoción y formación en Derechos Humanos en organizaciones como la Comisión Chilena de DD.HH, el Codehu y Serpaj -Arica. Es consultor en educación y DDHH de organizaciones y Ongs. Aymaras. Es fundador y coordinador de la Sociedad de Escritores de Tarapacá (Seta) que reúne a escritores y artistas de Arica e Iquique. Como ensayista y expositor, su temática aborda tópicos de educación, Derechos Humanos y la cultura.

Ha realizado trabajos poético-musicales con el grupo Chuccuruma y los músicos Omar Baeza, Charry García, Schmeling Salas y Benjamín Torrico. Su temática poética versa sobre la realidad social regional y nacional, especialmente de la cultura andina-indígena. En este aspecto, los grupos de música andina “Arak Pacha”, “Chuccuruma”, “Guamary” y “Los Cantores” han grabado y difundido sus creaciones poéticas en diversas producciones discográfcas.
Sus obras poéticas publicadas, son “Duelos-Vuelos”, en 1984; “Cantatierra”, en 1988, “No se llevaron el sol”, en 1997; “Andenes de la Memoria”, en 1998.Algunas de sus creaciones andinas y testimoniales están editadas en revistas, boletines y antologías regionales y nacionales. Sus trabajos inéditos aún, son, “Los Procesos o Memoria Poética Nocturna" ” (1993); y, “Azapa Profundamente Negra” (1994).



Editado por el centro de Estudios para el Desarrollo Centro andina Cerca y Chuccuruma en 1988, nueva edición,2009.



VIAJES

Era el viaje de la luna
Alumbrando los rieles de mi destino.
El día que nace en viaje
Con el aroma lluvioso de suelo puneño.
Era el regreso profundo
Sobre las huellas del sol indígena.
Supe que mi sangre
Sólo entendía de andenes crepusculares
Y terrazas que esperan el pan matutino.
Supe que mis noches
No son sin los luminosos días, 
 Tejidos en el húmedo altiplano
Con olores de greda y lanas
Que alimentan mi alma nocturna.

Era un viaje de ida y retorno
Sumergido en cada estación de mis raíces.
Porque volvía infnitamente
Al ayllu-marca de la sombra antigua.
Porque volvía sin regresar
A la misma noche de los relámpagos.
Porque volvía sin haber partido
A las aldeas del vestigio lunar.
Era un viaje sin volver de la luz-chuyma
Del indio que abrazo nuevamente.
Retrocedía sonámbulo
A besar  la piedra milenaria
Del sacrifcio incaico.
Subía encendido en lunas por la Apacheta
De escalas del altar solar.
Y llegaba al Macchu y al Huayna
Por el templo del  maíz áureo,
Sobre puentes suspendidos del cielo,
Hasta llegar a la vertiente de las vírgenes.




Poemario de Poética Andina Editado por la Soc.Escritores de Tarapacá, Arica,Chile-1998



ABYA YALA

Acunó el continente andino
en la arcilla de sus andenes
la luna y el sol del indio.

En el caíto de alpacas y puskas
con mi corazón cobrizo y bravío,
bajan los llameros de la sal,
por puentes de piedras y pukaras.

Entre los asaltos a la historia,
fluye la sangre vital de los altares
en el Tumi sagrados de los Incas,
siembra en sus cumbres nevadas,
el achachi de pueblo milenario.

Celebran la vilancha los yatires
 en el ritual de las hojas de coca
augurios de amor y lluvia eterna.

El cacique rebelde se levanta
contra el metal de occidente
que persigue al taruja altivo,
a mis cullacanakas del ayllu
que esperan los días soñados
por los amautas del inca.

Para samcaña amerindia
los hijos de ayer cruzan ríos
que serpentean cumbres y selvas
a buscar los cántaros antiguos,
kochuña jacañata, a soñar
la vida de la nueva era...

Escucha el canto de la tierra
porque es tiempo de volver...




Contiene gran parte de su primera obra "Duelos-Vuelos" (1984), Arica, primavera de 1999


LAS MANOS


A la “Edad de la Ira” de Guayasamín


Huesos con huesos los dedos
sin quejidos empuñando el último hálito,
como apretando los fierros
del encierro y de la muerte.
Desgarradamente mudas,
empuñadas y apretadas las manos,
trizando las columnas óseas del alma.

No son las manos silenciosas
testimonios amargos de estos días :
es el silencio ajeno
el que ennegrece los días.

Son estas manos enhuesadas,
oscuramente envueltas de energía
en la última de sus fuerzas,
secas y dolorosamente crispadas
por el fuego oculto de la tortura.

 Son las manos del clamor acallado,
estiradas tratando de alcanzar el pan
y cambiando sus huesos por piedad.

No son las manos en cubiertos de plata
y gastronómicas del Royal Club:
son manos NN y sin uñas
 los dedos aprisionado
por sombras metálicas.

Gritan hasta romper sus huesos
las manos que siempre esperaron,
las manos pisoteadas
cuando colgaban de la orilla del mundo,
las manos labradoras
que cosecharon latigazos de hambruna
y los golpes del agravio patronal.

 La noche que rompieron el agrio silencio
de aquella luna torturada,
estas manos que se aferran a mis manos
y nos hablan agonizando,
que nos llaman,
que nos reclaman
 y nos gritan.

Son las manos de la angustia y de la ira,
son las manos de la acrimonia y de la ira :
es sangre de la justicia
estas manos de la ira
... y del perdón.





MANIFIESTO

El río, la llareta, el viento y las quebradas los puso ahí nuestro Dios,
Pachacamac, creador de todas las cosas; nosotros, pusimos las pircas
y fuimos acomodando la vida,
nos hicimos naturaleza y la madre tierra nos acogió en su seno
y nos acurrucó en sus brazos,
por eso somos rio, somos piedra, somos montaña,
y si le quiebran los brazos al río son mis brazos,
si le sacan el agua al lago, me desangro, si matan al ganado, me matan.
Pachacamac, se nos acaba la vida, qué va a ser de nosotros
sin ver florecer el cactus, sin escuchar cantar las cuculis,
sin ver correr los llamitos,
¡Qué va a ser de nosotros!
Vicuñas de pelos grises, manantial con canto y lluvia,
fronteras que ha nadie sirven, tierras que fueron nuestras,
herencia que nada queda.
Se nos acaba la vida, por eso lloro y cuando el indio llora, llora la tierra,
porque yo soy tierra y pertenezco a ella,
porque soy condor,
porque soy parina,
porque soy cuculi,
porque soy cactus,
porque soy llareta,
porque soy viento del color del frío
y sin el aire puro ¡no vivo! y sin el fruto de la tierra ¡no vivo!
y porque no me queda nada, por eso lloro,
Pachacamac, Arumanti cutiña jiguasanki; Pachacamac,
¿Volverá a florecer la Primavera?










ENTIERRO Y VIDA 

Del vientre ancestral de mi raza 
surge la vasija de semillas 
para este canto de duelos y risas. 

Estallidos de relámpagos 
alumbraron los enlutados rostros. 
Sicuris y bombos despiden tristes 
a1 taitita, yatire de la aldea. 

Pero volvió el sol andino 
a revivir las rondas y trotes ebrios, 
a madurar el fruto de los surcos. 

Y este nido sin secretos 
envolvió nuestros cálidos cuerpos 
con el amor de los aguayos. 

Y volvía a cantar esta noche de huaynos 
con la vigilia lunar del ande. 



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