Matilde Méndez del Canto
(CHILE, 1991) Poeta. Radicada en la Ciudad de Agua Negra desde 1999, es uno de los jóvenes talentos de la literatura en Curicó. Ha participado en el rodaje de cortometraje y documentales junto a la productora 13 ROLLOS como "Habitual"; “Más-Importa-Buscar" (premiado por INJUV-CONACE-SERNAM) e “IconOculto". El 2007 gana el 2º lugar en el concurso de cuentos del Colegio Vichuquén de Curicó con el cuento "Fresia". Junto a su trabajo literario publicado en medios electrónicos como artecurico.cl desarrolla también su talento como comunicadora en programas radiales de la ciudad.
ANTI-ODA AL PAVIMENTO
Rémora alquitranada de color maldito
que retumba al cómodo pasar de
hormigas, zapatos y ruedas;
que provoca el sopor de la tierra
y la asfixia, reseca, olvida;
por un fulgor de futuro
ignora el pasado,
sepulta el principio.
Las primeras almas
que yacen en las entrañas de la tierra
son frenadas en su última partida
por la nueva costra del mundo;
son atrapadas, y condenadas
a un artificial purgatorio eterno.
LOS RETRATOS
Los retratos cansados que observo
a media luz en las oscuras calles
de mi provinciana ciudad
me parecen patéticos y tristes,
más aún cuando recuerdo que no pueden ser de otra forma,
pues no han sido pintados para nada más
que para tratar de imitar con poco éxito
la esencia de alguna vida.
Ahí, estáticas dentro del marco,
rondan las obras plásticas…
A veces engañan, y llego a pensar que están vivas,
pero no son más que una estampilla de tamaño real.
Y así pasan los días sobre aquellas capas de pintura
que nada más esperan por que el sol y la humedad
Hagan los estragos que el tiempo dicte,
se les languidezca el lienzo
y se les parta el marco en tres.
DESCONOCIDO
Me encanta no conocerte
Más de lo que te conozco.
Digo:
Ni tu estirpe,
Ni cómo transcurren tus días,
Ni donde duermes
O comes.
Ni tampoco si existes
Más allá de mi recuerdo
O la ilusión
Que lo pudiera
Ir alimentando
A medida que pasan los días
Y el olvido ocupa
Los milimétricos espacios
Que mi cerebro
Otorgara antes
A tu rostro gitano;
Por eso es que ahora
Tienes un ojo verde
Y el otro gris,
Y cuando te busco en las calles,
No te encuentro.
LA MUERTE NOS LLEVA SENTADOS
La muerte espera
A que distraídos nos sentemos
Por ahí en esta casa:
Murió mi tatarabuela torcida de tripas
Y sentada en la banca del patio;
Murió de viejo el tatarabuelo
Sentado en la cantora enlozada,
Vuelto hacia el rincón
Más oscuro
De la habitación que nunca lo vio dormir
A excepción de esa primera y última
Pestaña.
No sé por qué
Pero la generación siguiente
Feneció en tristes hospitales citadinos
Y pequeños cuartos
Que ahora son cocina.
Terminó sus días mi abuelo
Sentado tranquila y pesadamente
Sobre la sillita del retrete portátil
Que de un lado a otro le llevara mi abuela,
Quien encontrara a mi tío sentado en su cama
Mirando televisión, muerto ya hace tres días,
Sin notar ella misma que se levantó sin su cuerpo
Desde la silla de madera y pajas
Junto a la estufa,
Hace unos quince minutos,
Cuando que comencé a verla rondar
Demasiado preocupada
Como para ser ahora tan liviana.
BAJO LA LUZ ESTROBOSCÓPICA
Todo se detiene
Donde nos estremecemos
Sublimados
Y subconscientes.
Nos contorneamos
De pronto
En el aire
Espeso
De tanto existir
Nosotros en él.
Como una partícula más
Me muevo
En cámara lenta,
Rebotando
Sin control,
Involuntariamente.
Como el universo
Sin fin
Sigo la expansión,
Sin fin
Me alejo del núcleo,
Sin fin.
Y extiendo mis manos
Intentando capturar
La nube estelar
Que se alarga
Frente a mí
Cada vez más.
Y me detengo
Por fin.
Descanso,
Cierro los ojos
Y palpo
El muro a mis espaldas
Mientras
El mundo me ignora.
He salido
De aquel mar
A una orilla tranquila.
Palpitan mis entrañas,
Mi cabeza vibra.
Al abrir los ojos
Veo
Tu adrenalina
Fosforescente.
Magnéticamente atraído
Te distingo
Entre los volátiles
Fragmentos
Que flotan
Extasiados
Sin recordar.
Ácidos relámpagos
Transforman todo:
Desapareces
(Una)
Apareces
Frente a mí
(Otra)
Finalmente
Me hablas al oído
Y me fundo
En la muralla
(Una)
Mentira,
Sigo ahí
(Otra).
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