miércoles, 20 de agosto de 2014

CLAUDIA NAVAS DANGEL [12.957] Poeta de Guatemala


Claudia Navas Dangel 

Guatemala 1973.
Feminista, periodista y poeta, he publicado cuentos y poemas en La Ermita, La Hora , Tayer, Los que escriben, así como en la Antología de Poetas de la Pos Guerra. También publiqué en coautoría el libro de cuentos Mis insectos son ángeles. Está pendiente de Publicar: Puntos Suspensivos y Cuatro Perros y 1 más. Escribo una columna de opinión en el Vespertino La Hora , doy clases de comunicación en la Universidad Rafael Landívar y coordino el Observatorio de Medios La Nana, de la Red Andi América Latina, capítulo guatemalteco, entre otros.





Estereotipo

Ahora resulta que soy tu amante
porque a estas alturas,
más de 30 años…
no puedo tener un romance sin cama.
Tampoco una platica de más de dos horas.
Fijo, quiere, quiero
¿Y si queremos qué?
Ahora resulta que soy una perdida
porque ya pasé la edad de merecer
y no me queda otra que coger
de vez en cuando
o quedarme en mi cama
imaginando.
Ahora resulta que soy sólo eso:
mente sexuada
manos y boca en tentación
con deseos carnales..
que no puedo hablar
que no puedo jugar
que no puedo enamorarme.
Ahora resulta que soy tu amante.

Después de mi cumpleaños

He quebrantado todos mis principios
he prostituído mi fe
suicidé mis sueños
amarré mi pecho alambre de púas
me vestí de sin conciencia
y decidí vivir
y lo hice

amanecí
caminé por las calles tambaleando mis pasos
saboreé mi tristeza
brindé con mi llanto
sonreí
apreté muchas manos
asentí
pretendí ser paloma
sin siquiera volar
despegué
me estrellé en el asfalto

me levanté
mis pies se enredaron
caminé
balbuceé estupideces
escribí poesía
lloré
me excité
y perdí los botones que sellaban el espanto
y decidí vivir
y lo hice

los besé
me revolqué en mis mentiras
construí mil historias

esperé

pero nunca pasó nada

me embriagué
perdí el pulso en mi mano
y caminé

caminé muchos años
fracasé

ya no había más llanto

ni palabras que rimar

el camino era plano
no podía tropezarme
no quería caerme más
no podía, ni quería aletear

deserté.







3

No, ya no hay ilusión alguna
la vida es despertarse cuando la luz toca la mañana
caminar por costumbre
saludar fingiendo agrado
trabajar para sobrevivir
pagar las cuentas
tomar café con sabor social
hojear un libro
compartir un beso
cansarme de impotencia
de desconsuelo
beberme la noche
acabar como cualquiera
cerrar los ojos
hundirme en la almohada y fingir un sueño
para que al día siguiente
el alba me disfrace de nuevo.






Fuera

me voy
sin adioses
sin lágrimas
con rencores y tristezas
con las manos vacías

me voy
con un tumulto de recuerdos
y un cúmulo de desazones
con papeles que narran toda mi amargura
con un vestido rojo
y el cabello teñido

con las manos intactas
delicadamente cuidadas
con los ojos cansados
y el sueño rezagado

con la memoria de los muertos
con la impaciencia que los libros despertaron
con el cuerpo encendido
el corazón empobrecido
desangrado
sin alma






Réplica a un canto 

Ni el oropel Mujeril
Ni el vil metal
Tampoco la Luz de Dios
Ni las pompas ni las glorias de la Oscuridad
O la sed de conocimientos
Justifican mi intención de seguir

Soy huesos, tejidos, fluidos, pneumas
Imperfectos finales sin frutos de una ancestral cadena
Perdida aburrida, cansada en el tiempo

Repulsivos, finitos, sin aleteos
Dirigiendo juntos una sola proa
Hacia esa, tu casa final

Nada más
Nada más








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