miércoles, 6 de agosto de 2014

CARLOS ZÚÑIGA SEGURA [12.702]



Carlos Zúñiga Segura 

(Pampas, Huancavelica, Perú    1942), es un poeta y escritor peruano.

Nació el 19 de junio de 1942, en la provincia de Tayacaja (Huancavelica), donde realizó estudios escolares de secundaria. Formó parte del grupo Poetas Mágicos, junto a escritores peruanos como César Toro Montalvo, Omar Aramayo y Roger Contreras, quienes realizaron un concilio en 1970 en Jauja, Junín.

Carlos Zúñiga Segura obtuvo el Primer Premio de los Juegos Florales “Abraham Valdelomar” de la Municipalidad de Ica; Mención Honorífica en la VIII Bienal Internacional de Poesía, Chile 1997. Ostenta numerosas distinciones de instituciones nacionales e internacionales: Académico Benemérito del Centro Cultural, Literario y Artístico de O Journal de Felgueiras, Portugal; Miembro Honorario del Grupo Literario “Lumbre” de Chile; Reconocimiento Institucional a la Creatividad otorgado por la Biblioteca Nacional del Perú, 2001; Máxima Condecoración Municipal “Félix Dibós” por la Municipalidad de Magdalena del Mar; Hijo Predilecto de Tayacaja otorgado por la Municipalidad de Tayacaja, 2009.

Es fundador y director de la revista de poesía La Manzana Mordida y de las Ediciones Capulí, ambas fundadas el 23 de septiembre de 1975. Ha participado en conferencias y recitales en los principales centros culturales del Perú y en las repúblicas de Ecuador, Colombia, Alemania y Cuba. Parte de su obra poética ha sido traducida a diversos idiomas. Actualmente realiza actividades culturales en el distrito limeño de Magdalena del Mar, lugar donde reside.

Obras

Poesía

Primer destino (1966)
Gracias amor (1973)
Inauguración de la ausencia (1979)
Imperio del azar (1986)
Memorias de Santiago Azapara Gala, Gran Señor de Tayacaja (1998)
Hijos del arco iris. Poesía completa 1973-2003 (2004)
Señor de Marbella (2009)
Estambres de plenilunio (haikus) (2011)

Relatos

Flor de Purhuay (2011)

Antologías

La manzana mordida (poemas de amor) (1977)
Antología de la poesía amorosa del Perú (1985)
Cerezos en flor. Haikú japonés (1986)
Cielo de fiesta en Tayacaja (1987)
El mar en la poesía peruana (1989)
Poesía para niños: los cincuenta mejores poemas de la poesía infantil peruana (1993)
Sala de hospital: poemas de ambiente hospitalario (1993)
Literatura de Tayacaja (1995)
Antología de la poesía infantil peruana (1999)
Cuentos para niños (2004)
Poetas en su café (2012)

Estudios

Imagen y presencia de Daniel Hernández (1989)
Pampas–Tayacaja en la memoria de Arguedas (2001)
Ricardo Palma en La Marina (2004)
Magdalena del Mar en la literatura peruana (2005)
Voces de la Literatura Peruana (2006)
Huancavelica en las Tradiciones de Palma (2009)
Historia de Magdalena del Mar (2011)
Crónicas de Magdalena del Mar en la literatura peruana (2011)



CELEBRACIÓN DE HUANTILLE

El hombre que sueña
no puede envejecer.
René Char

La HUACA, herida, se levanta y camina.
Es su cuerpo
piedra de sal,
gacela amamantada en la Luna,
fruta descolgada del paraíso,
collar líquido de lluvia,
nido del colibrí que se mira en el espejo.

La HUACA, herida, se levanta y camina.
Son sus ojos
luz que destella,
espiga de trigos evocativos,
fuego en los cuerpos ebrios de lujuria,
flor de magia y a la vez encantada,
presagio de iluminaciones.

La HUACA, herida, se levanta y camina.
Son sus extremidades
ríos de vida,
árboles como lecho de calandrias,
cabellera de arco iris,
pulsaciones de euforia y lozanía,
apetecibles verduras en el mercado,
estambres de amorosa experiencia.

La HUACA, herida, se levanta y camina.
Es su corazón
insignia de sentimientos compartidos,
consagración de promesas y juramentos,
barro cósmico de energía trascendente,
albergue donde reposan Sol y Luna,
monumento inacabable de estirpe humana.

La HUACA, herida, se levanta y camina.
Es su voz
filiación en el esplendor del linaje,
juramento de noctámbulos amantes,
congoja del exilio,
farola de nostalgia lejana,
ala de tribulaciones,
refugio en los caminos por andar.

La HUACA, herida, se levanta y camina.
Es su sangre
exaltación de violines,
antorcha que fertiliza los campos,
agua que corre por el mismo cauce del tiempo,
abrazo que perdona los agravios,
saludo fugaz en alocados vuelos,
llanto en velatorios,
cáliz de concordia matrimonial.

La HUACA, herida, se levanta y camina.
Es su cerebro
dimensión absoluta de iluminada heredad,
cauce de tu sangre en mi sangre,
fatiga de mi cuerpo en tu cuerpo,
nostalgia que anuda tu llanto en mi canto,
despertar de tu espíritu y el mío,
fragua que nuestro corazón alimenta,
iluminación de la liturgia desde el mar.

La HUACA, herida, se levanta y camina.
Pasea por las calles,
recoge los rastros de la espuma,
contiene la respiración,
avanza, se ilumina,
renace en el tiempo vislumbrado,
se engasta en la piel del mundo,
sueña aborrece odia canta
y perdona y vuelve a querer.

Nosotros somos La HUACA.




MEMORIAS DE SANTIAGO AZAPARA GALA
GRAN SEÑOR DE TAYACAJA
(Fragmentos)

Parte de la expresíón del poeta Carlos Zúñiga Segura, que los de Tocas y Colcabamba compartimos el sentimiento hacia nuestro pueblo.



IV


Siempre tuve suerte en el amor.
Conocí el paraíso / conocí el infierno.
A nadie amé tanto como a Purun Huayta,
Ojos azules / sabor de blanquillo / dulzura de capulí
Nunca le confesé mi cariño.
Su corazón pertenecía al valiente Kusiche
Y por ese amor murieron
Él, pisoteado por el caballo del capitán lagos:
Ella, arrojándose a un monte de cactus.
En las alturas de Purhuay quedaron
Sus cuerpos / sus almas
Allí viven / allí se aman
En cada trino que cristaliza el cerro florido.
Si quieres conocerme
Aquí vivo
En la capital energética del Perú
Atado con todas mis raíces
A las querencias de la tierra.
Aquí espero el local que nos falta
En la gran capital,
Tal vez entonces deje estas calles de aliento cálido
Y me vaya llorando / me vaya cantando
“Reloj de campana / cadenita de oro, tócame las horas / para retirarme”.
Un 21 de junio
Entre bombardas de aniversario / repique de campanas
Me casé en la capilla de María Auxiliadora
Cuya primera piedra bendijo
El franciscano Miguel Torre,
El 1 de julio de 1926 a las 4 de la tarde.
Cumpliendo un viejo sueño
Construí mi casa de piedras / ichu / barro
En el paraje de San Juan de Luicho.
Allí viví con mi torcaza
Bajo un cielo de fiesta permanente.
Noche a noche danzamos desnudos
Al celebrar la íntima alegoría del sexo
Hasta caer extenuados en el pasto húmedo
Y provocar la envidia de los dioses.
Casado ante los ojos de dios, ante las leyes
Jamás descuidé a mis otras amadas
Ay, vidallay, vida
Cuya belleza florece en Surcubamba
Quishuar / Huachocolpa / Andaymarca
Ninabamba, etc. etc.
Si quieres conocerme escucha el corazón de los chivillos
Revolotea entre flores de linaza
Danza aires antiguos en arpa y violín
Corretea como runa-toro relleno de cohetes / buscapiés / cohetecillos
En momentos de tristeza
Toma una copa de anisado / culebrón / huamanripa,
Búscame en la nervadura de la coca verde
En la frescura del puquio de Chalampampa
Barrio de poetas / músicos / pintores.



V

El 24 de junio de todos los años
Guarda un minuto de silencio
en memoria de quince pampinos que murieron
Quemados vivos en verdugo corral.
Visita Huaribamba / Acostambo / Ñahuinpuquio,
Encarámate en sus muros
Respira hondamente / tiempla tu corazón
Con el aire de esos pagos donde floreció nuestra mágica estirpe.
Bajo el cielo estrellado
Ócllate tiernamente con tu pareja.
Hagan de sus cuerpos uno solo
Pregunten a los peces del Opamayo
Quienes lloran / quienes silban
Quienes cantan embriagados de nostalgia
“Adiós juventud vida pasajera, de tanto florecer te vas vas marchitando”.
Nunca olvides a Curambayo
Apunchic de Tayacaja
Primer indio peruano en causar pánico
A los soldados de Pizarro
Defendió nuestro suelo / defendió Huancayo
Hasta que las aguas del rio
Engulleron su cadáver.
Visita Hurpay,
Allí nació Daniel hernández
El 1 de agosto de 1856,
Allí aprendió a pintar
Cuando dios convocó a los pajarillos blancos
Y uno por uno los fue coloreando.



VI

Si quieres conocerme
Búscame en el santuario de Ayaorqo
En la quebrada de frailehuayqo
En los brazos de Huaqayrumi
En las ruinas de obrajillo
En el impetuoso corazón de Angoyacu
En la danza de los galas
En la hermosa lima-lima
En los cohetes de arranque / luces de bengala
Que revientan en honor de la virgen Purísima
El 8 de diciembre y el 20 de enero
En las enjalmas de los toros de lidia
En el aroma de bollos y bizcochuelos
En la sabrosa cuchicanca
En las aguas palpitantes de la colpa
En el longor cuya memoria guarda
El amor milenario de los apus y la pachamama.
Si quieres conocerme
Devela en la textura de mis ojos
Tu alma simple / sencilla
Búscame en el rumor de los grillos
En el incesante croar de los sapos
En las lágrimas extasiados bajo el puente Rumichaca
En la dicha alborotada del primer amor
En los ojos del venado
En la noche donde vibran las flores de cactus
Amando los roquedales.




VII

Si quieres conocerme
Soy Santiago Azapara gala Gran Señor de Tayacaja.
Llevo tu sangre / tu alma / tus sueños
Tu estrategia de atoq.
Acaricio la espiga de esperanzas que nacen
Con el canto de los pajarillos al amanecer.
Hablo con la certidumbre del espíritu profético
Mi voz es la mano del viento que recoge
Las pulsaciones del taki onqoy.
Mi casa es tu casa poblada de ternuras
Donde el néctar llama al picaflor
Donde antes sonreías a los vástagos del sueño primigenio.
Cuando vengas al pueblo búscame entre los árboles de San Juan de Pillo.
Allí descanso mi cuerpo
Restaño las heridas
Imagino planes para eludir ángeles y demonios
Que amenazan llevarme en sus alforjas
A no sé dónde y dicen para siempre.
Retrasa el estremecimiento que se siente
Camino hacia el mundo de abajo
Aviva la suprema iluminación que preciso
Ahora más que nunca
Cuando al cabo de los años
Mi vida se quebranta.
No me niegues tu compañía
Cada mañana que canta
Cada noche que llora
Acaricia conmigo la memoria del ancestro
Que aún es sangre viva.
Llámame amigo / compadre / hermano
O simplemente abrázame
Con el fogón encendido de tu cariño.





TATUAJES

A María, siempre.

Pesan los años
y está distante la luz.

Ahora todo es más difícil,
pero estamos juntos,
mi amor.

Agradezco tu presencia
cada vez que extiende
mi cuerpo sus heridas
y me hablas
de la rosa o de la espuma.

Tus vibraciones tienen sangre
que adiestrada gorgotea
cuando las lágrimas se asoman
bajo relinchos de realidad.

A tu lado
son límpidas las noches.
Y nos regalan los dioses
pequeñas tinajas llenas
de sortilegios lunares, para cuando
el silencio parezca olvido,
o el viento esconda voces
en vastos reinos de bruma.
Aquí, en Magdalena del Mar,
hemos sembrado oraciones.
en el desvelo del exilio
otras en la llaga del mundo como exaltación
de nuestro amor, hecho hoguera encantatoria.

Yo
que no pude darte las cosas que soñamos
y no supe bailar salsa ni merengue,
por ventura de mi suerte
con alguna habilidad desconocida
he grabado tu nombre
en la simetría irrefutable de un canto
de uno de aquellos que el dios del amor
entona cada mañana
atizando su fuego eterno a la vida.






"En Estambres de Plenilunio, logra exitosamente escribir algunos haikus ( estos haikus han sido escritos siguiendo las reglas japonesas, como hubiera querido su primer introductor al castellano: José Juan Tablada), que quizá ningún poeta peruano había alcanzado antes con tal precisión y con tal perfección."

Los siguientes haikus son extraídos del mencionado libro.


Hebras de cielo
anudan mi calzado:
trigos de Dios.



Todo de blanco
en el cielo aparecen
los que se fueron.



Toda la noche
al borde del camino
conmigo mismo.



Irme no puedo
quedarme tampoco:
¿será el amor?



La estrella
es una gata pícara
en los tejados.



Todo mi cuerpo
guarda sus filamentos
sobre la cama.



Alguien escribe
en la espuma la voz
del silencio





FAROS ILUMINADOS

Transformado en fuego presente
el recuerdo
es la vida:
acechada morada
por el tiempo que huye
y el instante que llega.

Vivo el momento haciéndome candela
y no me callo.
Soy una vida que muere
y deja atrás la memoria.
Soy un delicado hilo enredándose a sí mismo.
Soy la parte interior de una maraña.
Soy el alma oculta en una manzana.

Reconozco
la soledad y su preciso rasguño,
la visitación del silencio,
el grito dormido que restalla en la marea nocturna.

Hablo de una serpentina enigmática
del tiempo
que ya se ensombrece
en el desvarío de signos zodiacales.

Los ojos que de niño encendidos de utopías
contemplaron vuelo de pájaros celestes,
ahora atardecen entre sombras que circundan
el recinto de Huantille.

Y cuando la Luna creciente se cobija en artes de evocación,
no se quiebran los recuerdos
ante el fuerte oleaje de mar.

Los privilegiados sentires
se mantienen finamente hilados
en arco de flores
inaugurados en la memoria
del Sol.







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