Ana de Santana
Nacida el 20 de septiembre de 1960 en Luanda, Angola, Ana Paula de Jesús Faria Santana se graduó de Ciencias Económicas en la Universidad de Lisboa, y en 1985 ingresó en la Unión de Escritores Angolanos.
El poemario Sabores, Odores e Sonho (1986), de Ana de Santana, es señalado por la crítica literaria saotomeña Inocência Mata —junto a Ritos de passagem,* de Paula Tavares— entre los libros que constituyeron una experiencia fundamental en su formación literaria, porque en ellos la voz de la mujer se hace oír en su individualidad, su femineidad, su corporalidad, utilizando como materiales los elementos de la naturaleza y del entorno sociocultural.
Su obra, como la de sus coterráneas Paula Tavares, Amélia Dalomba y Lisa Castel, se vincula con la llamada Generación de las Incertidumbres, en la cual la escritura femenina cuestiona las estructuras sociales tradicionales. La lírica de estas autoras se caracteriza por el deseo de articular y legitimar vivencias y perspectivas propias. La fragmentación vivida en lo cotidiano encuentra paralelos en la estructura de los poemas; las frases quebradas recalcan la persistencia de imposibilidades y deseos frustrados.
Los poemas que aquí presentamos han sido tomados de Todos os Sonhos — Antologia da Poesia Moderna Angolana (Org. Adriano Botelho de Vasconcelos), Luanda, União dos Escritores Angolanos, 2005.
(Olga Sánchez Guevara: Selección, traducción y presentación).
Música sanguínea
En lo alto del tambor
continuar saltando quería,
mas no.
Cantar lo bello,
¿pero las manos, los ojos, la carne?
(cuánto sufre la carne inconforme).
Tener ojos pasando tiempo
por lo inmediato,
yo paso
por aquí, siempre
(como no encuentro el infinito)
la angustia en el caso
que no hay.
Cómo romper, rasgar
para que entre esa luna,
¿qué luz?
Adónde el sol
y el tiempo para soltar la voz,
la fórmula de amar
a fuerza de estar, ¿quién entiende?
Oh, discreta risa,
suave tristeza,
ojos mojados, mirándose,
amor con faldas (¿fallido?),
¿qué será de esa
música sanguínea?
Nupcias
Penetro
ese colchón de cristal,
y
una sábana de mar
me envuelve
tejiendo mi vestido raro,
espuma y sal.
Interrumpo estas nupcias con el coral,
me llega el suave murmullo
de las palmeras por la brisa.
¿Será que no consienten?
Canción para una mujer
Nunca me hablaste
de tu música
estuprada a fuerza de falo
ni me contaste
de las partículas que
pacientemente raspaste
al sol para fecundar la tierra.
Apenas dices de los brazos
cruzados a la vuelta del hijo
o del mijo por recoger.
Siempre espero, pacientemente,
tu boca liberada
por las manos mostrando el sol
y
por tus hijos contándote
de la vida que sembraste.
Barco abierto
Como un pan abierto,
así te ofrezco
este río en plata
sonriendo
para que te embriagues
de certeza de que
los caminos se hacen,
como este barco
perseguido por pájaros
hechizados
de todas las latitudes,
salpican de espuma
las luces de la ciudad
mostrándome como
se rompen los contornos.
Nota:
* Publicado bajo el título Ritos de pasaje (trad.: Olga Sánchez Guevara) por la Editorial Oriente, Santiago de Cuba, 2013.
Música sanguínea
No cimo do tambor
continuar brincando, queria,
mas não,
Cantar o belo,
mas as mãos, os olhos, a carne?
(quanto sofre a carne inconformada)
ter olhos passando tempo
pelo imediato,
eu passo
por aqui, sempre
(como não encontro o infinito)
a angústia no caso
que não há.
Como romper, rasgar
para essa lua entrar,
que luz?
Aonde o sol
e o tempo para soltar a voz,
a fórmula do amar
à força de estar, quem entende?
Oh, discreto riso,
suave tristeza,
olho molhado, olhando-se,
amor fardado (falhado?)
o que será dessa
música sanguínea?
Núpcias
Penetro
esse colchão de cristal,
e
um lençol de mar
me envolve
tecendo o meu vestido raro,
espuma e sal.
Interrompo estas núpcias com o coral,
vem-me o mavioso murmurar
das palmeiras pela brisa
será que não aprovam?
Canção para uma mulher
Nunca me falaste
da tua música
estuprada à força do falo<
nem me contaste
das partículas que
pacientemente raspaste
ao sol para fecundar a terra.
Apenas dizes dos braços
cruzados à volta do filho
ou do milho a colher
Sempre espero, pacientemente,
tua boca liberta,
pelas mãos mostrando o sol
e,
pelos teus filhos contando-te
da vida que semeaste.
Barco aberto
Como um pão aberto
assim te ofereço
este rio em prata
sorrindo
para que te embebedes
da certeza de que
os caminhos se fazem,
como este barco
perseguido por pássaros
enfeitiçados
de todas as latitudes
salpicam da espuma
as luzes da cidade
mostrando-me como
se rompem os contornos.
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