Ameht Rivera
(Cacahoatán, México, 1982) Lector de Alfonso Reyes. Ha publicado los poemarios: “Alebrijo Librejo” (Ocozocoautla, Chiapas, México; abril, 2011) Editorial, Public Pervert, y “Rosas i Spinettas” (Puerto Rico; julio, 2012) Editorial, Espejitos de Papel. Muestras de su poesía han sido seleccionadas para diversas antologías en Chiapas y México, como: Antología “Cofre de Cedro. 40 poetas de Chiapas (1960-1980)”, distribuida por Círculo Editorial Azteca; México, 2011. Antología “Carruaje de Pájaros” II Encuentro Nacional de Poetas Jóvenes de México. Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, México: junio, 2011. Editado por el Gobierno del Estado de Chiapas, colección Lectura con Hechos. Coordinador desde 2009 del Ciclo de Arte Independiente Tlán-Tlán “Todos los caminos conducen acá”, en el Soconusco. Actualmente es mediador del programa nacional Salas de Lectura en Chiapas. Director del periódico regional EnSUMA
a Ida Rosenthal
venías a pasear nomás
tus pechos en la Plaza Roja de mi mano
como dos muñecas rusas trasladadas en las carriolas de tu brassier
maquilladas de nieve
desnudas al tacto de la lujuria
pechos que bajo tus ropas hallaba como un rico ajuar
soterrado junto a una mujer escita
eran salarios de sudor tus pechos proletarios
y entonces gemiste: “la mujer es el opio de los poetas”
y en efecto
yo no tenía más capital que tu pobre desnudez
para fabricar este poemarxista.
A la manera de José Carlos Becerra
Una mano sedienta me alarga los suspiros
la misma que mece la hamaca del crepúsculo.
Esa carta roja que tocó la puerta de la mujer endeble
que se hizo agujeros de salitre esperando frente al mar.
Es la vieja ruta deletreada por tu andar minúsculo.
Tu paso que señala nuestro rumbo sedentario
hacia el más nómada amor
hacía el más primitivo gesto para decir deseo
para tactar caricia
porque mis manos sobre tu piel
son una manera de haber amado
son un modo práctico de hacértelo saber.
Contraversia
oh funestos semilleros de poetas
oh joven catástrofe de la nueva literatura
oh pequeños dioses de su egoverso
oh groseros resabios de Homero, Dante y Baudelaire
mujeres de esquina sucia balaban del amor
como un fruto del menosprecio
oh Perséfone
oh lira de Lesbos
oh Undécima Musa
mujeres que acusáis al macho sin razón
y sembráis el fruto podrido de tu sexo
en su poema de lista del mercado
y ustedes perros a/rrimados
al rededor siquiera de la honorífica mentada
de un grupo colegiado de catadores de poetas
pequeñas putas parricidas
lengüeteros, aduladores,
viendo la nieve por primera vez
a través de una persiana americana
jamás vuelvas a esta tierra tropical porque tibio te vomitará!
devuélvenos en boñigas de versos
la mitad del presupuesto que era para abonar el campo
oh mono gramático de las fiestas elegantísimas!
piensas en Europa mientras besas el culo menudo
de poetas extranjeros
y te avergüenzas de los frutos azules que ofrecen las ceibas de tu patria
poeta literal
tu oficio no es más digno que el de la puta de tu poema con zapatillas rojas
que por cada vez que abre las piernas tumefactas
pone un pan de sudor sobre la flaca mesa de su casa
rodeada de niños que no aprenderán a leer jamás lo que escribiste
acerca del antiquísimo oficio de su madre
lánguida poesía, literatura exangüe
una antología es un ramillete de educadas rosas
y no de la mejor cosecha de poesía
quién sabe si a estas horas un mal poeta
esté (contra todo pronóstico) componiendo un poema más perdurable
que las suaves pirámides de versos del poeta que escribe con guantes y mandil
desde su recámara aséptica con silencio acondicionado
en qué rincón de mayo se ocultan los artistas de la sangre?
los que ponen un pálpito de vida en cada párrafo
los que escriben amor con la misma mano
con que sostienen el pene lánguido mientras orinan
los que embeben el verso de sudor, saliva y llanto,
de la espesa y vigorosa fragancia de lo vivido
porque cuando digo "mujer" digo también sexo, tortillas, shampoo,
góndola y golondrina
no es el adjetivo preciso lo que embellece al sustantivo, sino el poeta preciso
el que fue borracho tendido sobre una banqueta diurna
cartero, amanuense, paletero, suicida, cancionero, fumador y organillero,
pero nunca nació para ser poeta!
y nunca entendió por qué Antonio de Nebrija
por qué Octavio Paz
por qué Borges
por qué Dámaso Alonso
por qué Andrés Bello
por qué la M antes de la P
y por qué nadie había escrito jamás
que el amor y un cangrejo con cinco patas
son una misma y tristísima cosa
y son de hermosura pareja para el poema
un suicida que un ángel caído
la lectura de Heródoto que la de las imprecisas líneas de la mano
que a los ojos de un ser omniatributos
da lo mismo un gnóstico que un agnóstico
ambos saben que el silencio es antes y después del Ser
adónde están los cerúleos rebaños de vanguardias
hay dos cosas que en el lector persisten más que un manifiesto:
la emoción y el bello uso del lenguaje,
aunque bello no es sinónimo de lenguaje canónico
porque esta lengua en que te escribo es una versión corrupta del latín vulgar
y las palabras ilustres del latín culto, son ya, sólo pájaros de quieto mármol
un poema es un miembro escindido de un poeta lagarto
oh poetas de academia!
vengan a reventarse las venas y la garganta conmigo
vengan a escupirme el rostro con su saliva azul de salamandra
a decir que es mierda lo que escribo,
pero no os olvidéis que tanto la poesía como la mierda
son completamente inútiles
quememos un día todos los libros de poesía del mundo
y a la mañana siguiente el panadero estará metiendo al horno su pan puntual
y el lechero su mano humeante bajo las falda infiel de la mujer casada
mientras el negro apetito asistirá sin tardanza
a morder los estómagos de niños pobres
que ya, de tanto apetecer, tienen una úlcera en el hambre
y si no tenéis nada absurdo que decir
mejor cállate las manos!
cierra también tus sordos ojos
no respires durante estos 30 i 3 segundos de petulancia que te provoco
y mira como ardo en mi hoguera ecléctica
abonada con la sangre lenta de mis escritos heréticos
calcinado como otros tantos pájaros del medioevo,
sin ser Giordano Bruno.
HIPOCANTO IX
[Franz Reichelt,
el atroz pájaro de 1912.]
Los pequeños niños del aire
sostenían al guapo sastre.
Como en el fresco de Miguel Ángel
pintado en la Capilla Sixtina
en que un plácido anciano
es llevado por querubines,
imaginamos al costurero
trasladado por ángeles
al primer piso de la Torre Parisina.
Su mujer exangüe, en saliendo de su casa,
tendióse a sus pies sollozando
para impedir la fabulosa empresa
del su marido.
Más que ingenioso era tozudo
este Quijote parisino.
Con la escasa ciencia de 1912,
nuestro sastre confeccionó
los rudimentos de un paracaídas
inspirado, acaso,
en los trazos de Leonardo el florentino
o en las minuciosas alas
que acercaron al cielo al feliz Dédalo
y hundieron a Ícaro bajo la piel del mar.
Cuenta la tradición,
que para a su invento darle garantía,
remendó un hijo de trapo
que sería (luego) espejo de su sino,
pues besó de golpe el duro piso
el monigote de trapo y altísima costura.
El hacedor de ambos artificios argumentó,
en favor de su intentona,
que el muñeco
vacío de voluntad
no abrió al vuelo los tirantes brazos.
Y acá volvemos
al momento (en la) cumbre
a la alta madrugada,
un 4 de febrero de 1912;
nuestro quimérico sastre
apenas sostenía el armatoste
pájaro citadino
sobre el dintel achaflanado
del primer piso de la Tour Eiffel.
Desoyó la lección de Jesucristo
quien parado sobre el pináculo del templo
y en diciéndole el engañador:
“échate abajo”
no se dejó caer
aunque a sus bruñidos pies,
legiones de ángeles guardasen.
La plebe desoló los teatros
para arremolinarse en derredor
de los 300 metros de hierro y simetría
aunque a los ojos del vulgo
el arrojo del guapo sastre
era más alto todavía
que el altísimo fierro de la Tour Eiffel,
pero acaso menos apoteósico
que la estatura de Napoleón
montado sobre Marengo.
Lo pies de Reichelt saboreaban el aire
y sus sorprendidos ojos
la falaz algarabía de la victoria
allá el quieto caserío,
allende el horizonte de triste fuego
acaso pensó en la muerte…
y en sus hijos (si los tuvo)
y si no los concibió,
entonces imaginó la descendencia
que no tendría
con la mujer que líneas arriba
le inventamos
como válida alegoría de la desesperación.
Empujado por el prestigio
de su bonhomía
más que por la certeza de su invento
¡Voló hacía el suelo el atroz pájaro!,
la plebe contuvo el aliento…
…voló hacia el cielo el atroz pájaro
y el ojo multitudinario
descendió desde la torre
hasta la herida,
que sobre la piel del suelo,
la alta madrugada de mil 900 doce
el molido sastre
descosió.
A Salvador Ventura, Juan Pereyra
Lázaro Gamboa, Daniel García
y Rodolfo Girón
comparsas de esta espontánea
de/generación.
HIPOCANTO X
Yo soy un poeta de la Generación Espontánea
herida y cicatriz del fuego
Eolo de alas quebradas
huésped de sangre mancillada
bajo la piel tumefacta
habitación de roja raíz
Céfiro cantando, con fe o sin ella
no vine a enamorar
a enamorarme
no vine, surgí
para entonar, por así decirlo,
las rimas espontáneas de mi saliva
para hilar palabras en inútiles retahílas
para restañar con poesía las pupilas
de llanto agujeradas,
para remendar los tímpanos horadados
por niñas con voz de aguja
y sembrar la palabra como una señal
en la avenida del poema
no como policía de voz significante
mejor sirena que aúlle el mar
escribía amor ¿qué es amar?
amar es un acto
no esta atávica reunión de cuatro letras
A/M/A/R
el acto más egoísta
unión acordada de dos ellos
pero el poema es ensoñación
porque existe en el pasado.
Amé góndolas en Venecia
como triciclos en Cacahoatán
pálido pueblo en que no soy profeta
ni tengo permiso de gobernación para pacer ovejas
ni un título otorgado para ser poeta
no vine a vivir al mundo
el mundo me produjo
porque me necesitaba
acaso
para ocupar esta vacante de silencio
soy Adán de sus cenizas
formado con trémulos átomos
de un pájaro de 400 voces
huésped de fósiles que me habitan
mientras vivo hago morir
¡cuántos géneros
y generaciones muertas
para llegar hasta mí!
cuánta desazón para sazonar
este poema discordante
cuánto poema sin musa
cuánta Beatriz sin Dante
cuánta Gala sin Dalí
cuánto Jesús sin su María Magdalena.
Soy un poeta de/generación espontánea,
vengo del amor,
no del semen y la saliva
¿alguien ha colgado en mi pared un título academicista?
por eso escribo lamber
por eso digo hedor
(que suene la hache aspirada)
¡Éste es el diccionario aprobado por el pueblo!
por eso ¡métrica!
no me alcanzas
para escribir ¡hasta dónde la quiero!
aunque la quiera
tan cerca
como
a mi
lado.
HIPOCANTO XII
Ese manto cerúleo
en que la luna reverbera
como un costal de azules pájaros
como un puñado de sal
en el plato de obsidiana
refulge la miel del firmamento
en la cresta solar
y entonces
todo es pasto de luz bajo el potro etéreo
de mi respiración
todo es diástole y corpúsculo:
un diablo blanco
un apetito
un tremolar de espejo
un rechinar de navajas afilándose
la ninfa de las visitas conyugales
para el asfódelo del reclusorio
Y dios pero Diablo
vagamundo inmóvil
eunuco femebundo
gota
calcio
celeridad de río
treno de gorrión
nube
antorcha
cielolunasol.
Textos extraídos de los libros “Rosas i Spinettas” (Puerto Rico, 2012) e “Hipocampos”
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