Amanda Fuller
Nacida en Chillán, Chile en 1945. Premio Municipal de Arte y Literatura de la Ilustre Municipalidad de Chillán.
Pertenece al Grupo Literario Ñuble. Miembro del Directorio del Grupo Fuego de la Poesía, de Santiago, y de la Comisión de Cultura de la Sociedad de escritores de chile.
En el plano Internacional, es miembro correspondiente de la Asociación Prometeo de la Poesía, Madrid, España, y de la Academia Iberoamericana de la Poesía y corresponsal permanente de la Porte des poetas de Paris.
Obras publicadas: “Rumor”, 1971; “Hasta cerrar la Sombra”, 1985, “Presencia Literaria”, revista antológica, Encuentro de Escritores Chillanejos (coautor); “Palabras de Greda”, 1988. “Lumbre de Aguas”, 1991, contiene una selección de las obras anteriores y material inédito. “Tiempo de Aromos”, 1993. Coautora del libro “El Dolor, la Muerte y el Morir”.
Su obra es reconocida en numerosas antologías nacionales y extranjeras, siendo premiada por el Instituto Rubén Darío, Correo de la Poesía, La Porte des Poetas y la Sociedad de Escritores de Chile, entre otras.
Amanda Fuller es funcionaria de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile y además responsable de “Huella y Presencia”, tomos I y VII, obras testimoniales de académicos y funcionarios de esa facultad.
LECCIÓN SIMPLE
No aprendas de mí otra cosa
que esta inmensa gratitud de vivir.
Las experiencias son de cada cual
equivocarse, renunciar, templar.
Ser vertiente desde adentro.
El bosque siendo verde
se desdibuja al sol de la mañana
del medio día o del ocaso.
La existencia toda está plena
de colores. Tú la vistes
el entorno roza apenas
la superficie. Mantén erguido
el mástil de la voluntad.
Aprende del ave cautiva
en batalla permanente
hacia su libertad.
Escucha el violín secreto.
Desata colmenares en la hondonada.
Es tiempo de aromos.
SÍNTESIS
Si el día fluye sin sentido
la noche colme tus manos
de todas mis espigas.
COMPLICIDAD DE LLUVIA
Abrazaba la tierra laderas de la tarde
Amplios telares fibrinosos
rompieron la quietud de los caminos.
Las manos del atardecer se elevaron
en vegetales salmos;
la sed de nuestras ansias
era un surco entregado
a dedos labradores.
Hermanó los sentidos
cuando cayó la espera
vencida ya la aldaba de mis ruegos
Para nosotros era regresar de un destierro,
encontrarnos en piel tibia y fragante,.
Rompernos en capullos hasta el último
hueso, desanudar torrentes,
echarnos a correr para alcanzar el tiempo
que escurría
debajo de los rieles de la lluvia.
SIGNOS
Alcánzame un instante de allá lejos
cuando una mariposa colocó en tu frente
la señal imantada de su polen.
Cómo se abrió el espejo más oculto
de tu baúl viajero
y un secreto connubio
le obsequiaste el calor de algún destino.
No era de prever. De vuelos y fronteras
balbuceamos en signos nuestros ecos.
Pero el viento inventó una travesía
un puente y una almohada donde fraguo
ese asombro de ayer que guardo intacto.
A NUESTRO MODO
Podría percibir
una y otra vez
el delicado roce del crepúsculo.
Ese que me abrazó
desde el instante mismo
en que acordamos
desovillar la hebra
de la ausencia
y comenzar a abrir un tiempo nuevo
con cada confidencia
desprendida
en esquelas de sombra
y signos personales.
También sé
desde ese día
que las horas palpitan
abecedarios simples
con algo de premura
y desafío
entresoñar la vida
creando fantasías
para que el nido envuelva
los instantes
con plumas de color
y melodías
donde saber vivir
a nuestro modo.
OFRENDAS
Te regalo estas aguas
que afloran sin premura.
Tal vez te duelan estas brumas
la sombra sostenida
en mis atuendos.
Bebé. He aprendido a endulzar
mis ademanes
a modelar el labio
en el quebranto.
La vida es el regalo que se envuelve
con cintas de dolor
pero no es lo que importa
A veces la alegría se nos vuelve
cuando el viento abre un claro
entre las nubes.
Vivir es ser la rosa
que la espina protege.
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