jueves, 3 de abril de 2014

ANAT LEVIN [11.441] Poeta de Israel


Anat Levin

Anat Levit (Jaffa, ISRAEL  1973). Es egresada del Departamento de Cine y Comunicación de Hunter College, Nueva York. Actualmente trabaja como correctora de estilo en el diario israelí Haaretz. Su primer poemario, Ana en lenta rotación (Ahuzat Bait, 2007), obtuvo el Premio del Ministro de Ciencia, Cultura y Deporte a escritores noveles. Asimismo recibió los premios Poetas Principiantes (2002) y Poesía en Marcha (2006). En 2011 ganó el Concurso de Cuentos Haaretz. Su segundo poemario, De boca a boca (Keshev, 2012), obtuvo el Premio Akum de estímulo a la creación literaria y fue recibido elogiosamente por la crítica.




18

Estoy lista siempre.

Todo lo que realmente necesito
cabe en el bolso más pequeño:
cepillo de dientes, tampones, pasaporte, calzón, lapicera,
tu foto de bebé sobre el césped en Rusia,
donde el papel carcomido desdibuja tu llanto.

Falta sólo tu mano y me puedo ir.







Poema de cumpleaños 2006

Fue un año difícil.

Estuve enferma
casi todo el tiempo
y casi todo el tiempo rumié pensamientos terminales
y hablé
quizá sin cesar
las palabras se adherirán a tu cuerpo liso
y las concebirás por mí de modo que
navegaré en tu vientre, luminoso pececillo plateado,
hasta que me des a luz en el lecho de una lengua tierna
y resuelta como agua

pero quedamos vivos
aferrados
asidos de las palmas.


*


Y me sentaré en él y no saldré de él
tres días y tres noches
y de día leeré las historias
de quien dio nombres al mundo
y leeré muchos nombres
y los pronunciaré muchas veces
de noche yaceré en una hamaca
colgada del techo
y leeré eternamente los numerosos nombres
hasta que un sordo se acerque a mi lecho
y le daré mi propio nombre

y la bóveda del cielo me concederá almohada
y el mar me arropará en sus infinitas mantas.






Poema de cumpleaños 2005

1.

Nacimos mudos
capullo de carne pálida

debimos incorporarnos desde el suelo
aferrarnos al aire como a una viga

había verdades claras que recordar, por ejemplo
“las manos hacen”

supimos de algunos que intentaron volar
y se estrellaron contra el techo del cielo

nos quedamos sentados

lentamente aprendimos a hablar
en singular y luego en plural.









Me da miedo que te duermas antes que yo,
quedar colgada sola en lo oscuro,
en tinieblas sin una estrella.

Temo que me dejes,
que una mujer rica en sabiduría o pechos
te tiente a sus eras y no sabré cómo salvarme.

O que una mujer de bello trasero (eres
persona práctica, delicada, crees en el trasero)
quiera sentarse contigo, en ti o sobre ti.

o

que sea yo quien te deje, que el guardabosques
me encuentre, me murmure un hechizo,
que necesite marcharme.

Me da miedo que tras todo este tiempo, tras
el dolor amargo (el tiempo estéril)
nos nazca finalmente un niño feo.

Temo que una gran guerra ennegrezca
el corazón, la sangre, la piel,
que reine la muerte, o

una pequeña guerra

Temo no volver a escribir
que se pudran las letras en la copa del aire,
que se deshojen las palabras inmaduras, caiga el árbol

o que se seque la tinta de la última pluma,
permanecer clavada con memoria y sin papel
o con papel cuadriculado

que quedemos sin trabajo y sin
lugar para escondernos, que nos hieran,
que enceguezcamos, que despertemos llorando yo

temo que te mueras antes que yo
que todo lo mío que desnudo ante ti
se invista de mujer altiva y solitaria

(es un camino cruel, sin salidas,
quizás, por un momento,
saboreemos un té con pastas).

Traducciones de Florinda F. Goldberg






Oh madre 

      1 

     Hubo varios métodos:
     cintarazos en el dorso de las manos si llegabas tarde a casa,
     cintarazos en la espalda si reñías con tus hermanas,
     cintarazos en cualquier parte del cuerpo (de repente, en una fracción de segundo),
     si olvidabas sacudir la sala de estar los jueves, justo antes de ir a la escuela, 
     si una de las tazas anaranjadas que habían traído de «ese lugar» estaba rota,
     si te sorprendían soñando despierta mientras te vestías en la mañana,
     cuando leías un libro (Angelique se revela, una y otra vez) en la penumbra del pasillo,
     después de la hora de dormir.
     (Denunciar siempre fue alentado. 
     La hermana-delatora recibía un caramelo, una blusa nueva, una caricia apenas insinuada).
     La bofetada era lo peor, dividía el aire súbitamente, hería la distancia
     entre la rigidez de la palma y la suavidad de la mejilla.
     Esto no requería de un motivo especial.
     
     
     2 

     Y se dijo:
     honra a tu padre y a tu madre
     y te honrarán con una tunda doble
     y con dos golpazos en la espalda
     para que tus días sean largos
     y placenteros sobre la tierra
     y dolorosos debajo de las cobijas; permanece inmóvil
     para que las estrellas no
     atormenten tus heridas.
     
     7 

     Son personas inflexibles, dijiste años más tarde.
     Tú permaneciste blanda:
     el cuerpo,
     la piel,
     la nuca,
     el cabello,
     la cabeza,
     el rostro,
     las palmas,
     la sangre,
     los vasos sanguíneos,
     las aurículas del corazón,
     los ventrículos del corazón,
     el corazón,
     los ojos,
     las pestañas,
     los párpados,
     las orejas,
     las lágrimas
     
     8 

     A los dieciocho años llegó el momento de contraer matrimonio.
     Se encontró un novio, se hizo un vestido
     (Un poco apretado. La costurera dijo:
     Aletea los brazos como un pájaro —se ensanchará).
     Rentaron un salón y contrataron un conjunto musical, tocaron Aris San
     y bailaste, agitaste los brazos hacia arriba, hacia abajo
     y en todas direcciones. Pero no sirvió de nada.
     Parecías un pollo.
     
     
     Versiones de Luis Panini, 
     a partir de las versiones del hebreo al inglés de Anat Levin (poemas 1, 2 y 7)      y Vivian Eden (poema 8)






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