sábado, 14 de mayo de 2011

3850.- VICTORIO V. SUÁREZ


SUÁREZ, VICTORIO V. : Nació en Asunción, PARAGUAY, en el año 1952. Poeta, ensayista y periodista. Forma parte de la llamada “Generación del 80”. Egresó de la Facultad de Filosofía de la Universidad Nacional de Asunción, en la rama de Historia, con una tesis de licenciatura sobre las “Corrientes culturales del Paraguay” (1991).
Fue director y fundador en la misma institución universitaria del “Taller de Historia Alfredo Seiferheld”.
En 1997 recibió un galardón en el “Primer Concurso de Poesía Joven” organizado por el Instituto Paraguayo de Cultura Hispánica. Sus poemas y artículos aparecieron desde 1970 en los suplementos culturales de “La Tribuna” y “ABC color”.
En 1975 trabajó en el Proyecto Marandú de la Universidad Católica, bajo la dirección del antropólogo Miguel Chase Sardi. Entonces, su postura crítica al gobierno de Alfredo Stroessner le valió un año y siete meses de prisión en las mazmorras de la dictadura (XI 1975-IV 1977).
Colaboró para la fundación de “Ediciones Taller”.
Publicó en todas las ediciones colectivas del “Taller de Poesía Manuel” Ortiz Guerrero: “Y ahora la palabra” (1977), “Poesía Taller (1982), “Poesía Itinerante” (1984). En el año 1985 ofreció al público su poemario: “Los fuegos del alba”. Publicaciones: en el 2001 publicó la primera edición de su libro titulado: “Literatura paraguaya (1900-2000). Expresiones de los máximos representantes”. “Proceso de la literatura paraguaya” (2006); “La década del 40”, obra de investigación colectiva de la Facultad de Filosofía UNA; el poemario: “Cristal Interior (Bardo Thodol)” (2005).-
En el 2007 presentó su libro de relatos “La niña de sepia”.
Desde marzo de 1994 a 1998 dirigió el Suplemento Cultural de Noticias El Diario, donde también escribió como columnista político. Ese mismo año inició la serie: “Conversando con Augusto Roa Bastos”. Fueron encuentros literarios con el Premio Cervantes de Literatura e invitados especiales, como parte de un programa denominado: “Cultura Permanente” del Diario Noticias.-
Se desempeña como profesor universitario en la Facultad de Filosofía en la carrera de Letras. También forma parte de la “Dirección de Investigaciones” de la misma facultad. Es fundador y director de la revista “Arte y Cultura”.
En la actualidad dirige el Taller de Literatura de la Universidad Iberoamericana (Asunción-Paraguay).








PALABRAS PARA ALLEN GINSBERG

PRIMER RECUERDO

Anoche te hablé Allén entre los papeles amarillos
de mi armario.A
noche encontré a tu madre loca en el polvo siniestro
de la televisión;
tenía en sus ojos dos aviones, dos corderos mansos
y una muerte repentina.
Anoche eras tú Allen, en los parques terroríficos
de Boston
con el pus maloliente de Manhattan
y el campo magnético de unas lágrimas
que se abrían en campanas.
Anoche nada fue igual:
ni el sueño tranquilo de una niña
que respiraba gusanos en la cama,
ni la fraternal máquina de escribir
de tus brillantes ojos
disparando los violentos caballos del corazón
bajo una sábana.
Nada fue igual Allen.
Porque anoche yo estaba más abatido y más triste
y más loco y más perverso que tú
o Carl Solomon, perdido, perdido en Rockland.
Anoche Allen, destruí con mis dientes envenenados
las empolvadas rosas
de aquel que me había ofrecido tu retrato
en el partenón por la mañana.
Entonces renaciste desde una dirección
hidráulica de muertos como un héroe
o como un Júpiter histérico y melenudo
en el fondo del mar.
Allén, anoche tu lejana voz
-unida al lucero y la tarde-
floreció en mi boca
igual a las pandorgas arañadas por el sol.
Anoche tus lámparas salpicaron con marionetas
el silencio
y caminé por tus montañas, por tus carreteras,
por tu paisaje extendido como un enorme zoo.
Caminé ante tus estúpidos siquiatras
y llegué a la profundidad de tu “aullido”
para identificar los ángeles
y el cuerpo resplandeciente
donde nació tu primera agonía.
Allén, en todas mis palabras revientan tus estrellas
con la velocidad de los automóviles
que rasparon tu Quinta Avenida
y se estremecieron después del blues
en un miserable café de Brooklyn.
Allén, sé perfectamente que sigues en un supermercado
raspando el color a las frutas
y acariciando a un Walt Whitman parado
en una congeladora.
Anoche estuvimos juntos en una sola lágrima;
tu madre estuvo presente, Allén, se escapó de
un manicomio
o desde el vientre oscuro de la tierra.
Era la misma.
Allén, era la misma, con su respiración de tormentas
y sus ojos cargados de fuego y gasolina
haciéndonos leer de nuevo tu kaddish
mientras una tifoidea con ametralladoras
cubría el espejo que relampagueaba
en tus fragmentos crepusculares.
Allén, las flores salieron disparando de mi garganta
y mil novecientos cincuenta se hizo idéntico
al año en curso
porque estabas en el pavimento del tiempo
con un ramo de amapolas
y con tu barba olorosa a marihuana y cucaracha.
Allén, anoche estuvimos en un mismo túnel
sintiendo a las víboras enredarse en nuestra piel.
Anoche temblamos
y Naomí estaba dura mirándonos los ojos,
porque tú, con un micrófono en la mano,
recorrías para decir:
“El peso del mundo es amor, el deseo final
es el amor”,
aunque sabías que la pared era un nido terrible
de sangre, de arañas, de circunferencias,
de alcohol, de fetos muertos, de moscas,
de fardos y de vicios.
Allen, anoche te paseaste conmigo
en una motocicleta,
nadie te pudo ver.
Fuimos dos en uno al abrir las burbujas
que desparramaron nuestros antepasados,
al navegar en los raudales que mojaron
nuestras almohadas,
al encontrar los cuervos que desataron nuestros
sueños
en locura terrestre con tristeza infernal y Apocalipsis.
Allén, anoche estuvieron caídas nuestras sombras
y descubrieron en mí un peligroso bastardo
con mirada de psicópata y dientes de leche.
Allén, yo estoy contaminado por la locura
que irradian los burgueses de mi generación.
Allén, yo estoy triste en la podredumbre de los fuegos,
soñando siempre la amplitud de los caminos
y una aeronave por el viento.
Allén, tú me viste obligar a las muchachas
de mi corazón
para que acuesten sobre una mesa de partos.
Allén yo soy un pecador corriente
y te confieso que pululas en mis ojeras
como las violentas linternas
de tus palomas derretidas.
Allén, anoche respiraste como un ventilador
o como un animal.
Allen, todos saben que yo soy el peor poeta
porque orino en la tranquilidad del día,
porque desparramo las basuras
y manejo un camión tumba sobre los baldíos
de alguna piel.
Allen, yo cepillé mi corazón sobre la tierra
y no pude apagar con mis radiadores
una voz que insistentemente te nombraba.
Allen, yo no recuerdo las alas
sino un viejo aeroplano lleno de prostitutas
y homosexuales en llanto.
Allen, anoche recorrimos mis anaqueles,
caminamos por Përe Lachaise con los ojos
de Apollinaire
y el golpe frío de París en otoño.
Allen, yo estuve muy deprimido al acercarme
a mi mismopara encontrar un suspenso aterrador
de palomas desfloradas.
Allen Ginsberg
yo he quedado muy mal después del incendio,
después de la noche en que nos encontramos
y desaté mis sueños
hasta alcanzar en una rosa
tu rostro sencillo de pájaro iluminado.
Allen, tú pronosticas lluvias y vientos
Y lo cierto es que siempre lloramos
al comprender los días.
Allen, desde mi carne en llamas
y la infinita ansiedad de mis latidos,
con mi coraza de fármacos
vuelo por las avenidas del terror,
vuelo por las piedras
y te cuento que hay ojos llenos de polillas
en las oscuridades.
Allen Ginsberg,
en un estanque de ausencias arde la noche,
la misma noche en que recorrimos la ciudad
y vimos a tanta gente comiendo llagas,
comiendo flores,
igual a Naomí, igual a mi madre,
igual a tu canto fúnebreo tu aullido.
Allen, toda la avenida de despliega
por el calor fluvial de mi sangre.
Estoy negro
muy negro
con la esperanza destruida
y las horas masacradas de tus recuerdos
que fermentan en mis ojos
y desde un lugar
desde una secuencia brutal de minutos
me desangro
en los comienzos del alba y los vientos.








SEGUNDO RECUERDO

Allen Ginsberg,
un escueto y lacónico noticiero
anunció que un cáncer acabó con tu vida.
Allen Ginsberg,
debería llorar tu muerte
pero estoy contento
porque sé que en este momento
ya estarás al lado de Neal Cassady.
Allen Ginsberg,
abandonaste este mundo en brumas,
pero has dejado tu beso
en cada humano que pasea su soledad
por los parques sencillos de Nueva York.
Allen Ginsberg,
yo te extendí la mano
y acuñé por tantos años
tu aullido infinito.
Allen Ginsberg,
hasta este momento
no sé cómo sucedió
pero es mejor
saber de repente
que te apagaste en el firmamento
como un pájaro
o como el soplo de una boca
que simplemente se asfixia
en la inmensidad de la tarde.
Allen Ginsberg,
estoy seguro que Jack Kerouac
te estuvo esperando con una botella de licor.
Cuando ese genial borracho y juglar
nos dejó
tanto habías llorado
que nacieron flores de agua en tus ojos.
Allen Ginsberg,
al fin llevarás adelante
una excursión perfecta y celestial
hacia la morada rutilante de Walt Whitman.
También encontrarás al joven Rimbaud
o a Hemingway bailando
en una locomotora estelar.
Allen Ginsberg,
voz interminable
inmenso poeta como el resplandor del sol,
estoy contento
porque tu espíritu liberado
no estará solo en la otra orilla.
Tampoco tu polvo dormirá sobre ausencias
en esta tierra
donde sigue viviendo
la viva explosión de tu poesía.







RECUERDO

Aquel patio
la ventana de cristal
y el viento de la noche
resbalando sobre sábanas limpias
y el embrujo de una pasión
que abrió su luz
después de tanto tiempo.
Pero luego llegaron
repetidas ausencias,
colores lejanos
y ojos borrados
que me dicen
que aquello no se volverá
a repetir.







VUELVES

Sobre el semblante de espanto
y las lágrimas falsas,
vuelves con todo tu esplendor.
“Sólo sé que no sé nada”.
Es la respuesta sobre la mentira
que flota igual a una flor
podrida.
Estás de nuevo
en mi vida
en el sol que lame
el amanecer,
el alimento cotidiano.
Vuelves
como siempre,
entre tantas cosas perdidas.
Quiero creer en ti,
en este laberinto
en que las horas pasan
raspando sueños.
Sobre el rostro que se esfuma
y muere
¿vuelves realmente?

Fuente:
http://alejandraoviedo.com.ar/victoriosuarez.html



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CRISTAL INTERIOR

a R. S. maestro al servicio
del Gran Arquitecto del Universo

Ammon-Ra
viejo profeta de luz
La piedra habla
y el muro grita.
Los misterios
de Osiris e Isis,
la barba
de Hermes Trimegisto
y el verbo solar
en el libro de los muertos.
Cuatro mil años
en los papiros,
la teosofía dórica
los fragmentos de la poesía
ática órfico pitagórica
y los antiguos caminos
de la teogonía
y el cosmos.
El cielo es el padre
la madre tierra
las altas montañas
la vida,
el lenguaje oculto
las lluvias nómadas
y eternamente
repetidas.
Siempre el incienso,
entre las columnas,
los pasos perdidos
y el sueño que vuelve
navegando
en la misma piedra
de cristal.






POEMA HERMÉTICO
“¡Oh, Agni! ¡Fuego sagrado! ¡Fuego purificador! Tú que duermes
en el leño y subes en llamas brillantes sobre el altar, tú eres el corazón
del sacrificio, el vuelo osado de la plearia, la chispa escondida
en todas las cosas y el alma gloriosa del sol”









HIMNO VÉDICO

Tal vez nació de la sustancia,
de la voz silenciosa
que sopla recuerdos
desde el oriente eterno.
Llegó con los siete principios
(sellados en las lenguas
de los antiguos iniciados)
y con sus ojos grandes
y su cabellera larga
manejó el silencio
memorando el viaje,
los tres golpes
aún desconocidos.
Emergió en el embrujo
de la tarde
para señalar en mi ansiedad
las tablas del principio:
comienzo y fincielo y tierra
vida y muerte
blanco y negro
alba y ocaso
mi boca
su boca
la subida de su existencia
y el lento declinar de la mía.
La noche y el día
en nuestras manos,
el fuegoy el agua
en las tormentas interiores,
legítimamente agitadas.
Estará todavía sin entender
los símbolos de mi viejo idioma,
los destellos infalibles
de la poesía.
Nació de la materia
con sus sueños de cine,
con mi costumbre
de juglaría.
Desde entonces llega
y queda igual a la luz
del mediodía.
Camina en mi garganta,
es la salel azufre
el mercurio,
mis tres viajes
la sensación final
de nacer de nuevo
con sueños de amor.









LA PIEDRA DE CRISTAL

a M. E. F.

La piedra transparente
de antigua alquimia
guarda el rito de las lluvias
y el legendario idioma
de Hermes y Pitágoras.
La piedra transparente
con la misma fortaleza
de las montañas
(muy cerca de tus manos)
refleja el tiempo que anduvimos
con tantas interrogantes a cuestas.
La misma piedra de purificación
y trabajo
es un largo camino solidario
(igual que tu presencia)
en la mañana.
La piedra bruta, de cristal,
vigila, casi en soledad,
nuestros pasos inseguros
de eternos caminantes.








EL LENGUAJE INICIAL

El idioma
de los iniciados
es una piedra filosofal
en la garganta.
El lenguaje
de los iniciados
es la transparencia
del cristal,
la sabiduría
de Hermes
y Pitágoras.
La palabra
de los iniciados
es un tiempo
de señalesy símbolos.
El eco
de los iniciados
es el aire
el fuego
y el agua
que cruza la noche
del universo,
el cielo de las almas.







VIDA PROFANA

La vida profana es insulsa,
es la oscurida
del oropel
y la ignorancia estática
que muerde su propio rabo,
lejos del misterio.
La vida profana es el abismo
sin piedra de cristal
ni señales esotéricas.
La vida profana es un baldío
cargado de ausencias.


CRISTAL INTERIOR - BARDO THODOL (Poesías de VICTORIO V. SUÁREZ)

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