sábado, 21 de mayo de 2011

3863.- TRINA QUIÑONES



Trina Quiñones: Nació en Venezuela (1950). Abogada, poeta, traductora. Ha publicado 6 poemarios traducidos al inglés, portugués y ruso; entre ellos, Mutación (o de cómo la cautiva escapó del espejo), Nairobi 1991; Fugitiva, Thesaurus, Brasilia, 1993; Nómada de lo invisible, Globus, Moscú 2000. Sus poemas han sido publicados en Papeles Literarios, Revistas Académicas y de poesía en España, México, Brasil y la Federación Rusa. Obtuvo Mención de Honor en el Concurso Nacional de Poesía “Das ediçoes de Minas, Cartao Alegoria, Brasil, 1994. Es Miembro Correspondiente de la Academia de Literatura de Moscú y Representante de América Latina para el Idioma Español. Actualmente vive en Caracas.




El futuro ha llegado

y nunca pudimos sospechar
lo que sus alas arrastraban.

Muchachos desocupados
patean latas vacías
en la negritud del callejón.

La mujer espera ansiosa
la llegada del marido
que no llega y, entonces,
oye a Bebo y Cigala.

Acuesta a la hija
para siempre menor
y la convence de que
el mundo es mejor
y que los sueños existen.

Y duerme, la menor.

Caracas, 19-12-06










CÚBREME

¡Noche!
Cúbreme de tí
atraviésame
de tu silencio.
Ilumíname
de constelaciones
y galaxias.

Hazme Emperatriz
de la Oscuridad.
Que de mis cabellos
pendan
tus joyas más preciadas
y que de mis labios
broten estrellas
trocadas en palabras.







De Ejercicios de amor
Moscú, Globus, 1999*


OQUEDAD

Isla de extravíos
mi fantasma te busca

catálogo de vanas mutilaciones
mi sombra bordea la otra orilla
lejos de inútiles contenciones

cabriolas, sólo cabriolas
mis pasos a la intemperie
perdidos.



ANTESALA

Cuando hablábamos de la muerte,
cada quien vivía su propio secreto
de voces que nos prestábamos
a nosotros mismos.




APENAS SI ERES NOCHE…

Apenas si eres noche
en el largo registro/ de la luz

apenas laberintos/ de ondas imperceptibles
impromtu de procesos racionales
confusas pulsaciones de la psíquis

apenas si eres noche/ en el tráfago
de las etiquetas espirituales,
rompecabezas perdidos en la nieve

apenas si eres noche/ en tus devaneos
de mariposa alucinada
viajando a lo esencial

apenas si eres noche.

*Poemas publicados en ALFORJA, XV, REVISTA DE POESÍA,
Invierno 2000-2001




Insomnio urbano, 2.003


1

La habitación se ha quedado
completamente seca.


2

Me acompañan los edificios y el asfalto.
Mido agresividades
con conductores de últimos modelos.
Los portadores de celulares
nos lanzamos miradas oblicuas.
Soy la última habitante.


3

La noche no quiere dormirse.
Los de la calle defecan en las aceras
y le dan la última pincelada
a sus instalaciones de desarmadas cajas
de cartón. Vacías botellas de cerveza
de color marrón.


4

Soy una persona
que se lanza a la calle
sola, mal vestida, sin dinero,
mirando al piso,
buscando lo otro
o lo mío o lo nuestro.

No asisto a reuniones sociales
ni invito ni soy invitada
escribo montañas de poemas
que los connacionales no leen.
Yo vengo de otras fronteras.


5

Los habitantes del concreto
se deslizan lujosamente desvestidos.
Sus atavíos gritan
deleznables fantasmas solos.


6

Las mujeres dejaron sus tribus
y con los hijos yacen en las aceras,
infelices adormecidos
colgados de un seno vacío

¿quién los insertó
en la mugre de la urbe?


7

Ahora el Metro es de todos.
El informalismo se trepa por sus bocas
que arrojan un vaho marginal
sobre los usuarios. Los vagones
nos refrescan del agobiante murmullo
de los “rumores”.

Torsos al aire, piercings a granel,
escotes abusivos, parejas complacidas,
niños barrocos,
pre-púberes de tacones altos,
matronas de bocas y uñas decoradas,
estudiantes en juerga,
pequeños escolares independientes,
piernas mutiladas o llagosas,
récipes de medicinas importadas,
colectas para operaciones o entierros,
madres desquiciadas,
vendedores de chocolates y bolígrafos,
ejecutivos engominados,
jóvenes redondeadas de silicón


8

Veo rostros envejecidos
tareas claudicadas.

Miríadas arrastran
sus zapatos viejos.

Las muecas se agolpan
en el Seguro Social.


9

Hace demasiado silencio
y el caos acecha a mi puerta.
Comienzo a divagar
por calles y plazas.
Una bruma
envuelve a los edificios
y a mi cerebro mismo.
Mi boca conversa desatada
y el Mensajero me presta oídos.
Sí. Parece comprender su misión.


10

Desde mi cama veo
cómo me trepo por el techo
y miro este rictus
que en mí se ha instalado,
cómo me busco
en mis propios libros y
en pensamientos
adecuados.

Algunas ideas salen de mi cabeza
y flotan por la habitación


11

No tenemos control.
Las calles están nerviosas
las casas, allanables
los transeúntes
secuestrables
y/o violables.

Los adolescentes
guerrean su juventud
sobre patinetas.
Mi corazón, sin ti,
también guerrea.


12

Las calles
repletas de protesta

hay un reclamo
ínsito
en los bailes y
en las risas.

Ya no quiero
escuchar
los susurros de
mi celular.


13

La ciudad vibra en mayúsculas
frenética o silenciosamente.
Intentamos dormir, pero los demonios
no cesan

disparos
están hiriendo la noche
y todos, estáticos,
fingimos que fingimos.


14

Todo está roto, ido
las calles, vacías y dolidas
mi tierra, envenenada, secuestrada.

El amor desapareció
dejándonos a descampado
perplejos.


15

Habiendo sido secuestrados
o extorsionados
pedazos de mí,
sobreviene
un necesario reacomodo
de vida. ]

Podemos prestar
nuestras nuevas versiones
a provisionales moldes de plastilina.


16

Ese habitante
se auto-adjudica un espacio
en la ya notoria penumbra citadina.
Apenas he terminado ese trayecto,
un poco más avanzada la tarde,
y él se manifiesta como un elemento más
que acompañará la noche;

su intrincado despeinado
y agudos ojillos brillantes
someten a los transeúntes
a una evaluación

mis pasos, calmadamente acelerados,
rehuyen su robusta figura
que la noche, ahora, se roba.


17

En un instante
la ciudad despertará.
Un cortejo de balas
matizan mi insomnio

¿cuál será su lúgubre destino
voraces proyectiles libertarios?


18

Él no quiere bajarse
en la Estación Altamira
y yo he pensado
que es por razones políticas

pero resulta que él
estaba saliendo de la estación
la noche de la masacre
y, muy despacio,
le tocó caminar
entre las balas.



19

El sedante
va tomando cuenta de mi pecho
y se instala
con una fuerza opresiva


que me permite
anularme
a conciencia.

Es un limbo
un poco amargo
entre furiosos y arrogantes
detentadores de la verdad

mientras, los cadáveres,
se disputan la cotidianidad.


20

Hay demasiados cadáveres.
Algunos son ilustres
y reciben aplausos

los demás,
reciben gusanos.



Caracas, 19 de octubre de 2.003



No hay comentarios:

Publicar un comentario