sábado, 4 de diciembre de 2010

2282.- HUGO WILLIAMS


Hugo Williams (Inglaterra, 1942)
Hugo Williams parece ser una buena persona. No digo esto por la primera impresión que pueda proyectar su rostro tan típicamente inglés, sino porque sus poemas proyectan la imagen de un tipo simple, que ha vivido, y que sabe sorprenderse. No creo que estás sean las recetas para ser un santo en estos tiempos, sino por dar algunos atisbos que nos parecen comunes a todos, atisbos que parecen ser comunes a los grandes escritores (a los que no se creen el cuento).
Periodista de profesión, Williams trabajó durante diez años en el London Magazine, dedicándose a cubrir las secciones de viaje y turismo. Ha trabajado también como crítico de cine, de teatro y tiene hoy su propia columna en el Times Literaly Sumplement. Con Billy’s Rain ganó el Premio T.S. Eliot el año 1999, premio que ha ganado también el excelente poeta Paul Muldoon con su libro “The Annals of Chile”. Y el año pasado logró la Medalla de Oro que entrega la Corona Inglesa, máximo honor que puede recibir un poeta, convirtiéndose en laureado y trovador oficial de los reyes.
Su poesía está esencialmente constituida por imágenes y relatos, y que me parecen fuertemente influenciadas por la poesía imaginista de Pound y que se remite a la revolución prerafaelista de Rossetti en el siglo XIX, y que tiene a su máximo exponente en el siglo XX con Phillip Larkin (también ganador de la Medalla de Oro). Williams mezcla la crónica periodística y el detalle de situaciones de forma magistral, logrando plasmar –como cuadros de Hopper- situaciones rutinarias convertidas en verdaderos descubrimientos de realidades que nos parecen completamente ajenas. Es un poeta del asombro en la simpleza, de lo cotidiano, de frases tiradas al aire y que se concretan en una poesía que se juega el impacto en cada palabra.
Creo justo señalar, antes de entrar a la lectura de los textos, que el descubrimiento de este poeta se produjo gracias a la publicación (quizás las primeras en español) de traducciones en la revista Pensar y Poetizar realizadas por Enrique Morales. Agradezco también a mi Profesor Armando Roa por haberme facilitado la obra completa del autor contenida en Collected Poems.


De Love and Life (1979)

Ciclos

La tarde avanza, repitiéndose nuevamente
Dejando nuestras copas y libros como islas sobre el suelo.
Estamos solos, tú y yo,
Lejos el uno del otro como los jóvenes héroes
De esas dos novelas que dejamos boca abajo.
Para esto es la felicidad: para naufragar a solas
Rodeados por la misma luna, que en sus ciclos
nos recuerda a nosotros mismos
Nuestras distancias, y lo que dejamos atrás.
La lámpara a un lado, las cortinas iluminadas.
Esas cosas que nos prometimos.
No hay duda que volveremos a esto.







De Sugar Dady (1970)

En un café

A veces la madre del dueño
Aparece desde el fondo como un fantasma.

Silenciosamente toma dinero para cosas
Que guarda firmemente en sus brazos teniendo
luego que ser ayudada.

Ella llena su copa en la cantina
Prende un cigarro, inhala, y tú puedes ver

La manera en que sus labios aspiran
Reviviendo su marchito rostro.

Alcanzo a ver su piel teñirse
Como un periódico absorbiendo vinagre derramado.

De Some Sweet Day (1975)









Marea baja

Ahí arriba
El techo de nuestro cuarto
Iluminado por el reflejo del mar.
Nuestros sueños
Hundiéndose a lo lejos.
Por poco siendo reales.


De Dock Leaves (1994)








Luces apagadas

Permitámonos hablar por diez minutos
Acerca de lo que ha ocurrido en el día,
Luego iremos a dormir.
No importa con qué soñemos.










El Mar

Cuando estoy contigo, voy a un minuto detrás de ti,
Recogiendo pedazos de vidrios de colores
Y tú me llamas, “¡Mira!”

Has visto algo nuevo delante de ti.
No despegas tu mirada. Entonces partes,
Escalando las rocas, encaminándote hacia el mar.


De Billy’s Rain (1999)







Ida y vuelta

Tus pensamientos pasan delante de tuyo bajo la línea
Desde donde el día construye
Una extraña y nueva ciudad para que arribes:
El castillo en ruinas
Los buses de diferentes colores
La muchacha oficinista
Que rompe su boleto de ida y vuelta
Dejándolo caer en pedazos a sus pies.

Tu sonríes sin razón alguna
Al reclame de dos obreros
Cargando una escalera a través de una montaña
En nombre de “Hermanos Karpin Mudanzas y Decoraciones”.
Incluso los caballos que miran por sobre la hierva
Parecen estar más acorde con el tiempo, mientras que tú
Estás nuevamente volando hacia el pasado
Sin saber exactamente por qué.



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