sábado, 2 de agosto de 2014

NOEK IZARDUI [12.614]


Noek Izardui

Noek Izardui es poeta y escritor mexicano (18 de octubre, 1982. Monterrey, Nuevo León). México. En Monterrey participa como administrador y miembro en el colectivo De Carne y Verso, así como en las lecturas organizadas por éste. Recientemente participó junto a los Fenicios (taller de escritura que imparte Lorena Sanmillán) en la FIL MTY 2012 ( Feria Internacional del Libro Monterrey 2012) leyendo su obra. Fue invitado por el Ciclo Escritores en su Tinta MTY, en su IV periodo, coordinado y dirigido por el poeta Eligio Coronado. Publicado en el libro Verso Norte «Bitácora de Voces» 2011, editado por Secretaría de Extensión y Cultura de la UANL y Posdata Editores, coordinado por Zaira Eliette Espinoza. Publicación del poema: «Lo sé» en la edición especial (246) de la Revista literaria Los papeles de la Mancuspia dedicado al IV Encuentro Internacional de Escritores Sanmillanos 2011; coordinado por Lorena Sanmillán. Publicación de relato corto: «La bicicleta» en el suplemento cultural Kultur de la Revista 15diario.com. Espacio ofrecido ocasionalmente en la Revista Digital Comala para publicar sus poemas. Publicación del poema social: «Tintes de devastación» dentro de la edición de Enero 2011 en el Periódico Cultural de Puebla El progresista. 


POEMAS ESTRECHOS 
PARA CALAMIDADES INFINITAS
Por Noek Izardui


NUNCA SEMILLA

Me erguí tambaleante con las plumas del alba;
pensé en frutos, y semilla nunca fui.
Aros que retumban en mis brazos:
son estas marcas que llevo por recuerdos.
Soy yo, la germinal de su calma;
el empaste de sus ojos.
Yo pensé ser semilla, mas no árbol.
Aros que llevo de recuerdos;
años de vendimia interna.
La cosecha no viene de la siembra.
Es el fruto quien da sentido al agricultor.
Soy árbol, y nunca fui semilla.



LA CAUTELA NO MATA AL GATO

Romper miedo.
Andar rastros sin medida.
Cuando pierde el alma altura de hiedras;
fulgor al zigzagueo instante de movernos el organismo:
es fuerza, y es rotundez de vida/
más allá de la trinchera de los ojos pasmados.

Vestirse sutil ante el horror:
muda la boca y los sueños.
Es una vereda de nuevos cataclismos
(donde vivir airado / te niega el mar/
y te corrompe la fantasía).

No hay nada cierto en la frase del antiguo,
no en la cautela de ellos
«Care kills a cat»
Si es cuando deciden dar el salto
y comenzar a vivir.



QUIERO ROZAR TU OLOR

Quiero rozar tu olor /
tu humanamente posible tempestad.
Lacerar el tiempo con tus alas
—Los tintes encajados bajo mi cuello—

Muero de hastío bajo los faros,
pues nuestros cuerpos se atreven a las sombras
—lo que la luz nos ha negado en la distancia—.

Te pierdo en la gota generada por tu pelo.
Se mueven los silencios por tus pecas.
Llueve un tórax derramándose de ti,
las bocas ajenas implorándose un alivio.

—Nunca había sentido tanto
la llaga perpetua de dos pieles hirviendo/
disgregar por la tierra—

Imploro la orilla del mar/
eco de ají tus adentros;
las mudas telas de un cataclismo
—que vistió todos los climas del año,
pa’ arrejuntarse y dormir en tus labios—

Quiero rozar tu olor/
nuestra llana imposible soledad.




HAY UN OTOÑO QUE PASA SIN MÍ

Una grieta en la calle
-—como si se parase la vida delimitando los pulsos—
Estoy atento a ella —me sumerjo—
Viajeros que han quedado varados en su borde me saludan,
mientras un arpón les atraviesa la médula.
Nubes de plomo se visitan los huesos;
aquí ya no llueve,
se derrite el cielo esperando limpiar la putrefacción que ha creado.
Este quebranto de camino es secreto de amores.
Es resguardo de quimeras,
un laberinto de insuficiencias inexpresables.
Los hombres le temen a las grietas, por eso no se meten más allá en el corazón de su amante.
Una llovizna de cuerpos incinerados hace río esta nostalgia de octubre;
luna de miel de eventos futuros.
Me sonríe un pájaro, y le disparo en el pecho un silbido de alivio;
todo el silencio incurrido en mi garganta le hace nudos.
Me estoy haciendo viejo —prefiero el pan que la cerveza—
Descubro el trotar de las horas en su abrazo siniestro,
se desvive por mí; de esta arpía degustación por el tiempo,
mientras las hojas se caen a tu lado
y es tan sólo la primavera desnudándote.

Octubre no es de lunas.
Es un tic-tac desvanecido en la cama
gritándome te quiero.




MUTACIONES


I

Siento un picoteo en la nuca
Pulso filoso del dolor
Muere la tranquilidad en la cama
Y los niños se burlan en la calle
Pieles distantes aborreciéndose
Con el cauce de sangre desangrando la mirada
El músculo invadido de rabia
La medida porción de quien merece la muerte
Fractura mi cráneo las memorias
El amor es un visitante incómodo
Cruje las paredes
Las modifica y hace agujeros
Por donde filtra polvo
Deambulando la fealdad de nuestra persona
Nos hace ser quien somos
Graniza la dicha
Embulle la libertad
Cosiendo parapetos en el tórax
Es él quien se lleva los muebles
Quien refrié los círculos marcados en casa
Cuando los azulejos ahora están manchados
Tristes de descuido.

Me aglomero con los aromas de la cocina
Vibrato de un perro sin miedo
Tomo la receta de mi madre
La desgajo para encontrar remedio
Fusilarme una no es suficiente
Y trago el sólido farmacéutico de un doctor
Retumba mi cabeza
El amor me dice con los pasos
Que se ha cansado de mí.


II

Me descubrí violentamente tras la lengua [el colapso de mi organismo ancestral] Vi las opiniones primogénitas del sueño; lo acaricié y vomité sus delicias.

Me convertí en surtidor de mentiras, un planificador a proyectos de muerte [monstruo de lo ajeno] Mutilé a la mujer y a su amor: vientre cálido que cuido mi ansiedad, escupí larvas de pensamiento sobre él,e hice pieles y me vestí elegantemente.

Oscuridad de máscaras que pervierten las sombras. La noche es la verdad más sola
[Melodía de perros cuando se duerme] Construí historias para correr, muté la razón, quemé los recuerdos.

En un principio me creí necesario del amor, pero mi intención es el dolor; mi honor y mi causa.

El sueño es la pobreza de la mente incapaz de ver y reactivar el cuerpo [como si nacer con sueños instruyera el lenguaje de los animales] Soy un método calcado de la naturaleza donde se yergue la duda, donde posiblemente nunca vivir deviene de agallas, sino de impulsos eléctricos imposibles de parar por gusto.

Tránsito de aves en un cielo vacío y cruel.









Abrir puertas sin notarlo 
(Buenos Aires: Editorial El Zahir, 2014)
del poeta mexicano Noek Izardui

prólogo en 568 palabras [+ 1] a 


Escribir el primer libro y publicarlo (aunque ya hayan habido poemas públicos y anden sueltos por ahí, hoy más que nada en el ciberespacio…), eso se llama inocencia y coraje (recuérdese que esta última palabra viene del cor latino). Y redactar su prólogo –aquí una página salutatoria que quiere sugerir al / a la lector/a algunos nodos de este poemario, aquellos a los que retornan casi todos los poemas-, hacerlo…, eso también lo es…, pero más que nada, y mejor verlo así: es un acto de gratitud, ya que ha de agradecerse asistir al nacimiento del primer libro impreso (o e-lectrónico, si ese fuera el caso, aunque éste no lo es, pero conociendo la voluntad experimental de Noek, imagino que llegará a ese formato más pronto que tarde).

Todo libro –más el inaugural en la biopoética de un autor- es un libro de amor (y perdónese esta generalización que pese lo que pese no deja de tener cierta secreta razón, y recuérdese a Borges diciéndonos que las metáforas de la poesía no eran más que cuatro y si lo hubieran apurado habría afirmado que sólo dos…; ponerles nombres: amor y muerte…, todo lo demás es un derivado, un subproducto de una u otra, y en el fondo de ambas pues son una sola, cuya denominación es simplemente ésta: vida… Por eso es que el que habla en uno de los poemas, “Animales de costumbre”, dice al final: “deliberando la vida en besos”… No se trata de una de las muchas formulaciones de un decir romántico o, peor, romanticoide, como pudiera parecer al lector descuidado; claro queda si leemos ese poema titulado “La ternura lastimosa”: “Me fascina ver a los enamorados rasgarse el alma cuando todo ha terminado entre ellos. / La mirada nefasta de la ternura lastimosa, la rabia del grito reprochándolo todo.” Esa fascinación es un antídoto y no crueldad. No, definitivamente no, no hay romanticismo de bajo cuño. En este libro de Izardui ocurre otra cosa, se ejecuta otra operación verbo-poético-espistemológica. Aquí el amor es una metáfora para referirse a la vida y los avatares del que vive/es/existe. Y sus otros referentes –la amada, su cuerpo, la relación…, todo aquello que nos remite a la experiencia amatoria- no son sino diversos modos sinecdocales…, porque en el mismo “Animales de costumbre”, al inicio, encontramos esa marca que nos pone frente a una situación de mayor alcance:


“Nos enamoramos de algo hondo 
De algo más profundo que la hierba de los cuerpos  
Se nos abre la urbe
nos rayamos los ojos para que no nos contamine el polvo”… 


El amor nos abre al/el mundo, aunque duela y confunda (“el amor es un visitante incómodo”), aunque sea devastador… Y el poeta, el que lo experimenta como una forma de conocimiento, se vuelve testigo, tal cual deja constancia, por ejemplo, en “El vapor del mundo”: 

¿Has presenciado el vapor del mundo con tu cerebro?  
[Yo puedo sentir el mundo] 
¿Puedes verme? 
¿Alguien, puede verme?].-” 


Es la experiencia del vidente (véase “Mutaciones II) –el que no es visto, sin embargo, al que negamos en todos nosotros- y del creador… Y de este modo se despliega, paradójicamente en repliegues, el poemario -como corroborará el lector, no importando su división en secciones, pues se da una coherencia interna que casi las anula- hasta/hacia el “otro lado”…, que no comento porque se debe leer en su debido momento.

luis correa-díaz 
University of Georgia



2 comentarios:

  1. Sr. Fernando. Vagando en las ausencias de noche, encontre su sitio, pero no solo eso, sino que me vi a mí mismo en él ofrecido en este rincon de la gran masa cibernetica. Y por ello mi agradecimiento.
    Que la poesía sea tiza donde trazads los caminos a traves de las aguas nos acerque. Reciba mi abrazo desde este puente aereo en tránsito perpetuo.

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  2. Gracias a tí Noek, a tu disposición y un fuerte abrazo

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