viernes, 15 de agosto de 2014

GERARDO MOLINA [12.867]



Gerardo Molina Castrillo

Gerardo Molina Castrillo es un poeta y escritor nacido en Los Cerrillos, Canelones, Uruguay, el 19 de octubre de 1938.

Poeta, docente, ensayista, investigador. Profesor de Idioma Español y Director de Colegios Secundarios. Ha dictado conferencias y brindado recitales de su poesía en Uruguay, Argentina, Chile, Perú, España, Francia e Italia. Galardonado como Caballero de la Poesía Latinoamericana en Rosario de Santa Fe, Homenajeado en la Capital de la Poesía, ciudad de Villa Dolores, Traslasierra, y nombrado Visitante Distinguido por la Sociedad de Escritores en la Feria del Libro de Córdoba, Argentina, ha sido laureado, también, con varios Premios Nacionales e Internacionales de Poesía.

Premios

En marzo de 2000, la Asociación de Escritores de su país le otorga el Trofeo Distinción Cultural “por su obra de creador y aporte ensayístico dentro de la literatura nacional uruguaya”. Faja de Plata Internacional a la mejor producción latinoamericana de l995, en Lima, Perú, por su libro “El Latido de la Copla”. Primer Premio del Concurso de Poesía "Rocco Certo 2002”, Tonnarella, Messina, Italia. Distinguido como Caballero de la Poesía Latinoamericana en Rosario de Santa Fe (2003). Homenajeado por el Parlamento Nacional Uruguayo (1987 y 2006) y en la Capital de la Poesía, Traslasierra, Córdoba (2004). Primer Premio, Revista de los Poetas, Argentina, 1998 y Premio a la Excelencia, 2002. Primer Premio, Medalla de Oro, Pergamino, Provincia de Buenos Aires, l999. Primer Premio Poesía, Certamen Internacional “Alas del Alma”, Buenos Aires, 2009. Gran Premio Bicentenario Argentino 2010 “Mate de Plata”, San Francisco, Córdoba. Dos de sus obras han sido aprobadas para la Educación Primaria, Secundaria e Institutos de Formación Docente en su país: “Panaliflor” y “La Versificación Española”.

Bibliografía

“El Viajero y las Estrellas” (Mdeo. 1960)
“Tiempo de la Ausencia” (Bs. As., 1963)
“Alucinado Amor” (Mdeo. l974)
“El Latido de la Copla” (Mdeo., 1995)
“Notas Dispersas” (Canelones, 1996)
“Cuentos del Pago” (Mdeo., 1996)
“Tiempo, Amor y Mar” (Lima, Perú, 1996)
“Pasión de España y Otros Poemas” (Canelones, 1998)
“Fraternidad del Vuelo” (Compartido con Efraín Barbosa, Córdoba, 2000)
"Almafuerte y Otros Estudios Literarios" (Mdeo. 2005)
"Del Campo Vengo", (Canelones, 2007)
"Breverías", (Mdeo. 2009)
“De Copla Somos” (Compartido con Aledo Luis Meloni, Mdeo. 2010)







Soneto a la Poesía

Fue nuestro afán de niño conquistarla
y escapa en el intento nuestra vida. 
La Vida fluye de la azul herida
y no vivimos sino para amarla.

Sentirla y escribirla y adorarla:
irreal, hechizada, presentida,
llegar al lecho donde está dormida
y con un beso leve despertarla.

Imposible, gentil, esquiva, cierta,
en nuestro ser a cada instante abierta
como una blanca flor sobre la herida.

Así, en sueños, soñamos y vivimos
y cuando al fin sintamos que partimos
con ella volveremos a la vida.






El Rancho

Como manos que se unen para el rezo
su techo primitivo presupone
un corazón cristiano donde pone
el campesino albor su primer beso.

Parte entonces la grey y queda opreso
de un fervor casi humano que traspone
su cuerpo de terrón con que dispone
la ternura del pan a su regreso

Llega la hora nocturnal, serena,
un aroma frutal llama a la cena
mientras reasume su actitud de rezo.

Una gran flor protege su contorno
y en seráfica paz ensaya el horno
tras de la fronda, su postrer bostezo.






El Mate Amargo

¡Qué dulzura sin par la del amargo!
Para gustar su líquida fortuna,
atesorar su redondez de luna,
sus estrellas dormidas, hay un largo

camino de experiencia y sin embargo
igual se brinda, límpido como una
cantarina fragancia de laguna.
¡Qué dulzura sin par la del amargo!

¿Quién no le busca al alba o a la tarde?
Cuando principia a arder y cuando arde
el día con sus dones y querellas.

En su ropaje mi ensoñar envuelvo
y al fin del viaje cotidiano vuelvo
rico de redondeces y de estrellas.







Fantasmas

Una claridad de lluvia
lunada, sobre los campos
parece nieve la brisa,
parecen de oro los pájaros.
Arriba, las Tres Marías
luz de mi silencio, abajo.

En el cristal de la senda
tu fantasma y mi fantasma
retratados.

El tiempo le pone alas
al humo de mi cigarro
y hay un viajero celeste
que a un horizonte gitano
se lleva las Tres Marías...

Cambia el silencio, la brisa
y hasta el color de los pájaros.
En el cristal de la senda
ha quedado mi fantasma
solitario.







Las mágicas palabras

Aquí, de pie,
sobre la fortificación última de la Bastilla,
convoco tus fantasmas libertarios
y un viento de banderas
acaricia mi frente.
Mientras, mi voz se une
a la tríada genial:
Liberté, Egalité, Fraternité.

Hoy la prisa y el vértigo,
París, te cercan insaciables.
Sólo yo, aquí,
inmerso en el misterio
siento que vuelve el fragor de la batalla
en lejanísimos ecos invencibles.
Y en un viaje sonámbulo
me arrastra sorprendente
-tras tus mágicas palabras redentoras-
un viento de banderas.

Aquí, de pie,
sobre la fortificación última de la Bastilla:
Liberté, Egalité, Fraternité.






Valparaíso

Al mar. Al viento.
Bajo un cielo estival
dije mis versos.
En tu mar, Valparaíso,
dije mis versos.
Estampa de colores
vivos de sol y vida
la ciudad a lo lejos.
Valparaíso latía con los vates de América
que escribían sus cantos
en el sol, en la brisa, en el aire, en el cielo.
Tu mar, Valparaíso,
es un gigante bueno.
A veces, sin embargo, lo enfurece
la maldad de los hombres
y azota sin piedad
tus costas y tus cerros. 
Pero vuelve a su paz, a sus remansos
porque no deja nunca de ser bueno.
Tu mar, Valparaíso,
es un gigante bueno.
Iván me contó tus historias dormidas (1)
y supe que Rubén recalara en tu puerto. (2)
Desde todos los rumbos
el habitante vino,
dibujó con su aliento
tus formas imposibles,
tu ser para los sueños.
¿Desde qué olvidados, lueñes pueblos
llegó para quedarse?
Y acendró tu arquitectura de soles el invierno.
Pero tu espíritu, ¡ah! pero tu espíritu
hay que asirlo en silencio
una noche de estrellas
y beberte, y beberlo
como un vino de siglos,
ensoñando, sintiendo
que es imposible irse
y que acaso me quedo
en tu mar, en tu sol,
en la sal y en los versos
que en tinta de mi alma
¡yo te escribo... en el viento!

1-Iván Aarón, novelista chileno contemporáneo.
2-Rubén Darío, poeta nicaraguense (1867-1916).






Caminos y otros textos


Caminos

De muchos caminos vuelvo,
por muchos caminos voy,
pero el que yo nunca olvido
es el que me lleva a Dios.





Una metáfora de Dios

I

Acaso,
la Vida sólo sea
una metáfora de Dios.


II

Mesándose la luenga
barba de siglos,
el Gran Hacedor piensa,
ante el desaliento de sus criaturas,
en cómo rehacer el poema.





Copla del pobre

En el reparto del Cielo
esta suerte me tocó:
decir con limpia pobreza
de las bondades de Dios.





Interrogante

Camino las calles idas
de mi pueblo y de mi infancia.
Maduro, al fin, me pregunto:
¿fue un ayer o fue un mañana?






Labrador

Siempre inclinado a la tierra,
día a día, sol a sol.
Cuando sus ojos eleve
le estará sonriendo Dios






Ascensión

Como el vaho desprendido de las sierras
cuando amanece
y sube, sin estridencias,
tenue, volátil, limpio,
casi como soñando,
así has de elevarte cada día
-vertical el espíritu-
y diluyéndote hasta ser
una estela de luz en el camino.





Cercanía

a solas por el camino
sólo escuchaba su voz.
-Quien habla solo- me dije
está más cerca de Dios.





Haz de Amores

en un haz inmenso, todos
mis amores yo reuní
y florecen cada año
desde mayo hasta abril.






Estirpe

Mi madre se llamó Angela,
Angel se llamó mi abuelo:
no puedo negar la estirpe
debo por fuerza ser bueno.






Ayuda

Nunca indagues el porqué
si alguien tu ayuda reclama
ya es una bendición
que esté en tus manos brindarla.






soledad

soledad es lindo nombre
y es linda la soledad
cuando alguien, a quien decírselo,
junto a nosotros está.





Constancia

el prodigarse con fe
a su tiempo da su fruto:
ten la constancia del sol
que nunca olvida su rumbo.





Algunas cosas…

algunas cosas que el hombre
no debería olvidar:
cultivar la vid y el trigo,
hacer su vino y su pan.

Volver de nuevo a la vida
más sencilla y natural;
llevar a dios en el pecho
y en las manos, la amistad.

agradecer por los dones
que la Natura nos da.
algunas cosas que el hombre
no debería olvidar.




Amistad

Amistad es prolongarse
en otros y hacer caminos
de tierra y agua, de sol y aire.





TIEMPO, AMOR Y MAR


TIEMPO

  Apúrate, labrador,
que ya ha llegado la hora
de ir a recoger el heno.

  Apúrate con tu miel
que el panal está colmado,
colmenero.

  Apúrate, creador,
que tu hermano
tiene el corazón abierto.

  Y en el alma del que espera
oro sutil es la llama
de tu verso.

  Apúrate, creador,
apúrate, labrador,
apúrate, colmenero.





EL MENSAJE DE LA TARDE O LA ESPERANZA

La tormenta ha cerrado sus párpados sombríos
sobre el curvo horizonte y la luz que agoniza.
Yo recojo un pedazo de azul para mi canto,
última flor incólume de la tarde que muere.

Pero este azul pequeño puede llenar el mundo
y vencer las tinieblas y triunfar de la muerte.
¿Cuántos son los que pueden -como yo en este instante-
recoger el mensaje de la tarde que muere?

Si el corazón es sabio develará el enigma.
Si alma es sensitiva la inundará su luz.
No hay cabida en mi frente para el mal ni la sombra.

¿Qué importa que la tarde ahonde su tristeza?
¿Qué importa que la noche agigante sus pasos?
La esperanza es un rayo de luz en la borrasca.





NOCTURNO

Amor, en estas noches luminosas de estío
que cada estrella diga mi amor en tu ventana.
No habrá fulgor insomne que no sueñe contigo,
rezuma cada astro la pasión de mi alma.

De memoria tan fiel, tiene cada latido,
efímero y terreno, celeste resonancia;
deseos vagabundos y olvidados deliquios
el trémulo perfume guardado por mil arcas.

Y el beso, el primer beso fulge como un divino
rubí de luz que solo los cielos constelara.
Amor, en estas noches luminosas de estío
que cada estrella diga mi amor en tu ventana.

La estelar armonía: siderales caminos,
mundos etincelantes, miríadas fantásticas,
son suspiros y quejas y sueños infinitos
y voces febricentes apenas pronunciadas.

Porque atesora el cosmos como un inmenso espíritu
las gigantes y ardientes tempestades del alma,
amor, en estas noches luminosas de estío
que cada estrella diga mi amor en tu ventana.





FANTASMAS

Una claridad de lluvia
lunada, sobre los campos
parece nieve la brisa,
parecen de oro los pájaros.
Arriba, las Tres Marías
luz de mi silencio, abajo.

En el cristal de la senda
tu fantasma y mi fantasma
retratados.

El tiempo le pone alas
al humo de mi cigarro
y hay un viajero celeste
que a un horizonte gitano
se lleva las Tres Marías...

Cambia el silencio, la brisa
y hasta el color de los pájaros.
En el cristal de la senda
ha quedado mi fantasma
solitario.





MON VESTON NOIR

Hermano silencioso, si en la enlutada balsa
bogamos, en las horas que sueños predestina
acércame a las sombras y prende en mi retina
la visión de una diosa que sus sandalias calza,

en la estrella lejana que su fulgor realza,
que me nimbe de gloria su magia sibilina
como en aquella noche de locura divina
que, a los pies, yo te puse de la amada descalza.

Compañero de lunas, vaguemos y no ignores
que abrigas el latir de esta paloma inquieta
que dialoga en silencio con silfos creadores.

Se ha de dormir un día tu espíritu profeta
y me hablará el recuerdo, diciéndome: "¡no llores!..."
de aquella insomne y dulce vagancia del poeta.





BUSCÁNDOLA

Esta noche me tiende su bohemia
capa de soledad; la noche fría
poblada de silencios
sin llantos, sin estrella, sin sonrisas.

Lo mismo que las otras
llenas de luz, con las miradas fijas
de una luna pequeña que aparece
vagando por el cielo pensativa.

O aquellas de los astros parpadeantes
despertando mi sed de lejanías
con un canto silente de recuerdos:
el soplo de las brisas;

lo mismo que las otras
que al pálido poeta comprendían
esta noche poblada de silencios
sin llantos, sin estrellas, sin sonrisas,

viome vagar con la mirada extraña
buscando indefinida
al alma que ofreciéranle mi alma
y la ilusión de mi melancolía.

Viome vagar buscando
su alma, la lejana y sensitiva
que en sus brumas celestes se llevara
con mis besos, mi amor y mi alegría.

¡Y no la hallé, Señor!  ¡La triste suerte
apartó de mis manos sus caricias!...
La noche acompañó mis soledades
mis quejas y  mis cuitas.

¡Y no la hallé, Señor!...
¡También ella me busca y no me olvida!...
¿Por qué la arrebataron de mis brazos?
¿Por qué este sinsabor y esta desdicha?

¡Pero he de recobrarla.  En este mundo
o en la muerte, quizás, o en otra vida!
¡Tú, tan bueno y tan justo!...  ¡Has de volvérmela,
Señor, porque era mía!






AQUÍ TUVE MI CASA

Aquí tuve mi casa
y fui el adolescente que más sueños tuviera.

La dicha era tan fácil
que no sabía verla.

Ni el vestido ni el pan
me preocupaban.  Era
la búsqueda incesante de mi verdad en todas
las grandes obras
de los grandes poetas.

Y mi amor por los libros
me dio amor, esperanza
y, a lo lejos, un mundo de inquietudes supremas.

Nació aquí mi deseo
de alcanzar las estrellas
y en las noches calladas
que sus fulgores siempre
prestaron a mi senda
-irreal de suspiros, extraña de quimeras-
traduje en forma simple
mis primeras tristezas.

Estos campos soleados
y esta lenta carrera
del arroyo -tan mío-
hacia el puente de piedra
(regocijado canto,
milenaria insistencia
de sus cristales líquidos,
renovando a mi paso
sus armonías frescas)
y aquel viejo eucalipto
fueron junto a mi perro
guardianes de mis diarias confidencias.

Jamás príncipe alguno
tuvo lo que yo tuviera:
un cuarto azul para los sueños
con su ventana cabe las estrellas,
donde era mía toda la Poesía,
donde era mía toda la Belleza,
donde el Misterio estremeció mi alma
alucinada de Amor y de Bohemia.

Aquí tuve mi casa
y fui el adolescente que más sueños tuviera.





UN CORAZÓN DE PANAL

Su corazón incendiario
lanzó contra el visionario
una flama amarga y cruel.
Y el corazón del poeta
le devolvió una saeta
de amor, de nieve y de miel.

La nieve prendió en su seno
y el amor secó el veneno
de su inconsciencia venial.
Tan dulce es, hoy, la coqueta
que guarda para el poeta
un corazón de panal.





NOVIO MÁS ORGULLOSO

Novio más orgulloso no hubo ni habrá en el mundo
ni sentir más ufano, ni querer más profundo,

ni sobre las angustias de un alma sensitiva
escintiló una aurora de diamante tan viva.

Sobre mi muerte absurda fue la siempre piadosa
consoladora gracia de tus manos de diosa,

como fuera hace siglos la esperada simiente
de Cristo entre la buena, humilde y pobre gente.

Y te trajo el otoño cuando radiaba Febo
para que fueras mía: ala, canto y renuevo

sobre las hojas muertas definitivamente
con tu dicha de novia constelando mi frente.

Novio más orgulloso no hubo ni habrá en el mundo
ni sentir más ufano, ni querer más profundo.

Bendito tu travieso mohín de colegiala
cuando te pido "-¡Cielo, un beso, no seas mala!"

Y peor si me lo niegas, apasionadamente
te beso sin que importe ni el sitio ni la gente.

"-Juicio, mi vida, juicio!"- enfadada y con gracia
me reprendes entonces, aunque acaso mi audacia

en lo íntimo te agrada, lo mismo que este modo
distinto de quererte, con que te he dado todo,

hasta -¡amor!- la constancia, rara flor en mi avío
de poeta galante, inconstante y bravío.

Novio más orgulloso no hubo ni habrá en el mundo
ni sentir más ufano, ni querer más profundo.





LA PRIMA ROMÁNTICA

Todo relieve ochentista

Pobre y raído frac y la chistera
recortan su figura sobre el fiacre
que, lento, a diario, le conduce al Sacre-
Coeur, en busca de su prima austera.

¿Cuál es el aliciente de la espera?
Si no hay en toda Francia un sólo acre
de ideal de amor, que encienda y no demacre
su faz de desolante primavera.

Pero es tan bella y el noble que lo sabe
vive pendiente de su gesto grave.
Mientras tanto, ella ensueña la bohemia

vida de Henri Murguer, Heine, Espronceda
la enervan y solloza en la fresnada
sobre las níveas rosas de su anemia.






PARA EL ADOLESCENTE QUE SE MURIÓ DE AMOR

Cuando daban las frondas su memorial de oro
a la sed de los vientos, de rústicos pastores
dolía el camarillo doloridos dulzores
invadiendo las selvas su desolante lloro.

Las Dianas, Silvias, Filis y Amarilys en coro
por la floresta umbría contaron sus amores
ante el asombro mudo de alados parladores
tal como si admirasen centellar un meteoro.

¡Oh, adolescente anónimo!  Tu corazón exhausto
de amar, a la Implacable se brindó en holocausto,
tan frágil y tan puro como una rosa en flor.

¡Y es por tu valentía ante el mundo engañoso
que tu ideal resplandece, vencido victorioso,
en todos los mortales que sentimos amor!






TU NOMBRE

  El mar, el infinito mar,
apenas cabe
en la sílaba primera de tu nombre;
pero en los dos está el misterio,
la verdad metafísica
y el amor que trasciende
los códigos terrenos.

  Tu nombre,
húmeda rosa,
caracola
sonora,
y estrella que me guiña
su nocturna congoja.






ALMAIMAR

  Proceloso, fosfórico, incendiario
eres, a veces, mar,
como el alma tornátil del artista
y otras,
lívidamente inmóvil,
la remansada superficie gris
que esconde, sin embargo,
una pasión y otra pasión,
volcán en cierne...






LOCA ADOLESCENCIA

 Susana, Elena, Ruth, Alicia y Angeles:
nombres que en el silencio
de la playa dormida
dibujaron sus sueños
de loca adolescencia,
de los que fui tal vez -tal vez por eso-
el cómplice inconsciente
cuando a mi paso abrieron
igual que un haz de estrellas
la gloria de sus pétalos.

 Susana, Elena, Ruth, Alicia y Angeles:
nombres de atardeceres
marineros,
nombres para un cantar
peregrino e ingenuo:

Cinco nombres de sol,
cinco nombres de sal,
cinco nombres de amor,
cinco nombres de amar.

 Susana, Elena, Ruth, Alicia y Angeles:
nido de locos sueños,
frágiles mujercitas que el vuelo de la vida
habrá llevado lejos,
lo mismo que sus nombres,
intangible,
agorero,
secreto
de la tarde estival...
que yo, indulgente cómplice,
empujé mar adentro
como iluso velamen
al azar de los vientos.

 Susana, Elena, Ruth, Alicia y Angeles:
nombres que dibujaron
imposibles anhelos
de loca adolescencia
sobre la playa en sueños,
en la inerte molicie
de una siesta de enero.











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