sábado, 5 de abril de 2014

ANDRA PRODEA [11.462]

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Andra Prodea

Andra Gabriela Prodea.  Bucarest, 1990. Escribe desde los 14 años. Ha sido galardonada con el I Premio de Poesía en el marco del IV Concurso Internacional ´´Maõs que falam¨2013 (Brasil). Finalista en el XI Concurso Internacional de Poesía y Prosa Albatros (Nápoles, Italia),en el V Certamen Internacional Emozioni in bianco e nero (Italia) y en el I Concurso de haiku ¨Premio Tsuki¨ organizado por Gli occhi di Argo (Italia). Recibió una mención de honor tras participar en el ¨II Concurso Literario Oliveira Caruso 2012 (Rio de Janeiro, Brasil) y mención especial en el Concurso Internacional de Poesía y Narrativa Ecoloquia 2012 ( Argentina).




Caminando sobre la cuerda floja

Estoy herida de soledad, calcinada de silencio,
Harta de las sonrisas que ya no vuelan hacia el cielo
por tener las plumas todas envueltas
en agrios lamentos tornasolados

Estoy en medio del otoño que rueda por las calles
jugando a sus anchas con el color de las hojas marchitas
cuyos ecos me llegan amargamente al oído
como martillazos que traen aún más llanto
El frío visceral sepulta los adioses
de los cuales quedaron sólo un par de huesos
que desafían la lluvia granizada
entre vendavales de crujientes recuerdos
Todavía no quiero que se me apaguen los ojos
en la inquietante intimidad del silencio
cuando aún me falta por hallar la luz
que palpita en mis adentros






Lucha codo a codo

Qué difícil nos resulta la paz a plazo fijo
 topándose con barricadas a diestra y siniestra
 toda enredada en una proverbial urgencia
 que disimula constantemente
 con tal de no resbalar en las malas rachas
 que a estas alturas son como treinta puentes
 para cruzar con muchísima cautela
 porque cada capítulo es un renglón
 con sus propios ecos y adversidades
 A tal punto es insólita nuestra faena
 que ciertos chismosos nos gritan al unísono
 ¨¡Hacia adelante ,parceros nuestros!¨
como si adelante fuera
el colmo de nuestra impaciencia
pero igual de alarmante y podrido
Si de algo estamos plenamente seguros
 es que hemos nacido para ganarnos la paz a pulso
 en este punto realmente cardinal
 sin provocar tan grandes conmociones
 un poco ajenos al destino que nos preparaba
 algunas luchas de una importancia reventada
 por otras paces y trepidaciones
 compaginando las idas y las vueltas
hasta llegar a cruzarnos con nosotros mismos
en el afán de que se oiga nuestra voz
a pesar de que ha cambiado todo alrededor
Algo debe de haber ocurrido en nuestro cachito de cielo
 que hizo de los hombres maquinarias del dolor
 todos rodeados de ausencias y clamores
enceguecidos por la imagen en pantalla
Ahora nuestra lucha tiene como muchas otras
 inevitables paréntesis de tristeza y presagios
 rabias que quisiéramos saldar de una vez
 con tal de festejar por todo lo alto
el habernos zafado del miedo de incorregibles mañas
 que nos estaba estorbando el paso






Los aplastados

Qué pena que no haya nadie alrededor mío
cuando estoy por reclamar socorro como un torpe escarabajo
al cual ni se toman la molestia de hacerle caso
por el simple hecho de medir poco menos
que un mendigo cero a la izquierda
en los ojos de quienes suelen pisar fuerte
hasta más allá de la suela de sus invencibles zapatos
que no tardan mucho en dar la señal de arranque
para aplastar fervorosamente los huesos bien encuadernados
de algún bicho cuya sonrisa caduca al instante
Ya no sirven ni las súplicas ni las ansias
de sacarle partido a la fe que defiende lo suyo pese a todo
cuando desde arriba nos llueven cada vez más seguido
amplias gotas de rechazo e indiferencia
que duplican la temible avalancha de insomnios
descendiendo cuando les da la gana
sobre los hombros demasiado abultados de esta ciudad
que hace tanto que perdió la cuenta de sus culpas
Y yo que siempre quise ver el dolor a través de los ojos ajenos
Ahora ¿quién se atrevería a verlo a través de los míos?







Wild dream

Hice mi entrada triunfal en la sombra
con ojos de animalillo inofensivo
del cual pensaba que iba a acompañarme
en mi afán de indagar esta ciudad
en la que uno se fatiga y se amarga
y huye de sí mismo aún con más rabia
con la rabia de entristecerse demasiado
en la tarde que devora estos instantes
como quien está por ir de caza
Pero yo soy la presa
En el fondo sé que lo soy
Y tú puedes venir a recoger lo que queda de mí
Ya no me importa…








Derecho a la esperanza

¡Viva la Paz!

Nadie nota que la paz por muy forcejuda que sea
no tiene suficientes agallas para empujar con fuerza
los odios que avanzan como un río desbordante
en la soledad que se aferra a cualquier hilo de fe
con tal de no resbalar al fondo de la madriguera
donde espera el miedo bien sentadito
abanicando nuestra modesta terquedad
de quitarnos las lacras de encima lo más pronto posible.
Hasta nuestro silencio resulta un tanto complicado
cuando de sellar un acuerdo con el odio se trata 
que se cuela sutilmente en el pañuelo de miles de gargantas
capaces de llorar hasta la desembocadura
a fin de ganarse el derecho a ser regadas
como si fueran pequeños capullos que están por brotar
usando su primerizo hilo de voz
para llamarnos la atención sobre la esperanza
que se asfixia en su recinto lleno hasta el tope
de pichones en todo su esplendor.
La venerable manada de palomas traza con ahinco
una recta de nostalgias que salieron indemnes
de los plomazos clandestinamente generosos
cuyas balas nos llueven a menudo
porque nos tomó mucho hasta gritar:
¡Viva la Paz!








ON THE WINGS OF LOVE

Dejé la primavera a la orilla de tus ojos
por si querías adornarte las pestañas
con gotas frescas de rocío
El sol no ha parado ni un solo momento
de lanzarnos miradas atrevidas
desde que aceptamos su invitación a bailar
Un nuevo amor nos brota de los labios
dándole la espalda a las incesantes habladurías
de los gorrioncitos sin oficio
Caminamos firmemente hacia el vientre del milagro
de donde nunca debimos salir
¿Quién sabe cuánto tiempo nos alcanzará la dicha
que hemos tardado tanto en probar?




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