Marcela Parra M. (Temuco, CHILE 1981) Poeta y estudiante de Licenciatura en Artes en la Universidad Católica de Temuco. En el año 2004 se traslada a la Universidad de Playa Ancha donde continúa sus estudios. El mismo año participa en el Taller de Poesía del centro cultural La Sebastiana en Valparaíso, ciudad en la que actualmente reside. También en el año 2004 gana el primer lugar y la tercera mención honrosa en el concurso literario que realiza año tras año la Universidad de Playa Ancha. En el año 2005 obtiene la Beca del Taller de Poesía de la Fundación Pablo Neruda, Santiago. Participa además en el Seminario de Reflexión Poética que se realiza en La Sebastiana, Valparaíso.
Ha publicado los poemarios "Silabario, Mancha" (2008) y Aicnalubma, (cuadro de tiza ediciones, 2010).
AICNALUBMA (Santiago: cuadro de tiza ediciones, 2010)
Vacaciones domésticas
Entre una ruma de muebles y de ropa
(escultura llena de bolsillos y cajones falsos)
chilla la honestidad con que se dobla
el cartón de la caja de tus nuevas zapatillas.
Hemos pasado tantas vacaciones en la casa
como el número de cerrojos sin llaves
que guardamos junto a un puñado de llaves sin cerrojos;
una pareja perfecta
que no funciona.
Simulaciones de oro y piedras preciosas
conforman las joyas de nuestro ascenso
a una mediocridad inofensiva.
Aunque detrás de todo trofeo siempre
habrá otro monumento que se impone:
Un día se asoma el plástico de las perlas, rompemos los bolsillos falsos y les hacemos un fondo cocido a mano con una tela comprada por peso, suave, tornasol, inflamable. Y así, seguimos turnando nuestras rondas alrededor del núcleo de la centrífuga; un punto suspendido en que nada se mueve y en torno al cual lo que sucede a diario se apelotona y gira.
En la casa anterior siempre hubo
sacos en lugar de sábanas, sábanas en lugar de cortinas,
cortinas en lugar de manteles, frazadas en lugar de puertas.
Hemos comenzado a ordenar esta otra, como siempre;
sin ganas, y terminando obsesionados
con eliminar minúsculas manchas
y realizar costuras milimétricas.
Se nos pasa el día rebotando entre dos pisos
arrejuntados por una escalera sin barandas
esparciendo cera por el suelo inclinado de la cocina
con la camiseta de unos ídolos que nadie recuerda.
Limpiamos sin querer, pensando en la nieve y un trineo.
En una navidad blanquecina que heredar
antípoda de las abejas
de los orejones deshidratándose en el techo
del espejismo en el manguereo callejero
que derretía en sol y agua el rostro de los niños.
Imaginando una alegría tosca, como un ramillete de malezas
extraídas de aquel patio hoy dudablemente enorme
custodiado por una perra mansa, mestiza
cuyos cachorros alguien hizo desaparecer.
Sala de espera
Un muro es un muro aunque le pinten flores
Enrique Winter
Los dibujos animados reciben balas y quedan
como regaderas vivientes. Al ser aplastados
caen como plumas, a veces explotan
o se envenenan y están siempre de pie
para el capítulo siguiente.
Miro tu foto y parece mentira
pero tu foto es posible
aunque al intentar besarte choque con ella
como con un muro, que sigue siendo un muro
aunque le pinten tu rostro. Un muro animado
un agujero portátil por el que quiero escapar
uno que me caza para poder soltarme y quizás
de eso dependa esta trampa;
de correr por un barranco
sin saber si se escapa de un sitio
o se va en dirección a otro.
Enterarse
que el barranco se ha acabado, que este último tiempo
hemos estado corriendo en el aire
y caer,
sin saber si existe nuestro próximo capítulo.
Anotaciones negativas
No se depila, se pinta, no plancha la falda.
Imita a los que fuman, escarba su entrepierna
con un espejo y se lo comenta a sus compañeras.
Tiene dos amigas para comer helados de agua
que se pegan en la lengua. Juntas persiguen
a chicos que no conocen y les ponen nombres
pretendiendo que son sus novios
llegando incluso a la autopolución.
Se vuela con nuez moscada o con cáscaras de plátano,
rebana sus brazos con un tip top
(eso lo hace todo el grupo curso, todas se fabrican tatuajes
como si el colegio fuese la cana).
Orinaron paradas afuera de la disco que se hacía en el gimnasio
acto en honor al perro gris y polvoriento
que enterraron en nuestro patio
medio en broma, medio en serio.
Camina hasta su casa porque no encuentra el monedero
ensayando su primer amor en el reverso de la mano
mientras espanta la borrachera con palmetazos de lluvia.
Confunde a la luna con una bola de espejos
y se adueña de la pista, desafiando bocinas de bicicletas
y de unos cuantos autos viejos, que por más que lo intente
nunca la van a atropellar.
De Silabario de la mancha (conjunto inédito)
Experiencia estética
Cuando tenía 7 años preguntó a sus padres:
–el perro que está ahí ¿es bonito o feo?
–feo.
Desde aquel día
ese pellejo carcomido
con su único diente
la acompañó a escondidas en el juego.
Su hocico le daba piedras y ella le daba pan.
Sentada en el baño a la edad de 23
el olor a Clorinda se lo trajo de recuerdo:
–bello.
Fábula de la divina providencia y una lata de jurel
Abierta de cuajo y de piernas abiertas
de un tajo metálico
hijos muertos va pariendo
pariendo aunque más vale por vómito
que por parto.
Por parto más valdría seguir pujando
por vómito
abierto un cuajo de tajo metálico.
Una vez he aceptado ya ser cómplice
de este daño
y esparcido en un segundo el cementerio en el mantel.
Me distancio del encuentro
con la lata de jurel
por comer sobre una herida
y les digo, yo también poseo mi tajo metálico.
Me vale más decirlo
y no descubran por la fuerza
que de fuerza yo he vivido
he fingido por la fuerza
la que arrastra objetos a la hierba
esas desmayadas, objetos de todo condón umbilical.
Me desvío y vuelvo a ratos
en aquello que se conserva
algo del bestiario del jurel y las arvejas.
Pero por qué no mis manos (por mi culpa)
por qué no mi regla (porque sangro).
Preguntaste cuando niña ¿por qué yo sangro?
si nunca me he pegado entremedio ni en la nuca
sólo en las rodillas
de ahí para abajo de las piernas
(por tu culpa, por tu culpa, por mi vulva).
Apenas excomulgan los puños en el pecho
y el deseo castigando
en cómodas cuotas mensuales.
Eso y más me vale por vómito
que por parto
pues tengo el cuerpo desahuciado en una lata de jurel.
Trompel Oeil
(o silabario de la mancha)
A
La mancha está en el ojo
su nombre anterior es mixtura.
E
Protesta por la sobra de intención
la escasez de analfabetos en el mundo.
I
Su nombre real es constantemente
traicionado por la búsqueda.
O
Viene a quejarse de ser señalada
por un dedo que apunta a sí mismo.
U
Viene a quejarse de ser separada
como quien le saca dos Haches al agua.
Orden de no innovar
(acercamiento a las intervenciones fotográficas de Guillermo Núñez)
Busco el punto de fuga en una foto de Auschwitz
recordando los cadáveres luminosos del cielo:
una paloma atropellada –una orden de no innovar.
Mido las proporciones de las aplastadas
el punto en que se fugan calle y luminaria
el ángulo de un semáforo tras las ramas.
Olvido vendar los cadáveres, tarjarles los ojos.
Olvido es una palabra, una palabra que existe:
el punto de fuga entre una foto de Auschwitz
y una paloma atropellada.
Guerra
Los nombres que le damos a la muerte morirán
Armando Uribe.
Si no dividimos cara
y cuerpo, cuerpo
y mente, mente
y alma, gato
y porcelana, mundo
y universo, femenino
y masculino, oriente
y occidente, el otro
y yo.
Llegaremos a una apretada masa oscura (la suma de todos los colores) una masa sin temperatura (la ausencia de todos los sabores) un paisaje sin lenguaje ( ) lleno de imágenes latentes que sólo podrían ser reveladas mediante uso de la violencia.
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