Jorge Aguilar Mora nació en Chihuahua, México el 9 de enero de 1946. Asistió la Universidad Nacional Autónoma de México, donde estudió las literaturas hispánicas y la lengua. Se graduó de la universidad en 1974, y después, estudió en Paris. Cuando regresó de Paris, ganó su doctorado del Colegio de México. Su obra publicada, El texto de un juicio, fue su obra de la licenciatura de la universidad.
Aguilar Mora es uno de los autores más importantes de toda la literatura mexicana, aunque no es tan conocido como otros de sus contemporáneos. Aguilar Mora es un ensayista, un poeta, y también un novelista. En 1972, Aguilar Mora explica porque era un escritor cuando dijo, “Desde un punto de vista muy abstracto soy escritor porque nunca he dejado de pensar en el lenguaje y porque contar una historia con palabras que no son mías (las palabras que son realmente mías no tienen traducción en ninguna caligrafía) es una manera de inventarme una vida que no he tenido.” Con todas sus obras, ha mantenido esta idea: siempre son reflexivos de algunos eventos históricos y también representan una multitud de voces diferentes.
Muchas de las obras de Aguilar Mora reflejan la tragedia de Tlatelolco, porque Aguilar Mora es de la generación de Tlatelolco. Muchas de las emociones de los estudiantes de la revolución están incorporados en las obras de Aguilar Mora, específicamente en Si muero lejos de ti, una obra en la que Aguilar Mora nos presenta con un estudio de las vidas de los sobrevivientes de la matanza en Tlatelolco.
Aguilar Mora fue un profesor en la UNAM, el Colegio de México, y también en los Estados Unidos en la Universidad de México y Puerto Rico.
OBRAS
Ensayos
El texto de un juicio (1974)
La divina pareja: historia y mito en Octavio Paz (1978)
Tránsito del cuerpo (1978)
Un día en la vida del general Obregón (1983)
La Otra Francia (1986)
Una Muerte Sencilla, Justa, Eterna: Cultura Y Guerra Durante La Revolución Mexicana (1990)
La generación perdida (1991)
Novelas
Cadaver lleno d mundo (1971)
Yoris y la prisonera de Amberes (1971)
Si muero lejos de ti (1979)
Los Secretos de La Aurora (2002)
Poesía
U.S. Postage Air Mail Special Delivery (1977)
No hay otro cuerpo (1978)
Esta tierra sin razón y ponderosa (1985)
Stabat Mater, Ediciones Era, México DF, 1996
Stabat Mater
(Fragmentos)
Sobre la mesa, se desprende la luz
de la crisálida: un solo candil, una sola llama,
y en la penumbra de los presagios
los mismos invitados se sientan a comer,
o se sientan a vivir, a convivir, a calumniar, uno a otro,
con la salud desollada de secretos,
y vuelven la mirada cotidiana
al siglo soberano de los cuerpos.
Sobre la mesa, extendida, la noche está humillada,
todos, en el hilo secreto del río que no se encuentra,
esperamos al fin que resucite,
que regrese a nosotros el hijo de verdad, el redundante.
Dice el réprobo, con mis palabras,
dice la herida que sigue estando aquí,
y dice el ojo,
sus vértices marinos, sus cifras aladas;
dice el esposo, otra vez, dejando asombros
tan lentos como la línea, tan altos como el sofisma;
dice la tortura del verbo, la propiedad futura,
la justicia fiel que te va dejando.
Y no es sino enlutada geometría.
(...)
Un dios que siempre huye es nuestro dios,
está siempre en el dónde, donde se deja ver,
está en la precisión, en la última delicia del compás.
Un dios que se vuelve sed en los principios,
que se deja vivir en la insistencia,
un dios todo divino que sucede,
como un fulgor desprendido de otro cuerpo
y que es ese dolor que descubro cuando le hablo.
Es un dios que huye de sus partes, que va,
despedazado, a vivir entre dos hechos fugaces,
entre la vez y la otra vez, como dos veces
que no encuentran la mirada en ningún ojo.
Es un dios que parpadea, que crece callado
como barba florida que ningún profeta reconoce;
es un dios pura espuma entre la piedra
que tiene en el insomnio su epitafio,
y que huye, quizás como la holanda
donde vive la esposa abandonada,
donde se ofrece en pura luz
al deseo que no es mío y que me encarna.
Lo descubro ¿y dónde? ¿y lo dejo de ver?
Necesito el dónde, lo que puede ser ese compás,
la línea eterna de su estar huyendo.
Necesito de nuevo dejarlo en sus orillas, que aparezcan
los principios, las insistencias
de los hechos mismos, el fulgurante
desprendimiento de los cuerpos. ¿Dónde puedo
decir que lo descubro? Es un poder, es un decir,
que tú y yo sabemos que su estancia está siempre en las partes
y que las partes no están dónde está el dónde.
Y otra vez preguntan los principios por las partes,
por las primeras donde se repite el más de la tragedia,
el deseo de no ser luz junto a ti,
de ser sólo mi máscara, la espuma donde cae
esa barba florida que ni el mismo Tiresias reconoce,
y aquella parte del ser donde el ojo
no puede ver el ojo, donde el ojo no es mirada
sino parte, parte de un ojo capaz de ser dolor,
de doler como parte de un principio.
¿Dónde está el silencio para estar en la crisálida?
¿Y por qué se dice demasiado tarde
como la arena persistente donde sueña la esposa
el tejido de la sal en la voz nunca?
Parto copioso, equilibrio feroz,
donde no quiero ser luz si estoy para siempre junto a ti,
quiero solamente quizás el grito mirando su caída,
y a ti junto a la tierra, la tierra del padre que ya fui,
la tierra que ha ido, sin luz, resucitando.
Stabat Mater, Ediciones Era, México DF, 1996
Ella sólo quiere al que quiere rescatarla,
Y ama mientras quieran salvarla de sus miedos,
De sus perseguidores; pero nada más,
Porque ama que quieran rescatarla,
Pero no quiere rescatarse, no quiere ir nunca más allá
Del gran teatro del rescate: nunca se irá con el caminante,
Nunca se irá a ser libre. Sólo es feliz sufriendo
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