domingo, 19 de diciembre de 2010

2520.- JAEL URIBE


Jael Uribe es una escritora de nacionalidad dominicana,
nacida en Santo Domingo.
Ha colaborado con varias revistas tanto impresas como digitales,
eventos culturales y programas de televisión y de radio
en diferentes países Latinoamericanos.

Egresada en Artes Publicitarias de la Universidad Autónoma
de Santo Domingo (UASD), además de ser Traductora, Artista
Plástico, Diseñadora Gráfico y de Interiores por vocación.
Realizó estudios avanzados de literatura infantil en el Children
Literature’s Institute de Connecticut, USA.

Es creadora del grupo virtual Mujeres Poetas Internacional, además de ser Moderadora, y coordinadora activa del Grupo Espiritual TUBETH2000. Su vocación artística posee una sugerida inclinación hacia lo espiritual, que está latente e inspira la gran mayoría de su arte y escritos. Pertenece a varios círculos, grupos y movimientos literarios en Santo Domingo y en diferentes países. Ha sido antologada varias veces a nivel nacional e internacional.

Puede conocer más de Jael Uribe en su blog: http://poemasdelalma2.blogspot.com y colaborar con su proyecto de Mujeres Poetas Internacional en http://mujerespoetasinternacional.blogspot.com




Al alba

Si grito al viento,
se sacuden las hojas de la angustia
removiendo los nidos del desencanto
y la rabia.

Se someten a mi eco tormentoso
las secuelas del pasado gris,
y el presente indeleble entre las ramas de mi árbol.
Despeino las manzanas
y me cobijo de carmín
para no perder mi vista del alba.

Es entonces cuando aferrada a mis raíces,
descubro el mañana.







Ambigüedad

Se derrama la copa del amor
embriagando el aire de olvido.
recorriendo mis adentros
en los rincones íntimos.
Extasiándome de llanto
aprisionando suspiros
encendiendo la llama del desden
que me corrompe
que eriza los pelos de mi memoria,
retorciendo los gemidos.







Adios

¡Hasta nunca amor mal habido!
Infamemente cruel,
payaso del cinismo.
Ladrón de memorias valiosas,
carcelero del destino.
Maldita sea la pista
que te trajo conmigo.

Tu belleza,
mentira inaudita.
Sonrisa repleta de hipocresía.
Tus ojos,
abismales presagios de muerte.
Oculta tras bellos vitrales,
se pierde una maldad intrínseca.

Tus brazos,
Lazos de laureles,
encubren detrás las espinas.
Pobre tonta la necia
que sacrificó su vida,
en pos de tu falsa inocencia.
Amor de cadena perpetua,
agónica alegría.







Agudeza

¡Más! Piden los gritos ávidos que no se cansan de la memoria de mí.
Me claman, me buscan en sus manías sin hallar rastro alguno.
Convencidos de que hay carne entre mis huesos,
de que aún queda algo que engullir.
Pero me redimo de la muerte,
dando un giro inesperado a esta historia fantástica,
en donde la heroína no soy yo, sino otra.
Una mujer incorruptible e inclemente,
que da la cara.







“Destello”

Vas y vienes,
revoloteando en mis entrañas
huracán de tempestuosos vientos.
Tu beso, pan de vida,
miel afrodisíaca,
proyección a cielos nuevos.

Mar, arena y sol me bautizan
poseída por el embrujo
que enanan tus secretos.
Conjuraste la magia
dando a luz a este cuerpo siniestro
que vibra hoy a las notas
de un vals nuevo.

Me entretejo en tu sombra,
aprisionas mis chispas
haciendo fuego del hielo.
Nos bañamos de existencia
de lo que ya no somos.
Dilema inaudito y perverso.

Presa de tus abismos,
en tu efusión me sumerjo.
Ahora sólo somos suspiros
esparcidos en el eco del tiempo.







Final

¿Y si me pierdo en los abismo intrincados del ocaso de la carne?
¿Quien derramaría por mi las perlas de su angustia,
encendiendo los cirios de mis recuerdos para hacerlos perennes?
¿Quien con su nana adormecerá el desconsuelo de mi alma deambulante
y sobre el lecho de flores marchitas
reposará una rosa sin espinas besándome la frente?






Gozo

Me extravío entre las mixturas
insólitas de las ideas
que revoltosas oscilan entre
una cosa u otra.
saltan,
se divierten
se gozan de lo absurdo
y lo genial
enlazadas a cadenas rotas.

Me envuelvo en las emancipadas palomas
del verbo
que grita o que calla
cuando se posa el tiempo.
Que se escapan ansiosas
en apasionada revolución.

Me vivo entre ellas
tatuando en mis espacios
la sabiduría inculta de los años,
que se trepan a mi espalda
cansada
y se cuela en la mente senil
de mi añoranza
y mi ilusión.






Hasta las columnas sienten

Te quedas impávida,
Enajenada en el tiempo.
Detenida en la balanza,
como pesando el lapso
entre el hoy y tu remordimiento.
Tus estrías delatándote,
vociferando la edad de tus cimientos,
redoblando la certeza del ocaso
de tu imperio.

Sin darte el lujo de amar
ante el desafuero.
Tus lágrimas se encubren en tu cetro.
Imponiendo majestad,
disimulando el tormento.
Solapándote de costras amalgamadas
sobre el núcleo taciturno
de tu ego blanco.
Engullendo vorazmente
al sentir eterno.







Marité

Tu silencio equivale al silencio de las hadas,
cuando ya no emiten sus trinos inspiradores
en la mente de los poetas,
y se agota el sortilegio
conjurado en el pasado.

Si se callan las musas de tu encanto,
el eco del llanto es inverosímil,
insufrible.
Blanco silencio,
mudo vacío.
En ausencia de tu trova,
el espacio es inaudito,
y el universo no basta
para contener el llanto,
de la humanidad
que muere contigo.






Mi Raza

Fuerza es mi nombre.
Canto libre soy,
palmera acunada por nuevos vientos,
azotada por la inclemencia del sol.

Negra se torna por fuera mi piel,
luz ardiente mi interior,
rostro verdadero que representa mi estirpe,
y el amanecer de mi hoy.

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