ALMUDENA VEGA
Nace en Málaga el 5 de Marzo de 1986. Acaba de terminar un Master en Música (flauta travesera) en Trinity college of Music en Londres. Vive entre la música clásica, la poesía y la traducción. Ha publicado el libro “Corvus corax” premio Alea Blanca Poesía, Granada 2007, el cuaderno “Entre las estrellas y el asfalto” SOBREPOESIA Ateneo de Málaga 2007 y colaborado en las antologías Sangrantes (2012) de Luna Miguel y Cuaderno de vuelo (2012) por Dara Scully. En los próximos meses aparecerán Dirty Generation, Alea Blanca editorial, junto con el ilustrador Miguel Ángel Emérico y Animales de vidrio por Las cuatro estaciones de Málaga.
La merienda
Cada día, cada día, cada día
se deseca la tarde en una esquina de mi cuarto
o parece que hubiese apretado una naranja.
Cada día las tazas de té
se derraman sobre las venas temblorosas
como la luz sobre un cadáver.
Mis muslos avergonzados
exhuman los bancos de iglesia
y luego la palabra soledad,
que tiene precisión de ADN.
The white deer
ay! los marineros de la vía láctea se quedaban mirando el musgo y se perdían. se perdían y sus naves varaban en el rostro de las ciervas. se perdían al confundir el tronco de las hallas. confundían el tronco de los olmos con muslos blancos de muchacha. miraban el musgo y lo lamían. lamían el sexo verde entre sonrisas como anclas. la vegetación voluptuosa, sí, y muchos se envenenaban!! muchos se caían de las atalayas verdes como torres verdes como árboles. caían de éxtasis y morían como albatros robustos. blancos. blancos morían entre la luz de la luna. con la cara iluminada de un caos líquido.
Dirty generation
la nuca cae sobre el apellido
y nada. sigue sin ocurrir nada.
quisimos destrozar un acto simple,
hacer del sol neurosis
o esperar
que el horizonte reventase en nuestra nuca
para arrancar la esquizofrenia de ser vertebrados.
ah el horizonte...su palabra lineal es promesa,
una ruina; el hueso y la memoria se devoran.
sí, demasiado plural para que compense
lo sé, años ochenta,
somos la imaginería de vuestro tedio.
lo que ocurre sigue sin ocurrir,
nada es todavía y aún...aún es sobredosis;
qué haremos del aullido ante un vacío imaginario,
madres: otra promesa,
sollozan vuestras tripas macilentas
evocando un jardín de infancia;
los muchachos eternos esperan como pozos
manchados del número como un atlas:
" usted se encuentra en este punto "
y no es más que un punto rojo
sobre el mapa genealógico.
Los muchachos terribles
se ha tamizado la noche en un simio,
sus huesos ha donado a las estrellas
al gritar, pensaba en la infancia
aunque todos supimos que su voz
era una libélula atada a una cuerda.
no puede marcharse- dijo su madre,
su estómago no podría seguirle- continuó.
asustado como estaba,
eléctrico y ciego, medusa en la tierra, insecto
asesinado en el cristal, absenta;
engullido en la metamorfosis del camino de una lágrima.
asumió la deformidad de su aliento,
frío entonces, cuando intentaba no cantar demasiado;
videaba pornografía, tocaba los filetes crudos
cuando su madre no miraba o el ojo erecto
de los peces sobre el hielo en el mercado.
luego lloraba, sí. no podía traducir la carne.
La flor: la herida
la noche es un ovario sin violencia, más
pájaro salpicado de un tejido
como joyas de cartílago.
un solsticio entre los muslos,
resbaladizos peces del norte.
inevitable escama.
el vientre. terco enjambre,
nido. el vientre toca al vientre
para amar la seca herida.
animal caído del cielo;
muslos torpes. ínfimos.
nidos de vidrio.
mi sangre imita al viento,
a flores sin tallo.
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