domingo, 29 de junio de 2014

PRISCILLA ANGULO [12.088]



Priscilla Angulo 

Nace en Caracas, Venezuela. El 12 de marzo de 1999. Se encarga de su blog virtual desde el 2013: http://angulopriscilla.blogspot.com.es/



1) Muerte con alas.

Ya no existe jaula en donde pueda enjaular a mi soledad.
Vagarán entre los párpados de quienes fumamos.
Siempre apagando el cigarrillo con sus aleteos.
Ya no existe muerte que me acepte.
No me aceptan, me aborrecen. Soy más muerte que mi muerte.
Yo soy la única muerte que he conocido.
Una muerte con alas.





2) Epitafio de azuleja.

Estoy enjaulada en este último silencio que se vierte con la muerte.
El último silencio que amordazó la hoguera de mi voz.
Estoy detrás de mi último poema.
Búsquenme allí...





3) Me escribo.

Me desvelo en unos tragos de mí.
Descubro lo que soy entre versos haraposos, pétalos marchitos y oraciones que se profanan.
Me fumo.
Fumo mis residuos.
Los residuos que son el vaivén de mis rituales metafísicos.
Me desgajo.
Desgajo las madreselvas que se encuentran en mis omóplatos.
Me perfumo.
Perfumo a mi esternón que está invadido de muerte.
Me destiño.
Destiño el azul entre mi voz.
Me extravío.
Extravío a la muchachita que nunca lloró.
Me aborrezco.
Aborrezco al nunca yo.





4) De visita en Priscilla:

Para bien o para mal, soy lo único que tengo en esta muerte llamada vida.

A veces huyo de mí.
De estas paredes que soy.
De esta alma que me deja sin sed de ser.

Huyo de mi voz.
Huyo de la cobardía que amordaza a mi fe llamada alma.

Tantas veces me he ido, que desconozco este cuerpo. Ya es un cuerpo ajeno. Le pertenece a un muerto del extranjero.

¿Cómo alguien puede ser extranjero de sí mismo? -Pregunta mi madre.
Ella aún no sabe que eso soy... Extranjera en mí misma.

No hay visas para mi antiguo ser. Ni pasaporte para alguien sin identidad.

Yo estoy de visita en mi poesía. Yo soy como un huésped en mí misma.

Yo soy como Priscilla, y su hemisferio sin poesía.

Estoy de visita en Priscilla.





5) Como lo que soy.

Y, mientras tanto y nada, sigo desgajándome de mi alma como una hoja de otoño.
Como la hoja viajera que soy... Estaré
arrastrándome en los despojos del árbol que nunca tejí.





6) Te falta.

Qué hacemos con el alma que nos sobró...
Te faltan ojos en las noches.
Te falta esta sombra que soy.
Te falta todo... Apenas eres una mitad de mí.
Apenas eres nada. ¿Sabes qué es nada? Nada soy yo.





7) Allí estaba yo.

Allí estaba yo...
A mitad de mí, de su alma y de la nada.
Mientras que un ave molía mi cuerpo, y se alimentaba de mis recuerdos.
Una hoja envolvía mi sombra, y un árbol golpeaba fuertemente mis olvidos.
Allí estaba yo...
A mitad de un cigarrillo, de un vino y del todo.
Mientras que la sed me ingería, y estremecía mi voz con la esencia de sus hojas envueltas en mí.
Allí estaba yo... 
Siendo nada, y todo. 
Moliéndome, y arrojando mis despojos en un cenicero.





8) Ni sé para qué existir.

No sé si me temes, pero... Yo sí me temo, y me alejo de mí.
Ni sé para qué tantos despojos de mí.
No sobrevivo en estas paredes que me cubren.
No respiro este oxígeno que tejen los ángeles de la muerte.
No soy pasajera de otra alma. Ni tengo visa para encontrarme con otro cuerpo.
Estoy lejos... Muy lejos de poder sobrevivir en este cuerpo que me enjaula.
Estoy cerca... Muy cerca de deshacerme en estos yertos despojos.
De nada, pero de nada; ya me dejo de estar. Ya ni me saben, ni me sé. Ya es ya.
Yo marché a otro cuerpo desde que nací... A otros huesos, a otras miserias. Solamente tengo el alma, y sin voz.
Me entregaré a la noche. Allí estaré, si me buscan, allí estaré. Solamente me encontrarán almas como las nuestras.





9) De las 16:39.

Ni me leas, ni me escribas.
Conozco poemas de carne, y sin huesos.
Cuando dos manos se entrelazan, es un poema.
Cuando dos voces se entrelazan, es un soneto.





10) Será más cuerpo, o más desechos. 

No llega la noche, y mi luna la espera.
Me desgajaron el alma frente a un espejo.
Allí dejé la ropa, los recuerdos. El cuerpo, el equipaje. Allí me abandoné... En el pleno vacío de mi reflejo en otra sombra.
Cuántos abismos se hospedarán en mi cuerpo.
Cuántos cuerpos se suicidarán al calar mis huesos.
Le temo a la soledad porque no está a mi lado.
Le temo a la soledad porque ella soy.
Yo pregunto: ¿Qué hay después de mi cuerpo? Será más cuerpo, o más desechos.





11) Un ridgwayia.

Se hace pájaro mi canto...
Y mis ojitos son provenientes de la garúa.

Apenas está naciendo mi piel.
Apenas está naciendo mi sombra.

Apenas nazco en el vientre de mi madre.
Es cruel.
Todo es cruel.
Es agobiante.
Todo es agobiante.

¿Qué es todo esto?
¿Se requiere para poder ser?

Es arrecho, ¿sabes?
Me mutilo. Me mutilan.
Me asesinan. Me suicido.

¿Quién me desea tanto?
¿Quién se quiere tan poco para cometer ese pecado?

Me siento como Miyó Vestrini en Zanahoria Rallada.
«El primer suicidio es único. Siempre te preguntan si fue un accidente, o un firme propósito de morir».

Es asqueroso.
Todo es repugnante.
Es imposible aborrecerse tanto.
Es imposible adorarse tanto.

Uno no puede ser más que un trozo de carne, órganos asquerosos y un corazón latiendo en su propia muerte.
Uno no puede ser más de lo que anheló nunca ser.

O, sí se puede, pero no se debe.
No se debe ser tanto. No se debe colmar tanto de una noche.

Yo sí muero todos los días, y sobrevivo cuando siento que estoy a dos centímetros de morir.
Y le temo...
Le temo mucho a la muerte.
No por muerte, sino porque deba volver a reencontrarme conmigo.

Uno todos los días muere un poquito más, pero cuándo se sabrá que uno muere un poquito menos que el más de ayer.

No sé, qué sé.
Miento tanto.
Le miento a mi alma.

Esto es lo único que no es mentira, además de mi poesía.
Es lo único que soy... Una tragedia convertida en ridgwayia.

Adiós...
Apesto a sudor de mono.





12) Senectud con "S" de Saturia.

Una vejez se ha colado en mi poesía.
Ya mis letras no huelen a café
ni a pesadillas.
Huelen a la casa de mi infancia
a las manos de mi abuela
y a la senectud que traigo en mis ojos
siendo tan joven. 
Una vejez se ha colado en mi poesía.
Y una lágrima arcaica 
está llorando en mi ulular. 
No tengo arrugas
ni canas
ni achaques de vejez
pero huelo a la senectud que ya palpé.









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