Óscar Oliva
Nació en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, México, el 5 de enero de 1937. Perteneció al grupo de poetas La Espiga Amotinada, que alentó el poeta catalán Agustí Bartra. Han escrito sobre su obra, entre otros: Francisco Zendejas, Efraín Huerta, Octavio Paz, Rosario Castellanos, Carlos Illescas, Eduardo Casar, Roberto Fernández Retamar, Paul W. Borgenson, Pavel Grishko, Marco Antonio Campos, Federico Álvarez, Agustí Bartra, Jesús Morales Bermúdez. Su poesía ha sido llevada a la escena por el director teatral Germán Castillo y por la coreógrafa Cecilia Lugo. De 1994 a 1998, fue miembro titular de la Comisión Nacional de Intermediación (CONAI) para los Diálogos de San Andrés entre el EZLN y el Gobierno Federal. De 2001 a 2006 fue Director General del Consejo Estatal para las Culturas y Artes de Chiapas. Condujo y dirigió el programa de radio Chiapas: Expediente Abierto, en Radio UNAM (1994/2000).
Obras publicadas: La Voz Desbocada, en La Espiga Amotinada, Letras Mexicanas, FCE, 1960. Áspera Cicatriz, en Ocupación de la Palabra, Letras Mexicanas, FCE, 1965. Estado de Sitio, Col. Las dos orillas, Joaquín Mortíz, 1972. Estado de Sitio y otros poemas, Lecturas Mexicanas, SEP, 1986. Trabajo Ilegal, Editorial Katún, 1985. La Realidad Cruzada de Rayos, Col. Material de Lectura, UNAM, 1988, presentación de Eduardo Casar. Óscar Oliva, Disco Voz Viva de México, presentación de Carlos Illescas, UNAM, 1989. Antología Personal, Universidad Autónoma de Chiapas, 1993. Trabajo Ilegal, Segunda Edición, dibujos de Jesús Martínez, Ediciones Papeles Privados, 1994. Antología Poética, Libros ISSSTE, 1998. Estado de Sitio, Tercera Edición, en los tres tomos de Premio Nacional de Poesía de Aguascalientes 30 Años, Joaquín Mortíz, 1997. Ecouter le Monde, selección y presentación de José María Espinaza, Ecrits des Forage/ UNAM/ALDUS, Trois-Rivieres, Québec, 2000. Lienzos Transparentes, Aldus, 2003.
PREMIOS Y RECONOCIMIENTOS: Premio de Poesía Enrique González Martínez, Guadalajara, Jalisco, 1969. Premio Nacional de Poesía Aguascalientes, 1971. Premio de Poesía Ciudad de México, 1981. Premio Chiapas Rosario Castellanos, 1990. Homenaje al poeta Óscar Oliva, H. Ayuntamiento Constitucional de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, 1993. Miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte, FONCA, 1994. Premio Nacional de Periodismo, Club de Periodistas, A.C. 1998. Homenaje al poeta Óscar Oliva, Universidad Autónoma de Guerrero, 2001. Miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte, FONCA, 2008 – 2010. Actualmente radica en su ciudad natal.
Piedra arenaria
QUE SE LO COMAN TODO, y acabemos. Que se lo traguen,
entre gritos, a patadas, desde adentro de una
madre, revolviendo el agua del nacimiento.
En la escritura que arrojo por los hombros no hay más
que una presión, un alud de años, un mirar que
aprieta y sofoca, unas palabras que no tienen
acomodo en ninguna parte, unos papeles con ruidos,
con gruñidos, cuando una sartén se ha roto por
el mango, cuando te esponjaste como una gallina,
cuando cubriste el espacio que te correspondía
sin ser águila, cuando te pusiste a sanar del
ala seca, cuando te arrastraste a donde sonaba
la claridad.
Salgo, como he salido tantas veces, al aire descascarado,
con la camisa babeante, con la manga tiesa, y
la nuca sudada.
Alguien se retira de mí, a otro rincón, siguiendo la
sombra de mi mano que se desliza como un tren.
He caminado siguiendo a mis pies, he tropezado
con mis cejas. Me doy cuenta que el papel es
carne y que no hay fuego en esa caverna, que el
frío va entumeciendo sus ojos; descoyunta sus
rodillas, lo hace pedazos.
Todo empuja a arrancar, a crepúsculo embrocado, todo
camina en gestos, en grava. De un lugar a otro,
luces morroñosas, sábanas de antigua agua. Mi
camiseta se quema para florecer a solas. Camino
sobre de una uña, como en el mar. ¡Zumban, tumbados,
los aguaceros!
En la tiesura de las cigarras, sus secas alas alargan
el cielo, hieren su antebrazo. La navaja del
vuelo se oxida en mi garganta.
¡La señal! Y enmudecí siguiendo la luz de una lámpara.
Me eché para atrás como quien quiere detener a
la noche, junto a las polvosas palomas de las
vigas, como si alguien me arrancara de los hombros
y clavara mi cabeza en una pica, con una palabra
reventada en el puño.
No podía creerlo entre los restos de comida, entre
botellas rotas, en cada uno de los cabellos del
relámpago que mostraba sus ojos de ira, sus labios
de ultraje. Lo dije tantas veces sobre los carbones
prendidos debajo del comal, lo repetí a las cuatro
paredes de una habitación, lo reproduje en las
hojas que el tiempo ha podrido, mascado, y en
la lluvia que mira sobre los campos la fértil
acometida de las hierbas.
¡La vena a punto de reventar, hinchada en el esfuerzo
caudaloso! ¡El ojo que salpica cuando no hay nadie!
Poso la mejilla en el vientre de la estatua de sal,
la que sintió pasar un pájaro dentro de una gota
de ámbar, y siento el vuelo mojado de una mujer,
aire que me baña.
Sobre los huesos de los codos me levanto, para emparejarme,
para estar despierto. Desde esta posición veo
todo lo que he dejado atrás, mientras termino
de comer, cuando un halo baja hasta mi frente
y me anuncia que ya va a amanecer, entre pétalos
arrugados.
Me levanto a través del cielo áureo, con letras incompletas.
Mientras tomo una taza de café...
Mientras tomo una taza de café repaso los poemas
que he escrito
¡Cuánta confusión! ¿Cuántas palabras perdidas!
¿Bajo qué impulso lancé mi pecho mis descomposturas
a la búsqueda de ese mar que no es claro ni habitable?
Si he dicho soledad árbol ocieno
fueron palabras imprecisas para extender mis brazos
para darle un vuelco al reloj y mostrar mi desnudez
y sus caminos
He tomado conciencia de mis obligaciones
y he querido dar a los hombres nada más un relámpago
Debajo de una imagen ahora me duermo
ahora la doblo ahora la subrayo
Mañana despertaré en un mundo nuevo
No está en ninguna parte
No está en nniguna parte
Cuando regresé de la oficina busqué su sombra
levanté el cuaderno
arrimé la silla a la mesa
y me puse a trazar su geometría
Tomé un vaso de agua y me sorprendió su dulzura
Busqué en mi traje en las gavetas de mi escritorio
Cansado sentí deseos de mujer pero no salí a la calle
Releí viejas cartas que me puse a atar lazos con mi saliva
a construir amores perdidos con mis cabellos
habitaciones y amigos que un día conocí en mi frente
Pero sentía su presencia como un acoso
su lujuria dentro de mi estómago
(Tal vez en el jardín desenterraba plantas y buscaba hormigas
para la poderosa baba de su lengua entumecida como escorpión)
Poemas de Óscar Oliva en 'Áspera Cicatriz'
(Poemas del libro LIENZOS TRANSPARENTES )
En el rostro que arde
contra la oscuridad
otra memoria/
No hay estrellas, no hay revelaciones/
La quemadura de la noche en los lienzos de enero/
El ala del miedo en la espalda de mis padres/
Yo solamente sin mandíbulas ni dientes/
No importa,
aún ahí, resonancias, no retirar las manos
*
¿Qué flor fecunda
nacerá lenta en el
árbol emponzoñado?
*
Anudo una red
junto al mar
sin relámpagos
y el mar se ennegrece
en la sal innecesaria/
La cicatriz me eterniza.
*
Aves en gestación/
Dos ríos en un solo cauce
también hundiéndose, sin cauce/
En el impulso sexual de la noche
que resiste/
*
Lince, déjame despertar, déjame agarrar la mano de mi madre
vencida en el avasallamiento de las serpientes, déjame ser
el ojo felino de mi padre, déjame con ojos enconosos ser la
semilla enconada en mis calenturas, déjame con lienzos
incorruptos, en el augurio que sangra, porque no
hay nada en mi jícara, porque no existe el canoero que ha
de extraviarme, porque no quiero engendrar nada, en la
salud de la trama sólo quiero caminar en las líneas de esa
mano cuando pasan por mis labios lazos alcanforados/
en esa turba verbal que soy sin comprender nada, para nacer
de nuevo en una cuna de paja, cuando ya es demasiado tarde,
todo ha sido encumbrado y recio para voltearme, quedar sordo,
con el hígado encanecido, esperando la otra caída, el otro
(espasmo de pez/
Hongos secos, montón de paja, guardador del monte, despertador
(del polvo/
Oh lince, emergiendo de las hojas viejas, vigila sobre mi fuego
(estas joyas tremendas/
Oh lince, sé múltiple en el granizo y en el pajuil que silba largo
(en los desperdicios de la luz/
Lince, mi invisible vaso, mi galaxia incomprensible, mi
(estoraque prendido.
*
Di
creer
y crecer
Y crecer
*
¿Qué sigue en la luz que revienta?
¿Qué se oxida en una palabra?
Otra edad equivocada de pájaros.
*
Tengo que apurarme pues se tensa el músculo del llanto/
No sé qué hacer, vuelven las cucharas sonoras a mi piel,
vuelve el pan a sonar en el mantel de la nada/
Me detengo en las mutaciones accidentadas de las imágenes/
Crezco en esta realidad sin territorios, sucio en las cosas
(sin resonancia/
amarrado en la cama con raíces que me han hecho tanto daño/
¡Qué hora de obsidiana y sacrificio! ¡Qué sol sin retoño!
¿De qué pirámide caigo? ¿Quién ruge a mi lado?
Para danzar no basta este escándalo bajo la piel, el débil peso
de las víctimas/ Basta el respiro y el cuchillo en el día total/
No reconozco debilidad. La debilidad cree en mí y me reconoce
(Hay espacios de luz alterada, hay incierta aleluya.)
¿Hasta dónde caigo? ¿A los pies de mi juventud donde
(fui absorbido
por alcoholes incontrastables, por mujeres rápidas en la
(maldición y la ternura?
Gracias por esta publicaciòn, Fernando Sabido Sànchez.
ResponderEliminarUn saludo cordial.
Òcar Oliva-
Gracias por esta publicaciòn, Fernando Sabido Sànchez.
ResponderEliminarUn saludo cordial.
Òcar Oliva-
Gracias por esta publicaciòn, Fernando Sabido Sànchez.
ResponderEliminarUn saludo cordial.
Òcar Oliva-