sábado, 15 de febrero de 2014

YERAY BARROSO [10.974]



Yeray Barroso 

(Tenerife, 1992) es estudiante de Grado en Filología Hispánica en la Universidad de la Laguna. Su poesía ingenua está recogida bajo el título Hilando el alma en Ediciones Aguere/Idea. Ha publicado algunos artículos literarios en el suplemento cultural El Perseguidor, del Diario de Avisos (Santa Cruz de Tenerife). 
También colabora en la revista digital www.papirucucus.com. 
Su blog es www.yeraybarroso.blogspot.com.





tentativa de escalera

Una incisión en el párpado
de una aguja
en que solo la poesía
sabe cómo desconocerme
habitaciones perdidas y yo qué era
retretes
saludan agua olora, colora y vomitiva.
Hay orillas sin isla
y nacimientos sin qué sabré
no han probado este plato
con tentativa de escalera
y vista dolorida.







No he llovido desde la última muerte

No he llovido desde
la última muerte.
Me lo está diciendo el corazón
y las intempestivas lunas
sobre los ombligos
de este mes incierto.
Si fui agua no recuerdo
mas charco de hielo
es esta cabeza
cortada de olvidos.
Ya la vista no me alcanza
a ver el suelo,
se llevó mis ojos
la nación de buitres.
Creo que olvidé hasta la hoguera
que sometió mi vuelo
dejando impresa mi sonrisa.
No olvidé que desde entonces veo.

 * Ambos poemas pertenecen al poemario El diablo muda de piel.








Gotas de arena

Unas gotas de arena. Únicas
para el olor de las mañanas.
Barrotes en las avenidas
duermen a los dedos
que mueren
en las noches de invierno.
No el polvo perdido
lloró el incendio.
No platos de estuches
pintaron lunas de estiércol.
Conoces a los relojes
pero no al tiempo,

abrázalo
cuando llegue la noche.
No sus ojos llegan mañana
porque los tienes en la sien
en cada instante.
Si nadamos esta noche
llegaremos
a la lluvia de arena
en las camas sin despertador.
Hay dioses en las esquinas más remotas
espían
huelen los pies cuando tiemblan
y te tocan la puerta
cuando el alma se te escapa de las manos.
Antes eras un pirata
y ahora llueves arena
en estos ojos
que han perdido la visión.







Lugar-No

No
    donde cayeron nuestros náufragos
    el agua
una luz, envoltorio que recoge el camión de la basura.
No nos reconozcan
los árboles       sigan el paso y no pregunten
si hoja o cenicero o quizá

antes      antes que la aguja del reloj
aceleras el paso hacia la orilla
y el tambor en el pecho
quién viene

quién                 Nadie

Parece que no hemos cesado de mentirnos.







gorila petrificado a las puertas de algún lugar

El gorila se hizo piedra
durante la última noche.
Su árbol caminó hacia el silencio
y un sonido pareció ser una partícula
de esto que nos queda.
Cuando pasen los siglos
quizá reaparezca la isla
y el cansancio habrá sido abolido
en favor del deseo.
Jugaste a los dados
y él, piedra abrazada a sí misma,
no cambió su suerte.
Podrás probar con un beso
pero jamás volverás a sentir
el crujido de la rama.






¿Qué incertidumbre borró mis trajes de baño?

¿Qué incertidumbre borró
mis trajes de baño?
Estoy desnudo frente a ti
y nos miramos
  qué profundidad dañó mis litorales
y me llevó al gozo de tus picos,
  cómo naufragué en los barcos del insomnio
y triunfé en la batalla de tus fronteras.
La poesía está muriendo de poesía,
por eso te vienes
y me desnudas las bombillas
y se alza el alfiler en busca de los tejidos
mientras descorchamos nuestros ojos
y ya la profundidad es otra cosa
y nosotros somos un poema
fuera del tiempo.






Mi abuela es una bicicleta

Mi abuela es una bicicleta
desde que montaño
las caricias de la ciempiés
narizuda.
Qué gracia las flores
que se alzan sobre el paseo militar
muerto de tanta insignia
y jadean entre las sábanas
de arenas movedizas.
Para ellas han construido
cien cuentakilómetros
y ciento veinticinco cámaras de vídeo
que guarden sus pisadas en topless
y filmen a mi abuela haciéndose
bicicleta.






Poema cubierto de polvo

Desempolvando papeles antiguos me encontré con un poema escrito a bolígrafo en ¡papel de regalo!. No sé en qué momento fue escrito realmente, pero lo reproduzco por curioso:

"Fue detenido
mientras los aviones
saludaban a los edificios
más altos del mundo.
Llevaba tres kilos de marihuana
y se había perdido
en la multitud de la palabra.
La buscaba.
Tal vez ambos habían muerto".








Atracción fatal

Ayer, tal vez mañana,
beso las piernas de las farolas
cubiertas de herrumbre.
¿Somos ojos con la camisa fuera
si caminamos sobre voces 
de charol?


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