Jonathan Velásquez
El Salvador 1987.
Licenciado en Ciencias Jurídicas, es miembro fundador del taller Literario «Quino Caso»,(2005). Director de Pirata Editores, proyecto de publicaciones artesanales y de Pirata Cartonera.
Ha publicado Tres Palabras (2005), Herbario (2006) y la Catedral del Genocidio (2009), poemario traducido al inglés por la Universidad de Deapauw, Indiana, Estados Unidos, en colaboración con el poeta Joe Heithaus.
Ganador del Concurso Internacional de Poesía «Gabriel García Márquez», Vancouver, Canadá (2007), poemas suyos aparecen en la Antología Hispanoamericana Azul Verde….Verde Azul, (Editorial Conpalabra, Baranquillas, Colombia, 2009) en la Antología de Poesía Joven salvadoreña;» Una Madrugada del Siglo XXI (Vladimir Amaya, 2010), ha participado en festivales y lecturas en varios países, poemas suyos han sido publicados en revistas y periódicos nacionales e internacionales y en inglés en la revista Tipton Poetry Journal, USA.
Jonathan actualmente vive en una de las más violentas ciudades del mundo.
Poemas para revivir los muertos
Dedicatoria:
a mi madre por el regalo de la vida y su enorme sacrificio.
a mi padre por su amistad interminable
a Beth Tellman por enseñarme otras formas de morir.
a todos los asesinados en El Salvador y en el mundo.
Emboscada
Mañana cuando sea necesario
empuñaremos nuestros libros
y dispararemos desde el pueblo
los poemas de amor más furiosos de la historia.
Como francotiradores
heriremos de muerte
el corazón oscuro de nuestros enemigos.
Profetas
Yo maldigo a los que hacen de la palabra
una metralla contra el pueblo,
de los que se afaman de poetas,
bajo la sombra de los muertos,
los que dicen cualquier cosa
entre las hojas de sus libros.
Yo maldigo a quienes
como perros heridos
y hambrientos
buscan en medio de la noche
el mejor hueso
entre las calles.
Los rostros de la ciudad
La ciudad es un infierno de concreto negro
lleno de demonios plásticos y cabello oscuro
la ciudad es una mancha de humo gris
que apuñala los pulmones hambrientos de los niños.
La ciudad es una jauría de lobos invisibles
esperando la muerte de nuestros sueños
para despedazarnos a plena luz del mediodía
la ciudad no es más que un torbellino de lobos
disfrazados de ovejas en pleno infierno de concreto.
Semáforo I
Una mujer dibuja su sexo
con la sonrisa de su falda,
el semáforo está en verde
su sonrisa detiene el tráfico.
Semáforo II
Un anciano disfrazado de fantasma
pide una limosna en el semáforo
el semáforo esta en verde nadie se detiene.
Semáforo III
Un niño fue atacado a tiros en la calle
el semáforo esta en verde su sangre lo vuelve rojo
todos esperan el cambio de luces
nadie se detiene para saber si el niño aún respira.
Semáforo IV
Alguien murió
en cualquier parte esta noche
el triste semáforo dibuja
con el rojo corroído de su sangre
la sombra inolvidable de otro hombre,
de otro niño, de otro anciano,
de otra madre en el asfalto.
Todos pasan… como olvidados signos nadie se detiene…
Credos
Creo en la vida,
en la clase proletaria,
en el campesino,
en los niños.
Creo en vos,
en tu sonrisa,
en tus manos
con sabor a barro
creo en vos mujer,
en tu luz
y en tu vientre.
Creo en vos estudiante
en tus libros y tus luchas,
en tu risa y en tu fuego.
Creo en el poder de la sangre y la palabra
en la pólvora obrera y en los sindicatos
creo en vos patria
sin ataduras ni cadenas,
sin fronteras y sin razas,
sin banderas ni colores.
Creo en vos patria
floreciendo con la lluvia,
resucitando con el puño en alto
como un soldado que vuelve victorioso de la guerra.
A Rafa y Juan Carlos
Asesinados a tiros mientras trabajaban
Los labios clandestinos de una bala
besaron con la lluvia el silencio de sus almas
dos hombres dejaron de serlo
se volvieron epigramas sobre el rostro de la tierra.
Hombres de maíz brotan de su sangre
orquídeas rojas anuncian el viaje sin retorno
a lo lejos alguien pronuncia el nombre
que los llama desde el otro lado del espejo.
Dos hombres dejaron de serlo
ahora son primera plana en algún diario
guerreros de luz que olvidaron sus maletas y sus alas…
Cotidianamente
Dios también se emborracha,
pasa el invierno envuelto en cartones,
duerme bajo un puente,
camina por las calles y es víctima de un robo.
Si, el también deambula por los parques
pide limosna en una esquina, hurga la basura
o es soldado en una guerra.
También él se fuma un cigarrillo,
va por la plaza en bicicleta
disfrazado de niño sin infancia.
Va mugroso y harapiento
silbando por la calle
con el estómago vacío.
Asesinato
El hombre está muerto y no lo sabe aún,
rencor y odio navegan por sus putrefactas venas,
su corazón es devorado por gusanos
y sus labios mutilados por espadas fieras
una negra esfera cubre su mente corroída
la miseria carcome sus huesos y los buitres su cancerosa piel,
el hombre está muerto y no lo sabe aún
legiones de demonios hacen fiesta en sus pupilas,
la muerte fluctúa en el trapecio de su frente
y en un sorbo se bebe el infierno.
Camina sin sentido va de un lado a ningún otro
se fuma su alma en una esquina,
muere despacio el hombre,
sin saberlo el egoísmo ha decapitado sus sueños.
Su reseca piel se traga al sol
y su espalda cansada es azotada por el tiempo,
el mundo emboscó su corazón
le asesinó a sangre fría.
El hombre está muerto y no lo sabe aún.
Niños muertos
Allá están nuestros niños
regalando sus sonrisas en los buses de la muerte
besando con el rostro de sus pies descalzos
los labios mustios de la calle
allá están nuestros niños
quebrando con su llanto el espejo de la sangre
reviviendo con su grito horripilante
los demonios invisibles de la lluvia.
Poema cinco
Y si ahora fuera el último día de mi vida
y la muerte susurrara mi hora en todos los relojes de la tierra
y la noche con sus negros labios
besara mi calcinado cuerpo y sus poemas
y si una bala atravesara mi cráneo
y me desvaneciera con la lluvia y sus milagros
y si fuera el hombre que se volvió noticia
y si ahora la muerte quemara con su canto
las iniciales de su nombre en mis blanquecinos labios
me bastaría verte a los ojos
para vencer el mundo y regresar victorioso del infierno.
Cuando el reloj asesina el alma de un pájaro
El reloj respira lentamente en medio de la sala
como un anciano que espera la llegada de la muerte,
llueve y el sonido de la lluvia
es como el de un mar de espejos
explotando en mil pedazos….
Llueve, tras la ventana nada es igual sin tu presencia,
pareciere que el mundo se ha detenido para siempre
o el siempre se ha detenido para el mundo,
extraña es esta sensación de querer ser lluvia,
de acariciar el vientre de la tierra con los labios de llovizna,
buscar por la ciudad tu sonrisa de semáforo,
tu cuerpo de nocturna orquídea,
tu silencio de ataúd de sándalo,
tus manos de azules mariposas…
Llueve y es extraño, no la lluvia ni las lágrimas,
la danza de la muerte conjurando nuestra sangre,
llueve y es extraño este frío en lo profundo de mis huesos,
esta soledad amarga de tu ausencia,
este aroma a canela que dejaste en mi almohada…
El reloj respira lentamente,
como niño atropellado en una calle cualquiera,
como madre que se marcha con la frente en alto de la vida,
como el migrante cuando dice adiós entre la tarde…
Llueve y no sé pero se me ocurre que la lluvia
son tus manos que me besan,
que el viento es el contorno de tus labios,
que este frío en mis huesos es el azul de tus pupilas…
Es extraño no está soledad de invierno en primavera,
estas palabras de piedra y de relámpago,
sino el sabor a tarde de tu cuerpo,
el sonido del eco de tu risa resonando en mis entrañas,
el beso de tu alma entre la mía. Llueve despacio,
las ranas y los sapos cantan su rapsodia preferida,
¡clock ¡ ¡clock el sapo-reloj canta su canto,
alguien ha muerto ¡ lo sé¡
sangre brota de la tierra,
¡clock ¡ ¡clock¡ el reloj-sapo,
dice sus secretos…. Alguien ha muerto lo sé
¡clok¡ ¡clock¡ el reloj, ¡clock¡ ¡clock¡
el sapo, el sapo –reloj y su canto de sirenas muertas,
clic clic, la lluvia y sus mensajes de olvidados mundos
y antiguos alfabetos,
extraña esta sensación de estar muerto,
abrir la puerta, encender la luz,
despertar bajo el violín de la tormenta
y recordar que ella se ha marchado
sin lluvias y relojes…
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