sábado, 9 de marzo de 2013

RAFAEL PORLÁN [9407]



Rafael Porlán
(Córdoba, 1899-Jaén, 1945)
  
La iniciación literaria del cordobés Rafael Porlán tiene lugar en Sevilla, donde fue redactor de la revista Mediodía y participante en numerosas actividades vanguardistas (fue el principal animador del cineclub que por aquellas fechas funcionó en la capital sevillana). A partir de 1934 se instaló en Jaén, donde pasó la guerra civil y donde morirá aquejado de tuberculosis. Su primera publicación fue un brillante conjunto de aforismos, muy en la línea de los que por entonces escribían otros autores como Juan Ramón o Bergamín. Tardaría diez años en publicar su primer libro de poemas. Romances y canciones, terminado de imprimir («contra viento y marea», como se lee en el colofón) a principios de septiembre del 36, lo que sirve para explicar su escasa repercusión. «Aunque la crítica ha señalado -escribe Juan Lamillar- la influencia de Salinas y algo del mundo guilleniano, Romances y canciones deja traslucir el profundo, el severo carácter andaluz de su autor y su visión esencial y teñida de misterio de objetos, escenarios y situaciones».
La siguiente entrega poética de Rafael Porlán aparecería ya póstumamente. En la antología de 1948, sus amigos unieron bajo el título de Nuevas poesías los dos libros en los que trabajaba: un conjunto de sonetos, que marca la vuelta al orden tras los excesos vanguardistas, y otro de estilizado andalucismo -romances, coplas, décimas- que pensaba titular Ejercicios para manos pequeñas.
Inédita hasta 1983 -sólo dos poemas se publicaron en vida del autor- quedó su interesante contribución a la estética surrealista.

Obra poética

Pirrón en Tarfía, Sevilla, Mediodía, 1926 [1927, según el colofón]. Reedición facsímil en la revista Azotea (Coria del Río, 1990, con prólogo de Juan Lamillar.)
Romances y canciones, Sevilla, Mediodía, 1936.
Poesías, Jaén, Ediciones Lagarto, 1948.
Poesía y prosa (ed. de Manuel Urbano), Jaén, Instituto de Estudios Giennenses, 1983.  
Siete sonetos y un romance inédito, Fernán Núñez, Jorge Huergas ed., 1992.
Poesía completa (ed. José María Barrera López), Málaga, Centro Cultural de la Generación del 27, 1998.

Bibliografía

BARRERA LÓPEZ, José María, «Vida y obra de Rafael Porlán», en Poesía completa, págs. 13-40.
CRUZ, Miguel, «La imagen poética de Rafael Porlán», en Mosaico de varia lección literaria en homenaje a José María Capote Benot, Sevilla, Universidad, 1992, págs. 299-311.
LAMILLAR, Juan, «Rafael Porlán: entre Racine y Lagartijo», en Clarín, núm. 20, marzo-abril de 1991), págs. 20-23.
_____. «Otro balcón más seguro (Hacia la obra completa de Rafael Porlán)», «La isla alegre», en El desorden del canto, Sevilla, Renacimiento, 2000, págs. 45-54.
ORTIZ DE LANZAGORTA, J. L., «Introducción a un destino literario», en Rafael Porlán, Prosas de un novelista inacabado, Sevilla, Biblioteca de la Cultura Andaluza, 1986, págs. 11-29.
URBANO, Manuel, «Una aproximación a la obra literaria de Rafael Porlán», en Poesía y prosa, págs. III-XLVII.


  





La vertical somnolencia

A Juan Sierra


La vertical somnolencia
que el verano atirantaba
cómo ve llegar la piedra
-piedra en el lago- de octubre!
La tierra huele señales
con narices de caballo;
desde los palos mayores
cantan el agua a la vista
las hojas soliviantadas;
hielos se rompen y velas
se rizan, por fin, al verde
soplo que las desencanta;
y aquel rostro que tan terso
clareaba en la otra orilla
del prisma -cristal de roca-
que era la calle en agosto,
vive de pronto vivido
por muchos años de lluvia.
El monumento perenne
retrocede complacido
a la era de sus croquis;
y ese amor a la aventura
que estrena la geometría,
y esa prisa de los brazos
por salir de entre cadenas,
sólo copian una prisa
de otras veces, de otra vez
en que canta el mismo barco
su libertad por los mares,
con rumbo a los mismos hielos
que volverán a cuajarlo
en el sueño de un tapiz
cuando dé la vuelta al mundo.

[Romances y canciones]
  






La vida mística de los peces

 Quién sabe qué vida vive lo que no hace más que ir por su camino
Con los ojos vendados como un grifo corriendo en una casa deshabitada
O con el éxtasis activo de una esmeralda siempre en su guarida
Siendo y siendo no obstante su destierro de los manuales de conservación
Para la vista de aumento no existen alrededores
Nada fertiliza al pensamiento como la poda de los brazos
Y la ausencia de piernas es la distancia más corta entre dos puntos
Con tal de que no estén en un mismo paisaje
Quién podría volar con alas
Toda carne se lima por la rotación como los astros
A fuerza de viajar alrededor de sus permisos
Cada choque de un cuerpo contra la esquina de su sangre
Le enseña a buscar salida por el agujero de una mutilación
Así van dirigidos y pavorosos rumiando
La historia en mil volúmenes de la brizna de hierba
Ya con forma de tumba para resolver problemas de ajedrez
Densos de amor a distancia y ocupaciones japonesas
Siempre recién lanzados del arco que ellos saben
Hacia las yedras de sangre blanca hacia las sombras
Sin sombra mercuriales Budas vivos

  




   


Gratitud a los muertos

 Oyendo bien, se escucha su paciente
labor entre los negros espesores
para que los tomemos como flores
o para consolarnos como fuente.

Sintiendo bien, lo trémulo se siente
del tacto con quien ciñen rondadores.
La marcha de su yedra de rumores
suena, como reló, familiarmente.

¡Dulce pueblo que espera y acompaña
tras el temblor sin aire de la rosa
y el nocturno crujir de la madera!

Prendido por su viva telaraña,
siento lo vegetal de toda cosa
crecer bajo su tibia cristalera.

  







A Orfeo

Imitación de Rilke



 ¿Cómo no ver en ti lo que sustenta
la sola fortaleza que no yace
si el mundo como nube se deshace
o rómpese en furor como tormenta?

Cuanto por inmutable nos contenta
sigue el ayer perfecto de que nace.
No hay cúpula de fe sin que la trace
la calma que tu mármol fundamenta.

No dura más que el humo de su hora
lo que en amor se funda, si parece
de puro Dios la llama que levanta.

Ni salva de morir lo que se llora
ni siquiera lo muerto permanece.
Sólo sigue de pie lo que se canta.








El mundo

 El mundo ya vivido
por otros, arrugado,
maltrecho por el suelo,
¿cómo has podido tú
curármelo, ponerlo
nuevo, como una plana
matinal, donde llego
a escribir, como todos,
los nombres de las cosas
con letras de colegio?

[Poesía completa]





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