jueves, 17 de enero de 2013

GLORIA YOUNG [9005]



Gloria Young. Nació en la ciudad de Panamá, en 1952. Estudió Literatura Dramática y Teatro en la Universidad Nacional Autónoma de México, 1972 - 1976 y Ciencias Políticas y Administración Pública en la misma Universidad, 1976 - 1980. Posee una Maestría en Desarrollo de Sistemas Educativos con énfasis en Supervisión y Currículum, del Instituto Centroamericano de Supervisión Educativa [ICASE] de la Universidad de Panamá y un estudio superior en Aspectos Sociales de la Salud Reproductiva, del Colegio de México, 1998. Es promotora cultural, poeta, actriz, declamadora, educadora. Fue Vice presidenta y Presidenta del Consejo Nacional de Escritoras y Escritores de la República de Panamá. Ha ejercido la docencia y la investigación en la Universidad de Panamá y colaborado en revistas y periódicos de su país y del extranjero. Forma parte del Consejo Nacional de Escritores y Escritoras de Panamá (2001 - 2003). Ha sido finalista en el Torneo de Poesía de Verano'86. Obtuvo el tercer premio en el certamen "León A. Soto 1986" y recientemente obtuvo los honores del primer premio en el concurso literario "Amelia Denis de Icaza". LIBROS, CUADERNILLOS Y FOLLETOS PUBLICADOS: Fiebre (Panamá, 1986), Hotel (INAC, Panamá 1990), Laberinto (Panamá, 1992) y Templo de agua (Panamá, 2002).  En 2010 (INAC, Panamá) publicó Desatado el corazón.




Para desatar la vida


Y cuando las fases de la luna
completen el ciclo
de tu vida,
te coronarás
con la alegría
de ser mujer,
diciéndole a la luna pálida
que se hunda a sí misma
en el océano azul.

Erica Jong


Todo el amanecer vendrá a tus ojos una y otra vez reinventando lo que desees. Los días se acortarán imperceptiblemente, te acercarás a la ventana del amor como si lo hubieses aprendido desde el primer y tibio oleaje. Atracarás tu barca todas las veces que el silbido del viento te lo pida, en cualquier puerto mágico (casi todos los puertos son mágicos. Debes saber que los besos poseen melodías irrepetibles, por eso siempre hay que repetirlos. Leer cada partícula de tu piel te hará bien, lo mismo que incendiar la noche sin recoger las cenizas. Reclamarás tu territorio sin muchas concesiones de por medio. Serás cómplice de la esperanza y convencida de hacer verdad lo que imagines, desatarás el corazón ante el arribo palpitante, húmedo, de las ganas del amor recién inaugurado. El miedo no está en tu alfabeto de sol y derribarás la sombra de tu madre como ella lo hizo con la suya, para desatar tu vida, desatarla, hasta que el cuerpo se crea lámpara encendida, tentación, bandada de gaviotas volando sobre el mar, una jaula con la puerta abierta y el murmullo dulcísimo de la brisa entre las ramas de los árboles, ululando, suave, muy suavemente…

Gloria Young



Foto: Fernando Sabido, Gloria Young y Giovanna Benedetti con Celia en Madrid.
Fernando Sabido Sánchez con la escritora Celia Vázquez de España y las poetas Gloria Young y Giovanna Benedetti de Panamá, en Madrid



Soy

Soy recinto
de todas las palabras colgadas en el viento
de la luz que atraviesa mi curva cordillera
de la canción del sueño
del mar con sus espumas
del alma desbocada al filo de una estrella

Soy voz
que no se esconde
que explora sus tejidos
que aúlla en el misterio de todos los silencios
que murmura a la vida
que acecha en la vigilia
que da vuelo a la risa venciendo la nostalgia.

Soy agua
de la lluvia
del mar
de la tormenta
y busco los tesoros
y lavo
las memorias

soy mujer
de este siglo
escalando esperanzas
cabalgando corceles
de amor y de ternura
abriéndome los poros
al olor de las frutas
soltándome el cabello
surcando la dulzura
aquí
en la penumbra
de la
puesta del sol






Estos pliegues de vida

Estos pliegues de vida
colgados a los huesos
esta cintura aún visible
donde te aferras
      a ratos
estos muslos anchos recios
que trotan tus espacios
esta cadera ahuecada
    estuche para tus manos
estas piernas que te asfixian
con nudo de terciopelo
    desde la oscura garganta
    hasta el fuego
    -tierno
     mástil
     que trastorna los sentidos-
estos pies que te caminan
estas manos que te hurgan
esta mujer que te quiere,
aquí
    en el cuarto imperfecto.






La luna es el día incendiado bajo el árbol

La luna es el día incendiado bajo el árbol.

El agua quema mi garganta
sólo una palabra fresca
inunda mi cuerpo y mi alma.

Es la palabra que juntó nuestros pasos
en cualquier esquina
y tropezó entre sombras
y adoquines
y encontró el camino del mar
    perdido.

Es la palabra amarrada
a la muerte de los relojes
y a la lluvia del domingo azul
con su espuma
que lava mi vientre de polvo.

Es la palabra que cruzó la calle y entró al hotel
al cuarto
y se acostó en la cama.





Las estrellas de mar salen a pasear

Desde el amor se escucha toda la música que somos
y un paseo a la orilla del mar se torna el espectáculo más hermoso
el oleaje no cabe en sus propios límites
/¿tiene la mar límites que la contengan?
porque dentro de ti nacen los caballitos de mar, las esponjas
enredadas en algas nutrientes
los pececitos de colores, sobre todo, el violeta
las tortuguitas de blando caparazón
y las estrellas de mar.

La vieja mar ya no es tan vieja
pese a los plásticos, las botellas, los tapones, los corchos, los anzuelos
las viejas redes de los pescadores
confundiendo la vida en sus abismos.
Y no es vieja porque tú te has instalado en ella
con toda la alegría de quien espera el ritual mágico del renacer en cada espuma
raíz flotante, sardina plateada, boca de pez succionador
anaranjado
medusa resbalosa tornasol.

No debates con tu soledad
¿para qué?
Si todas las certezas bajan vestidas de amarillo
si estalla en burbujas de colores el oxígeno de los peces
si un canto de sirena se escucha cerca
y no en la lejanía de los cuentos marineros.
Todos los sueños sostienen tu mirada limpia de culpas
ajenas
y los nudos se desatan en la playa de tus ojos.

Sales a pasear tu estrellita de mar submarina
¡tú, que eres estrella!
Acariciando tu redondez de luna en el lloviznar de la mar intempestiva
esa mar que te llena desde adentro te rebasa y te flota en la piel
la mar que ya no trae restos de naufragio
tan solo peces saltarines esparcidos en todas direcciones
apagando los cantos tristísimos de los ahogados en su profunda inmensidad
sales sin que te duelan las olas cada vez que se tiran por la arena
porque algo más grande que tú
con dulzura elemental
te cobija la mirada
en las lonas ondulantes y su espuma
no existe el presagio maligno.

Este tiempo que te inventas renueva tus deseos
no has postergado nada
todos los destinos se concentran aquí, en el paseo oceánico
que has elegido
en tu estrella de mar que luces orgullosa.

Sopla indomable el aliento salobre a la deriva con carcajadas de plata
te vas nombrando en cada concha, caracol, almejita y cangrejito
que descubres en la arena, en las piedras porosas, en las costas cercanas
anzuelo de todos los sueños posibles
encendiendo tu alegría sin tantas plegarias
trepada en el velero blanco miras el brote de la aurora
y ríes
porque todas las voces prohibidas dejaron de serlo.





AHORA YA NO ESTOY SOLA

como un río
escapándose hacia el mar.

Vuelvo
a la mujer que siempre
va conmigo.

La que tiembla
cuando la soledad mueve
las puntas de la noche
o ríe cuando los caminos están
plenos
de los mitos cotidianos
en los abismos
de mí misma.





ISADORA REDONDA

Redondez de tierra
cuando dejaron de creer que era cuadrada.

Redondez de sol
extinguiéndose en el horizonte
del mar
entre las sombras ondulantes
que acarician la tarde.

Redondez de luna sobre la montaña mágica
en el preciso instante que los lobos
aúllan.

Redondez sobre la yerba
verde
y las sombras de las ramas
secas
y las espigas bailando al vaivén
de la brisa
que grita tu espera.

Redondez de los planetas
girando interminables
en la galaxia inmensa.

Redondez inacabado del eclipse azul
cegando la mirada
despertando al gallo y sus gallinas
en el amanecer fugaz.

Redondez del aro y la pelota
en los juegos infantiles permanentes.

Redondez de luna escondida
detrás del árbol místico
de rojo tronco
y ramas como garras
buscando atrapar los miedos
que habitan en tu vestido
de agua.

y dentro de ti el secreto del mar
amniótico
con las suaves olas
que vienen
y van.






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