domingo, 24 de julio de 2011

ENRIQUE MOYA [4.257]


ENRIQUE MOYA

Enrique Moya. (Caracas, 1958). Es poeta, narrador, traductor literario, ensayista, editor austriaco-venezolano, residenciado en Viena. Ha publicado trabajos de diversos géneros literarios en periódicos y revistas especializadas de América Latina, Estados Unidos, Asia y Europa. Poemarios: Memoria ovalada, español-inglés (Eclepsidra, Caracas, 2000) Café Kafka bilingüe español-inglés (Labyrinth, Londres-Viena, 2005); Teorías de la piel-Manual del desamor bilingüe español-alemán (La Bohemia, Buenos Aires, 2006); Ante la Tumba de Søren Kierkegaard, español-sueco,(plaquette-Söderberg, Malmö, Suecia, 2007), Poemas de la razón nocturna. Antología (Monte Ávila, Caracas 2013). Narrativa: El mundo sin geometría (Eclepsidra, Caracas 2013) Su poesía ha sido traducida y publicada a más de diez lenguas. Lecturas de poesía y conferencias de literatura en diferentes lugares y universidades del mundo. Enrique Moya es director del Lateinamerikanisch-Österreichisches Literaturforum.



Café Kafka
(selección)


Nature Morte

I

El cadáver de mi padre
en el escenario de la morgue
Toco la piel de su frente
con la palma de mi mano

Un difunto no parece
quien alguna vez en vida fue
Su cuerpo es un eco impregnado de figuras
que han perdido su color


II

Los ojos de mi padre
aún están abiertos
El enfermero se los cierra
antes de anudarle la corbata

Su mirada al fin se pierde bajo los párpados
Esta vez no era pesadilla
en la cual se soñara a sí mismo
muerto en una sala de autopsias

La eternidad le había llegado
Quizá él (tendido sobre
una placa de metal) no lo sabía


III

El muerto en su ataúd
desesperado busca
aferrarse a una familia

Entonces digo

“No te aflijas
Soy yo, tu hijo
he venido a darte sepultura”

Nadie puede asegurar
que luego de morir
se terminan las angustias


IV

El forense pregunta qué hacer
con el reloj y los anteojos del difunto

Sus anteojos, sin ojos
brillan como estrellas de cristal

Su reloj, sin muñeca
puntual marca la hora





Por accidente y por destino

I

Por accidente y por destino se conocieron mis padres
Accidente sobre todo para mi madre, como diría ella después
de ese encuentro con mi padre en un café de Berlín

Mi padre, como buen alemán, no creía en accidentes
sino en destinos
Su destino, según él, era encontrarse con mi madre

Una noche de Viena de hace setenta años
mi madre tuvo otro accidente
Esa misma noche y en la misma ciudad
mi padre tuvo otro destino

Me trajeron al mundo

Para mi madre fui una noche accidentada
Para mi padre, la claridad de su destino
Frente a tal dilema cada quien parecía razonar
con los mejores argumentos


II

Cuando nací, innegable como el sol
no hubo mayores desacuerdos
Pero me pusieron dos nombres
El primero elocuente para que no me dejara amilanar por la vida
el segundo poético para que me fuera bien en el amor
El segundo fue el que más usé, en homenaje a mi madre
En cuanto al primero, la “Segunda Guerra”
hizo buenas migas con él

Al crecer, tampoco hubo disensos apreciables
Pero no fui lo que quería mi padre que fuera
ni culminé la carrera con la cual mi madre había soñado
Estas discordias familiares
me hicieron luego un profesional inteligente


III

Ya grande, y fallecidos ambos
quise evitar los probables accidentes de mi madre
y obviar, en lo posible, los destinos heredados de mi padre

En ambos casos, tuve un destino accidentado

Por ello, heme aquí
en la ciudad donde vi la primera luz, Viena
narrando un poema que podría ser
el de cualquier otro que, como yo
haya nacido mitad accidente, mitad destino





Arco iris

I

El sol se detuvo
Llovía finamente
El arco iris se fundía
con el borde distante de la Tierra

Que las mujeres eran mujeres
no lo supe hasta ese día
una sombra sobre otra sombra me lo reveló
Entonces me cambió la voz
Fue mi bautizo en un fuego
superior al misterio del arco iris


II

Los años pasan
Hablan sus enigmas
La piedra canta a la pradera
El rocío siembra sus colores en la hierba
En la pradera se aguzan los instintos

De los pájaros aprendí
a girar bruscamente en pleno vuelo
conocí a la sierpe y repté sobre las rocas
pulidas por los elementos
fui resto de sangre y zorro en espera
como muchos animales
devoré y devorado fui


III

La respiración del campanario
el lento paso de los gusanos que mudan
de uno para otro cuerpo
el cascabel de las hojas secas
ya no me son ajenos

Oigo la brisa del camposanto
su tierra negra me habita
corre por mis venas


IV

Al final del arco iris veo a un niño
su sonrisa bien vale otra

Lleva en sus manos sucias de color
una vasija llena de oro rojo
de oro verde y de oro azul





Poema de bolsillo para uso estrictamente personal

I

Quien es dueño de sus sueños
también es dueño de sus sombras

En los sueños y las sombras
se ocultan los poemas y el futuro del poeta
Mas el futuro del poema no siempre halla lugar
en el sueño breve de un poeta

No es misterio que sean los versos que sobrevivan
y no su autor
Sí es misterio, sin embargo, que un autor
tenga tiempo de corregir sus propias frases
a pesar de su efímero paso por la tierra

Si el pasado tuviese la extraordinaria facultad
que atribuimos al futuro (de modificar en el presente
los días por venir) acaso tendríamos la fortuna
de ser poetas con “un pasado prometedor”
obra inédita constantemente publicada como novedad
y una eternidad literaria asegurada más allá de cualquier sueño


II

Conocer el silencio y sus metáforas
No decir palabra alguna por semanas
Comprender mejor el uso gramatical
de los puntos suspensivos y de cierta ortografía
sólo existente en el lenguaje de las serpientes y los gatos

del silencio podemos conservar en el poema
el suspense del reptil y la memoria del felino
pero debemos eliminar las metáforas
y cualquier género de puntos


III

Nos aferramos a una letra
Y esa única letra (que puede ser la E de Enrique
o de Enfermera) nos cura las heridas
nos salva la vida con frecuencia

Aunque el poema nos transforma
no elimina el pesar
el dolor late indiferente
sin importar la calidad de nuestras letras


IV

Los muertos saben mucho de literatura
respiran y conversan con vocablos diferentes
Solos, en medio de un cielo a su medida
se dedican al estudio de nuevas formas de expresión
y de las dudas y sintaxis por ellas generadas

Si el difunto escribe un verso bueno
se le obsequia una cerveza
La cerveza de este modo consumida
vuelve a la cebada (de morir y resucitar en la semilla
trata la escritura)


V

Cuando el poema algo gana
algo de sí pierde el poeta

Cuando el poeta algo gana
todo de sí pierde el poema

Leo en Dostoyevsky

“Individuos con ideas nuevas;
incluso en algún modo capacitados
para decir algo nuevo, nacen poquísimos;
son de una escasez verdaderamente asombrosa”

En poesía hay mucho crimen sin castigo


VI

No hay que creer en los poetas
son demasiado poetas y poco humanos
Yo solo creo en algunos de sus poemas
por humanos

Bien, tomaré ahora un vaso de agua
luego iré para mi casa

Gracias


http://www.elcautivo.org/



Enrique Moya. Venezuela-Austria

Traducido y publicado en más de 10 lenguas, él mismo traductor, es director del Lateinamerikanisch-Österreichisches Literaturforum de Viena, donde actualmente reside. En el 2013, la editorial Monte Ávila puso a circular su poesía en su país de origen. Joaquín López Mujica nos habla de su obra.



Poemas de la razón nocturna, antología
Enrique Moya
Monte Ávila, Colección Altazor, Caracas 2013



Wittgenstein

En el Tractatus Logico-Philosophicus
Ludwig Wittgenstein advierte:

Was sich überhaupt sagen lässt,
lässt sich klar sagen
und wovon man nicht reden kann,
darüber muss man schweigen.
Tan aguda enunciación merece ser bien traducida:
Lo que puedas decir, dilo con claridad;
y lo que no, mejor callarse.

Eso dice allí Wittgenstein.
Y es justo lo que decía mi madre.




Puñado de arena

Le voy a contar cuántos granos de arena 
hay en un puñado de arena. 
Yo he contado 13.796 granitos. 
Me tomó un día y una noche comprobarlo. 
Terminé exhausto.

Luego me fui a la cama y tuve un sueño con L., 
en el que ambos éramos adolescentes 
y ella no tenía una sola arruga.




Logos

Si el primer recuerdo que recuerdo
no ha sido el primero, ni el primer amor
ha sido el que fue, sino éste
que ahora siento como el primero y el último,
es anomalía del Logos,
que quita y pone
razón a las cosas.




Ornitólogo

Ciertas palabras planean alto 
como el cóndor. 
Otras para levantar vuelo toman su tiempo, 
tal el cisne o el flamenco. 
Rápido y lejos llegan algunas, 
como la golondrina. 
Muchas repiten a otras, 
como el loro o el papagayo. 
Unas retornan cargadas, 
como la cigüeña. 
Y las palabras que restan, 
se nutren de las demás, 
como el buitre.




Determinismo fuerte

Hoy levito entre el Determinismo fuerte 
y una suave aleatoriedad. 
Y mientras intento entender el significado de la vida, 
si me rige el albedrío parcial o el veredicto causal 
y mecánico de la Historia, 
una mujer pasa frente a mí 
derribando toda argumentación. 
Su belleza se aleja a cada paso, 
lenta duna mudando de lugar.




Pájaros

¿Es canto de los pájaros 
el canto de los pájaros?

Y si es canto,

¿qué cantan pues estos pájaros?, 
si es que cantan.




Fracasos

Luego de cierta edad

en la que hemos acumulado 
uno que otro éxito 
del cual es difícil estar satisfecho,

y una cantidad considerable 
de fracasos 
que desearíamos modificar,

nos hacemos más prudentes, 
y preparamos con mayor esmero

los fracasos por venir.




Topo

De no existir la luz 
podría ponerse en duda 
la existencia del pensamiento 
y de las formas que da vida 
a través de escrituras, teorías 
y credos sin pater noster.
Excepto en lo que se refiere al poeta 
(ser de voz curtida y ojos invidentes 
provisto de un raro sentido del misterio 
debajo de la piel), moldeado con el mismo barro 
que dio vida a los topos, 
oscuras criaturas de subsuelo 
que casi nadie ha visto 
y apenas tienen ojos.




Escena de playa en el Mar de Cortés

Avanzo a paso lento por la playa. 
Observo dos piedras solitarias en la arena. 
Tropiezo con el cascarón de un cangrejo 
y una concha erosionada por las olas.

Sopeso la fatalidad de las cosas: 
el tiempo no se ha andado con remilgos 
para cumplir su obligación 
con el crustáceo o el molusco.

Más allá, dos niños corretean en el agua 
sin percatarse de la fatalidad de las cosas. 
El uno le dice tonto al otro, y el otro le dice 
más tonto eres tú, 
y la madre, echada sobre una toalla, les dice: 
niños, no peleen, 
no peleen.




Historia del ratón, la serpiente y el zorro

La serpiente se detuvo, 
miró al ratón un breve instante,

se abalanzó sobre él 
y lo engulló de un bocado.

Luego continuó satisfecha 
sin percatarse que al final de aquel sendero

la esperaba un zorro.




El elefante y la hormiga

Este poema trata del amor apasionado 
entre el elefante y la hormiga, 
de la discusión que tuvieron antes de su boda 
por la forma y dimensiones de la cama, 
por la numerosa prole que el elefante quería tener, 
de cómo superaron el reto de sus tamaños respectivos, 
de cómo se amaron sin cansancio la primera noche de su enlace.

Trata de la vida cotidiana, de la rutina en sus trabajos 
de los problemas de pareja, de los hijos que tuvieron y criaron 
de cómo fueron felices hasta que un divorcio los separó.

Trata también de los problemas legales, de la separación 
de los bienes, del conflicto planteado ante un juez 
para ver quién se quedaba con la cama.

Trata de cuánto cobraron los abogados, 
de cómo luego todo se arregló, 
de quién se quedó con los hijos, 
y de cómo rehicieron su vida cada uno por su lado.

Este poema trata de una historia tan humana y habitual 
como cualquier otra, suya o mía, elefante u hormiga.



Mi alma es una hoja

Me libero de la rama.
Reposo en la tierra 
resucito luego en la mente de un gusano.

Soy pensamiento de un gusano 
pensamiento del pájaro que come a ese gusano 
pensamiento de un cuervo come pájaros 
pensamiento del zorro come cuervos 
pensamiento del perro cazador que atrapa al zorro 
pensamiento de una dama con su abrigo de zorro 
pensamiento del marido mordido apasionadamente
por su dama en gratitud por el abrigo 
pensamiento del árbol en el cementerio 
que alimenta a sus hojas con los restos mortales del marido 
luego de ser mordido apasionadamente por su dama 
en gratitud por el abrigo

Mi alma es una hoja.



Poemas de la Razón nocturna de Enrique Moya: homenaje a la nocturnidad

Joaquín López Mujica

Como una exploración  de la fenomenología de la noche, puede entenderse la tentativa del poeta Enrique Moya (Caracas, 1958) al considerar ese peregrinaje por el lado lateral de la selva oscura.

Con Poemas de la Razón Nocturna (Monte Ávila, 2013) emprende su camino poético, sin el auxilio de la vela de Bachelard, y nos presenta, más que una recopilación, un compendio de sus poemas. Allí subyace todo el corpus de su tentación, donde confluye inéditamente –lejos de Goethe, Beguin, los románticos, de Santaella o del bolero latinoamericano– su voz univoca por la urgencia de abordar las grandes antinomias, noche/razón, enunciación/técnica.

Diez libros, recogen, incitan, sugieren e infieren bajo la reverberación de referencias, lecturas, concepciones filosóficas, posiciones literarias y musicales, sus puntos de vistas, la creación misma y su Ethos.

Lo importante es que se trata de una deconstrucciónno de un simulacro, pues este poeta, en lo íntimo, presenta no solo una morfología y sintaxis sino una gramática y arquitectura musical apenas perceptible, pero visible en su juego dialectico de lo simétrico/asimétrico.

Designios, estados de un mundo peculiar, del que a fin de cuentas no hace falta constatar, pues ello no es tarea de la poesía. Dueño de sus claves, no cancela el acceso, ni queda atrapado. El corpus poético no está a la  intemperie, pertenece  al azar prodigioso de la intuición  tras/generacional. Su particular visión de creación construye herramientas, principios de identidad coagulados –si me permiten usar un término hegeliano–, pero en lo orgánico alterado.

Si bien es una ruptura personal con el equilibrio precario de lo conocido como romántico por la academia, la tradición, la costumbre o la industria cultural, Enrique Moya oscila entre la permanente búsqueda del equilibrio y el todo bien temperado. 
Su fascinación por la filosofía, le proporciona una multitudinaria compañía y sobre todo dignidad a su mundo interior que ha sabido tomar distancia respecto a tantos viajes por el mundo, paisajes físicos, psicológicos y virtuales que nos alerta ante la invasión cotidiana llamada globalización.

Armado de los instrumentos de la reflexión, la deconstrucción, del logos, las apreciaciones de la filosofía del lenguaje, Enrique Moya nos proporciona la oportunidad de entrar en contacto con su mundo lleno de imágenes, impregnado de referencias de lo contemporáneo, sin envolverse en la esencialidad sin interioridad o melos/lirismo. 
Poema de la Razón Nocturna  es un mar de tiempos y metáforas para regresar siempre a un punto de partida, a una escritura poética, aforística, a veces epigramática y, quizás, en tiempos y ritmos cercanos al ensayo.

* Joaquín López Mujica es filósofo y escritor venezolano








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