sábado, 16 de julio de 2011

4192.- ANTONIO HERNÁNDEZ



Antonio Hernández. Nació en Arcos (Cádiz) en 1943. Estudió Ciencias de la Educación. Como periodista tiene más de dos mil artículos publicados. Ha escrito treinta y seis libros de ensayo, poesía y narrativa que han sido publicados en distintas editoriales. Sus libros se han traducido al árabe, catalán, portugués, francés e italiano y sus piezas sueltas a otros ocho idiomas más. Gran premio del Centenario del Círculo de Bellas Artes, que recibe de manos de S.M. El Rey de España. Premio Nacional de la Crítica. Premio Andalucía de Novela y Valencia de Letras. Otros premios: Rafael Alberti, Jorge Guillén, Miguel Hernández, Leonor de Soria, Tiflos, Despeñaperros, Gil de Biedma, José María Lacalle, Vicente Alexandre… en poesía, y José María Pemán y Manuel Alcántara de artículos periodísticos.
Sus dos últimas novelas Sangrefría (Premio Andalucía) y Vestida de Novia fueron proclamadas como las mejores del año por el programa de Televisión Española Negro sobre Blanco. Ha dado conferencias por cuatro continentes y en la actualidad es objeto de cursos de doctorado en diversas universidades americanas, como la de Athens en Georgia y Nuevo México o la de Mar del Plata en Argentina.
Es popular del diario Pueblo. Socio de honor del Club Bilaketa y de la Casa de Guadalajara o del Centro de Estudios Antonio Machado de Buenos Aires. En 1999 el Ayuntamiento de Arcos de la Frontera le nombró por unanimidad Hijo Predilecto de la ciudad. En 2005 llegó a la última votación del premio de “Las Letras Españolas” que concede a la obra de toda una vida el Ministerio de Cultura. La casa de la juventud de su pueblo lleva su nombre.
En los últimos cinco años ha formado parte de los premios Nacionales de Ensayo, Historia, Narrativa, Letras Españolas, Traducción, y a la Mejor Difusión Cultural. Es jurado fijo, entre otros, de los premios Rafael Morales, José Hierro, Alfons el Magnanim, Castilla La Mancha de relatos y de poesía, Andalucía de la Crítica (Narración y Poesía), Valencia de la Crítica, Castilla y León de Poesía, Aljabibe, Antonio Gala… Presidente de Honor de la Asociación Andaluza de Críticos y Escritores es miembro de las directivas de CEDRO y de la ACE, a cuya Comisión Permanente pertenece.



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PRESENCIA CRUEL

Cuando digo “las cosas que no tengo”…
no me refiero a las que tuve,
a las que me rozaron me refiero,
a esa promesa que incumplió la vida,
a la caricia que sufrió mi piel
por no sentirla. Al beso que no di.
Al amor que no tuve y aún no ha caducado.
A lo que me acompaña hacia la muerte
como una sombra de otro cuerpo.

Del libro A palo seco






Insurgencias (Poesía 1965-2007)

Calambur, 2010




La dueña de la casa, que era vil y engreída,
me acarició la mano y me sentí embebido.
Asco que nunca puse en mí cara, por dentro
me destronó los huesos, su cal y levadura.
Vomité penitente hasta mi primer gozo
y mi primer amor se hizo mi enemigo.
No sé con qué pesar ni con cuanta presteza
me restregué la mano hasta sentirla mía.
Pero la araña urdió su tela sin renuncia
con técnicas distintas rodeó mi descuido
y una mañana nueva mi boca era canalla
y pegada a la suya fue limbo el muladar.





Recomponiendo la desgarradura
natural en que el hombre se aprieta,
se ha de bailar como una burla al aire,
como una respuesta sus moléculas,
de incógnita insistencia escrutadora.
Destronar el fantasma con el gesto
de elevar la sorpresa entre lo sórdido.








Los padres de mis padres, los abuelos
de sus tatarabuelos, los lejanos
ancestros de mi sangre conocían
por sus nombres los vientos y los astros.
Su forma de expresarse era oración,
Dios estaba en las palmas de sus manos
se iba pareciendo a la esperanza
si la espiga granaba. Ante el milagro,
porque cunda el misterio por su rastro,
encendían fogatas, se abrazaban,
al quererse se hacían sobrehumanos.
No sé de quienes hablo, pero digo
de mí cuando en espíritu me entablo,
cuando en este silencio nemoroso
miro el cielo magándose, cuajado
de lenguas que proyectan unos signos,
una conversación de antepasados
tal si en ellas viviera la costumbre
de quienes largamente las miraron.
Cuando el hombre era hombre, celebraba
las cosechas, se amaba. Y en sus ratos
libres miraba el cielo, sus señales,
pensativo.
Y a Dios daba reinado.









AH, DEL CASTILLO

Se ahogó la princesa,
y el príncipe.
Se hundieron las mesnadas,
sucumbieron
pendones y caballos
cuando la ola se llevó el castillo
que construí en la arena
de Cádiz, siendo niño.

Pero quedó el juglar.

Indumentaria, 1986.






Aquella tarde caminamos...

Aquella tarde caminamos
muchas cosas de Dios. Llovía
en el monte lejano y yo pensaba
que nuestra tierra seca
debiera estar por dentro
igual que mis mejillas
cuando tus ojos lloran.
¡Qué deseo de amar! En la tarde
todo estaba dispuesto. El aire
para ofrecerse a todos, el sol
para probarnos la impaciencia
tus ojos tristes para recordar
que hay fe... De pronto
nos miramos y...
te fui besando. Nos




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