lunes, 24 de septiembre de 2012

ALFONSO BREZMES [7.920]



Alfonso Brezmes 

(Madrid, 1966) sitúa su trabajo muy próximo a los territorios de ficción y al juego implícito, dibujando una poesía visual que nos habla a través de imágenes sutiles que logran penetrar en nuestros sueños más profundos. A través de distintos medios, se las arregla para construir castillos delicados siempre próximos a derrumbarse. El aire de ensoñación que llena cada obra tiene quizás que ver con la sugestión, pero la verdad es que parece que en cada ocasión una nueva fábula nos es susurrada al oído.
Encontramos aquí un contador de historias que nos conduce de la mano a un universo en el que cada uno de nosotros es el llamado a tener un papel principal: las historias apenas están comenzadas, dispuestas para aquél que se atreva a entrar en ellas...(Brezmes expone habitualmente su obra en España y diversos países de Europa, además de participar en numerosas ferias internacionales de arte.)


Ha publicado los libros de poesía La noche tatuada (Ed. Renacimiento, Sevilla-2013) y Postales desde el futuro (Ed. La imprenta - colección Antes morir- Valencia, 2011). Algunos de sus poemas aparecen recogidos en la antología Poesía de ida y vuelta  (Ed. Prosa y Poesía- Buenos Aires-2013).




alfonso brezmes
Sólo lo frágil permanece





alfonso brezmes
Mirada-s





alfonso brezmes
La delgada línea roja



Teoría del caos

Un leve aleteo de tus pestañas
en medio de la noche
provoca una imperceptible grieta
en mi vaso de ginebra.




Érase una vez

Entendimos después que nada es eterno.
Pero qué importaba la eternidad entonces
si lo bueno de los cuentos
es que de ellos nunca se vuelve
para contarlo.





Tres tristes versos

Procura no olvidar el peso de mis labios
avanzando como un triste tigre
por el oscuro trigal de tu deseo.





alfonso brezmes
A través del espejo



alfonso brezmes
El bosque de la noche





alfonso brezmes
Alicia





alfonso brezmes
Jardin d´hiver





alfonso brezmes
Mémoirs du voyage





alfonso brezmes
Sin noticias del paraíso




alfonso brezmes
Terra mítica




Malos tiempos para la lírica

Usted se equivoca
-susurró en mi oído mientras la besaba,
al tiempo que intentaba deslizarle
un poema en el bolsillo
de su largo abrigo rojo-.
Yo nunca hablo con poetas
ni con asesinos...




La isla misteriosa

Desde el principio de los tiempos
el mundo se divide en dos.
Los que siempre han entendido
qué significan las Ítacas
y los que confiesan abiertamente
que no tienen ni puñetera idea
de lo que quiso decir el poeta.
Desconfía de los primeros.





Nada que declarar

Dejó a un lado el bolso y el paraguas
y todos sus objetos personales,
pero siguió sonando, insistente,
el detector de metales.
Nunca se puede esconder del todo,
señora,
un corazón blindado.






alfonso brezmes
Fucking-brain






alfonso brezmes
La habitación del artista






La gramática del amor

Yo lo sé.
Tú lo sabes.
Nosotros lo sabemos.
Ellos no lo saben.






Fe de erratas

Pasé el corrector gramatical
y, lentamente,
desaparecí.






Amor y gastronomía

Para cuándo, para cuándo,
dices mientras clavas
tus uñas rojas en mi camiseta azul.
Para pronto, para pronto,
respondo mientras acabo de poner la mesa:
mi cena, cariño, eres tú...





NO LEÍSTE LOS CUENTOS

Y así te va.
Ya es tarde para lamentos:
se hace tarde
y pronto todo estará oscuro. 
¿Ves esta boca, amor?
Está hecha a la medida de tus sueños.
No hay tiempo ya: cierra los ojos.
No leíste los cuentos
y ahora yo -así es la historia-
tendré que comerte.

(de La noche tatuada - Renacimiento, 2013)




TU VIDA

Hay días 
-son pocos, pero son- 
en que desearías no haberte 
levantado de la cama.

Esos días 
-son raros, pero existen- 
en que abandonas las sábanas
con la extraña sensación
de que alguien, en alguna parte,
vive tu vida por ti.

Y, lo que es peor, 
según todos los indicios,
se lo está pasando
bastante mejor que tú.

(poema inédito)





LAS CIGÜEÑAS

Te amo 
como aman las cigüeñas
a las viejas catedrales:
fieles aves que regresan
al milagro de sus nidos,
sin una pizca de fe.





LA SOLEDAD DE ROBINSON

La carta que te envié es una botella
lanzada al mar disecado del Tiempo.

Me diste tu dirección para qué,
si habitas un muro de sal
de donde los carteros regresan 
con postales desteñidas por lágrimas 
que no llegan nunca a destino.

Te llamaré Ayer, como podría 
haberte llamado Martes,
o Viernes, y seguiré echando 
mensajes para nadie en buzones 
que comunican islas surgidas
en la fiebre blanda de un niño.

¿Sabes? La soledad es un lugar 
que no aparece en los mapas 
y está rodeada de un mar 
que se parece mucho a tus brazos.




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