viernes, 17 de octubre de 2014

FANOR TÉLLEZ [13.711]


Fanor Téllez 

(Masaya, Nicaragüa  15 de septiembre de 1944). Perteneciente a la importante generación posterior a la Vanguardia,  a la que le siguió conservando la misma calidad en ascenso, la de los cuarenta y cincuenta, la de los años sesenta, que   creció   con la  maestría y apoyo  de Pablo Antonio Cuadra, José Coronel Urtecho, Ernesto Cardenal, y otros destacados poetas y escritores como Juan Aburto,  con quienes tuvieron una relación cercana   y  sostuvieron coloquios inolvidables. Generación caracterizada por poetas organizados en Grupos,  tomando actitudes diferentes, pero originales y creativos ante la poesía,  la vida social y política de la época. A esa generación, pero independiente de “grupos” pertenece el poeta Fanor Téllez.

Fanor Téllez escribe enraizado en lo sagrado. Esto numinoso, imanta cualquier cosa del mundo que verbaliza y diversifica las maneras del discurso: fontana cristalina o entresijos de un código que nuestro tiempo desacralizado no atina a descifrar. Lo santo, corazón de su imaginario, espacio de su cotidianidad y éschaton de su expectativa, orienta y sustenta la lírica de Téllez y la integra en la tradición de la notable poesía católica nicaragüense, que no es poca cosa.

En Téllez, el discurso cada vez se abre para delinear cómo se puede hablar cristianamente de las cosas o hablar con sincronía de lo cristiano, de modo que arte verbal y arte de vivir concuerden y encarnen en la historia. Otra racionalidad, que es irracionalidad para el tiempo común, propicia la sabiduría de la cruz. Esta realidad verbal –lengua en conversión– tensa hacia sí la realidad profana para “experienciar” en el dicente y en el oyente la diferencia entre sacro y común modos de vivir.

Dinámica del reposo y aproximaciones al silencio, “La maravilla de saberte un ser” (Editorial Zorrillo, 2013), invoca un nombre para esperar el suceso último de la gracia: la unificación del hombre en la integridad del que es el ser. En sus desacuerdos con la historia y el poder, abre distancia con el hedonismo y las distracciones culturales y existenciales del placer sensual y de las novedades. El desierto es, para el hablante lírico, ocasión de prueba y de mudanza. Esa arena, punto de hablada y campo de batalla cósmica, es también el corazón del que habla. Una luz blanca sobre la letra negra alumbra el combate, caídas y levantadas. Así resplandeciendo, otro tiempo sin términos abraza la salmodia. Y el salmista se sabe en la pelea.

Bibliografía poética

El poeta Fanor Téllez (1944), es autor de los libros de poesía: “La vida hurtada” (1973), “Los bienes del peregrino” (1974), “El sitial de la vigilia” (1975), “El don afluente” (1977), “Edad diversa” (1993), “El pie sobre el camino” (1996), “Boca del vino” (1998), “Oficio de amarte” (1999) y “Días del hombre” (2001). “La maravilla de saberte un ser” reúne su poesía del 2002 al 2012.





Funeral En La Familia

Que hace toda esta gente
dándome la mano, madre,
y por qué esa música acompasada
y hay hombres que hablan
y hemos caminado tanto,
hasta la noche casi,
oyendo voces
y por qué mi papá duerme tanto
y no ríe y baila como siempre,
sino que desaparece
y nos volvemos en bus
después de haber llorado
toda la tarde
y estamos todos tan tristes.





Miss Babian Atendiendo...

EN UN BAR DE LA COSTA ATLANTICA

Miss Babian, en este bar costeño,
atiende a rudos negros
recién llegados,
  que tienen sombreritos comprados
  en la Quinta Avenida de Nueva York.
Es la reina de Saba,
sonriente y frágil
con cejas tupidas finas
y falda como bolsón
pero debajo está su carne tensa,
toda la piel nocturna
con la luna de los dientes
y las dulces lascivas estrellas de sus ojos
ardiendo al sonido de su corazón-tambor
de Africa.
Miss Babian camina
como que danzara
y una oscura cintura te mostrara
en prolongaciones de onda,
  pulidos de luz vientre o caderas,
adentrándote al sueño elíptico
en eternal copulación.





Grieta 

Tu ombligo es un vértigo que arrastra los pájaros 
 furiosos de la carne, 
un cuenco donde bebo la tibieza oscura de tus dos mitades, 
porque allí se empozan tus pensamientos abandonados 
y el cabo de sombra que se alarga hasta la noche 
del bosque de tu pubis, esa vegetación crespa, 
negra y misteriosa que esconde el abismo de tu cuerpo, 
donde quiero entrar a estremecerme 
y a desfallecer como el ermitaño derribado por el estallido de 
 sus visiones, 
hasta que el ángel de la voz o de la piel tuyas, dándome fuerzas, 
enhieste nuevamente mi ardor hacia la hondura de tu vida. 




After the mardi grass 

Las grandes filas a cada lado de la calle 
alzando las manos para recibir los collares 
que lanzan exóticas damas desde las carrozas. 
La explosión de colores. 
Luego las bandas de música, 
 las bandas de guerra. 
las palillonas marchando a pasos graciosísimos. 
 Lindas, sonriendo... 
Pero todo ha terminado 
y sólo quedan grupos yéndose 
o dispersos esperando autobuses 
 o tranvías. 
Sólo latas vacías de cerveza, 
 botellas vacías de bourbón, 
 vasos de cartón aplastados, 
 bolsas de papel, 
 servilletas 
 en las cunetas 
chivas, cuentas de baratijas 
y un tiempo gris-sucio 
 espeso 
 lento como un blue 
y una depresión 
 y los oídos sonando a grillos 
y pies cansados 
 para preguntar 
dónde se toma el autobús que va a San Charles. 











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