Ludwing Joel Varela Aguilar
Tegucigalpa Honduras. Nace el 17 de Noviembre de 1984. Egresó del taller de Poesía “Edilberto Cardona Bulnes”. Es miembro del grupo literario “Máscara Suelta” y de la U.E.A.H (Unión de escritores y artistas de Honduras) Sus poemas han sido antologados en “Caballo Verde” 2007, “Honduras, sendero en resistencia” 2010 Y “Antología de poesía Honduras-Chile” 2011. Entre su obra narrativa se encuentra “Autobiografía de un hombre sin importancia” 2012 y en imprenta los “Poemas de la Piedra en el Zapato”. Su obra ha sido recopilada en periódicos y revistas de su país y también en revistas de México, Uruguay, Turquía, Guatemala, Argentina y Marruecos. Ha ganado los premios anuales de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras en las ramas de poesía, cuento, fabula y fotografía. Actualmente estudia literatura en la Universidad nacional de Honduras y trabaja en el proyecto “Bocas Sagradas” en conjunto con Distrito M, Trabajo que recopila 10 video-artes de los poetas vivos más representativos del país.
Ha publicado Premonición del Extinguido (Editorial del Gabo. 2014.)
ABSURDA SUPOSICIÓN DE LA VIDA
La vida, lo supongo
es la pesadilla de la muerte
oh tal vez
el blando sueño de las rocas.
Uno va por ella
como por el viento,
aplastando montañas
de verdes palabras
dando pasos sobre los abismos más tiernos.
Y al recordar nos preguntamos
¿Donde está el cielo de sueños
que se perdió la mañana en que nació el grito?
¿Donde se esconden las caricias de la muerte
y su promesa de amor eterno?
Y solo quedan sombras
ejercitos de sombras con oscuras antorchas.
El hombre se quita de los hombros
su cansancio
y se deja caer cual cae el tiempo
Y entonces la vida
lo supongo
es un mar que se ahoga en la corriente.
MI CASA ES UN ESPEJO ROTO
Mi casa es un espejo roto
Donde veo completamente cuan quebradas tengo las palabras.
Yo, este hombre que piensa que piensa
No soy más que el polvo olvidado de una débil piedra
Más que una oscura sombra iluminada.
Hoy, es tan fácil ver los pasos que he perdido
Porque he visto por fin mi última mirada
Tenderse hasta el abismo de mí ceguera.
Ya no tejeré mis ideas en utópicas telarañas
Ni dejaré que los sueños tengas pensadillas conmigo.
Mi casa es un espejo roto
Donde veo cuan quebradas tengo las palabras
Donde puedo silenciarme a grandes gritos.
LA PRIMERA PIEDRA
Es sencillo
Tira la primera piedra y desfigura mi camino.
Ahora llama al pueblo
Para que también se crea libre
Para que con su canto de fracasos
Amortigüe mi tormento
-Ahora que estoy libre de pecado
Seré el verdadero verdugo-
Lánzame otra piedra
Yo nací para cargar con su peso
Para masticarla
Y del polvo levantar mis ciudades interiores.
Ya no confías en los hombres muchacha
Porque te han encerrado en la habitación donde nacen las pesadillas
Pero esta vez descansa, si
Hazlo como los que duermen sin saber que están despiertos
Como si la luz no fuera la sombra que odia tus parpados.
Tira la primera piedra
Arranca la duda de tus manos
Para que con ella edifiquemos mi ciudad perdida.
FALSA CÁTEDRA
Yo hablo de los puñales
y del peligro de su filo
hablo del resplandor que deja a su paso
de las horas que corta
y del frio de su semblante
hablo y digo:
Apartense
que el filo va cortando sus caminos.
Yo hablo de los puñales
y del peligro de su filo
y lastimosamente
llevo uno en las manos.
SEÑOR !APÁRTEME DE MI CAMINO!
Señor ¡Apártame de mí!
Que llevo olor a muerte entre las manos
Y un puñal dispuesto a liquidarme.
He dicho "vida"
Y el dolor se enraizó en mi palabra
Y como enredadera endemoniada
Me asfixia la razón y las buenas voluntades
Señor ¡Apártame de mi camino!
Que tengo miedo de secar las flores del campo
De enmudecer la amorosa voz de los elocuentes
De secarle el pozo a los sedientos.
Señor ¡Apártame de mi palabra!
Que últimamente ha quebrado los muros
Que me guardaban de la intemperie y de la noche
Que hoy ha envenenado al viento de los cuatro puntos cardinales
Y respirar es absurdo y triste y doloroso.
Señor ¡ Apártame de mi!
Que tengo hambre de venganza
Y soy un pozo que nunca se llena
Que soy un paso que nunca se cansa
Señor ¡Apártame de mí camino!
Para no apartarme de mi esperanza.
Consejo de un hombre herido a la paz
Cuando naciste y nos dejaste ciegos
Dudamos que el tiempo te guardara
En sus paredes infinitas.
-El mundo es sucio-
Decía mi padre
Y recordé las blancas palomas
Que mueren con el alma negra.
Es por eso que no confiamos
Que te quedes entre nosotros
Animales de dientes blancamente afilados.
No es que somos pesimistas
Ni amemos estrujar las rosas
Por amor a las espinas.
Paz, es mejor que mueras antes del día triste
Para que no te quedes
Con la conciencia negra
Para que cuando partas
Con tus mil alas blancas
No veas ensangrentada
Tu pulcra bandera.
Peregrinación
Ven
Lamentémonos pues caen nuestras horas
Y los ojos del mundo
Son ciegos a nuestros pasos.
-¿Y adónde van los que se han perdido a plena luz del día?
Dame la mano
Seguí mis pasos que se agitan entre los abismos
Seguí la voz de temblor que me arropa
Y no cerrés los ojos
Que caerás en la amargura del paso que viene
Y no podrás guiarte por el canto del pájaro
Que se alejó para siempre.
Hay una luz que parece abrirnos el camino a la locura
Procura no separarte de ella
Que es la única agua que nace en el pozo de nuestras manos
-¿Entonces adónde vamos con estos pasos que se quiebran de cansancio?
Vamos al fin último del camino
Vamos a nosotros mismos.
VI
Me siento a leer espinas. Tengo que atragantarme la noche para que la luz sea. Me dijeron profeta y supe que era cierto cuando mi único alimento fue una plaga de langostas. Entonces dije que el hombre regresaría a su mismo vómito y así fue. Que el amor era el verdadero suicidio de los hombres. Amaron y murieron. Iban deshilachando la fauna para regalarse cadáveres de flores marchitas. “¡Asesinos!” Grité. Y me hirieron con su mirada, con su semblante de rígido acero. Me encerraron en la habitación del silencio para no escuchar mis reclamos. Siguieron amando y siguieron muriendo. Entonces supe que mi máscara de profeta era verdadera como la vida y el llanto. Cerré mi libro.
Premonición del Extinguido
Editorial del Gabo. 2014.
Colección: Patechucho
Moriremos de dolor una mañana alegre
Moriremos de dolor una mañana alegre
La sangre será libre de la cárcel de esta carne
Y nacerá un río rojo
Un río donde los peces se multiplicarán en el comunismo de mis venas.
Moriremos plácidamente
En la hora que el beso que se estampa en la palabra
Deje de ser indició de una amarga despedida
De un adiós definitivo con tintes de esperanza.
Moriremos de dolor
Y los pájaros cantarán
Pensando en los gusanos que se alimentaran de nosotros.
Moriremos una o mil veces
De eso no hay duda
En una fría mañana alegre
Como la que aun no he tenido
Y que se dibuja en el precipicio de mi mano.
Espejos opacos
Todos los espejos están opacos
Y mi imagen engañosa
Nunca había sido tan acertada.
Todos mis espejos están opacos
Y puedo ver en ellos
Mi futuro de rama rota
Mi amanecer de soles negros.
Hay días como este
Que deberían hacerse añicos
Dejarlos uno morir
Sin darles el auxilio necesario.
Todos mis espejos están opacos
Y mi imagen engañosa
Nunca había sido tan acertada.
Peregrinación
Vení,
Lamentémonos pues caen las horas
Y los ojos del mundo
Son ciegos a nuestros pasos.
-¿Y dónde van los que se han perdido a plena luz del día?
Dame la mano
Seguí mis pasos que se agitan entre los abismos
Seguí la voz de temblor que me arropa
Y no cerrés los ojos
Que caerás en la amargura del paso que viene
Y no podrás guiarte por el canto del pájaro
Que se aleja para siempre.
Hay una luz que parece abrirnos el camino a la locura
Procura no separarte de ella
Que es la única agua que nace en el pozo de nuestras manos
-Entonces, ¿dónde vamos con estos pasos que se quiebran de cansancio?
Vamos al fin último del camino
Vamos a nosotros mismos.
Nunca ha sido fácil
Nunca ha sido fácil morirse uno
Así como romper un vaso de cristal
Así como quebrarle la rama a un pájaro.
-Es sencillo; solo cierra los ojos y ábrelos nunca.
Es sencillo, sí
Como absorber el fracaso en nuestras manos-
Nunca ha sido fácil
Es mentira
Uno lleva el deseo en el pecho
Y el corazón palpita de burlas hacia uno mismo.
A veces es mejor tirar las cosas
Y dejar que el tiempo las selle y las abone
Y que de ellas nazca un hermoso nido de gusanos.
-Es tan fácil como parpadear.
Cierra los ojos, ábrelos nunca-
Nunca ha sido fácil morirse uno
Cuando en realidad estamos muertos.
HOY ME ES DIFÍCIL SER BUENO
Hoy me es difícil ser bueno
Levantarme repentinamente
Y saludar con la mano llena de pasados sangrientos.
Buenos días rosa matutina
¿Por cuál pétalo deseas que comience a torturarte?
Tengo sed de abismos
Una insolencia por arrancarme las palabras tersas
Y una bandeja llena de futuros fracasos.
Hoy es difícil arrancarme el pasado
Fingir que las palabras no dictaron mi camino sin polvo
Y fingir, sí, como lo hacen los que sonríen sin perder la máscara.
Déjenme tranquilo
que soy un volcán de nido de pájaros
Y estoy vomitando mis alturas.
Déjenme tranquilo, sí,
para que no tenga que saludarlos con mi mano ensangrentada
Con mi sonrisa que trata con los muertos.
NO BUSCO
No busco mi nombre para encontrarme
solo el sitio de las trampas
por donde va trazado mi camino.
Veo en las calles mis pasos abandonados
escucho al polvo la insinuación de mi futuro más cercano.
Puedo ver con estos ojos de ciego
los soles negros que calientan la sangre
que derramaré para pintar mis ocasos.
Me es difícil este andar
estas calles no son más que laberintos
donde perecemos
donde el hilo está cortado
desde el nacimiento de nuestros gritos.
Y uno queriendo escapar
pero la gravedad está dispuesta
a cortar nuestros sueños de pájaro
a cortar el vuelo que se emprende en los cielos de la memoria.
Y no queda más que proseguir
y cargar sobre nuestra espalda
al tiempo como a un muerto
que al final nos enterrará
con nuestras propias manos.
Regalo de consuelo
Me han ofrecido la muerte
Como se ofrece un colorido ramo de flores
Me la ofrecieron fresca
Y llena de vida como rosa matutina.
-Señor ¿tiene usted eternos floreros negros?
Porque hoy me han ofrecido la muerte
Como se ofrece un ramo de flores
Y no tengo un florero para guardarla.
Me han ofrecido la muerte como un ramo de flores
Y solo tengo la tierra de mi cuerpo para abonarla.
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