sábado, 24 de mayo de 2014

SEGISFREDO INFANTE [11.809]


SEGISFREDO INFANTE

Nació en la ciudad de San Pedro Sula, Honduras, en el mes de noviembre del año 1956.
Comenzó a publicar sus primeros artículos y ensayos en el Diario “El Cronista” y en “El Cronista Dominical” de Tegucigalpa, allá por el año 1980. Su primer artículo se intituló “Conozcamos a Froylán”. Después escribió sobre José Cecilio del Valle y otros autores nacionales.
Es egresado del “Bachillerato en Historia” y de la “Licenciatura en Historia” por la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, UNAH, con la Tesis “Los Alemanes en el Sur”, publicada en forma de libro.
Ha publicado poesía, artículos  y ensayos en la Revista “Andrómeda” de San José de Costa Rica y en la revista “Palabras y Papel” de Nueva York.
Ha sido cofundador de las siguientes revistas: “Pensamiento Hondureño” y “Tiempos Nuevos”, lo mismo que cofundador--director del Boletín Literario-Informativo “18 CONEJO”, y  fundador único de la revista histórico-literaria “CAXA REAL”, habiendo sido coordinadores de la misma el lingüista Atanasio Herranz, el historiador Mario Argueta, el poeta-ensayista José Enrique Cardona Chapas y otros importantes intelectuales hondureños.
Ha colaborado con artículos y ensayos constantes en diarios hondureños como: “Tiempo”, “La Prensa”, “El Heraldo”, “El Periódico”, “El Nuevo Día”, Revista de la UNAH, “Presencia Universitaria”, Revista de la Academia Hondureña de Geografía e Historia, Revista de la Academia Hondureña de la Lengua y en otros medios más.
Desde hace aproximadamente diez y seis años, es columnista permanente de las páginas de opinión del diario LA TRIBUNA de Tegucigalpa, con sesudos análisis políticos y económicos, y con excelentes artículos dominicales de filosofía, historia, epistemología y literatura. Ha sido, además, fundador, coordinador y redactor conjunto, con Juan Ramón Martínez, de los suplementos “La Grulla Económica” y “Anales Históricos” de este importante rotativo capitalino.                                                                                 
De su propia pluma y cosecha ha publicado en los últimos veintisiete años cinco libros de poesía; uno de investigaciones histórico-archivísticas; y tres libros de artículos, ensayos y conferencias. Además ha compilado, desinteresadamente, dos libros con los artículos de otros autores hondureños y extranjeros; y ha prologado varios textos, entre ellos “El Laberinto Último” de Nery Alexis Gaitán; “Lucila Gamero de Medina, una mujer ante el espejo”,  y la Biografía de Ramón Amaya Amador, escritos, estos dos últimos, por Juan Ramón Martínez. También ha trabajo en el rescate directo de los archivos documentales de las ciudades de Choluteca y El Paraíso. Ha sido presentador oficial de varios libros y documentos de otros autores.
Ha sido homenajeado por la Sociedad Literaria de Honduras y recientemente se le otorgó el Premio Nacional de Periodismo y Literatura “Froylán Turcios” que concede el Congreso Nacional de la República. (Años atrás el Premio de Ensayo de los Juegos Florales de San Marcos de Ocotepeque, llevó el nombre de “Segisfredo Infante”).
Están circulando sus dos últimos libros de poesía: “De Jericó, El Relámpago” y “Correo de Mr. Job”, con excelentes comentarios críticos, de autores nacionales y extranjeros.
Gobierno (o del Estado).
Es miembro electo de la Academia Hondureña de la Lengua desde el segundo semestre del año 2008, con ingreso formal del viernes 16 de abril del año 2010.
Es miembro correspondiente de la Real Academia de la Lengua en España, con Diploma Certificado de mediados del año 2010.
Tomó posesión el 16 de abril de 2010 con el discurso titulado Obsesión de la muerte de la obra de Nelson Merren.
Licenciado en Historia por la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, en la que fue docente diez años y director de la Editorial Universitaria. Fue cofundador de las revistas Pensamiento Hondureño y Tiempos Nuevos, codirector del boletín literario-informativo 18-Conejo y fundador de la revista histórico-literaria Caxa Real, que actualmente dirige. Es miembro de la Academia de Geografía e Historia de Honduras y miembro correspondiente de la de Guatemala. Coordinador del programa de televisión Economía y cultura.
Historiador, poeta, ensayista y analista económico, colabora habitualmente en el periódico La Tribuna, donde escribe su columna Barlovento, en la que trata temas de carácter filosófico, económico y sociopolítico.

Entre sus obras publicadas destacan Filamentos (1984); Antinomias de café 1981-1989 (1990); Pesquisas literarias (1993); Los alemanes en el sur (1993); El libro en Honduras (1993); Algo de opinión (1997); Reflexiones en el cine: «Paciente inglés» (2001); De Jericó, el relámpago (2004), y Correo de Mr. Job (2005). Ha compilado, además, Homenaje a Rafael Heliodoro Valle en los treinta años de su fallecimiento y 98 de su natalicio (1989) y Un homenaje y cinco presentaciones (1991).
Ha recibido varias distinciones, entre las que destacan el Premio Froylán Turcios de periodismo y ensayo, y la Hoja de Laurel en Oro (2005).


[del libro “paciente inglés” Reflexiones en el cine]

KAREN CARPENTER 

Por tu voz
que es más linda que el sonido de la lira
he conocido el cielo aquí en la tierra.

En tu garganta fulge
el vellocino de oro
que buscaron los griegos mitológicos.

Pienso que subsistes
-que habitas para siempre-
en el fondo de un sencillo corazón.

Es cierto
-lirio de las manos de Yavé-
que te fuiste extinguiendo poco a poco
con aquella insoportable
levedad de todo ser…[Kundera].
Pero vives
en el más hondo susurro
del aire primaveral.

Por la brisa
de tu voz
[la de Streisand, y de Sky Davis también]
he pensado que el amor puede ser cierto;
que el planeta nuestro es paraíso
y que el hombre en general es bueno.

Tu voz
manantial de certidumbre clara.
Tan espontánea. Bella. Tan distante.
Que los conservatorios gimen
el nunca haberte cobijado.

El sollozo y la completa dicha
se armonizaron nítidos, perfectos,
en la línea ondulada de tu voz.
Tu alma, tu sonrisa y canto
fabricados con el polvo celestial
iluminaron la flaca adolescencia
de nuestros años insípidos, ya idos.

Te fuiste
como nos vamos todos para siempre.
Y sin embargo, queda aquí,
tu vellocina voz
en un recodo sacro
de mi “pagano” corazón,
Grabada en terciopelo de arco iris.
[Bien lo sabe Degrández].

Ya nada va quedando
del ruido de este siglo;
pero tu sobrio canto
querubínico
se expande suavecito
[mejor que los violines y las mieles esporádicos]
sobre la piel de las galaxias
en estado de fuga

[17 de septiembre del año 2000] 



BARBRA STREISAND

Toda la tristeza de este mundo
y toda la dulzura suave
en una sola melodía.

Mil veces la he escuchado.
Han caído ideogramas. Otros han aparecido.
Las cosas y los trenes
se han ido relativos, en fuga al desamparo.
Mi corazón se ha desgastado.
Pero esa melodía
sigue intacta…
Intacta como ayer. [Los “Beatles' .

Y es que hablo de “Mujer enamorada”
cantada desde el centro de una nariz semítica,
nerviosa, dolorosa, tan fina y planetaria.

Escuché esa canción, por vez primera,
en un tiempo de dogmas insalvables
a punto de morir.
La tierra quebradiza estaba escéptica, inmediata.
De todo me reía. De todo me quejaba.
Leía un poco a Turcios y a Medardo.
A Borges, Sigmud Freud y Octavio Paz.
El “Fausto” estaba ahí, desencantado. Fastidiado.
El “Hamblet” medieval, irónico, dudoso, universal, moderno.
[Teníamos veinte años. Y algo más]

También leía a Eliot, a Gasset, Del Valle, Oquelí, Miguel 
Cervantes.
A Paul Eluard y Kafka. A Joyce. Vallejo. Eclesiastés. De todo.
Las hojas más resecas, el suelo acariciaban.
Los macuelizos medardeanos, empero florecían. 
Mi amigo Roque Hidalgo estaba ahí. [María Callas].

En medio de un sinfín de desencantos fríos,
llegó aquella “Mujer enamorada”, susurrando:
“La vida es un momento en el espacio”. Nada más.
Besaba, para mí, las cosas infinitas, los acordes,
con tonos serafínicos en una tarde limpia,
con sabor a desierto de Bersheva,
con agua del mar de Tiberíades,
la brisa de las flores de Sharón,
el Monte de Carmelo irrumpiendo el “Mare Nostrum”
donde el profeta Elías, según cuentan, hablaba con Yavé.

La canción. Mi canción,
subiendo en espirales irisados hasta el cielo,
con rimas vacilantes sin medida ni tiempo,
hacía llevadera
aquella subsistencia fragilísima, más o menos absurda.

He aquí una historia de intuiciones, y desfondes,
de un tiempo sensitivo, personal, deshilachado, casi eterno.
Pues érase una vez un universo, de creencias que caían,
como nieve imperfecta de apurados otoños.

Nadie sabe. Ni ella misma.
Que hace más de veinte años
este hacedor de versos y de prosas analíticas
adeuda a la canción purísima
un poco de su vida y del poema posmoderno
Y que anda por el mundo, semi-ausente,
mezclando luz y sombra de tranvías
que viajan tan veloces marchando hacía el olvido.
[El muro de Berlín, desde aquel tiempo, me era indiferente].

Tegucigalpa, MDC, 7 de marzo del año 2001



CLAVELES DEL SILENCIO

Los niños sordomudos con gutural sonrisa
Que ven labios moverse como en el cine mudo.

Una sílaba dulce puede ser tenebrosa
y un regaño grotesco, halago de amistad.

Son la abstracción perfecta
por cuanto nunca traiciona.

Sus ojos son espadas de luz contra los dientes
de pervertidas teclas.
O son el puente ígneo con que se comunican
desde un campo de fuerza de radios misteriosos.

Los niños sordomudos
ignoran el concepto ampuloso de la dicha:
Jamás han escuchado el violín de un Chaikovski,
una fuga de Bach ni un concierto de Mozart.
Jamás “beatlemanía” ni la voz de McCartney,
ni el croar de una rana ni un trapiche nocturno.

Y son, si lo queréis,
terriblemente felices
en la ignorancia del mundo.

[1985]



KYBOURG

Castillo de Kybourg
-visión lejana-
arremansó su tempestad atardecida
sobre este ser
en soledad magnética.

De nada le valió lo pulcro y bello.
De nada el anticuario y su memoria.
Pilatos allí cerca escudriñaba
los ojos
de mi felino inmóvil.

(Kybourg
naturalmente
era contrario
al intimo castillo humilde y fuerte
de flor imaginaria sustentado).



DE JERICO, EL RELAMPAGO

Fragmentos seleccionados

PRIMERA PARTE

La Hora del poema se aproxima
merodeando los límites del Hombre.
El poeta interroga su camino. Su Sahara.
Su vivir y sigilosa muerte. Y en el camino entiende
que el dolor del corazón  es igual a sus caídas;
el sabor de la orfandad  igual  al espejismo.
La fuerza del vivir: leve, adelgaza,
como luz de algún candil  al viento
que viene del océano airado.

Nada tiene de sí; excepto el límite.
Nada tiene  de si; tal vez la niebla
que empaña su mirar sin fondo  hacia lo hondo.
Ese mirar  que viaja
con un disco fonográfico  de oro
para ahuyentar  la peste dela pena.
(9 pp)

SEGUNDA PARTE

El verso habita  en el relámpago.
Hay relámpago en el verso
y libélula amarilla  de filamento azul.
No hay relámpago en todo verso.
Es mejor lo profundo iluminante  de una nube negra
o la blanca raíz  de los prosaicos huertos
que crecen ariscos  y oscuros  en los claros matorrales.
Algún relámpago tendremos
_alguna intermitencia en fuga_
en el grupo doliente de estos versos.
(11 pp)

TERCERA PARTE  (A)

Te he mirado
En el roció punteando lo inestable
De pétalos binarios y el trébol de lo raro.
Te he mirado en Herodion de Herodes el sangroso
en una noche-noche del Jordán Eterno
con un faro palidísimo en las manos
tildando el girasol marchito
de los siglos y un poco de tu nombre.
(15-16 pp)

TERCERA PARTE (B)

(René Char , Octavio Paz y Thomas Elliot
hablaron de profundis con las piedras.
Don Antonio Colinas gramático en sus oídos
La luz y la negrura delas piedras
De un sepulcro poético).
(20-21 pp)

CUARTA PARTE (A)

Más de veinte ciudadelas Jericó
en Tus ruinas cuadraidodes  y circuloides,
prefiguran a Pompeya. Al gran Herodes
haciendo Kamasutra  prematuro.

Anticipan a Bizancio. Luz dogmatica.
Almuecin pegado al minarete alado.
Que traspasa  las corazas de hipotéticos  aceros:
¡Allah Ajbar! ¡Alloah Ajbar! 
Los antiguos presintieron
la perfección del círculo, la elipsis,
el imán y la curva.

Prefiguras además, el monacato. Cluny.
Algún Generalife. De la Toledo. Oculta.
Sepharad difuminada en tus angustias.
Pues de angustias se fabrican nuestros sueños.  

CUARTA PARTE (B)

El mar. He visto el mar.
El Mare Nostrum.
El mar es imposible.
Por imposible hermoso.
El mar es parecido al vaivén del  Poema
o al quejido de un barco de madera.
Extraviado en la noche.  

QUINTA PARTE

Este amor me consume
me reseca la entraña
y evade trashumante los anhelos
del oasis deseante de la vida.
(“Me enamore por siempre
del amor del amor”).  
(34 pp)

SEXTA PARTE  (Uno).

Mi poema es un desierto.
caravanico moderno.
¿Acaso posmoderno?
El desierto es un poema.
Tiene su propio ritmo.
Su lenguaje. Su amarna.
Y entre el imán y la curva
gira sobre si mismo y sus palmeras.
(40 pp).


SEXTA PARTE (Dos)

Es algo musical enternecido
de Yehuda que en el ambiente flota
con Mendelssohn, con Bach, con Amadeus,
y se encierra en mi alma encapsulada.
(41 pp).

SEPTIMA PARTE
¡Jericó! ¿Cual Jericó?
preguntaran lectores eruditos:
Yeriho.Guilgal .Salem.
Quizás Yerusshalaim.
los nombres y sonidos se enmadejan.
Porque es intima y pequeña
 mi cananea-hebrea, algo cristiana-musulmana.
Borrosa y aceitosa. Inalcanzable .Tao.
cual la cabrita leve de abandonados riscos
Atrapada por siempre en el zarzal histórico.
(48 pp.)


El pobre caminante. El pobre
Habrá de interrogarse tarde-tarde
Al pie del sicomoro y de Tus ruinas,
Acerca de los limites del Hombre
en la ciencia , el amor ,la religión,
en la derrota, la Luz y la Poesía.
(50 pp.)Shalom  


Fuente :Selecciones de fragmentos del libro DE JERICO, EL RELAMPAGO, de Segisfredo Infante, Editorial UNAH, mayo de 2004.









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