Juan Bello Sánchez
(Santiago de Compostela, 1986), es autor del libro de poemas “El futuro es un bosque que ya ardió en alguna parte” (La Bella Varsovia, 2011), por el que obtuvo el IV Premio de Poesía Joven “Pablo García Baena”, y del pliego de descarga gratuita “Nueva York no existe” (Nanoediciones, 2011). También ha colaborado con sus poemas en la exposición “(No puede haber) dos morales para dos sexos”, de la artista Paula Cabaleiro.
Publica poemas con frecuencia en su blog: bluesambulante.blogspot.com
Ha conseguido el VI Premio de Poesía Joven RNE, 2014 por su poemario "Todas las fiestas de mañana".
ESTATUAS
El viento es hierba negra
recorriendo todas las palabras solas
de la noche. Quiere la paloma
ser aire y en su vuelo
pierde su rastro.
Pero escucha:
el llanto de las estatuas
se alarga
y es por sus venas grises
por donde empieza siempre
la madrugada a ser día.
Poema del libro Todas las fiestas de mañana
Tal vez sea eso la tarde
Tal vez sea eso la tarde, un martillazo
en los ojos. Y la ciudad
una manada de bisontes en estampida.
Tal vez casi un sol sin orificio alguno
que deje pasar la claridad.
Hierro repetido en un vagón de tren.
Tal vez sea eso la tarde, un hombre
alejándose de sus pies. Y
las ventanas una bandada de pájaros,
sin principio ni final.
Dos veces mentira
Para no mentir he dicho
En la orilla de un vaso he abreviado
el cielo atlántico
El cielo atlántico es un insecto diminuto
El cielo atlántico es un caballo desbocado
El cielo atlántico es una brújula
sin norte ni sur
En el norte la lluvia es acupuntura
En el sur tu cuerpo recoge el sol
con manos de cal
La raya del horizonte es una cuerda
que ata el mirar
Observador y observado a veces son el mismo.
Abril se acaba
Abril se acaba, es algo obvio.
El sol está de rodillas
pero apenas calienta, aunque
si pienso en el mar
todo parece ser más concreto.
Espera: los árboles también
se han inclinado
y han escupido sus flores
sobre los ancianos que pasean.
Una mujer está fregando
el portal y el olor de la lejía
penetra en mí,
purificando mi alma.
Todo esto ocurre una mañana,
cuando un ángel ha muerto
y el viento ha arrastrado
los cabellos del pájaro gris
hasta el borde de mi ventana.
ESCRITORIO CUBIERTO DE HORMIGAS
Yo vi el mar en una caracola
que encontré junto a mis zapatos nublados,
mientras tú sacudías tu camiseta
de tierra. La tarde saltaba de un pez
a otro en un río que imaginó
aquel niño huérfano.
Después las campanas sonaron en las manos
de la anciana que recortaba los árboles.
Y un perro cubierto de polvo
mordisqueaba el lápiz
con el que el astrólogo tendría que escribir
la noche y todas las mentiras del sueño.
CAFÉ FRÍO
Todas las metáforas nos han dicho
de algún modo: cuerdas
de tender para pájaros baratos.
Y ese miedo a estar vivos, ese café
enfriándose en la solapa de abril.
Aquí una mancha, aquí
una mano: toda la piel aprendida
por ensayo y error.
Y ese miedo a estar vivos.
Y ese día que separa las cosas
que ya nunca volverán a unirse.
SUS OJOS EN LA VIDRIERA
Colocó sus ojos en la vidriera
y dijo esto es el cielo,
esto es el mar, hilos que ceden.
El vino apoyado en la acera
también es el camino, y andar.
Una cuchara recoge el lago,
las estrellas quedaron
prendidas en las redes.
Añade árboles la mañana,
y una voz de hierba
recién cortada.
Colocó sus ojos en la vidriera,
la luz pasó sin hacer ruido.
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