jueves, 1 de mayo de 2014

JUAN ÁLVAREZ PÉREZ [11.597]

lenguas-alvarez.jpg

Juan Álvarez Pérez 

Nació en el paraje Pinabetal (Chilón, Chiapas, México) en 1973. Su idioma original es el tseltal. Participó en las colecciones colectivas Del caos a la palabra, 2001; Distintos colores de la tierra,2001; Delirio de sombra, 2004, y Vapor de luz (Sab xojob), 2007. Su primer libro fue Así canta la muerte (Jich ya xk’ayin te lajele), 2006. Estos poemas pertenecen a la serie “Coqueteo” de Se ha cansado el silencio (Lubenix te ch’aben), libro que ganó el certamen continental Canto de América este año.





"Tu voz respalda mi porvenir"



La niebla forma tu cuerpo
cuando voy por la vereda
a probar mis brazos con el hacha:
el filo del rocío es delgado,
parece el brillo de tus ojos
y por tus ojos
juro que algún día derrotaremos a la miseria. 
Pequeña golondrina del tiempo,
me eclipsas con tu cuerpo hermoso,
bebiendo en cada gota la escarcha de tu luz
es tierno el rocío que toca tierra. 
Entre mis venas el himno del amor,
tu suspiro de estrella naciente,
de piel maciza y fuerte,
que llena de valentía mi corazón. 
Niña luna te mueves
con mirada silenciosa,
tu voz resguarda mi porvenir. 



          **


La orilla del aire te toca,
el cúmulo de nubes te canta,
en la luna estalla tu aroma:
hagamos de esta herencia tierra amorosa. 
Mujer, la lluvia
abunda en tus manos de ixim;
de palabras ancestrales
refulge el relámpago por ti. 
Tienes la esencia del sur,
posees el silencio de las estrellas,
dueña de mi pasión más pura. 
Tu mano destroza la hierba,
y tu sangre fluye sorprendida
multiplicando la nación del maíz. 



          **


Ave que brilla entre notas,
elogio del viento tus pechos de aurora
el alba nace en tu alegría;
somos eternos labrando la noche. 
Te necesito como el día
para que al alejarte me dejes tu silueta,
con el gesto de tu boca
crecerá este horizonte de pinabetal. 
El aire suena afuera buscando tu aliento
bajo el asombro de lo eterno,
bebe la noche mi sangre,
cada segundo espero que bordes mi nombre.  
El brío del tiempo
lo vi por tus ojos;
percibí el canto de tu astro:
dejas tu palabra en mi boca.






Ya spas abak’etal te tokal
k’alal xbon ta tutin be
ta spijuptesel ta echej te k’ab:
jaynax yej te ts’ujul,
jich bit’il slemlonil sk’aal asit
ya kal ta asit
te ya jtsaltik jun k’ajk’al te me’bajil.
Tutin yulich k’ajk’al,
ya st’upon sit st’ujbilal te abak’etal,
ta t’ulut’ul ya kuch’ ya’lel te axojobil
uninax sts’ujul stek’an sba ta balumil. 
Ta jchial te sk’ayojil k’anjel,
a’ch’il ek’ te sjik’el awo’tan,
yijuben anujkulel sok tulan,
te snojtes ta tulanil te ko’tan.
U ach’ix ya tij abaj
ta ch’aben k’elujel,
ya skanantaybon te jkuxlejal. 



          ** 


Ya spikat te sti’il ik,
te sbak’etal tokal ya sk’ayintayat,
ta U ya xt’om awik:
jpastik te jmajtantik ta bujts’an k’anjel balumil.
Ja’al ants,
ya s-uts’ub ta ak’ab te ixime;
ta sk’op jme’tatik
xlemlon ta atojol te chawuke. 
Slekil xk’exab k’inalat,
jawich’o te xch’aben ek’etik,
yajwal sbuts’ xk’ixinul jbak’etal.
Ya stujtun ak’ab te ja’mal,
yanax ta beel te ach’ich’el
ta smuk’ubtesel te slumalil ixim. 



          **


Smutil ja’mal te ya xtil ta k’ayoj,
sk’intayel ik’ te sakubel k’inal achu’
te xojob ya xch’iknaj ta atsee;
sbajtelotik ta ts’unel te ajk’ubale.
Ya jk’anat bit’il k’ajk’al
yu’un k’alal ya xbat ya wijk’atabon te anok’etal,
sok yik’al aweje
yame xch’ij ta steklejal slumal k’isis.
Te ik’ ya xk’opoj ta wuera ta slejel sjik’el awo’tan
ta yanil t’ujbil bajtelil,
te jch’ich’el ya yuch’ te ajk’ubal,
ta ts’inits’in ya jmalij te ya-ajalbon te jbi’il.
Te xojobil k’ajk’al
lakil ta sit;
la-kaybey sk’ayojil te abak’etal:
ta kej awijk’atay te ak’ope. 






Lenguas originarias
Por Kalu Tatyisavi 

Hace poco, me regalaron el libro de poemas Lubenix te ch’aben (Se ha cansado el silencio) del poeta en lengua tseltal Juan Álvarez Pérez, con el cual resultó ganador del III Premio Continental de Literatura en Lenguas Indígenas “Canto de América” 2010.

Debo agradecer que el libro está concebido como tal, tiene un cuerpo, una estructura, hay un inicio y final; es decir, se trata de una ceremonia de petición de mano: comienza con el encuentro de la pareja, el coqueteo, las pláticas, los consejos de los padres a su hijo e hija, las visitas a las casas, las contestaciones. Pero no es la intención hablar del libro sino hacer una paráfrasis de tres poemas.

Antes, deseo añadir que la literatura de las lenguas de la familia maya no se encuentra en la misma situación que las otras, la poesía en lengua maya merece especial comentario. Estas lenguas —el tseltal y el tzotzil, particularmente— han tenido una importante producción literaria reciente, principalmente porque están cobijadas por el Centro Estatal de Lenguas, Artes y Literatura Indígenas de Chiapas, dependiente del Consejo Estatal de Cultura y las Artes (Coneculta). Si bien es una labor y un logro importante por haber puesto énfasis en sus lenguas y expresión a través de la literatura, no han logrado aún romper el paradigma localista, es decir, no se ha conseguido plasmar ese hervidero regional y ese movimiento social nacional e internacional a través de la literatura, esto porque se sabe que la literatura es ante todo profundidad, la cual vuelve lo particular universal.

Este cuestionamiento va con los talleres literarios y del arte en general, al principio sirven, son el primer paso, pero después debe venir la acumulación, la reflexión, el rompimiento del cerco, la escritura desde la orilla y el filo, el caminar solitario del artista; quien depende de los talleres o maestros, los usará como muletas o silla de ruedas.

Regresando a los poemas de Juan Álvarez, tienen un lirismo acendrado, tal parece que el silencio a que hace referencia el título del libro se cansa de repetir; la voz es directa, inmediata, natural. La estructura de los poemas es monótona, con base en cuartetos y tercetos que más bien aluden a rezos de tradición oral, una especie de romanticismo local. Estas voces ancestrales las actualiza el poeta sin meterlas en conflicto, sin complicarse; porque si bien la virtud de la tradición oral es su repetición y conservación, pero su defecto es el estancamiento.

Vayamos a los poemas para ejemplificar, en el poema Imagina la mujer al hombre se le da voz a la mujer: “Tus ojos/ me golpean como tiniebla,/ deseo tu mano en mi pecho/  para que sientas tu presencia en mi”. Si bien hay algunos versos logrados y extáticos como: “siento tu piel-maíz en mi piel”, quizá el mayor valor del poema es el atrevimiento de la mujer para expresar su sentimiento hacia él.

En el siguiente poema Contestación del papá de ella, es de agradecer también que conduzca al lector a saber por lo menos dos palabras en lengua tseltal, pues al no traducirlas nos envía irremediablemente al pie de página, provoca que giremos la cabeza. Álvarez dice. “No, anciana del rocío/ torturas de engaño mi pensamiento,/ no beberá pox el kerem:/ mi hija no resplandecerá”. Aquí, hay un respeto hacia el otro, hacia la hija y el hijo, todo es ceremonia, nos remite a los paralelismos, características orales heredadas desde Mesoamérica. Respeto a la palabra, respeto a la montaña, respeto a la voz ancestral.

El poema Tercera visita me parece el más logrado, quizá porque deviene ya de otras pláticas y visitas de la pareja, de los futuros esposos, es decir, es concluyente, intenta resumir: “Tus cansados paso me atormentan/ traen armonía a la vereda,/ es triste el frío de la noche,/ atestigua la estrella de tu andar.” Parece un oxímoron, quizá una serpiente que muerde su cola.

El ritmo de todos los poemas es parejo, uniforme, no se plasma el ritmo de la naturaleza que es dialéctico, en espiral, en retroceso y avance, en agudo y grave, por eso ante estos poemas nos preguntamos, ¿dónde está la historia y la cultura en transformación y creación permanente? ¿Dónde está la tragedia del poeta, su palabra en crisis? Para estas lenguas, es importante tener siempre presente la cultura y la historia, y la poesía —en este caso— como posibilidad de restitución, de resignificación y crítica.

Sin duda, la cultura ancestral tseltal se encuentra extraviada, rota, modificada, pero el poeta debe buscar ese hilo, pero no es hilo firme, bello, se rompe entre las manos porque está desgastado, dañado por el ser humano.

Múltiples convocatorias y premios indígenas mencionan que la característica primordial de los trabajos en lenguas originarias debe ser culturales (sic), no sé a qué se refieren con eso, me temo que quieren decir: no juego, no riesgo; belleza y folclor. Ningún poeta pertenece a una comunidad, sale, regresa y sale, vaga por el mundo en sus poemas porque comprende que él no es el centro del mundo y su cultura no es única. Existen los demás, otras culturas antiguas y complejas, desconocerlas es cerrar los ojos, pero aún, estar ciegos.

Haber presentado estas palabras y diálogos tradicionales como poemas es un riesgo porque, finalmente, hay solamente en ellos, un intento de arrobamiento místico.


Ya  snop  winik  te  ants

Lum  k’inal  winik,
tulan  ak’ab  ta  spikel  te  k’ajk’al,
ja’atme  ta  sti’  kej,
smaklinteswanej  jkuxlejal.

Te  asit
ya  smajon  bit’il  ijk’al  tokal,
ya  jk’an  ak’ab  tas  tan  ko’tan
yu’un  jich  ya  wa’ay  te  ayat  ta  jbak’etal.

Ya  jk’an  xwayon  ta  wajk’ubal,
tsajal  lum  xojob,
ja’at  me  te  nak’bil  jk’uxul
soka  a-xch’i’ibon  xojobil  te  jk’ope.

Lap’al  ta  jbak’etal,
te  t’ujbil  anok’etal
te  ya  x-ajk’otaj  ta y abenal  jk’anjel,
Stsajtaywanej  xnichimal  k’aal,
ta  jujun  xuxub  ik’
ya  xk’ot  ta  ko’tan  sjikel  awik.

Ta  swilel  k’anjel  ya  schik’on  te  abak’etal;
yejchenteson  sok  xchukbon  te  xik’e:
jun  sasa  ak’op  yame  xk’oj  spikon.

Ja’atme  jk’ayojat  xch’ulel  ixim;
ta  jts’umbel  sikel  jwitsul  ko’tan
ya  akuxates  ta  tsee  bonil  te  k’inal,
bit’il  lamal  sakubel  k’inal, ya  jmalij  te  awo’tan.]

Te  bats’il  smelelil  atsee
k’ixinax  ya  xnijk  spisil  ta  jbak’etal,
ya  spason  ta  jo’onax  ta  balumilalto
ya  sjelbon  jnopjibal  te  slekil  ak’anjel
te  sk’unil  ak’anjel  ta  jo’on.

Lekil  p’ijilal  winik,
bit’il  k’aal  te  ya  xwilan  ta  k’isisetik,
t’axal  ya  xbajt  ta  ik‘  te  anopjibal
te  ya  sasa  xkoboj  ta  ko’tan.

Ya  jk’an  te  ja’ukat,  mach’a  yayak  nichimajukon,
ak’a  stulbon  kabenal  te  yik’ul  awe,
jnabeltik  te  me’bajotik
ma  sk’an  yal  te  ma  jna’tik  ya’el  sbuts’anil  te  k’anjel.

¡Lajulix!, te  yalbotik  te  ma  jna’tik  ya’el  k’op,
jo’otik  te  slopil  bats’il  k’op,
ya  ka’ay  ta  jch’uleltik  te  balumil
ya  xnichimaj  ta  jpijiltik  te  xojobil  ek’etik.

Nichimajel  k’inalotik,
jwe’elat  ta  tsajal  lum,
ya  ka’ay  anujkulel-ixim  ta  jnujkulel
te  ya  spas  ta  sak  chajchaj  tsee  jch’ulel.

Ya  ka’ayat  ta  spisil  we’lil,
uch’elil  sok  bin  yich’el  yik’,
ya  apotson  ta  ak’ejel  tsee,
te  ya  stojobtesbon  sbejibal  te  ka’tel.

Ya  jk’an  x-elk’ajon  yu’un  te  ap’ijilal,
te  t’ujbil  slekil  stulanel  abak’etal
ya  jk’an  xwajchijon  sok  te  awayich,
banti  jchebal  jaltik  te  xnichimal  k’inaltik,
sok  jpastik  te  sk’ayojil  yax  ijk’  ch’ulchan.

Ay  nakbil  sk’anjel  j’metatik,
ta  ajch’al  sok  ja’  kich’ojtik  pasel
ta  ts’inits’in  k’ayoj, yich’oj  sk’oj  te  ko’tantik,
jo’oyik  te  namey  xojob  nichimajel.

Tulan  ja’al  witsat,
ach’il  xch’ajanul  k’aal,
ja’  yu’un  te  bek’ajat  ta  slekilal
xuk  sk’inal tseltaletik







Imagina la mujer al hombre

Hombre tierra,
mano fuerte por tocar al tiempo,
eres agua de mis labios,
sustento de mi consuelo.

Tus ojos
me golpean como tiniebla,
deseo tu mano en mi pecho
para que sientas tu presencia en mí.

Quiero dormir en tus noches,
arcilla deslumbrante,
eres mi dolor secreto
y rompes la luz de mi voz.

Clavado en mi entraña,
la imagen de tu silueta
danza en las hojas del amor,
meditador del sol primaveral,
en cada silbido del viento
llega tu suspiro en mi corazón.

En vuelo de ternura, tu cuerpo me quema;
o hiere y ata mis alas:
Un murmullo tuyo llega a tocarme.

Eres mi canto espíritu de maíz;
labrando mi bosque de suspiros
nutres de alegres colores el campo,
como quieta aurora, tu corazón espero.

El verdadero acorde de tu alegría
vibra ardiente en todo mi cuerpo,
me haces sentir un ser único
cambia mi pensamiento tu gentil amor,
tu tierno querer hacia mí.

Hombre de pensamiento puro,
como sol que brinca entre pinos,
viaja desnuda al viento tu sabiduría
que susurra en mi corazón.

Quiero que seas quien me haga florecer,
que me deshoje el viento de tu aliento,
la razón de ser pobre
no quiere decir no saber sentir el amor.

¡Basta que nos digan que no entendemos!
Somos la raíz de la palabra,
sentimos la tierra con el alma,
florece nuestra mente con luz de las estrellas.

Somos naturaleza florida,
eres mi alimento en el suelo arcilloso;
siento tu piel-maíz en mi piel
que arma de transparente alegría mi espíritu.

Te siento en todo lo consumible,
lo bebible y lo respirable,
me envuelves con tu lejana sonrisa,
que guía mi andar al trabajo.

Quiero ser ladrona de tu sabiduría,
la belleza de tu cuerpo firme, fuerte
quiero soñar en tu sueño,
donde tejamos juntos la primavera,
y componer la canción del cielo azul.

Hay secreto de amor de mis ancestros,
de barro y agua nos forjaron
en constante canto fue dado el sonido el corazón,
somos la antigua luz del florecimiento.

Eres el bosque lluvioso,
un nuevo rayo del sol,
porque tú naciste en las extrañas
montañas de los tzeltales.







Sutesel sk’op tatil

Mauk, sakubel  k’inal  me’el,
t’ujbil  nax  te  ak’ope,
lekat  ta  xcholel  te  lekilal,
te  xchi-uptesbon  ta  mel-o’tan  te  ko’tane.

Te  kantsil  jnich’an
maka  jchombel  ta  winiketik,
ya  jcholbey  te  xchujkulil  luxinel.

Lek  ta  a’yel  slekilal  yo’tan  te  kerem,
ya’bal  sk’anbon  lek  te  kantsil  nichan  te  state,
mabal  yut  teme  ma’  lek  spas  te  ya’tele,
spul  kuxineltome.

Spisil  ayu’un,
tsakal  ay  ta  yanil  ijk  yaxal  ch’ulchanto
te  xojobtes  yu’un  skelujel,
t’ujbilnax  xnichimal  te  sbak’etal.

Mauk  sakubel  k’inal  me’el,
ya  wuts’sinbon  ta  lot  te  jole,
ma’ba  yuch’  pox  te  kereme:
teme  jich  mame  xojobaj  te  katsil  nich’ane.

Lekuk  me  stojil  yo’tan  te  state,
yabal  xchu’unbey  stalel  te  jme’etatike,
aybal  ta  yo’tan  stalel  te  jlumaltik;
teme  mauk  yame  x-ok’  ta  mel  o’tan  te  ko’tane.

Ma’  jtulantes  jk’op  ta  atojol,
majukat  abejk’ane  te  kereme,
t’ujbil  xnichimal  te  ak’ope,
Ya  xk’ayin  sok  te  yajwal  sakil  ch’en.







Contestación del papá de ella

No, anciana de la aurora,
Bella es tu palabra,
tienes gracia para contar el bien,
endulzas des tristeza mi corazón.

Mi hija
no estoy vendiendo con hombres,
te explico lo difícil que es la vida.

Se escucha bien la educación del kerem,1
aceptará bien mi hija a su padre,
no la regañará si no hace bien las cosas,
aún es retoño de vida.

Aquí tiene todo,
está completa bajo este cielo azul
que alumbra su mirar,
es primorosa la flor de su cuerpo.

No, anciana del rocío,
torturas de engaño mi pensamiento,
no beberá pox2 el kerem:
mi hija no resplandecerá.

Que sea clara la bondad de su padre,
obedece la tradición de nuestros ancestros,
estará en su corazón nuestra costumbre;
si no llorará de angustia mi corazón.

No levanto mi voz ante ti,
no fuiste quien dio a luz al kerem
es bella tu nichimal k’op,3 
con ella canta el dueño de Sakil ch’en.4







Yoxebal  ula’

Najklan  ch’ul  ya’me’tik,
ta  toyolil  ya  alok’tay  te  tse’e;
lomto  ta  k’ejel  sutelel  k’inal
la  wil  xchi’el  te  jkeremil.

Te  ak’op  lap’al  jilel  ta  ko’tan
lekil  utsil  nopjibal  ta  jbak’etal;
eslta  ma  jnabeyix  swentajil  te  kuxlejal.

Ya’me’tik,
ya  asasa  k’optay  te  jch’ulel  ta  ajk’ubal,
te  ak’ayoj  ya  yejchentes  te  ko’tan
ta  slinlinbel  sti’  kej  te  ch’abel

Ku’un  ya  spason  te  xnichimal  ak’op:
te  yayej  jchinam  ya  xch’ij  ta  ja’at,
te  jch’ulele  ya’ay  te  ak’inul.

snojk’etal  u,
ya  ka’ay  sluts’el  te  ak’op,
ya  xch’ayon  ta  xk’ixinul  ap’ijibal
sok  stojobteson  te  sabul  xojobil  asit.

Ya  xk’elateson  te  luben  abe’el,
te  yich’otal  sk’inul  beetik,
mel  o’tan  sbaj  te  sikil  ajk’ubal,
ja’  sna’  ek’ektik  te  abeele.

Xjaxet  bit’il  ja’  te  ak’op,
ya  spasan  ta  lek  stijel  sba  te  ja’e
ta  ma’  xcholbel  te  swokol,
sakil  nichin  stojolil  te  ap’ijilal.

Xojobil  sakubel  k’inal  te  smukul  awo’tan,
ma’  jna’baj  te  manchuk  amonojel,
xnichimal  u  ya  xtujk  ta  ja’at  te  jch’ulel
tu  p’alap’al  a’k’op  ya  xk’ayin  te  jkuxlejal.







Tercera visita

Toma asiento anciana del alma,
tú que dibujas la sonrisa en la altura;
más allá de las corrientes del tiempo
viste crecer la mata de mi infancia.

Tu palabra dejó huella en mi corazón,
sabiduría pura en mi cuerpo;
siento no comprender la vida.

Anciana,
murmuras mi espíritu en la oscuridad,
tu canto hiere mi pensamiento
sacudiendo mi labio el silencio.

Tu poesía me hace frágil:
la voz de mi conciencia germina de ti,
mi espíritu escucha tu melodía.

Silueta de luna,
siento el abrazo de tu voz,
me extravío en lo cálido de tu pensar
y me guía la sabia luz de tus ojos.

Tus cansados pasos me atormentan,
Traen armonía de vereda,
Es triste el frío de la noche,
Atestigua la estrella de tu andar.

Tu palabra fluye como arroyo,
confecciona el ritmo del agua
sin musitar lo sufrido,
blanca flor es tu pensamiento apacible.

Tu entusiasmo es brío del alba,
no sabría de mi sin tus plegarias,
flor de luna brota de ti en mi alma
y entonas en cada sílaba mi existencia.

1 Hijo o joven.
2 Aguardiente, medicina para el cuerpo y alma. 
3 Palabra florida.
4 Cerro blanco.





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