jueves, 1 de mayo de 2014

CARLOS HUAMÁN [11.598]

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Carlos Huamán 

Nació en Huamanga, Perú el 28 de noviembre del año 1962 en el seno de una familia numerosa, siendo el cuarto de once hermanos. Estudió en la Universidad Nacional San Cristóbal de Huamanga, obteniendo allí la licenciatura en Educación.
A mediados de los años 80 se descubrió como poeta. Y empezó también a ponerle música a sus composiciones escribiendo huaynos como Maíz, Pedernal, Elegía, Leño, Cómo decir, Qué importa; los mismos que fueron y siguen siendo interpretados por artistas como Manuelcha Prado, los hermanos Gaitán Castro, Martina Portocarrero, Sila Illánez, Margot Palomino, Kiko Revatta, Trudy Palomino.
En 1991 sus libros de poesía Cantar de Viento y Taki Unquy compartieron el primer lugar en el concurso “Renacer en Huamanga”. 
El 3 de enero del año 1993 arriba a México, sin llevar equipaje, buscando un destino, pudiendo estudiar en el Centro Coordinador y Difusor de Estudios Latinoamericanos donde estudió y obtuvo la Maestría en Estudios Latinoamericanos.
Carlos Huamán López ha obtenido el doctorado en letras por la Universidad Nacional Autónoma de México y el doctorado en antropología por la Escuela Nacional de Antropología e Historia de ese país.
Es investigador a tiempo completo del Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe, de la UNAM.
Dirige el Seminario de Investigaciones permanentes Transfiguraciones socioculturales y Literarias de América Latina y el Caribe.
Es autor de Estación de Zorros, aproximaciones a la cosmovisión quechua-andina a través del wayno.
Pachachaca. Puente sobre el mundo. Narrativa, memoria y símbolo en la obra de José María Arguedas.




Carlos Huamán
Lenguas originarias

Por Kalu Tatyisavi


 Llipyaykunapaqillganampi -Donde escriben los relámpagos

Hace un tiempo, conocí a Carlos Huamán tal y como he conocido a mis amigos, sin proponérmelo. Intercambiamos libros y después nos ha invadido el silencio. Huamán es poeta, investigador, hablante de la lengua quechua, especialista en el poeta y antropólogo peruano José María Arguedas, entre otras actividades. Nació en Perú y radica en México desde hace más de 15 años.

A riesgo de parecer muy escueto, comentaré tres de sus poemas tomados del libro Llipyaykunapaqillganampi -Donde escriben los relámpagos. Editado en Perú por Ediciones Altazor, 2009. Un libro completo y de bella edición, que “reúne poemas de temas diversos escritos entre 1990 y 2004”.

Dando voz a sus sentidos y razón, con la profundidad y conciencia de quien necesita la poesía, nos dice en el poema Oda inconclusa a la poesía: “Toda colina que ascendí bajo la lluvia/ lo hice contigo poesía:/ pez de viento, canto de árbol/ electricidad de picaflor// Nada hay de la semilla si no se sueña bajo tu tierra”. El poeta se sumerge y emerge,  sabe de los misterios y esfuerzos que requiere el sembrador de versos.

Desde mi lengua, la tu’unsavi, he propuesto que poesía se traduzca como tu’unyukunitu “palabra del surco”, en el sentido de que es trabajo e incertidumbre. Aquí, Huamán lo traduce como harawi, que pudiera ser un tipo de poesía intimista y coloquial quechua.

En otro poema, habla el anciano de la comunidad, el conocedor de la naturaleza y sus ritmos, el sabedor y lector del tiempo; quien ha resistido épocas y recogido las cosechas sembradas, quien sueña y confía en la fuerza interna del ser humano, quien tiene una genealogía ancestral y sabe de esta posibilidad. Por eso, en Como un colibrí dice: “Yo fui aprendiz de carpintero/ Mi maestro me enseñó a reconocer la edad de los árboles/ la fortaleza de la raíz y la dulzura de sus hojas/ Él me dejó sus manos cuando murió/ con esas manos construí una casa/ eduqué a mis hijos / les cosí vestidos blancos/ para que jugaran/ entre las ventanas que/ yo mismo hice”.

Estar lejos del lugar de nacimiento y de la patria potencian para quien tiene carácter y se aferra en el camino, es la condición y necesidad para el poeta, pero si se le agrega la aguda observación del entorno, el sostenerse en un sólo pie, se percibe el enigma del vagabundo, la admiración por ese ser que no pide auxilio ni desea lástima. Pienso en lo anterior cuando leo el poema Bajo el puente Xomali: “Aquellos que duermen bajo el puente Xomali/ arrastran metáforas en sus intestinos/ se comen la tristeza y sonríen”.

Lo que se percibe es polisémico, armado con una coraza de armadillo o tortuga, vemos el hueso que permanece, sentimos el ineludible exilio e incilio. Huamán observa, ve, mira, siente, piensa y escribe; no coloca ningún signo de puntuación en sus poemas, deja que las imágenes formen la cesura y que el ritmo fluya libremente como el río y su propio accidente.

De las lenguas originarias de América, la quechua es la que tiene el mayor número de hablantes, según consigna Antonio Houaiss en América Latina en su literatura, donde afirma que suman cerca de seis millones. Sin duda un número alto, por lo que a primera instancia se puede decir que no se encuentra en peligro de extinción. Como si la seguridad fuera la característica de nuestros tiempos.

Desde aquí, desde el Anáhuac y desde allá en Los Andes se desarrollaron grandes culturas, a ellas se remite quien se atreve a escribir en estas lenguas, de ellas se nutre quien busca más allá de la historia oficial y la llamada tradición cultural colonizada. La poesía es asombro y creación, renombramiento sobre la huella.

Cuando el abuelo dice: “Yo no leí los libros que escribieron”, no establece una supremacía de la experiencia, sino otra lectura de la vida, desde lo hondo de su silencio. José Lezama Lima es un buen ejemplo del poeta completo y profundo, sólo salió de Cuba un par de veces, no por ello fue menos sabio. No es, entonces, la salida una condición del conocimiento, sino la acumulación y su reflejo; hacia uno mismo, hacia los demás.

Desde mi lengua no existe la palabra primo; ñani es el hermano que por extensión es casi todo lo existente en el cosmos. Lo cual, no significa que exista una relación de consanguineidad o de parentesco a que hace referencia la palabra etnia.

Carlos, te digo, ñani.






Harawimanqulluhaylli

Qaharawillay
Imaynataraqwayllurqaykikuyakuyniyrumiman                                       sapa 
kaymanchayllaraqchayachkaptin
Imaynanpiraqwayllukurqaykisirpiwirpaypasrumipamillwallanchayllaraqkachkaptin
hinataqsunquypaswampuqqillurapilla
kawsayniyñanpaayayuyupachawpimpikallachkaptin

Parapñawimpilluqasqaylliwchanurgutam
qamwansiqarqaniawllayharawi:
wayramantachallwasachamantataki
siwarqintipakachachachaqnin

Mana allpaykiukupimusquykusqaqamanammuqumantaimachikampaskanchu

Yupanapachakuyuqarakawsayñannimpiwan
urquparumipapunkumpi
yakunayayniyqammantarpuyallpaniraqrawraqtupsantawiñarichin
qampimpampantulluykunamanchaparikuqpaqariyninkunata

Sasariqsipay ajedrez
pukllana lata kullunpi
unanchaqmamapachustuykukunan
imaysimiwanraq —nikuni—
sarapaqasquntamikurqani
hinaspam sapa sapakitillakikiytatapupakuni
imaynampimqammanuraykamurqakayllaymusquy
imachakanapimtantaykichakatakurqa
imaymakiwan
imaynahitapitaqñuqallaypaqrimariypaqarimurqa






Oda inconclusa a la poesía

Ah poesía
Cómo te amé si mi amor solo llegaba a piedra y soledad
Cómo te amé si mis labios sólo eran musgo
y mi corazón hoja amarilla flotando
entre las algas muertas de mi destino

Toda colina que ascendí bajo la lluvia
lo hice contigo poesía:
pez de viento   canto de árbol
electricidad de picaflor

Nada hay de la semilla si no se sueña bajo tu tierra

En las horas de la piel y del destino
en las puertas de la piedras y de la montaña
a ti mi sed estira su pico de ardiente sementera
en ti mis huesos entierran sus tímidos nacimientos

Ajedrez misterioso
en cuyo tablero
una diosa se desnuda
con qué boca —me digo—
comí el pecho de maíz
y otra vez y otra vez me pregunto
cómo desbocó en ti ese sueño
en qué cruz se crucificó tu pan
con qué mano
en qué labio nació para mí la palabra






Siwarqintiniraq

—Harawiqraqqillqaqraqtaytakuna
ñuqasimipiyárimariykamusaykichiq —nispanrunasimipirimarqun—
Manamñuqaqaqillqasqaykichikqillqapankakunataqañawincharqanichu
Qanchischunkawatayuqkaspaypaskartataperiodikukunallatamtumpañawinchaytaatini
Nawinchaytaqayacharqanillaqtaymanqatiqlliwninakuykunamaskayniypim
Manataqmiqenqoqillqakunañawinchaqapionpipawaqchukani
Kullupimkamanchakuyniyqa

Kullukawsaymantikraqpayachapakuqninmikarqani
Sachakunapawatanriqsiytamamawtayyachachiwarqa
Sapinpakallpantarapinkunapamiskinta
Paymiwañukuqkaspanmakinkunatasaqiykullawarqa
chayllaymakinkunawanmihukwasitaqispichirqani
chaywantaqnichuriykunapañawintakicharichirqani
yuraqpachankunatamsirapurqani
kikiyruwasqay
qawarinakunapi
pukllakunankupaq
Sachapihampuqmikayllaytakinayhitara
Illaspayqaillaranisunquyukullamanmi
paypapaskanmi
maynantamsiwarqintiniraq
lluqsinayqawarianan







Como un colibrí

—Señores poetas   escritores  déjenme
hablarles en mi lengua —dijo en quechua—
Yo no leí los libros que escribieron
A mis setenta años apenas leo cartas y periódicos
Aprendí a leer buscando noticias demi pueblo
Nunca volé en avión para leer versos
Mi tarea está con la madera

Yo fui aprendiz de carpintero
Mi maestro me enseñó a reconocer la edad de los árboles
la fortaleza de la raíz y la dulzura de sus hojas
Él me dejó sus manos cuando murió
con esas manos construí una casa
eduqué a mis hijos
les cosí vestidos blancos
para que jugaran
entre las ventanas que
yo mismo hice
Esta guitarra con que canto vino de un árbol
Yo no viajé sino a mi propio corazón
que también tiene
una ventana por donde salgo
volando como un colibrí







Xomalichakaukumpi

Xomalichakaukupipuñuqkunam
qenqoqillgakunatachunchulninkunapiaysakachunku
llakimikuytamikuykuspankumasirinku

Qawarqanimkampasrumipiurkunkutaqimispanku
watakuyuyupanapuchukunata
chiqnikuyllawanñakachuyninku
qochamanqapariqta

Kallpankun
ripunkun
llaqtankunapapunkuntamtakanku
wayayhinakurkuykuspankum
warminkumankutirinku
Yapamantamuyarinku
imaynampunkuwichqakuyninta
           Chaytayuyarichkaptinkum
intiwichiychullurikun
Lastamsachakunapawischupakuynintamikun
Chaychakaukunpim
hukaqninpurin
hinaspawaganimatatakispach
chaymantañataqasirin
hukuna
qalachakilla
yakupaqalaqarampi
wampuqtaqawaspan







Bajo el puente de Xomali

Aquellos que duermen bajo el puente de Xomali
arrasan metáforas en los intestinos
se comen la tristeza y sonríen

Los vi con la frente en la piedra
gritar al pozo
todo el odio con que muerden
los restos del calendario

Corren
se van
tocan la puerta de su pueblo
Cabizbajos como los sauces
vuelven con la mujer
Escuchan otra vez
cómo se cierra la puerta
        Mientras recuerdan
La tarde se derrite
El invierno come losdespojos de los árboles
Bajo ese puente
alguien camina y
llora cantando no sé qué
luego ríe al ver
que otros
cabalgan descalzos
sobre la piel solitaria
del agua









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