Juan Hernández Ramírez
(Nación Náhualt, Veracruz).- Nació el día 6 de mayo de 1951, en el poblado de Colatlán, Ixhuatlán de Madero, Veracruz, México. Sus padres son: Cresenciano Hernández Hernández y Susana Ramírez Hernández, indígenas campesinos del lugar. Fue becario del FONCA en los periodos 1997-1998 y 2003-2004. Ha publicado los siguientes libros de poemas: Auatl iuan Sitlalimej-Encinos y Estrellas en el año 2000, escrito con el apoyo del FONCA y editado por el Fondo Editorial de Culturas Indígenas del gobierno del Estado de Veracruz. Eternidad de las hojas (solo en español), en 2006, por Reunión de Escritores. Chikome xochitl-Siete Flor, en 2007, escrito con el apoyo del FONCA y editado por La dirección General de Culturas Populares del consejo Nacional para la Cultura y las Artes. Totomej intlajtol-La lengua de los pájaros en 2008, editado por la Editora del Gobierno del estado de Veracruz. Traducción al Italiano de “Inin tonatij yolistli”-“Los soles de la vida”, en la antología Voci Di Antiche Radici – Dieci Poeti Indigeni del Messico en 2005.
Premios: Premio Nezahualcóyotl de Literatura 2006 en poesía, otorgado por El Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, a través de la Dirección General de Culturas Populares e Indígenas. Entregado en una ceremonia el 8 de noviembre del 2006, en el Palacio de Bellas Artes.
Cajete Rojo
Este sol que nos alumbra
es ajeno.
El viento que como el colibrí
sobre nosotros vuela,
también es ajeno.
Las flores y las montañas
se van secando.
A veces tiene sed
la madre tierra.
Se marchitan las flores silvestres,
están quietas las mariposas,
arde el viento.
El encino
Se oye murmurar al viento
entre las inquietas ramas del encino,
aquel que por la cañada se levanta
y llama a cobijarse con su sombra.
Hamaca para el sueño de la paloma,
deslumbrante árbol a la orilla del camino.
Este habla del sosiego que necesita elalma
y provoca con su olorosa hierba.
Diminutas estrellas escarchan con su rocío
el musgo del añejo tronco,
aquel, detenido por la ruta de la mariposa
para atrapar la lluvia de los pájaros.
El color de la paz
Es de maíz mi pueblo.
Su cuerpo es de arcilla de maíz
y es de maíz su color.
Pueblo de maíz.
Somos de maíz. Nosotros,
de maíz es nuestra carne.
Están los colores de la semilla
en la piel de la mujer,
amarillo, negro, rojo, blanco.
Están los colores de la semilla
en la piel del hombre,
amarillo, negro, rojo, blanco.
El polvo también ha pintado
en la piel su color de tierra.
Entonces, ¿por qué pintar de dolor
el pétalo de la rosa,
si podemos sembrar la semilla
que da color a los hombres?
Nosotros
somos de maíz,
de cedros y encinos de paz,
y también somos de arroz y trigo,
tronco de la alteridad.
Somos diferentes
y no quemamos al viento
ni matamos a la tierra.
Somos hombres y mujeres
que siembran rosas
sobre el agua, sobre el viento.
Somos de maíz,
también de arroz y trigo
y labramos el surco
con la semilla de la paz.
La gran ciudad
A la gran ciudad he llegado.
El viento se ha ido
sin ver el rostro del sol.
Como en lajas caminas
donde estaba la tierra.
Aquí la vivienda no siente
el viento.
No hay pájaros,
encinos ni cedros;
todos los árboles son ajenos
y no tienen luz.
La ciudad,
no está hecha para los hombres,
sino para que caminen
las máquinas
y los que ya se acostumbraron,
beben el humo negro
del viento.
Juan Hernández Ramírez
Lenguas originarias
Por Kalu Tatyisavi
Tlatlatok tetl “Piedra incendiada”, el libro de poemas de Juan Hernández Ramírez, contiene 38 poemas escritos originalmente en su lengua nahua. Aquí ofrezco una interpretación de sólo tres poemas en su traducción a la lengua castellana, seguramente un análisis desde la lengua podrá ofrecer otro sentido.
lenguas-originarias-juan-hernandez.jpgEl libro está dividido en cuatro partes, cuatro coordenadas: norte, sur, oriente y poniente que confluyen en el centro del poema. Desde el título de cada una de las partes se observa unidad, la primera de éstas da nombre al libro: Piedra incendiada a la última: Deidades de piedra. Abre y cierra con la piedra como fuerza y tiempo como madurez y presencia.
En este libro, una definición de poema puede ser: trabajo, condensación, sentimiento sublimado, palabras que se juntan en el extremo de la cuerda rota. Así como la imposibilidad y riesgo, la escritura hacia sí misma, pero dirigida al otro.
Voy por partes. La primera es la más lírica, más interna. el yo del poeta. Por ejemplo en el poema Mirada de Luna: “Mujer de piedra, / tus labios encarnan la rosa/ con tu mirada de sol/, la tierra donde muere el colibrí.” Haciendo un somero análisis: la mujer es de piedra es la dadora de vida, representa la longevidad y el origen, la fuerza y permanencia. En el verso posterior, los labios de la mujer son la rosa misma, encarnan la sugerencia, lo erótico. Luego, su mirada de sol es la fuerza de la luz, la presencia que abre el día, los ojos abiertos que abarcan. En el último verso, la tierra es la madre porque es el lugar donde descansa el colibrí; cede lo aéreo a la fuerza gravitacional.
La segunda parte del libro denominada De cedros y encinos es la más elaborada en cuanto a un trabajo retórico y formal. Por ejemplo en el poema Lunas de Arena: “Cuando mis pasos se encaminen por tierras lejanas/ habré dejado mi sombra atada al camino/ para que dentro de ella los árboles echen raíces.” Aquí, los pasos se alejan como el caminante o el migrante. La arena que guía el paso, la constancia del pie posibilita el camino para que sea retomada por alguien, hay una muestra de agradecimiento a la vida, a los Anteriores, a las Abuelas. Por eso, cuando uno se aleja deja la tierra, la patria, la memoria, todo esto, temporalmente. En este caso se queda la sombra atada a un camino. Por último, la esperanza de que el árbol-lengua pueda echar raíces, crecer y hacer germinar más árboles.
La tercera parte es la más reflexiva y filosófica, creo que la más paciente y observadora, por ello se titula: ¿Quiénes somos?: pregunta muy difícil de contestar porque el ser humano se lo ha planteado siempre. Tomo algunos versos del poema Cuando las palabras se acaben: “Esto decía mi padre:/ ‘cuando se acaben las palabras,/ se habrá secado el río de la vida’/ no habrá símbolos cual pájaros al viento/ y sólo quedará la jaula/ donde esté encerrada la libertad.” Aquí se rememora una tradición por la cual heredamos la palabra, la vida y nuestros padres como apoyo. Pero esta palabra no existe por sí misma sino como comunicación con el otro, por más que caminemos en el desierto necesitamos decir, aunque sea al viento, al animal, al árbol, a nosotros mismos. Porque, podríamos ser pájaros sin alas en el viento, que solamente nos dejamos llevar, pero llega el momento de reflexión y descanso para que luego vengan otros momentos en los que deseamos salir de la jaula para poder gritar. En estos versos aparece una gran palabra que en sí misma no significa nada, pero cuando la perdemos nos damos cuenta de su necesidad y cuando se conjuga con otras palabras se hace libertad. La cual implica creación y movimiento, deseo, repetición de la palabra para que quede dentro de la cabeza y pueda ser: libertad.
lenguas-originarias-piedra-encendida.jpgLa cuarta y última parte es la exploración desde la posibilidad y fuerza de la lengua. Me parece un poco dispareja como cierre del libro, porque considero que aquí debe demostrar el poeta el conflicto histórico, la glotofagia actual de su lengua por la castellana, el proyecto de nación y lengua única en México, la ciudad y la globalización apabullantes.
La lengua y la poesía nahua tienen una tradición intermitente desde Mesoamérica hasta nuestros días, ¡hasta tal punto que fue considerada lengua imperial! Aquí nos topamos con la irremediable historia y su sesgo como ciencia humana. Sin duda, lo que vino después de ese periodo que se denominó Colonia y lo que existe es un proceso complejo, contradictorio, que debe reescribirse y si es por los propios hablantes y desde sus lenguas, pues qué mejor. La realidad es profunda, imposible de conocerse a simple vista, así debe ser el deseo de toda poesía, por eso, sin duda, Juan Hernández es el poeta nahua contemporáneo.
Mestli itlachialis
San se tepitsin;
kej se tlauili tlikuasejlotl
tlen xochitl kichiua
mauistik mauisoli kemaj xochioua.
Oneli san se tlachialis
Tlen tetl tijmatis
luan atl itesso tlen payankaxochitl kitlamakaj.
In xochikali
Iuan mestli xochipetlatl
Ika ikiauitl tostli
sensototol tostli
Siuatetl
Kichichiloua motenxipal payankaxochitl
Ika tonatij motlachialis,
kampa miki uitsitsilin tlali.
Kuayokamitl tlen motokaj
atenoj imakuayo kuika
iuan tlen auatl atl
ajuechnejnemij.
Siuamestli
tlatsotsontototl mits kuikilia
iuan ipan motlachialis son
youali mijtotia.
Mirada de luna
Es sólo un instante;
así como el chispazo de luz
que produce la flor
en su prodigio de florecer.
La mirada solo es una
para saber de la piedra
y de las raíces del agua
que alimentan a la rosa.
La casa de las flores
y los pétalos de luna
con su voz de lluvia,
son la voz del cenzontle.
Mujer de piedra,
tus labios encarnan la rosa
con tu mirada de sol,
la tierra donde muere el colibrí.
Tu nombre de selva
canta los esteros
y los encinos de agua
caminan el rocío.
Mujer de luna,
te canta el pájaro-música
y al son de tu mirada
baila la noche.
Xali mestli
Kemaj ipan uajka tlajlmej noikxi nejnemis
ilpitok ojtipak nijkajtos no tonal
inik iijtiko, moneljuayotisej kuanitij.
Tlaj kipi nias, ipampa ixitl itlailpika nimokuapas
Inik miauatotomej nikin tlatsotsonkakis
Tlen sinxiuimej xoxouik atl tlatlajkotipaj.
No kuitlapantipaj se tonaji tetl no uaya yas;
ipan yolojtli se payankaxochitl mestli
ika ixoxoktik tlatsotsontli kuatitlamitl.
Ika ueyatl achichitsij nijtemitis no xikijpili
iuan tlen no atentli ueyatl se tlamajtsoli xali
niun se ixayotl axkanaj ni chokas.
Tlen ni tlali ni mouikilis yayauik ixtioli,
ika tlen ikuitlapaj yayauik atepexitl
iuan koyolij payankaxochitl yeuatsinko.
Ikon kejnopa kampa tlakatki no tonal
ika koyoltototl moneljuayotis.
Teipaj, mikistli ni kuikas.
Lunas de arena
Cuando mis pasos se encaminen por tierras lejanas,
habré dejado mi sombra atada en el camino
para que dentro de ella los árboles echen raíces.
Si he de irme, regresaré por los nudos del ombligo
para oír la música de los pájaros-espiga
en medio del agua verde de las hojas de maíz.
Se irá conmigo un sol de piedras sobre la espalda;
una rosa de luna en el corazón
con su montaña de música verde.
Llenaré mis alforjas con pedazos de mar
y un puño de arena de mis litorales
para no llorar ninguna ausencia.
Me llevaré los ojos negros de esta tierra,
la cascada oscura de su espalda
y la rosa de cascabeles de la madrugada.
Pero mi sombra en su lugar de origen
Echará raíces con su voz de pájaro cascabel.
Después, cantaré a la muerte.
Kemat tlamis tlajtoli
Nekaualistli mosentilijtij
tle ipan tonatij panotij.
Yeka mikij tlajtolmej.
Yani, kiijtouayaya no tata:
“kemaj tlajtoli tlamis,
yoliatemitl uaktosa.”
Kej tototl ejekaixko axonkas machiotl,
iuan san kuakuali mokauas
tlen nelnemilistli kikalsajki.
Ni ualaj iuan nikonpoua noxochitlajtol
ipampa atlaltipaj yolistli youi,
iuan namaj, totlajtol nojaj yoltok
ipan tlen namaj xoxouik uexotl.
Tlajtoli iuan tokajyotl kiajokui tlajlamikilis
tlen totloka iuan tosiuaikniuaj ojtli kiijkuilojkej,
iuan tlen nikin tokajtia Irlanda, Isidro, Nicolás…
Tlen ni siuamej iuan tlakamej
nikixmatki tlen tionelisej tlajtoli
ipampa noaxka elkej innejnemilis…
iuan iachka kampa ueuemej yajkej.
axkan kejnopa, mokajki intonomalchio
tlen kichiaj sekinok yanhuik tonatij.
Tlen tonatitototl, yejyektsij tsajtsistli nijkaki
noja ueueyak ojtli techyolmelaua
iuan mokauas kiauitl ipan sesej tetl,
ipampa ueuemej intlajtol
ayojkanaj chikauak kakisti.
Melauak tlauel axtlen tijmatij
tlen yajtejtok ojtli,
maskej, kipia tiisasej
ijkatsak axnochi tiasitij.
¿iuan kanika tiouij?
Ipan nochi kalxomulko tijmatij onkaj kaltlamachtili
ipampa moneki kipiasej se chikaualistli nochi altepemej.
Axmelauak tlajkuilolamatl onkaj.
onkaj tlayekananij tlen axkikauaj tlajtoli mamomoyaua
kitsakuaj mestli kaltsajkayotl.
¿Iuan, kanij tiouij?
¿Tlen ojtli tijkuiskiaj?
¿Tlen kinpantis toikniuaj?
Tlen axkanaj kiilkajtok ajkia:
to koliuaj intlajtol kiixmati.
¿Kanij eltokej maseualkaltlamachtili?
¿Kanij motlatijtok totomej intlajtol?
¿Kanij mokajtok montesoj iuan xochitlatsotsontli?
¿Kanij eltoj ojtli kampa nejnenkej neltlakamej?
¿Totoneuaj tlen tlatsotsontli sanilouaj?
¿Kanij mokajtok teotsintoktli?
¿Tlen ejekatl kiuikatok xochipitsauak?
Uelis, polijtiyouia tonejnemilis
ipan tlajtoli tlen seyok tlanauamilis,
kejnopa to xayak kipias se kuaxayaktli
tlen axkanaj pemuch niun tiokuauitl.
Cuando las palabras se acaben
Se van acumulando los silencios
por cada día que pasa.
Por eso mueren las palabras.
Esto decía mi padre:
“cuando se acaben las palabras.
se habrá secado el río de la vida”.
No habrá símbolos cual pájaros al viento
y solo quedará la jaula
donde está encerrada la libertad.
Vengo y leo mi poema
porque en el arroyo se va la vida,
y hoy todavía vive la palabra nuestra
en los sauces verdes del momento.
La memoria junta palabras y nombres
de hermanas y hermanos que escribieron el camino;
entre ellos nombro a Irlanda a Isidro a Nicolás…
De estos hombres y mujeres
conocí la palabra destino
porque sus pasos fueron míos…
y se fueron cerca del lugar de los atabales,
pero se quedó su historia
acompañada de esperanzas de días nuevos.
Oigo el dulce grito del pájaro sol
anunciando que el trecho es todavía largo
y que en cada piedra se quedará la lluvia,
porque la palabra de los abuelos
ya no se escucha tan fuerte.
Es cierto que sabemos muy poco
de los caminos que se han ido;
sin embargo, tenemos que despertar
aunque no lleguemos todos.
¿y hacia donde vamos?
Sabemos que hay escuelas en cada rincón
porque cada pueblo debe tener un destino.
Pero, hay cartas falsas
y líderes que no dejan esparcir la palabra
cerrando las puertas de la luna.
¿Y hacia donde vamos?
¿Cuál es el camino que debe ser tomado?
¿Cuál es la suerte de nuestros hermanos?
Quien no ha olvidado quien es:
conoce la palabra de los ancestros.
¿Dónde están las escuelas indígenas?
¿Dónde está escondida la lengua de los pájaros?
¿Dónde ha quedado la música de las flores y el montesón?
¿Dónde están los senderos que caminaron los hombres
verdaderos?
¿Qué música hablan nuestros hijos?
¿Dónde ha quedado la mata de maíz sagrada?
¿Qué viento se ha llevado el Xochipitsauak?
Quizá, nuestros pasos se van perdiendo
Por el carnaval de otras palabras,
Y nuestro rostro tendrá una máscara
Que no será ya de cedros ni colorines
Pero, ahí estamos, ahí estaremos,
en las lunas abiertas de par en par
y dejaremos en las hojas del poema
las letras de nuestra historia.
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