Leandro López
Nació en La Plata, ARGENTINA en 1978. Es docente y corrector literario. Como integrante del taller de Ana Emilia Lahitte, dio a conocer algunos de sus poemas en Hojas de Sudestada Nº 288 (2000). Actualmente, su obra poética publicada incluye Caídas sobre caídas (2001), Postales anacrónicas (2007) y El reino paralelo (2013). En la contratapa de su segundo libro, señala Horacio Preler: “Desde la sensibilidad de Leandro López la tarea de crear y crecer se transforma en una ardua labor que se alimenta de la soledad... Poeta de soledades, Leandro López nos da la sensación de una presencia incierta frente a lo cotidiano... El niño inseguro que guía sus pasos le impide encontrar la claridad que su corazón reclama, mientras describe en sus temas un mundo dolorido y contradictorio que lo lleva al descubrimiento y al asombro”.
EL MENDIGO TIENE LA CABEZA…
El mendigo tiene la cabeza suspendida en el borde de una plegaria, ignorado. Su boca es un parto de caracoles; sus ojos, apenas ceniza. En su respirar –refugio y abismo–, bate sus alas un cuervo. De su pecho –bosque y olvido–, una densa niebla se desprende, asciende, enceguece. Sus movimientos son lentos y poco precisos, tal vez porque sus huesos ya no pueden evocar el ritmo de las brasas en las cortinas harapientas de un cielo mudo.
Una violencia tácita lo rodea: voces como hienas, gatos que silban esculturas sumergidas, sombras que estiran sus lenguas como una lepra... las vísceras expuestas.
Cuando el ocaso arroja sus redes y el frío levanta su látigo, el mendigo –hojarasca y ausencia, embriaguez y acantilado, cansancio y herrumbre– se incorpora e inclina a un costado su cabeza, como a un cántaro, hasta vaciarse de sí mismo. Antes de emprender su marcha –huérfano de banderas, desnudo, confusión, eco– escupe al infinito y deja que la saliva, única respuesta, única verdad, moje su rostro.
En revista de poesía (de las cuatro estaciones)
“El espiniyo”, nº 02, invierno de 2005.
Director: José maría Pallaoro.
Fragmento de El reino paralelo
II
En la desembocadura de la luz libero
barcazas de sombra teñir de simas insondables
y óvulos desparejos lo claro esconde lo turbio
revela hay seducción en la puerta entornada
en los labios de una bahía cuerpos mezclados
cuando el vino corre y la música hay
una conciencia torpe que esquiva los pozos
los cangrejos hacen reverencias y los caracoles
hay en las paredes geografías profundas veo
una carcajada retumba en el silencio blanco
aproximación a lo oculto mi don es
el don de los fugitivos oigo cada lumbre
expuesta en rincones y alturas descifro
una raíz un aroma un adiós como
pleamar trae una certeza con preguntas ayer
había una blasfemia nido en mi dentadura.
Callan los embates de la lógica o
se abren espacios inéditos cuando crujen
los resortes de mi cama los brazos laxos
la cicatriz demora la sed espera
de cobra erguida recuerdo el rojo más
sincero porque fluía caravanas a través
de la arena levantada ¿terminará alguna
vez este cabello irregular? recuerdo
un barco naufragio en la baba de un perro
en el pan restos humanos el agua sabía
a prostituta displicente ¿qué terror hemos
encumbrado? recuerdo un sol pernicioso
sobre un bosque violeta que apuñalaba
la madrugada cerco de árboles en orgía
las siete trompetas eran dulces acordes
el vaivén del monstruo escupitajo contra
nada en el relieve un nacimiento ¿a qué
le hemos vuelto la espalda al beber de
tradiciones genuflexas? recuerdo que estaba
en un verso extirpado a la corriente
arroyo miel tormenta o pétalo bajo
subsuelos en cadena hacia un adentro cópula
el baldío desborde ¿existe un muslo
en el rubor de la religión virgen? recuerdo
una vía me arrastraba sobre la amenaza
del polvo mis párpados golpe sordo como
la bienaventuranza de los ególatras ¿cuándo
recurrir al cáliz en la cabecera del lecho
de los enfermos sudor? recuerdo la lógica
siempre procede a los tumbos flanqueada
por los errores la fantasía de paraguas inflados
en la brisa de la nostalgia en el desencuentro.
Insomnio la noche trae un espejo en
astillas sonríe una lengua y catarata
el miedo es nuestro propio rostro limpio
de la edad mi corazón es un triángulo
islas de barro exaltan lo fugaz desconozco
la hilera de ofrendas mi don
es el don de los mareados balbuceo
una piedad de latigazos la botella
trae una superposición de colores desvaídos
la visión está en lo concreto hay hondura
en la mesa la silla de tres patas la colcha
desflecada el suelo el suelo llama con
quejido de insepulto y las horas tan suaves
tan borde de páramo y no más tan
simple como decir luego postergarlo todo
es abrir un túnel a través de estaciones
sin descanso la noche impone una página
igual a su negación y son distintos
los jeroglíficos indemnes la arqueología
es la ciencia del porvenir distingo rombos
en el techo estiro las piernas masturbo
la almohada y eyaculo lechuzas ocres
la noche trae otro espejo y no hay vergüenza
mucha soberbia de obelisco y envidia de gato
y furia apasionada en el romper de los cristales.
Alba con alcantarillas tuberías persianas
caricias rasgan las telas euforia
la luz no alcanza saturar de tinta
petróleo de los desposeídos la luz no
collares piedras engarzadas el reflejo
camina y es mundo detrás el impulso
después mandíbula garganta fosa
común pero es alba con cenicero
resaca como diccionario neologismos
náusea frente a una playa desierta alivio
de caballo postrado y el universo retorna
donde nunca estuvo plagio borroso aldea
todavía en la falda de una montaña alud
arrasar frágil columnas ornadas con esculturas
cabezas de aves rapaces la luz no
moscas vidrios jeringas en las veredas
el loco estructura su delirio teje
armonías proyectos de santidad crímenes
la moneda del horror oscilar entre
relojes partidos la luz estanca porque
cambia arte de ciegos sin bastón las señales
sólo son museo de frustraciones ardor
sofocado despierta la ciudad en la ciudad
pero la luz no la luz no nunca.
Mañana taciturna envuelta en ropajes
marchitos ritmo de campanas enfrentadas
en el culto del desasosiego lentes
en distorsión lo real es una antorcha a través
de un continente de hielo ¿cuál
el valor del vértigo rutinario bocinazos
piernas respirar interrumpido palabras
península? el deber es un toro castrado
mutilación gangrena epilepsia medicada
sociedad en un diario fotos letras ¿qué
poder en el rumor fuga a los archivos
a merced de las ratas? lo sin voz perla
gleba corre fuego subyacente las grutas
marinas en cadena documento invicto
permanecerá tras el holocausto de la memoria ¿dónde
abrevar si el destierro de la polaridad original
esta mañana inmóvil dominó hastío? no
fuera ni dentro la tibieza es el signo rige
desde el olvido el eclipse lo dado el hombre
busca no busca la ajenidad consume
cáncer y reproducción devastar el ser
lo que le queda de sí mismo no suyo
esta mañana apatía de rémora la porcelana
resquebrajada de cielo palpable muerte del asombro
flota en un olor a carroña y el absurdo y el argumento
de un talismán exilio en la bóveda de lo irrecuperado.
Tarde sin pistilos ni cornisas ni rumbo
de lata abollada claridad de anhelo hermético
el ayuno de las posibilidades volar transigir descender
o tajo o plegaria o mueca incrédula
sin música de las simas brumosas el núcleo
tiene tórax de insecto sin alas de confesión
perimida lo aleatorio es el zumo en la niñez
de lo definitivo mi don es el don
de los inmolados sin causa es fácil
el convencimiento el sacerdocio yo comulgo
con la incertidumbre total vuelta
hacia sí misma aniquilación resucitar es
tarea de descreídos vanidad de haz recto hacia
el espacio fracturado tarde irreversible bella
como jarrón en la penumbra alacena con
copas sin estrenar portafolios colgando de la ruina
sin lo necesario ni la promesa ni la urgencia de quebrarla
tarde bella sin embargo como estornudo
en el umbral de una iglesia biblioteca de jubilados
frasco de pastillas sin un cuadro que no vale
el esfuerzo ni lágrimas ni odio ni excusas
para la alucinación brusca tarde sin embargo
mi don es el sin embargo
parábola sin objetivo a medio camino lábil trueno.
Rueda el sol amoratado sobre la paciencia
de los basurales incesto del ocaso temperamento
de lirio en la duda original agonía y redención
el mito en lo que no somos dejamos de ser
miedo fracaso puente que nunca mi don
es el don de los errantes bastardos lluvia
palpa senos entre guitarras con amapolas ¿dónde
el labio roto en la emboscada del silencio?
mucho desinterés por la doctrina y su evidencia
a la vera de la celebración de los coyotes
algo crece elegía turquesa en saxo grave
olor a pasto de pantano cabellos de divinidades elevadas
luna menguante desgranar y crisálidas
incesto santificado porque ritmo y ciclo
enciendo un cigarrillo en la desembocadura
de la luz libero dardos animales
de humo la única providencia
que me permite agitar su tridente.
El reino paralelo
III
Habitación entre dos silencios concha
en la marea ensimismamiento de pulpo
célula filtro tumba asistida por demonios
amables la virtud está en dejar un margen
a lo confuso dirijo mis murciélagos estoy
indemne poesía de roces y descalzo
a veces en mi pecho lo que no fui y ser
la araña expectante el disco ya sucio el espejo con montañas
entre dos caídas puñal en la víspera
de bautismo los años aferran pronuncian
sílabas robadas a mi desgaste espiral repetir
un sueño como babosa en la conciencia hunden
entre dos rezos lisas paredes pantallas
vírgenes no pueden salvarme mi voluntad
sólo conoce de vísceras costillas músculos
y un indefinido entre polos irreconciliables.
Desde aquí los hombres están lejos y quiero
ver sabiduría en esa distancia velador dispara
oleaje con aguavivas de cobre techo hospeda
descascarado signo de la permanencia aire rompe
en parto prematuro de acordes bálsamo aquí
los dioses borrachos putrefactos sin después
un insulto de telaraña perfecta osadía
remordimiento pedazo de baldosa charco
que sube y no tapa pasillo puedo olerlo
su angustia de ruptura desde aquí.
Habitación eternidad en suspenso maxilares
contracturados piel de lagarto ojos
como beso de estacas quietos desollar
lo imposible la hostilidad en el éxtasis
monotonía de tazas de porcelana despejada y macetas
germinan las voces del destierro pueblan rebasan
la desesperación ha cedido en molinos
campo arriba pero no ansiedad de saliva en estalactitas
paladar como galería de báculos dagas rostros
y bufones solemnes alrededor del trono desocupado y
siervos enaltecidos por su ambición
el cuerpo reclama un descanso de brisa
sobre humillantes vanidades despuntar
las alas de cisne del aturdimiento correr
perseguido por mi propio eco de pronto
apesta a niño ultrajado las sienes inclinadas
leer la profecía el desmayo de colores líquidos
rojo bermejo poema de sustancia volátil
lo que queda lunar en nariz aguileña.
Desde aquí las cosas cobran dimensiones inusuales
y quiero ver un hechizo de pezón tibio en esos rasgos
racimo de pupilas órbitas caprichosas ordenan
excepciones en degradé la palabra hermética y planear
como inocencia de tigre aquí las cruces bostezan
opacos promontorios advertencias prostituidas la vigilia
con sexo de estribillo con extravío de balcón hacia
el andén y curvas en los hombros chatos
recurrencia de fetos en el evangelio del azar
extrañeza de cripta zona vedada desde allá.
Fuente: El reino paralelo, Leandro López, Ediciones El Mono Armado, Buenos Aires, 2013.
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