FÁTIMA MALDONADO nació en Santo Amaro, Sousel, Portugal, el día 16 de Noviembre de 1941. Ha publicado los siguientes libros de poesía: Cidades Indefesas (Lisboa,1980), Os Presagios (Lisboa,1983), Selo Selvagem (Porto, 1985), A Urna no Deserto (Lisboa, 1989; versión española de José Ángel Cilleruelo, Madrid, 1990), Caça e Persuasões (con pinturas de Paula Rêgo Edición bilingüe con versión en francés de Ana Paula Patrão, Europália, 1991). Toda su obra está reunida en Cadeias de Transmissão (Lisboa, 1999) y ha sido recogida en diversas antologías de poesía contemporánea portuguesa. Es autora del libro del libro de viajes Lava de Espera (con fotografías de António Pedro Ferreira, Éter,1996), y de los relatos: Com Florbela em Navarra (revista Via Latina, Coimbra, 1991) y A Jóia (revista Marie Claire, 1994).
Sello salvaje
Existe un sello salvaje
que nos une
surco entre dos mareas
intransitable
vértice en la médula
peña saliente
vórtice paralelo al cínico polo
impúdica señal resultado
imponente razón reconstruida
imposible rasura
tonsura incompleta
mazmorra junto al agua soportada
imprudente calzado deslizante.
Al desdoblar el mapa
sobre la mesa
puntas de tenedor
chirrían contra los vasos
filos desequilibran
caídas.
El mapa ocupa el centro
y me desgarro el dedo
siguiendo involuciones
ríos secos transformados
en costras
que nos alfombran la espalda
y molestan bajo la chaqueta.
Demasiados volcanes
proliferan
queman en las pulpas
digitales impresos.
Impune asesinaba
si quisiera
paisaje contradice
y obedece
«me contradigo ¿y después?»
lóbrega materia sin principios
llena de precipicios
obsceno pincel que manejamos
los disfraces disimulan
atolladeros
cómplice ajuste de cañas
sobre vacíos
despeña transeúntes
y acelera.
Las nubes se deslizan sobre
sucios escenarios
ocasos recortan
testigos
peligrosas siluetas
disimulan.
¿Habrá en esta película happy end?
Fondo de desempleo
Una mariposa, un collar de coral
el muchacho no quiere saber nada de la competencia.
De momento está aquí
mañana puede sentarse en otro lado
no tiene opinión sobre nada
y nada ni nadie le desconvocan
de su cita con la indiferencia.
Vino de Colonia y a su regreso es el mismo
ha suprimido las hamburguesas
al lado de los pescadores.
El declive de la tarde sobre las rocas
no le clava en el alma
precipicios.
Un crepúsculo melancólico
le despierta a disgusto
recesiones
y pierde tiempo en descubrir al sol
la rubia muchacha inanimada
mientras revuelve
en la bolsita la hierba.
Al día siguiente con resignación
se saludan
y la tarde nos magulla
mineral.
La amaba y por la eternidad
la despedazaré,
el puñal que introduje
en las aurículas
cercenando el riachuelo
de las venas
será ahora amante
de Rosalía,
penetrará su espalda
buscando el corazón,
la vasija de la muerte
no es refugio
suficiente,
en el Infierno no hay
medias medidas.
Nos quedamos juntos
en el territorio condenado.
A pesar de la jauría de perros,
la dilaceración,
la brutal repetición del crimen
por los siglos de los siglos,
yo y mi amada
estamos libres de Dios
hasta el fin del mundo.
(Traducciones de José Ángel Cilleruelo)
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