lunes, 27 de agosto de 2012

7592.- JOSEP CARNER





Josep Carner
Josep Carner i Puig-Oriol (Barcelona, 9 de febrero de 1884 - Bruselas, 1970), fue un poeta, periodista, autor de teatro y traductor catalán. Es también conocido como el príncipe de los poetas catalanes.
En 1897 entró en la Universidad de Barcelona, donde descubrió el catalanismo. Obtiene la licenciatura en Derecho y Filosofía. En esa época colaboró en Montserrat y La Atlántida, entre otras revistas. Dirigió Catalunya (1903-1905), Empori (1907-1908) y Catalunya (1913-1914). En 1911 fue designado miembro de la Sección Filológica del Institut d'Estudis Catalans (Instituto de Estudios Catalanes, la academia de Cataluña), y colaboró con Pompeu Fabra en la fijación y el enriquecimiento de la lengua.
A principios del siglo XX se incorporó al periódico La Veu de Catalunya, donde escribió hasta 1928. En 1915 contrajo matrimonio con la chilena Carmen de Ossa, con la que tuvo dos hijos: Anna Maria y Josep.
Fue un renovador de la poesía, de la lengua, de la prosa. Creó un nuevo estilo de periodismo político. Junto a Enric Prat de la Riba, en la Mancomunidad, luchó por la profesionalización de la literatura catalana, que consideraba adolescente. Después de la muerte de aquel, en 1920, Carner se presentó en Madrid a unas oposiciones al cuerpo consular y, en marzo de 1921, ingresó en la carrera diplomática. Partió de España hacia Génova para instalarse allí con toda la familia como vicecónsul español. Ejerció cargos en Génova, San José de Costa Rica, La Haya, Hendaya, Beirut, Bruselas y París. Durante la guerra civil española se mantuvo fiel a la República y no volvió a residir en Cataluña.
Fue uno de los pocos diplomáticos que se mantuvo fiel a la República. Por ello en 1939 su alejamiento de Cataluña fue forzado. Se casa con la profesora y crítica literaria belga Émilie Noulet, su segunda esposa, y emprende el camino del exilio, primero a México (de 1939 a 1945), donde fue profesor en El Colegio de México, y después a Bélgica.

Obra poética

Josep Carner fue el primer poeta moderno de Cataluña. En sus poesías une la tradición clásica y trovadora de Petrarca con su talento individual que le permite conseguir una perfección gramatical y jugar mucho con la lengua. Une todas las tradiciones pero está más cercano a la didáctica del siglo XVIII.
Llibre dels poetes (1904)
Primer llibre de sonets (1905)
Els fruits saborosos (1906)
Segon llibre de sonets (1907)
Verger de les galanies (1911)
La paraula en el vent (1914)
Auques i ventalls (1914)
El cor quiet (1925)
El veire encantat (1933)
La primavera al poblet (1935)
Nabi (1941)
Paliers (1950)
Llunyania (1952)
Arbres (1953)
Poesía (1957) (colección reordenada y profundamente revisada de su obra anterior).
Absència (1957) (aunque apareció como sección de Poesía, puede considerarse un libro nuevo).
El tomb de l'any (1966)

Teatro

El giravolt de maig (1928) (que fue librillo para la ópera de Eduard Toldrà).
Misterio de Quanaxhuata (1943) (escrita en castellano en homenaje a México, país que acogió en el exilio a Carner).
El Ben Cofat i l'Altre (1951) (versión catalana del mismo autor del Misterio de Quanaxhuata).
Cop de vent (1966)

Prosa

L'idil·li dels nyanyos (1903)
La malvestat d'Oriana (1910)

Artículos, cuentos, juegos lingüísticos

Les planetes del verdum (1918)
Les bonhomies (1925)
Tres estels i un ròssec (1927)





Isla

¡Oh riscos sobre sendas danzarinas,
isla, soledad súbita, prodigio,
castillo en mar, que mira, evanescentes,
el navío, la nube! No te falta,
ni pares nunca, el roce de los días.
En tus grutas, las olas abren grietas,
tu brazo hacia la tierra va mermando,
tus pinos se despeinan, temerosos
del aullar de las móviles honduras.

¡En pie tú y yo! Por mucho que finjamos
alguna vez que somos como extraños
(es habitual que aun el amor separe),
¡juntos tú y yo! Vigilas mis latidos
ya desde que nací; formas, colores, 
me inventaste, que alientan mi vivir.
Cada mañana, al verme abrir los párpados,
te atreves a seguir con tu existencia.
Sin mis mañanas, ¿quién te reharía?

Inundas mis sentidos de embeleso:
el viento, con disfraz de espuma y polvo,
el cielo y su rebaño que da vueltas,
Proteo, el viejo mago de los cambios,
la vida, apremio del aliento inútil,
el delirio insensato que en la sangre 
sólo enciende el fulgor de la apariencia
y la virtud que, siempre sin amparo,
prueba el aire con su ángulo de alas.

Todo es señal, y no hay señal que dure.
¿Acaso puedes tú, risco bermejo,
en el encierro universal del tránsito,
aunque fuera verdad tu aire de roca,
evidencia de cuestas y de aristas;
aunque no fueras isla imaginaria,
hecha, rehecha y habitada en sueños, 
alzada con recuerdos e imposibles,
en mi espíritu sólo mensurables?

Tres veces isla: un apartado círculo
que de lejos me llama y no contesta,
otro, hecho de sombras que desfilan,
y otro, más cerca, de lamento y brumas.
Ya mis ojos se olvidan de la tierra,
y la resaca fluye entre mis dedos.
Y añoro el todo que en la luz despunta,
contemplada desde una cala ignota,
centro de un arco que me ampara y libra.

Que hoy cuando el sol descienda ante mi vista,
me encuentre listo aún para prender
un fuego, ojo sensible de lo oscuro,
labor final de los ocasos. —Isla,
¿cuándo dormir el sueño irrevocable?
¡Oh si pudieras, libre ya de carga,
como un barco bogar entre tinieblas,
sin indicio de surco en el silencio,
curvos los palos, mas la vela viva!

Traducido por Clara Curell





Nabí 


III

¿Pues qué saqué de haber huido,
por ocultar mi rostro, por saber si existías,
y estibarme, encogido, en lo hondo de la nave? 
Tú nos lanzaste
desde lo enjuto un viento enfurecido.
Toda hervor de venganza era la mar
y un frenesí de voces.
Hoyo pringoso nos sorbió, sin esperanza;
se alzaban cordilleras en pie, de un solo grito, 
y al cielo ensordecían, despeñándose.
Astillada su fuerza de un zarpazo,
ahogó el palo mayor su agravio en una ola.
Al grito «¡Alivia, alivia!»
por la borda, a pedazos, fue el batido aparejo. 
Y en tal apuro de fortuna aviesa
sangra uno por la frente, por la mejilla el otro; 
y cual si ya la oscura fosa nos tragara,
cada quien imploraba a su dios: Sol o Luna, 
la Hetera, el gran Bicorne, un peñasco o un pez. 
Un mal bandazo hirióme en la cabeza:
y la negra manada del turbión,
ya celadora de mi muerte,
husmeaba lo inseguro del hilo de mi vida.
y se alargó mi sueño en esa tempestad
hasta que me espetó el patrón, de pronto: 
―Despierta, y a tu dios al punto invoca; 
punza su pensamiento, hazle mudar;
tal vez es él quien tenga así fruncido el ceño: 
y si te ve nos salvará―.

Flaqueándome las piernas, subí al puente, 
y dijo un pescador detrás de mí:
―Negro se pone, de rencor, el cielo.
Alguno de esta nave enfureció a su dios.
Perderemos el fuste, la ganancia y la vida; 
más y más señorea cada ola;
alborotan aullando los monstruos de la mar.
¿Por culpa de uno moriremos?
Hay que saber por qué la nao va a tumbos
hasta la misma muerte.
Venid, cesad la loca gritería:
apiñados en ruedo, echemos suertes.

Y en mí, al momento, 
el buscado enemigo descubrieron: 
la adversa suerte
me había señalado.
Tenían prisa, 
pálidos de ojeriza y chillando de miedo; 
de su conspiración entraban y salían
en ramalazos de impaciencia.
―Sepamos, ahora, qué haces en la nave, traidor,
tus artes y tu signo:
dinos cuál es tu ley, y cuál tu pueblo.

―Mísero yo, el escondido en la estiba
(pues hasta de la luz recelaba, medroso),
os abro el corazón, ya que la muerte llega.
Soy de la tierra y la fe de Israel,
nacido entre pedrizas y matas calcinadas;
y adoro a Jehová, Dios de los cielos,
solitario señor de las estrellas
que creó la mar y lo enjuto;
y por Él soy guiado y fuera de Él perdido.
―¿Qué mal urdías al tomar la nave?
―He subido a esta nave por huir de Jehová.
Busqué sendas torcidas
intentando incumplir su voluntad.
Fuera grato, en mis rezos, el repetir su nombre, 
pero lejos, aquí, como quien bebe un filtro,
sin padecer
ni arrepentirme,
sin que me desvelaran zozobras, sin temer, 
y sin temblar ante el anuncio a mí confiado, 
ni acumular afrentas por los tristes caminos 
ni en vano correr mundo,
y nunca más en hojas, llamaradas o nubes, 
oír la Voz que me escogió.

Y respondió la gente de la marinería:
―Cuando es tan fiero un Dios, cual Jehová se ha mostrado, 
si un ataque de celos le acomete
loco está quien, al punto, el traidor no le entregue.
Pero la voluntad de tu Dios nos aturde,
no sabemos qué ordena con semejante viento.
―Agarradme ―les dije―, echadme por la borda,
y veréis cómo vuelve la bonanza.
Porque en congoja terminó mi huida
y avergonzado estoy de mi vileza 
y sé que Dios me llama
y que a su grito el mar se recreció.
Mas de piedad y de temor, con voz quebrada,
dijeron: ―Quizá su Dios, por él, quiera amainar―.
Cada cual le dio al remo, a la desesperada, 
hacia la costa, envuelta de nubes y de espuma:
con más afán aún, el mar se hizo montaña.
Los remos les cayeron de las manos. Entonces 
a Jehová alzaron los hombres gran clamor:
―Tú que castigas y acongojas
y nos dejas rendidos, sin vigor,
¡Dios de cejas feroces!,
Tú, que después de abierta la fosa que va y viene, 
donde el temporal bate nos revuelcas
por el triste esconderse de un huido:
¡si muere el hombre que persigues
tu abismo no nos trague!
Asunto tuyo es si a venganza te inclinas.
Tú eres quien dice: ―Así.
No lo echamos al mar, eres Tú quien lo arrojas; 
pon la otra mano, al punto lo recobras.
Hacerle puedes otra nao, si quieres, 
o una isla colocar bajo sus pies.

Lucro divino yo de tal contienda, 
arrojado fui al mar. En alboroto:
―A ver si Dios ―decían― lo recoge―.
Y abrió ventana el empapado cielo,
la mar perdió su hervor.

En la llanada, ya en bonanza,
un gran pez que Jehová junto a mí hizo saltar, 
de un gran bocado,
medio dormido, me tragó.
Yo, cuando en Jaffa la nave armó vela 
―cantos de locos, risas de los bravos―, 
escondrijo quería para mi ánimo;
pero Dios trastornó mi deslealtad
y en escondite dieron mis sentidos:
y en el vientre del pez permanecía,
ya liberada el alma, tres días y tres noches.

Traducido por José Agustín Goytisolo y Juan Ramón Masoliver






Ostende, 31 desembre 1949

Benignament fina l’any, amb peresa. 
Sota una boira, dels somnis despresa, 
faig, a l’atzar, un semblant de camí, 
alliberat de record i destí.

Relleus, colors s’apaivaguen, més tímids.―
Un rastre angèlic, un vel matiner
fa fonedissa la petja dels límits
en cel i mar, en arbreda i carrer.

Tel irreal, imagina d’emprendre
algun consol per a humils decebuts;
gris com l’argent, més lleuger que la cendra, 
manyagues fa les cruels certituds.

Ara, als vells arbres, desertes despulles, 
mirant de lluny, no se sap si hi ha fulles; 
darrera els vidres, de negres caients, 
potser tornaren mirades absents.

Benignament fina l’any, amb peresa. 
Sota una boira, dels somnis despresa, 
faig, a l’atzar, un semblant de camí, 
alliberat de record i destí.

Ah, si passades les ombres més denses, 
trobés encara aquest vel matiner, 
i, tot vagant, mig veiés les parences, 
mai no temut d’ésser boira també!

Ostende, 31 desembre 1949. Barcelona: 
Quaderns Crema, 1992. [1a publicació: Paliers, 1950]







A una font, en la nit

¿Per què et planys, i mortifiques 
el dolcíssim infinit,
oh la font, tu que somiques
i potser d'un mal petit?

¿És que enyores tes estones 
d’ignorant universal
dins l’espluga que abandones, 
orba entranya maternal?

¿Et fa por l’aura gelada 
que escabella el teu encís, 
o bé et punxa l’estelada 
reflectida a l’aiguadís?

Qui sap mai si, tota enveges 
i escarnida de l’estrany, 
com ma vida somiqueges,
mesquineta i amb afany.

¡Ah, qui fos les serralades, 
mar, ni un dia sota peu, 
arbre d’ales encantades, 
astre, lluny de tot arreu!

Oh la font, tu que llangueixes, 
oh germana, vulgues dir
si has plorat perquè existeixes 
o d’a penes existir.

A una font, en la nit. Barcelona: Lluís Gili, 1936.






Cor fidel

A una dolor que va al dellà del seny 
fa només l’Impossible cara tendra.―
El pur palau esdevingué pedreny: 
els murs són aire, el teginat és cendra.

I, lladre d’aquest lloc desposseït, 
palpant, caient, a poc a poc alçant-se, 
el descoratjament roda en la nit, 
rapisser del record i la frisança.

Jo sé d’on ve l’inesgotable foc
que animarà la morta polseguera.―
Veig l’últim monument en l’enderroc.

Jo pujaré, sense replans d’espera, 
cap al camí de l’alba fugissera
pel tros d’escala que no mena enlloc.

Cor fidel. Barcelona: Quaderns Crema, 1992. 
[1a publicació: Paliers, 1950]





Antologia

La galant noia 

Embandereu finestres i torratxes 
i venteu les campanes a desdir, 
ompliu el got de les millors garnatxes, 
mateu dotze pollastres i un garrí. 
Que el nunci cridi al ball de les morratxes 
i a una òpera amb piano i violí, 
i a processó, que jo us daré les atxes 
i diners per a música i llatí. 
Escampeu pel carrer murtra i jonquilla, 
que arribarà la noia que a mi em plau; 
té els cabells llargs i curta la faldilla 
i un cos de reina que se'n va a sarau. 
Quan ella salti de tartana, a fe, 
farem un -Oh!- tot empassant l'alè 

(D'Auques i ventalls, 1914) 






Inici del cant IV 

(Jonàs dins de la balena) 

Ni el pèlag que s'abissa ni el vent ja no em fan nosa. 
Mon seny en la fosca reneix. 
Ja só dins una gola més negra, millor closa; 
i crec, dins el ventre d'un peix. 

S'han esvaït, d'una bocada a l'embranzida, 
ma petitesa, mon esglai. 
Re no em distreu, dubte no m'heu, desig no em crida: 
Déu és el meu únic espai. 

(De Nabí, 1941) 








Els animals s'expliquen com bonament poden 

El lleó 

-Sóc un rei que només sua 
d'aquella amagada por 
de trepitjar-se la cua. 

El be 

-Quina cosa em passa a mi! 
Em diuen "Be", i és la sola 
paraula que jo els sé dir. 

El mosquit 

-Contra els que volen artistes, 
però els voldrien de franc, 
fet el meu poquet de música 
prenc una gota se sang. 

La rata 

-A un ratolí temerari, 
nebot meu, que és molt tossut, 
dic: -Vols fer-te saberut? 
Doncs rosega un diccionari. 

(De Museu Zoològic, 1963) 







El falcó 

El falcó de llargues ales, 
quin envestidor cruel! 
tot seguit que veu la presa 
es dispara des del cel. 

Estén tot el seu plomatge 
com en un adéu al cim; 
urpes i bec es convenen 
en el deler de llur cim 

Bat les ales, mou les urpes 
el tirà de cims llunyers; 
presa que ell hagi topada, 
no la topa ningú més. 


El gall 

-M'he guanyat cada lloança, 
cada crit d'admiració! 
Sóc el símbol de la França! 
I al corral, quan ve pitança, 
jo l'estreno, gall que só. 

Ja qui em guaita ho endevina: 
em pertoca de manar. 
El meu bec no és de joguina 
ni suporta cap gallina 
l'espurneig del meu mirar 

I si el sol, per la galvana 
que sa jaça li encomana, 
veu la boira i no la fon, 
-Què fas? -crido- tarambana! 
Treu el nas i alegra el món! 

(De Bestiari, 1964) 





Lletres tocatardanes (fragment) 

"El meu amic S. acaba de contestar a una lletra que jo vaig adreçar-li fa un any i mig. Li estic infinitament més agraït que no pas si m'hagués contestat a les 24 hores. Contestar a les 24 hores, és voler-se treure del damunt una obligació. Contestat al cap d'un any i mig és un fenomen extraordinàriament més delicat. Per espai de divuit mesos, més temps que una mare gràvida no porta el seu infant -exactament el doble de temps-, el meu amic m'ha portat en el si, o almenys hi ha portat la memòria de la meva lletra. Dir que en tot aquest temps ha tingut mandra, no seria sinó dar una versió grollera, calumniosa del fet. Res d'això: per a escriure'm necessitava un cert estat d'esperit, una certa inspiració estilística. Volia fer una obra tranquil.la i definitiva. La seva lletra de resposta, en el fons, s'anava formant en son esperit, a pleret, d'una manera subconscient. No creixia pas amb l'agosarament d'una carabassera, sinó amb la pausada majestat del roure. Ha vingut el moment que la resposta ha cristal·litzat en el seu esperit: aleshores, i només aleshores, el meu amic ha pres la ploma." 

(De Les bonhomies i altres proses, 1981) 


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