domingo, 19 de agosto de 2012

7446.- FREDY CHIKANGANA




FREDY  CHIKANGANA (Colombia, Lengua quechua yanaquna)

Su nombre en lengua indígena es Wiñay Mallki que significa raíz que permanece en el tiempo.  Escritor y Poeta  Indígena Quechua, de la Nación Yanakuna Mitmak, del Sur-Oriente del Cauca, Colombia. En el año 1993 obtuvo el premio de poesía,  “Humanidad y palabra”, Universidad Nacional de Colombia.  En el 2008 Obtuvo el premio Nosside de Poesía Global Multilingüe realizado en Italia.  Sus poemas han sido publicados en revistas y periódicos nacionales e internacionales, entre los cuales se destacan: Revista Etnografist (Suecia), Publicación Kontakt (Dinamarca), Poetry internacional (Holanda) Magazín del Espectador,  Magazín del El Tiempo, Casa Silva de Poesía, (Colombia); Antología de Literatura Indígena de América, (Chile 1998). Ha participado en encuentros continentales y en eventos nacionales de Escritores en Lenguas Indígenas en México, Venezuela, Chile, Ecuador, Perú, Estados Unidos, Italia. Invitado en varias ocasiones a participar en el Festival Internacional de Poesía de Medellín. Ha publicado los libros: Kentipay Llattantutamanta/El colibrí de la noche desnuda (2008) y Samay Pisccok pponccopi  muschcoypa/Espiritu de pájaro en pozos del ensueño (2010), El circulo de la palabra, Universidad Externado (2011).
Su trabajo literario propone “el retorno a la memoria y aprehensión de los colores desde la madre tierra, el amor, la vida y la muerte”. Ha sido impulsor de  trabajos organizativos que propenden por el fortalecimiento de identidad de su gente y por el florecimiento del mundo Quechua a partir del quehacer de  “oralitura” que comparte con hermanos nativos en el Continente Americano. Con su trabajo se ha logrado la recuperación y construcción de espacios sagrados para la Nación Yanakuna en el sur del país como es la Yachay Wassi que significa casa del saber y la palabra.



Tiene vida

Tiene vida nuevamente el pajonal untado de rocío de mis sueños 

Tiene vida nuevamente el pájaro desterrado de su nido 

Tienen vida nuevamente las dulces palabras de noche florecida 

Tiene vida nuevamente la duda del hermano 

Algún día hablaré.

Diré: 
No estoy solo entre nosotros
Estoy aquí a la vista, buscando en el pajonal,
Buscando en los cantos de los pájaros 
Desnudando dulces palabras en la noche
Despertando al desmemoriado,
Floreciendo,
Floreciendo,
Floreciendo...





Masacre indígena

No tengo nada que decir sobre el tiempo y el espacio que se nos vino encima;

Todo está dicho.

Que hablen los ríos desde su agonía, que hablen las serpientes que se arrastran por las ciudades y los pueblos, que algo digan las palomas desde sus ensangrentados nidos;

Yo, Hijo de las tierras ancestrales, no tengo nada que decir;

Todo está dicho.

Esos soles transcurridos también algo tendrán en su memoria

Aquellas lunas que lloran con la lluvia algo tendrán en sus recuerdos de amargura

Los árboles, los peces, el último arco iris dorado
Ellos tendrán algo entre sus quejas

Yo, hijo de los dolores y esperanzas, nada tengo que decir;

Todo está dicho. 







Palabras yanacona

Palabra de abuelo:
– “No sigas a ese pájaro gris que lleva al despeñadero; es pájaro de muerte”.

Palabra de abuela:
– “No juegues con fuego que hace orinar en cama, es frío dentro de cuerpo”.

Palabra de Taita:
– “Haz caso al abuelo, hay que pagar pa’ cazar”.

Palabra de mamita:
– “Haz caso a la abuela; hay que pagar para jugar con el fuego”.

Palabra de pájaro gris:
– “Abuelo de mal agüero; es hombre desconfiado”.

Palabra de fuego:
– “Abuela de mal presagio; es mujer maliciosa”. 

Palabra de mi corazón:
– “Bienvenido el misterio; alienta este canto”.








Espíritus de la noche

El cuerpo de la noche desnuda
trae nuestros muertos en luces multicolores
que como círculos diminutos nos examinan
y nos hacen vibrar de alegría y de miedo
a estos espacios lejanos habitados por siempre
ellos -los muertos- acuden a cuidar sus chagras,
sus seres queridos, sus chozas, sus amores secretos.

Pero esta noche temida y amada
trae también los espíritus malos y buenos
los que zumban como el colibrí nocturno
entre el relampagueo y los ríos (waikos) bravíos
anunciando la lluvia o el verano según su chillido

Trae los espíritus Aukas que son niño y niña
memoria del tiempo cuando fueron sangre para los Dioses, 
para los Wuaikos, 
para los Urkos y Volcanes sagrados.

Noche de fuego es también;
la luciérnaga que persigue la sombra de nuestros cuerpos
y apaga su vida entre viejos troncos
que vibran bajo su luz.






El durazno en tía julia

Y un día en mi memoria
de rojos geranios y loros waunanas
la voz de tía julia se trepo al durazno;
acarició suavemente al viento y
palmoteó mi espalda. Doblo la esquina de
mi remota huella y se quedo dormida en la mitad del tiempo.
Desde mi recuerdo, se agolpan entonces, las pequeñas hormigas 
de la tía Julia;
las hormigas que siempre husmeaban por entre los diarios,
las que hundían sus labios entre hermosas piñas y verdes curubas,
aquellas que desnudaban cebollas y ajos para comidas futuras. 
Incansables hormigas
que se marchitaron entre el fuego ardiente y
/la harina cocida.

Hoy ya no estas tía Julia,
/así es la vida.
Un mes antes de tu muerte, los Yanaconas ya lo sabíamos. Se lo dijo Yolanda 
a tu sobrina Esperanza cuando el durazno floreció como nunca y el dulce era
suave como tu espíritu
/la flor del durazno esta anunciando la muerte
del que abonó la raíz,
/esta llorando la ausencia de la mano amiga,
/se esta alimentando de la flor de la vida para avisar la muerte.
/y te fuiste,
y como el durazno vivimos tu ausencia. Hoy nos vestimos de flores
para recordar tu mano,
tu espíritu inquieto ante el mundo del indio,
el zas de tus chanclas trepando incómodamente por las escaleras,
las canas con las que el viento bromeaba,
la menudita sombra de explosión de vocales,
aquella mirada redonda y perdida como la rutina, mirada de encierro como
aquella del loro waunana
/que sobre el patio canta con sus alas rotas.

De ti y para ti lo mejor del durazno tía Julia
aun eres vida desde las cenizas que desde el patio anida polluelos y aroma 
geranios.







Soy Yanacona

Soy Yanacona
de tierra americana
de los rebeldes del Macizo amado.

Yo reivindico a los Yanas de fuego
a los hijos y adoradores de Jucas,
a los Yanas que son serpiente.

Vengo desde mi piel de agua
y soy fruta de páramo.

Traigo el misterio y la altivez de la llama
soy Yanacona,
de aquellos que se levantan desde las cenizas
de los que hacen fuego
con la última brasa.

Soy pueblo;
soy de maíz y de barro
soy tierra ancestral
placenta viva
en el fondo de América.







El pájaro color arco iris

El pájaro color arco iris, surcador de los surcos, cantador de la lluvia
Partió del nido y no ha vuelto aún. 

No hay canto sobre los altos jiguas, ni colores fugaces sobre el firmamento;
Sus nidos de redondas puertas se enfrían cada noche y los árboles lloran el tamborear de los picos.

Qué triste es partir de la tierra que nos dio comida,
Del viento que nos vio jugar sobre las verdes pampas
De la noche y la luna jugando con nuestras sombras
De aquellos caminos que agitan el alma.

El pájaro color arco iris, tú y yo y otros yanaconas nos fuimos del nido:
Emigramos buscando nuevos caminos o huyendo de la escasez de la chacra;
Partimos, sin partir de la madre.
Huímos, sin huir del fuego hecho placenta.

Algún día volveremos desde el techo de hierro huyendo del áspero sabor del aroma y
el ruido que carcome el cuerpo. 

Volveremos cantando,
como el pájaro color arco iris que nos mira desde la distancia.

Volveremos para besar los tapukus, 
Para animar la vida de Jukas que en los bosques gime,
Para irnos a buscar la serpiente que bulle sobre los Yakus
Para seguir siendo pájaros que anidan el alma.


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