martes, 14 de agosto de 2012

ADOLFO CASTAÑÓN [7.403]


Adolfo Castañón 

(Ciudad de México, 8 de agosto de 1952) es un poeta, ensayista, editor y crítico literario mexicano.

Estudioso de las letras y gastrónomo completamente autodidacta, ha sido miembro del consejo de redacción de varias revistas en Latinoamérica, entre las que se encuentran La Cultura en México, Suplemento de Siempre!, Vuelta, Letras Libres y Gradivia. Laboró durante más de 30 años en el Fondo de Cultura Económica donde desempeñó distintos cargos del oficio editorial.
Gran lector de todos los géneros, es también admirador y estudioso de la obra de Alfonso Reyes, de quien ha dicho que fue "el poeta y crítico que sentó las bases de un canon moderno de la prosa y del verso para las letras mexicanas e hispanoamericanas".

Ingresó a la Academia Mexicana de la Lengua en marzo de 2005, ocupando la silla número dos de la institución, que antes perteneciera a Francisco Monterde y a Héctor Azar. Por sus publicaciones ha recibido el Premio Diana Moreno Toscano (1976) y el Premio Mazatlán de Literatura 1995.

De Castañón, Aurelio Asián ha dicho: «Quizá no hay más puro escritor que Castañón, quizá no haya persona más esencialmente literaria que él. En Castañón, oralidad y literatura, pensamiento y expresión, intuición y sintaxis, surgen como simultánea profundidad y superficie».

El 16 de enero de 2009 se publicó en diversos medios especializados que Castañón fue merecedor del Premio Xavier Villaurrutia de 2008, máximo galardón para las letras mexicanas, por Viaje a México. Ensayos, crónicas y retratos. En 2009, fue ganador del Premio Nacional de Periodismo José Pagés Llergo —en su modalidad de publicación o programa cultural por televisión— por su programa Los maestros detrás de las ideas, transmitido por TV UNAM.

Obra

Fuera del aire (cuentos, 1978)
El reyezuelo (cuentos, 1978)
Cheque y carnaval (1978)
El pabellón de la límpida soledad (cuentos, 1991)
Alfonso Reyes Ochoa, Caballero de la voz errante (1991)
El mito del editor y otros ensayos (1993)
Sombra pido a una fuente (1994)
Arbitrario de literatura mexicana (Paseos I) (1993)
Macrocefalia, en colaboración con Jaime Moreno Villareal y Fabio Morábito (1994).
La gruta tiene dos entradas (Paseos II) (1995), Premio Mazatlán de Literatura 1995
El jardín de los eunucos (Paseos III) (1996)
Lugares que pasan (IV) (1998)
Tránsito de Octavio Paz (1914-1998) (1999)
Grano de sal (2000)
A veces prosa (cuentos, 2003)
La campana y el tiempo (Poemas 1973-2003) (2004)
Viaje a México. Ensayos, crónicas y retratos (2008)
También tradujo Después de Babel de George Steiner y Ensayo sobre el origen de las lenguas de J. J. Rousseau (ambos publicados por el FCE).


Tsunami

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campana


Horizontes

A la intemperie, a la intemperie
En el aire abierto
Bajo los cielos sin nubes
Al rayo del sol
Al filo del eclipse
Contra el viento
que aúlla como un animal
Contra el látigo sucio de las lluvias
Sobre la seda transparente de la brisa:
Al filo de la roca que se desmorona
en las aguas del sueño
Al aire libre
En la altura descubierta
Sobre las llanuras desconcertantes
Más allá de las techumbres
Y de los árboles
Más allá de los ríos humanos
y de los bosques de letras
En el eje ubicuo del silencio
cierro los ojos
Busco en mi interior el horizonte


“Recuerdos de Coyoacán”


(FRAGMENTO 1)

Entre Donceles y Tacuba
entre Hidalgo y Allende
La ciudad dormía
entre sus nombres
El país soñaba con la Ciudad
Todas las ciudades de México
eran la misma ciudad de México
soñando los mismos nombres
(Un abogado en cada hijo)
El Águila y la Serpiente
se reproducen a huevo

Águila Madre Culebra
Obra cascabel del aire
Ave Marina que estás con nosotros
Devoraruinas Comebasura
crece tu falda de escombros

detritus de vidrio
sobre los bordes manchados
por los hexagramas de la peste
¿Sabes dónde está enterrado Moctezuma?
En el Valle desierto
por
el camino crepúsculo
por las sombras herederas de otros pasos
sobre las azoteas
en los balcones
el amor y la marihuana en la noche líquida
los labios se abren con un soplo
los héroes sin ojos ni pies
y sin tumba ni monumento
no son héroes dicen
a tientas
con la guía clamorosa del rumor

Más de quinientos muertos
quién sabe cuántos desaparecidos
La voz no dejaba de preguntar
el nombre del Fuego Viejo
en el nombre del Fuego Nuevo
la palabra de la serpiente
el número de la oscuridad y de su espejo
la letra del cielo en llama
la cifra de piedra en la luz

Y el cuento de nunca acabar:
el cuento de una larga noche triste
Aullaban
nombres calcinados
las ambulancias


(FRAGMENTO 2)

Creadora del Cielo y de la Tierra
La voz no sabía si dormía
si sólo callaba entre escombros
si deletreaba casonas leprosas
como quien toca la piel de un abuelo
Si el lenguaje soñaba una ciudad
dormida entre sus nombres
Si cada paso es un nombre
si las sombras en el eje de la Plaza
¿dónde yace el taciturno Moctezuma?
Si con los pies en los ojos
despiertan en su Fiesta Muertos
Y todavía me preguntas
si es mejor espejo Freud o Jung
si la serpiente dormía con los ojos abiertos
si en el Metro la tierra era otra
o la misma semilla de los periódicos
que sabía a libertad
pero alimentaba el rencor
la memoria imperdonable:
a tientas por la ciudad

la brújula del rencor
Este país se muere con los ojos abiertos
las botas puestas
Crece la noche triste como un árbol
y a cada pregunta te abre los ojos

Porque sabes que siempre te he querido:
si muero lejos de ti
ciudad de pantanos desecados
boca de rumor
ojos de tolvanera
dime si soy el mismo
si feliz
en el aire oscuro
de tu historia intacta/manoseada
entre ruinas y días de feria
ambulantes los muertos
éramos nosotros
y nuestros pies párpados
por las escalinatas
bajo
la pirámide

Buscábamos un maestro
nos devolvían cadáveres
embalsamados a la luz pública



A la memoria  de 
Eikichi   Hayashiya (1920–2016),
amigo  y traductor  de Octavio Paz, 
lector  de  Matsuo  Basho



Una silla y una mesa
ante el jardín
¿Una terraza con sombra?
Es un alto balcón
hecho de años y atención
adornado por algarabías
gorjeos, cantares
Desde esta altura
miro la ciudad
como un lago petrificado
En lo alto de la montaña
soy montaña
El sol quema la superficie
de mis piedras
el zumbido de las chicharras
hiere el oído demoniaco del mediodía
No hay reloj
Las horas se miden por la luz
a la luz las nubes le van poniendo grados
Sube el calor como el humo de un incendio
aislado en las montañas
Llegan hasta aquí los ecos de las noticias
con su olor a yesca recién quemada





Mañana -me anuncia con su carcajada
un pájaro—
vendrán unos amigos
Ayer nos visitó una pareja
de aves azules con largas colas brillantes
Miro la tierra en el sonido del viento
que pasa entre las ramas del bambú
A lo lejos el motor de una avioneta
pone al cielo de esta tarjeta postal un timbre
Ayer viajé tinta adentro
por  un  antiguo  mapa  venerable
La maleza de la caligrafía japonesa
no me impidió visitar lugares y santuarios
Iba siguiendo a un par de hombres :
uno le abría paso a otro
como si fuese un maestro
–lo era
Los vi recoger como guijarros
vistas instantáneas del camino
A cada trecho
se detenían a saludar
aquí un insecto
allá una gota trémula
posada como mariposa
sobre una hoja
Abrían sus cuadernos
de vez en cuando
y volaban hacia adentro
con pesadas alas de tinta negra





Yo los seguía en su camino
en aquel bosque fantasma
entrevisto desde el balcón de mi terraza
no veía ni oía yo a nadie
salvo el canto sordo
de los acentos
sobre las vocales
Un pájaro canta
detrás de otro
jugando a las escondidas
Los troncos gimen
No me siento ajeno
al canto del gallo
que saluda en la madrugada a la tierra.



CONSEJOS PARA EL ERRANTE

No tardes demasiado en volver
Regresa cuando todavía
el sol en las bardas
te pueda traer
hacia tu propia playa

No tardes demasiado
el camino
el recuerdo de la casa
la nostalgia de la puerta
son una constelación tan fugaz
como este doble arcoiris
que abrió
puertas al milagro.



COMO QUIEN QUITA PIEL A UN FRUTO

Si eres fruta
come los labios que te comen
y dibujan rombos entre dos lenguas
que se trenzan en su bóveda boca

Al adentrarme en ti
me abro y estrellas
al ir hacia tus brasas yelo

Mis ojos te oyen ulular
mientras te agito como una bandera
tiembla en su fuego:
tus dientes se hacen ojos

Soy polvo bailando
al compás de tu soplo
cicatriz enamorada
llaga cantarina

De tanto que  muero muerdes
Caigo desaliento
de tanto subirte
(El placer juega
a los palos chinos)


*


Nos ahogamos uno al otro
Delfines surcando espumas
ángeles de hielo en vilo
espejismos entre rocas
riscos altaneros

Apenas cierro los ojos
llega tu eco quitándose
la piel como una fruta

Este alfabeto se escribe
y lee desde ambos lados del espejo
sus letras rasguñan instantes entredientes
No hay pausa no
Dime que ya no



¿ESE VICIO IMPUNE?

No le creas al que te dice
que la lectura no tiene castigo.
Leer puede costar la vida.
Pregúntaselo al aprendiz
caído en la fosa común.
Al lector de periódicos
que dejó de envolver
la carne para la perra
en una hoja de diario
y se puso rumiar.

Leer es más peligroso
de lo que el otro se imagina.
“El que añade conocimiento,
aumenta el dolor”.
Para la herida producida
por leer,
no hay paliativos.
Sobre todo,
trata de no re-leer,
y de no pensar.
Hasta esta gimnasia
puede ser un riesgo.
¿Qué hacer?
Quizá,
seguir tomándote fotos
hasta que te acabe la luz.






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