jueves, 6 de enero de 2011

2788.- RAÚL MANSILLA


Raul Mansilla Nació en Comodoro Rivadavia. Chubut, Patagonia Argentina. Ha publicado: "Mariaísmo" 1988 (Universidad Nacional Del Comahue. "De la Construcción de Mitos y otros sucesos", Publicado por el Fondo Nacional de las Artes. "Las Estaciones de la Sed" Ed. Ultimo Reino. 1992. Vive actualmente en la Provincia del Neuquén.





Soñando a Marylin en el Limay

Mojó sus dos dedos de frente en el Río Limay
Sacudió su cabello exprimido por el vino en caja
y otras sustancias on the rocks
Se tiró panza arriba y a dormir.
Los pájaros hacían la suya, los grandes picoteaban con
sabiduría, los chicos y las chicas, ya se sabe,
chapoteaban.

Cuando abrió los ojos quiso hacer animales
con las nubes, pero Neuquén no era la rioja,
y acá hay otras nubes, son como cuadros de Modigliani,
estiradas, prontas a retirarse a mejor vida, dentro de
botellas New Age.

De nuevo cerró los ojos y pensó en el viento de pampa
salamanca levantando el vestido de marylin monroe y
no sólo se humedeció el mundo en ese momento
personal sino que se paró y no continuó la vida contra
lo que solía decir Darwin.

El viento comenzó a correr como dos EPULUF,
dirían los mapuches. El viento, y pensó en los
camiones volcados en comodoro, y dijo: "no todo
es seda, el viento de picún nace en la mawida roja
del chachil,

y en su corta vida deja capullos de neneo y
jarilla en las puertas de los intrusos que miran
al oeste".








TEXTUAL

Aunque la oralidad es la que más pierde, sonó
nuevamente un río, el chubut, que fue soñado
tantas veces, eso no impidió que el agente le
pegara despacito en la pierna,
pidiéndole que se levantara,
porque había familias con niños que también
correteaban EPULEF
y que debía lavarse la cara si no quería ir a la
seccional y también le pidieron documentos
que tenía pero estaban húmedos
como la bombacha de marylin.

Oralidad esquizoide, Ediciones del Genpin, 2010.





de "El héroe del líquido"

Parte I: El héroe del líquido


EL HEROE DEL LIQUIDO

I

Nadie lo llamó.
Nadie le ordenó renacer, en nombre del liquido elemento,
de las cenizas metálicas por la que los pájaros morían.
Nadie le dijo "se Fénix, se el abuelo, el padre,
sécate en el alba, humedece el desierto; te necesitan"

No estaba escrito en los espejos.
No estaba puesto en palabras y fue convirtiéndose en odio.
Un alfabeto mudo en el infierno.


II

Una vez incorporado hacia el cielo,
hizo contacto con el aire, la química del viento.

Dentro del niño, como habitáculo feroz
un hombre bebió hasta quedar liquidado.

Era la noche y Comodoro Rivadavia
se escurría bajo el pecho del héroe de líquido.


III

Una tarde, ocho litros, ocho,
corrieron por la noche del joven que traía las botellas.

Un correo del demonio, abriéndose paso por las casas vacías.
Un héroe del líquido volando por la lengua de la sed.


IV

Lenguaje deseado del desierto,
en el fondo, y a la espera,
los reyes borrachos festejaban
el óxido de Dios.


V

Adónde estaba el mundo en ese entonces?
Quién escribió la historia del alcohol
en la playa de un camión sin cielo?


VI

Qué código genético, de barras,
tuvo el extraño infante argentino
mientras corría el himno líquido
en mil novecientos setenta y ocho?

Quién rompió a llantos
los vidrios de la antigua iglesia
mientras Kempes convertía el gol.


VII

Liquidado,
sin saber discriminar entre los tanques de Y.P.F.
y las liebres que cruzaban el camino,
miró por sobre los lentes húmedos de miedo,
que buscaban una esquina sobre el viaje.


VIII

Llegó una noche a Metrópolis
y explicó su vida en humedad.
Vivió en lugares comunes y tuvo casilla de correo.
Amó, odió y se tomó las copas de los árboles.

Colocó su figura raída
en un barco de Parque Lezama
y con la madre de todas las botellas
apagó los fuegos de la guerra.


IX

Baldío, desvastado, yermo,
buscó su garganta en los tachos de basura.

A nadie le quedaban años esa noche,
todo estaba por morir,
mientras Penélope tejía con la peor sangre de los viajes
a la incendiada Capital.


X

Una mañana, comenzó a brillar una palabra,
un nombre flotaba en el Caronte,
y rompió la cáscara de vidrio.

Esas letras, ese nombre,
ocuparon sus ojos y el cielo de botellas se abrió.


XI

Una noche, borracho, sobre el ruido de los autos,
no pudo recordar dónde terminaba el cuerpo.


XII

Un niño, un joven, un anciano,
hurgan en un mar de botellas.

Buscan un mensaje, pero sólo Dios sabe
que vidrio guarda ese lenguaje de perlas
tan seco como el sol.


XIII

"Hombres acabados en sus bordes,
todos acabarán igual,
depuestos por la sed,
mientras intentan sacar
su destino miserable de los vidrios."







EL HEROE CAIDO

Lo llamarán a la hora de los lobos,
cuando esté impresentable.

Fuera de foco, la bestia,
negará tres veces el sentido de las puertas
y se tragará las llaves líquidas,
que girarán en falso en su cuerpo.

Nunca lo abrirán.

Vendrán con hachas las linternas ciclópeas,
a destruir la hora que el señaló con sangre,
se perderán,
por el baldío de senderos bifurcados,
se perderán en pistas falsas.

Habrá especialistas frente a él,
volcarán su contorno en palabras,
pero el sólo sacará la lengua,
mutilada y pastosa, sin nombre del Señor.

Un arma líquida en el fuego de la noche
acabará con el,
una manta verde tapará su oscuro cuerpo,
y no harán falta las esposas del cabo.

Cuando sea iluminado el flash
y las cámaras que filman,
muchos habrán terminado de cenar,
entre el ulular de las sirenas,
y la noche que se abre,
----------------------PAR
--------------------------en
------------------------------PAR.







EL ORO DE LOS TONTOS

Nada es oro en la mirada del héroe.
La fe ha sido abandonada y no hay nada que inventar.

Nada que curar, nada que nadar.

Nada que negar, las ramas ya están,
sobre el árbol del que cuelgan, líquidos,
el padre del padre del padre de su padre.

Nombres mudos e hijos naturales del alcohol.

Ni cruces de madera en las pupilas dan razones valederas.

Ni el arroz arrojado por Dios a los felices,
ni las madres recordando su futuro en el espejo.

Oro de los tontos.
El silencio es negro y blanco, sólido y gaseoso,
y se proyecta líquido en la pupila del héroe
que mira la vieja foto en donde está tan claro el crimen
y tan borroso el asesino.









EL CARPINTERO LIQUIDO

Cuando entendió la geometría del paisaje
ya se habían borrado los paralelos y las sombras.

Mudo, no tuvo palabras para definir la soledad.

Perdido, en un mapa de viaje,
Ni un punto de vista, siquiera, ni un mojón.

Precariamente, hizo una casa de madera,
de la que yo salí una noche,
cuando entró el alcohol.

Extraviado, y ya sin tonos,
exaltó colores que dijo tener en la manga,
y los griegos entraron a la miseria del hogar,
en un caballo delgado,
sin equilibrio,
inverosímil.







EL LADRON

No se enmascara el héroe,
ya se ha detenido en los objetos de los otros,
y ha sido devuelto como espejo hacía la perversa situación de robo.
Quién ha sido sustraído el objeto o el hombre?

Destilado en la ruta, viaja sin poder hacia el presente.

No hay bondad en los contornos, en el cielo, las paredes.
la música:
solo luces de vasos artificiales en el firmamento.

Nadie puede amar a los enmascarados.

Y no es Venecia la patagonia citada, y la belleza ausente,
y el robo del siglo.

Todo solitario es ladrón.
Tanto el líquido como la vieja pared de ladrillo no pudieron retener
el amor que goteo deseando ser una estalactita.

Desollado en su incapacidad de mirar hacia el costado,
el ladrón solo descansa en la borra asesina
que indica el camino desde el fondo de todos los vasos.







EL BARRIO LIQUIDO DEL HEROE

Sepultado entre cientos de viviendas,
yace lo que fue de niño.

Oculto por signos de cemento que lo niegan,
es devuelto por la luz.

Se repite en las ventanas rotas,
donde en cada trozo crece, todavía el padre,
volviendo borracho y a las diez.

Bajo las viviendas, tiembla la cabeza del joven,
entre varias capas de alcohol,
mientras la noche es un revolver de vidrio
y la madre gime
en los rincones del diablo.








EL CUADRO DEL HEROE

Cómo las muñecas rusas, el cuadro muestra
heridas, por donde entran aldeas
que pintan el mundo, su mundo.

Entre superficie y fondo,
entre botella y botella,
uno tras otro el rostro, uno tras otro.

Y la mujer repetida en el papel
y el derrotero de la física,
y el camino de todos los perdidos,
y la imagen,
con senderos al crimen.

El cuadro en la pared,
con heroínas rusas,
que entran y salen de los inundados ojos del héroe,
que no alcanza a ver el oro en la foto
ni los cadáveres,
esperando,
ser enterrados,
dignamente.








HEROE TEMBLANDO EN EL BAR

El hombre que tiembla en el bar,
repasa sus días en el vidrio de la copa.
Busca en su pérfido cristal al niño,
que lavó el oro en las lágrimas de un tonto.

Hurga en el barrio viejo los restos del muerto,
que pesa cada día mas.

Sábanas, ortigas y alcohol.

Agujas de botellas,
el hombre que tiembla en el bar anuncia su caída en el reloj,
que nada sabe de héroes
ni el lenguaje de las copas es un bote a las dos.

Y no es dorado el paisaje ni bucólico el rostro del héroe,
que lleva la copa vacía hacia la verdad intensa,
que no dice nada pero justifica
la presencia del hombre arrumbado
en la butaca mas sola del mundo.








LA SANGRE DEL HEROE

Pieza móvil, en el suelo petrifica el aviso,
de que es el extremo del líquido.

Subvierte la baldosa blanca,
no sabe escapar de su color.

No extraña la vena abandonada,
sabe su destino,
supo ser vida,
ahora sabe perderse,
en los zapatos de todos los curiosos
que miran al asesinado receptáculo
de vidrio.








LA CONSTRUCCION DE LA PERLA

I

Con la misma persistencia que sus antepasados
una suma de gotas horadan al hombre en la mesa del bar.

Y entre todos, hacen el héroe, la perla,
la roja promesa nacional,
envuelto en la madera, el vaso, el caos, el mozo
y el cuadro de tres pesos.


II

Una marea de vasos y hasta el cuello,
en la ruta preferida, dos veces, el hombre,
mojado por su sed.


III

Una mesa soportando la historia del alcohol.
una perla naciendo de la destrucción.


IV

En la calle, barcos que partieron, niños pidiendo un baño a su madre,
portones donde se ha excedido el sol
y en la vejez del líquido toda su familia,
boca abajo en la humedad.


V

En el vaso,
las últimas naves a punto de ser incendiadas
por el tinto destino que horada a los felices.







MUERTE LIQUIDA

Saciada al fin la enorme sed
y envuelto en el objeto de su destrucción
parte hacia el suelo el héroe del líquido.

Procesión de ataúdes de botella,
cenizas de vidrio arrojadas al mar,
hijos quebrados en el techo:
fervoroso panorama de la destrucción.

El único crimen perfecto ha sido cometido,
y un hombre, parte,
espeso,
hacía el líquido final.



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